Estudios


Gracias a la inteligencia artificial, la lingüística, la estilometría y un método de trabajo que se nutre del análisis de cartas y manuscritos medievales, Jean-Baptiste Camps y Florian Cafiero han conseguido descubrir la identidad del misterioso Q, el autor de los mensajes que están en el origen de una de las fantasías conspirativas más ramificadas del siglo.