El tema de la inmigración está más presente que nunca en la agenda política y mediática, sobre todo en Europa: ya sea a nivel europeo, con los debates aún inacabados sobre una nueva política común en materia de asilo y migración, o a nivel nacional, como ilustran las últimas campañas electorales en los distintos Estados miembros y el claro auge de los partidos que hacen de la inmigración su principal (o único) asunto programático. Mirando más allá de estas agendas a corto plazo, como hicimos en su momento durante el Covid-19, presentamos un retrato exhaustivo de la migración mundial en tiempos de guerra en Ucrania. 

1 – La migración vuelve a la agenda política en Europa

Aunque la pandemia paralizó la migración internacional, como informamos en la primavera de 2020, en los últimos meses se ha producido un resurgimiento del debate sobre estas cuestiones en la mayoría de los países de la Unión. Varios acontecimientos hacen eco de la actualidad migratoria europea en este 2023:

  • En Lampedusa (Italia), la llegada de 7 mil migrantes en el transcurso de dos días en septiembre provocó la saturación de las instalaciones de acogida de la isla, lo que llevó a las autoridades locales a declarar el estado de emergencia y a regresar al primer plano el debate sobre la solidaridad entre los Estados miembros en materia de acogida.
  • En el Mediterráneo, el naufragio a mediados de junio de un barco que transportaba a 750 personas, que causó la muerte de por lo menos 79 de ellas frente a las costas griegas, fue seguido por el de otro barco, que causó la muerte de unas 40 personas cerca de la isla italiana de Lampedusa. En abril, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) anunció que el primer trimestre de 2023 había sido el más mortífero en el Mediterráneo desde 2017.
  • En Serbia, el bosque de Makova Sedmica, cerca de Subotica, al norte del país y que se encuentra en la llamada «ruta de los Balcanes» hacia Hungría, fue escenario de enfrentamientos entre exiliados y contrabandistas, así como entre exiliados y fuerzas del orden húngaras. Al mismo tiempo, los exiliados alojados en el campo de Subotica revelaron que ya no tenían acceso a instalaciones sanitarias decentes.
  • En Francia, el ataque con cuchillo a seis personas, entre ellas cuatro niños, en Annecy por parte de un refugiado sirio al que se había concedido asilo en Suecia, que se declaraba cristiano y al que se le habían diagnosticado trastornos psiquiátricos, recibió amplia cobertura mediática y reavivó el debate sobre el asilo en Europa.
  • A finales de junio, Marruecos organizó un Foro Social Magrebí sobre Migración, en el marco de la conmemoración de la tragedia ocurrida un año antes en la frontera con el enclave español de Melilla, en la que murieron 23 personas.
  • Polonia ha anunciado que el muro que ha construido en la frontera con Bielorrusia ya cuenta con tecnologías operativas (vigilancia y detección, diurna y nocturna), en respuesta al gran número de migrantes procedentes de Irak y Siria que Bielorrusia está enviando a su territorio desde 2021. Como consecuencia, actualmente se impide a muchas familias entrar en Polonia y regresar a Bielorrusia. Polonia, que también acoge al mayor número de refugiados ucranianos, pretende hacer lo mismo a lo largo de su frontera con el enclave ruso de Kaliningrado.
  • En el Canal de la Mancha, el acuerdo firmado en noviembre de 2022 entre el Reino Unido y Francia para asegurar la frontera marítima no ha frenado los cruces, naufragios y ahogamientos. El 11 de junio, 616 personas intentaron cruzar el Canal de la Mancha, la cifra más alta en 2023.

2 – La migración mundial en cifras

Más allá de su actualidad y su manejo mediático, la migración es una cuestión a largo plazo que debe estudiarse desde varios ángulos. Para entender mejor de qué estamos hablando, hemos incluido el artículo mencionado algunas claves léxicas. Recordemos que la definición del término «migrante» no es fija, aunque todas las definiciones incluyen un cambio de residencia a lo largo de la vida de una persona. ¿De qué y cuántas personas estamos hablando?

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)1, en 2020 una de cada 30 personas en todo el mundo sería un migrante internacional, es decir, viviría en un país distinto de aquel en el que habría nacido. Esto significa que habría 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, frente a 153 millones en 1990. Casi tantos como la población de Indonesia, la cuarta del mundo. Europa y Asia concentran casi dos tercios de los migrantes internacionales, con 87 y 86 millones de personas respectivamente. Asia es la región de más rápido crecimiento y está llamada a superar a Europa como principal continente de acogida en un futuro próximo. En proporción a la población, Emiratos Árabes Unidos es el país que más migrantes recibe: casi el 90%.

Estas cifras no tienen en cuenta la migración interna, que es mucho mayor que la internacional. Están aún peor definidas, y las cifras son difíciles de comparar entre países –¿un traslado de Madrid a Valencia, por ejemplo, debe contabilizarse como migración interna?–. En cualquier caso, las últimas estimaciones de la OIM sitúan la cifra de migración interna en 740 millones en 2009. 

Sumados a los migrantes internacionales, esto significaría que aproximadamente uno de cada siete seres humanos es migrante. El Observatorio de Desplazamientos Internos calcula que sólo en 2021, 38 millones de personas se habrían desplazado dentro de su propio país, de los cuales 14 millones por conflictos y violencia y 24 millones por catástrofes naturales. Los países más afectados por el fenómeno en 2021 habrían sido Siria, Afganistán, la República Democrática del Congo, Colombia y Yemen.

Centrándonos en la Unión, el promedio de extranjeros2 corresponde al 8.4% de la población total, dividido en un 3.1% para los extranjeros que son ciudadanos de otro Estado miembro y un 5.3% para los ciudadanos de países no pertenecientes a la Unión. Hablamos, pues, de 37 millones de extranjeros para 446 millones de habitantes. En 2022, cinco países tendrían más de un 15% de extranjeros en su población: Luxemburgo, Malta, Chipre, Austria y Estonia. Los demás países mediterráneos, incluida Francia, se sitúan en el segundo tercio de la distribución, mientras que la gran mayoría de los países centroeuropeos cierran la clasificación.

En cuanto a los solicitantes de asilo en particular, en 2022 se concedió asilo en la Unión a 646 445 personas. Alemania es, por mucho, el principal país de acogida, muy por delante de Francia, seguida de España, Italia y Austria. Una vez más, Europa Central se mantiene muy por debajo de esta cifra, con Hungría a la cola, habiendo concedido asilo a 40 personas. Nótese que estas cifras para 2021 no incluyeron, por supuesto, la oleada de refugiados ucranianos.

Por desgracia, los hechos por sí solos no bastan, ya que a la opinión pública y a ciertos partidos les encanta ignorarlos. El último Eurobarómetro sobre migración, publicado en junio de 2022, es muy instructivo a este respecto. En promedio sólo el 19% de los ciudadanos de la Unión calcula correctamente la proporción de inmigrantes no europeos en su país. Ningún país tiene una tasa de acierto superior al 50%. Un tercio de los europeos no se relaciona nunca con un inmigrante (o lo hace menos de una vez al año).

3 – El impacto de la guerra en Ucrania sobre la migración

La guerra en Ucrania ha provocado movimientos de población internos e internacionales a una escala sin precedentes. En septiembre de 2023, se registraron 6.2 millones de refugiados ucranianos en todo el mundo, de los cuales 5.83 millones en Europa y unos 370 mil en el resto del mundo. Entre los países europeos, Alemania y Polonia tienen el mayor número de refugiados en su territorio, con 1.09 millones y 960 mil refugiados respectivamente3

Los instrumentos europeos demostraron su flexibilidad a la hora de responder a la llegada de refugiados ucranianos en los primeros días tras la invasión rusa. La Directiva de Protección Temporal se activó el 4 de marzo de 2022. Este régimen facilita a los refugiados el acceso a derechos básicos como el trabajo, la sanidad, la asistencia social y la educación. Según la Comisión Europea, cerca de 775 mil alumnos se han matriculado en los sistemas escolares de 26 países de la Unión Europea y del espacio Schengen. Para facilitar el acceso al empleo, la Comisión también ha puesto en marcha una versión ucraniana de su plataforma a partir de marzo de 2022. Algunos Estados miembros también han introducido medidas para simplificar los procedimientos administrativos. Polonia, por ejemplo, ha facilitado a los ucranianos la obtención del equivalente de un número de seguridad social (PESEL). Para financiar todas estas medidas, la Unión ha establecido un apoyo financiero a los Estados miembros que acojan a refugiados ucranianos mediante la reorientación de fondos de la política de cohesión y del plan pospandémico REACT-UE, por un importe de 17 mil millones de euros.

No hay que olvidar otro fenómeno: la migración de ciudadanos rusos como consecuencia de la guerra es también un fenómeno notable de la guerra en Ucrania, aunque las cifras exactas sean difíciles de estimar. Los países de Asia Central, incluidas antiguas repúblicas soviéticas como Kazajistán y Georgia, figuran entre los destinos preferidos por los rusos desde el comienzo de la guerra. Por ejemplo, no se exige visado ni pasaporte a los ciudadanos rusos que desean entrar en Kazajstán. Estos grandes movimientos migratorios tienen un impacto significativo en las sociedades y economías de los países de acogida, y han provocado, por ejemplo, como en el pasado septiembre, manifestaciones en Georgia. 

La guerra también ha reavivado situaciones de tensión y de instrumentalización de los movimientos migratorios en Europa del Este.  En agosto, volvieron a aumentar las tensiones en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, a causa de los migrantes que cruzan, y Polonia acusa a Bielorrusia de impulsarlos, como ya había ocurrido en 2021, lo que provocó una crisis humanitaria sin precedentes que causó al menos 13 muertos en el bosque de Bialowieza, en la frontera entre ambos Estados, según Human Rights Watch. 

Por último, las migraciones provocadas por la guerra también lo son de manera indirecta. En todo el mundo, y en particular en los países del Sur, las consecuencias de la guerra en Ucrania para la seguridad alimentaria mundial –»la peor crisis alimentaria y humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial»– podrían provocar nuevos movimientos «masivos» de población, según David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos4.

4 – Mano de obra y dinámica demográfica en los países desarrollados

En Europa, a partir de la pandemia de Covid-19, las consideraciones sobre la escasez de mano de obra se han entrelazado cada vez más con el discurso y la reflexión sobre la migración. La escasez estructural de mano de obra afecta a un número cada vez mayor de países europeos, independientemente de la retórica antiinmigración de sus dirigentes. Es emblemático el caso de Polonia, que el pasado mes de junio sometió a debate una enmienda a su política de inmigración destinada a simplificar sus procedimientos de concesión de asilo a varios países objetivo.

En términos de crecimiento demográfico, la migración internacional se está convirtiendo gradualmente en una variable demográfica crucial. Según Naciones Unidas, si se mantienen las tendencias actuales, «en las próximas décadas, la migración será el único motor del crecimiento demográfico en los países desarrollados». En Alemania, el Consejo Alemán de Expertos Económicos llegó a una conclusión similar sobre la futura escasez de mano de obra en su informe anual para 2022-2023 y afirmó que «una mayor inmigración neta contribuiría en gran medida a estabilizar la mano de obra potencial». La inmigración es ya un factor crucial para mantener la oferta de mano de obra en Alemania, sobre todo en el sector sanitario5. Portugal, que depende en gran medida de la mano de obra extranjera, ha empezado a crear este año una nueva Agencia para las Minorías, la Migración y el Asilo. 

Para hacer frente a estas carencias y a un fenómeno más general relacionado con el descenso de la natalidad, países europeos como Hungría han optado por centrarse en políticas de natalidad, que en el caso húngaro complementa una política de oposición sistemática a la acogida de solicitantes de asilo y a cualquier mecanismo de solidaridad para su distribución entre los Estados miembros de la Unión.  

5 – Migración: ¿la política irrastreable de Europa?

Entre la voluntad de reforma y los bloqueos en curso, el Pacto sobre Migración y Asilo aún no se ha adoptado en su totalidad y sigue provocando divisiones entre los Estados miembros desde que fue presentado por la Comisión en septiembre de 2020. La Comisión sigue queriendo que el Pacto entre en vigor al final de su mandato, antes de las elecciones europeas de junio de 2024. Los ministros del Interior de la UE llegaron finalmente a un acuerdo en junio de 2023 sobre el contenido de una reforma destinada a armonizar los procedimientos de asilo y sustituir el Reglamento de Dublín, que ahora debe ser debatida por el Parlamento y la Comisión.

El principal escollo sigue siendo la cuestión del reparto de los solicitantes de asilo entre los países europeos, con el fin de aliviar la carga de los países de primera llegada, y la compensación financiera que debe pagarse en caso de que un Estado miembro se niegue a aceptar su cuota de solicitantes de asilo. Polonia y Hungría siguen oponiéndose a ese mecanismo. La aceptación de refugiados ucranianos por parte de Polonia puede haber tenido el efecto de cambiar el panorama político del país de Europa del Este, que ahora puede presentarse como uno de los principales países receptores de refugiados en su batalla contra la Comisión. 

En el marco de su reforma del asilo, uno de los puntos que más ha avanzado es también uno de los más controvertidos del Pacto: el principio de asociación con terceros países en la gestión de la migración. El 16 de julio, la Unión firmó un acuerdo con Túnez que prevé el pago de 105 millones de euros para el control de la migración. El acuerdo celebrado en 2016 con las autoridades marítimas libias es denunciado regularmente por organizaciones no gubernamentales; en particular, la OIM declaró en un informe que las autoridades marítimas libias interceptan a los migrantes «en condiciones peligrosas y los mantienen detenidos en condiciones inhumanas después de haberlos llevado a tierra». Se dice que se están debatiendo acuerdos con Egipto y Marruecos. 

La integración de Croacia en el espacio Schengen el 1 de enero de 2023 también está cambiando la situación en la ruta de los Balcanes, que sigue siendo la más transitada de la Unión. Por último, entre los grandes temas de finales de este año, el Parlamento Europeo se pronunció en julio a favor de la adhesión de Bulgaria y Rumania al espacio Schengen antes de finales de 2023, tras el bloqueo de Países Bajos y Austria en diciembre de 2022. Los eurodiputados subrayaron el riesgo de alimentar el sentimiento antieuropeo si se aplazara de nuevo la adhesión. 

Para poner en perspectiva la posición de Europa a escala global, recordemos que Turquía sigue siendo el país que más refugiados acoge, con 3.6 millones. En total, el 40% de los refugiados del mundo se reparten entre sólo cinco países, de los cuales sólo uno es europeo: Alemania. 

6 – Apropiación política de la cuestión migratoria en Europa

No se puede abordar la cuestión de la migración en Europa sin mencionar la forma en que se presenta y su movilización política. Aunque esto no es históricamente nuevo ni específicamente europeo, en los últimos años la cuestión de la migración se ha reafirmado con fuerza como el principal vector de movilización de los partidos neonacionalistas en muchos Estados miembros, desde Francia hasta Suecia, pasando por Alemania, Italia, Austria y Dinamarca, así como Polonia y Hungría. Las autoridades religiosas no están excluidas del discurso sobre la migración, como demuestra el reciente llamamiento del papa Francisco en Marsella a «actuar» contra las tragedias y las muertes que se multiplican en el Mediterráneo, en nombre de un «deber de humanidad» y un «deber de civilización».

Uno de los rasgos más llamativos del panorama político actual es la europeización de la retórica de los partidos neonacionalistas europeos, deseosos de formar un frente político de cara a las elecciones europeas de 2024. El último ejemplo, tras el Consejo Europeo del 30 de junio, el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki compartió imágenes de los disturbios en Francia tras el asesinato del joven Nahel durante un control policial, con el fin de defender su programa de «orden» y «fronteras seguras», contrastando la situación francesa con imágenes bucólicas e idealizadas de la vida en Polonia. El vídeo no se limitó a su electorado polaco, sino que también provocó reacciones favorables en las filas de la extrema derecha francesa, cuyo principal partido, Rassemblement National, también pidió una «moratoria inmediata sobre la inmigración».

Parte de la retórica antiinmigración utilizada por los dirigentes y partidos europeos —tanto si están en el poder como si tienen ambiciones electorales— también tiene en común que está más o menos explícitamente vinculada a consideraciones que a veces se califican de «culturales» o «civilizacionales», como la defensa de una «Europa blanca y cristiana» que promueve como tal desde hace varios años el dirigente húngaro Viktor Orban. En Francia, el uso de los términos «hordas de salvajes» y «parásitos» en el comunicado de prensa emitido por los dos principales sindicatos policiales del país tras el asesinato del joven y los disturbios posteriores también puede analizarse en este contexto más amplio de radicalización del discurso antimigración.

La próxima fecha en el calendario son las elecciones parlamentarias en Polonia, que el partido gobernante PiS ha decidido acompañar, el mismo día, con un referéndum sobre la migración, cuyo título –“¿Está usted a favor de acoger a miles de inmigrantes ilegales de Oriente Medio y África de acuerdo con el mecanismo de reubicación forzosa impuesto por la burocracia europea?”– se dirige tanto a los propios inmigrantes como a los intentos de establecer una política europea común. 

7 – Brexit: el Reino Unido de Rishi Sunak frente a las migraciones

Al margen de la cumbre franco-británica de marzo de 2023, la Francia de Emmanuel Macron y el Reino Unido de Rishi Sunak ratificaron un nuevo acuerdo sobre gestión de fronteras destinado a evitar que los migrantes crucen el Canal de la Mancha hacia el Reino Unido en pateras. En juego: 541 millones de euros pagados a Francia por el Reino Unido entre 2023 y 2026 para nuevos sistemas de vigilancia. Estas contribuciones representan un salto financiero con respecto a los acuerdos anteriores entre Francia y el Reino Unido sobre la gestión de la migración en la frontera. Las sumas comprometidas servirán, en particular, para financiar un centro de internamiento en suelo francés, que estará operativo en 2026, drones y 500 agentes suplementarios para patrullar la frontera. 

Desde la entrada en vigor de los acuerdos de Le Touquet en 2004, que fijaron la localización de los controles en la frontera franco-británica, la gestión de los cruces ilegales ha sido objeto de fuertes tensiones entre Francia y el Reino Unido, y los fallos de la gestión fronteriza son señalados regularmente por ambos Estados, así como por asociaciones que denuncian la situación resultante para los solicitantes de asilo. La importante inversión prevista en el acuerdo entre Macron y Sunak se concibe como una respuesta a esta situación de estancamiento, de la que la situación en la ciudad de Calais es emblemática, y al aumento del número de intentos de cruce registrado desde 2021. 

Las muertes en la frontera no han dejado de registrarse desde la catástrofe de noviembre de 2021, cuando 27 personas murieron en el mar, entre ellas seis mujeres y un niño. El cadáver de una mujer que había intentado la travesía fue encontrado esta semana en una playa de Pas-de-Calais, y seis hombres murieron en agosto de 2023 al naufragar su embarcación. El promedio de personas por embarcación ha ido en aumento desde 2021, según las autoridades británicas, habiendo llegado a 44 personas por embarcación en junio de 2023, frente a 32 en junio de 2022 y menos de 15 antes de 2020. 

Desde el Brexit, se ha confirmado para el Reino Unido una estrategia de externalización de la gestión migratoria, cuyo caso emblemático es el acuerdo con Ruanda que prevé el envío allí de los solicitantes de asilo para tramitar sus solicitudes. Este acuerdo, que provocó numerosas críticas tanto por parte británica —de la izquierda, pero también de la Iglesia de Inglaterra— como por la parte ruandesa, fue finalmente declarado ilegal el pasado mes de junio por el Tribunal de Apelación británico, que dictaminó que Ruanda no podía considerarse un país seguro, sin cuestionar por ello el principio de envío de solicitantes de asilo a terceros países. El primer ministro Sunak ha anunciado su intención de recurrir esta decisión ante el Tribunal Supremo británico.

8 – El impacto del cambio climático

El cambio climático, con sus fenómenos meteorológicos extremos, la intensificación de las sequías y las lluvias torrenciales, la subida del nivel del mar, etc., favorecerá enormemente las migraciones internacionales en los próximos años y decenios. Estos cambios afectarán sobre todo a los países del Sur y a los Estados insulares, especialmente expuestos al cambio climático. Según las Naciones Unidas, es probable que varias naciones insulares, como Tuvalu, Kiribati, las Islas Marshall, Tokelau y las Maldivas, queden parcial o totalmente sumergidas a finales de siglo6. La reubicación de miles de personas que viven en esas islas supondrá un reto migratorio, económico y jurídico.

Aunque los Estados insulares serán las primeras víctimas de la subida del nivel del mar, otros países ya están aplicando políticas de reubicación para reducir la exposición de las personas que viven en zonas consideradas de riesgo, principalmente a lo largo de la costa. En Vietnam, el gobierno está ayudando a la reubicación de personas que viven en zonas rurales a zonas industriales, para beneficiarse así de mano de obra adicional (principalmente Cần Thơ y Ciudad Hô Chi Minh)7. En Estados Unidos, más de 13 millones de personas podrían verse obligadas a emigrar tierra adentro de aquí a finales de siglo debido a la subida del nivel de las aguas (Nueva Orleans, Boston, Virginia y Florida serán algunas de las zonas más afectadas)8. Estos grandes movimientos de población afectarán sobre todo a las poblaciones desplazadas, pero también desequilibrarán las ciudades y las zonas rurales que acogerán a estos refugiados climáticos. Las infraestructuras, los mercados laborales, los mercados inmobiliarios y los precios se verán afectados por las migraciones internas.

En estas zonas, la migración (ya sea al interior de un país o internacional) es vista e integrada por las autoridades como una estrategia de adaptación válida —hasta cierta escala— para hacer frente a las consecuencias del cambio climático. Sin embargo, esta estrategia sólo es válida en presencia de un país con una política de Estado del bienestar bien desarrollada y dispuesta a apoyar la reubicación de una parte o la totalidad de su población. 

El cambio climático incitará a emigrar a un número cada vez mayor de las personas más pobres del mundo, pero son también las que tendrán más dificultades para hacerlo debido a la falta de recursos. Los estudios indican que las desigualdades ante el cambio climático se agravarán a escala mundial y mermarán la capacidad de las personas más pobres para hacer frente a la necesaria migración provocada por el cambio climático, ya que el acceso o la falta de acceso a recursos financieros suficientes fomentará o desincentivará la emigración, ya sea dentro del territorio nacional o a escala internacional. En función de los distintos escenarios de aumento de las emisiones de carbono, podría producirse un descenso de entre el 10% y el 35% de las migraciones entre las poblaciones más pobres de aquí a finales de siglo.

9 – ¿Se hablará de migración en la Conferencia de las Naciones Unidas (COP) 28?

Aunque la COP 27 no produjo grandes avances en la cuestión de las migraciones climáticas, éstas podrían ocupar un lugar más destacado en la agenda de la diplomacia climática a finales de 2023, culminando en la COP 28, por iniciativa de los países africanos en particular. 

La Cumbre Africana sobre el Clima celebrada en Nairobi brindó la oportunidad de debatir sobre la migración climática, lo que condujo a la firma de la Declaración Ministerial de Kampala sobre Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático, apoyada por la OIM. Al margen de la cumbre, el enviado especial de EUA para el Cambio Climático, John Kerry, anunció también una contribución de 4 millones de dólares para la recopilación de datos y el apoyo a las poblaciones afectadas por la migración climática en Kenia. 

Una de las prioridades es poner en marcha una mejor planificación nacional de la migración climática, ya que cada vez hay más zonas inhabitables. Según la Brookings Institution, los únicos países que cuentan actualmente con un plan de acción público para hacer frente a la migración inducida por el cambio climático dentro de sus fronteras son Vanuatu y Fiyi.

10 – Más allá de la inmigración: la integración

Hay pocas políticas migratorias que no incluyan actualmente componentes importantes dedicados a la integración. Sin embargo, migración e integración difieren mucho en cuanto a su temporalidad: mientras que la migración es, en sentido estricto, el desplazamiento de unas horas, días o meses de un país a otro –incluidos todos los trámites asociados–, la integración es un proceso que dura toda la vida. Algunas políticas tienden a imponer una integración a priori, previa a los trámites migratorios, mientras que varios investigadores, entre ellos François Héran, consideran la integración, concepto muy debatido en las ciencias sociales, como un resultado a posteriori, tras la llegada y el asentamiento en un nuevo país9.

La Comisión Europea ha puesto en marcha un Plan de Acción para la Integración y la Inclusión (2021-2017), que tiene cuatro vertientes: 

  • Educación y formación inclusivas, incluido el reconocimiento de certificados y títulos extranjeros y el aprendizaje de idiomas;
  • Mejores oportunidades de empleo y reconocimiento de competencias;
  • Mejor acceso a la salud;
  • Acceso a una vivienda digna y asequible.

Estas propuestas son bastante generales, pero cubren los aspectos básicos del acceso de los inmigrantes a los servicios públicos y al empleo, requisito previo para su mayor integración en la sociedad. Cada año, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo (OCDE) actualiza los indicadores sobre la integración de los inmigrantes, que cubren los ámbitos establecidos por la Comisión, pero también van más allá. Por ejemplo, en la Unión en 2021, algo menos de dos tercios de los inmigrantes tenían un nivel avanzado de competencia en la lengua de su país de acogida. Las disparidades entre países se explican principalmente por la lengua y el país de origen de los inmigrantes: el bajo nivel de Estonia y Letonia se debe esencialmente a la inmigración rusa en países que, hasta la guerra en Ucrania, siempre habían tolerado el uso del ruso en la vida cotidiana e incluso en varias instituciones. Por el contrario, el mayor número de extranjeros en Portugal, por mucho, son los brasileños. La OCDE muestra que la realización de cursos de idiomas aumenta en dos puntos porcentuales (únicamente) la probabilidad de tener un nivel avanzado en la lengua.

En cuanto a la integración por medio del trabajo, la tasa de empleo de los inmigrantes es inferior a la de los nativos en Europa, aunque la diferencia se reduce año tras año. En contra de la creencia popular, los inmigrantes menos calificados son los que más trabajan, mientras que los más calificados tienen más dificultades para que se reconozcan sus títulos y certificados en Europa. El trabajo a tiempo parcial involuntario es mucho más frecuente entre los inmigrantes que entre los nativos, a pesar de que los inmigrantes están mucho más sobrecalificados en sus trabajos que los nativos.

Las estadísticas también muestran que los inmigrantes tienen más probabilidades de enfrentar costos adicionales de vivienda. El 19% de los inmigrantes en Europa se declaran agobiados por el costo de su alojamiento, frente al 12% de los nativos. La diferencia es prácticamente inexistente en Eslovenia y varios países nórdicos. Por último, alrededor del 5% de los inmigrantes en Europa dicen tener necesidades médicas no cubiertas, más o menos lo mismo que los nativos; también tienden a utilizar menos los servicios sanitarios y dentales que los nativos. 

Notas al pie
  1. La OIM incluye en sus cifras un tipo de migrante que no suele ser considerado como tal por muchos institutos estadísticos, por ejemplo, el INSEE francés: las personas nacidas con la nacionalidad del país X pero nacidas en el país Y, y que cambian de residencia del país Y al país X a lo largo de su vida (por ejemplo, un francés nacido en Italia y que se traslada a Francia se considera un migrante a Francia). Por esta razón, las cifras de la OIM son a veces superiores a las de los institutos nacionales.
  2. Hay que señalar aquí que hablamos de extranjeros y no de emigrantes (hay extranjeros que nunca han emigrado, por ejemplo si han nacido extranjeros en el país de acogida; hay emigrantes que no son extranjeros si se han nacionalizado).
  3. Datos HCR, 25 de septiembre de 2023.
  4. “Nos enfrentamos a la peor crisis alimentaria y humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”, Le Monde, noviembre de 2022.
  5. Expert council for integration and migration, Informe anual 2022.
  6. «The Climate Crisis Is Making the Pacific Islands Uninhabitable. Who Will Help Preserve Our Nations?», Time, September 2022.
  7. IPCC, «Sea Level Rise and Implications for Low-Lying Islands, Coasts and Communities», 2019.
  8. Robinson, Dilkina, Moreno-Cruz, «Modeling migration patterns in the USA under sea level rise», PLOS One, 2020.
  9. François Héran, «L’intégration des immigrés : débats et constats», La vie des idées, enero de 2020».