La pandemia de coronavirus y la invasión de Ucrania han puesto de manifiesto la interdependencia económica entre Rusia y Europa. Al cerrar el grifo del gas, Rusia ha usado el arma energética para presionar a las economías europeas. Del mismo modo, los países occidentales le han negado a Rusia el acceso a las tecnologías occidentales -por ejemplo, los semiconductores-.

Un mes después del estallido de la agresión armada rusa contra Ucrania, Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, escribía en estas columnas: «Una de las lecciones de la guerra de Ucrania es que la interdependencia económica por sí sola no puede garantizar nuestra seguridad. Al contrario, puede ser utilizada en nuestra contra». 

Para los Estados europeos, la guerra de Ucrania ha servido para abrirles los ojos: construido sobre la idea de que las interdependencias son beneficiosas, el proyecto europeo no había conceptualizado ni previsto la creciente instrumentalización de las interdependencias -energéticas, alimentarias, financieras, tecnológicas y cognitivas-. 

La guerra de Ucrania está acelerando la instrumentalización de las interdependencias, tanto por parte de los países occidentales como de Rusia -y su socio, China-. Pueden esbozarse cinco tendencias a largo plazo:

  • En energía, la apuesta rusa de cortar el gas a Europa ha resultado contraproducente. La hegemonía rusa en el sector del petróleo y el gas declinará en las próximas décadas. 
  • La seguridad alimentaria se pondrá a prueba por el uso que Rusia hace del arma de los cereales, especialmente en los países emergentes. 
  • En el ámbito de las finanzas, asistimos al auge de mecanismos financieros alternativos, que ponen en peligro la eficacia de las sanciones occidentales.
  • En el ámbito tecnológico, las debilidades de Rusia en materia de innovación han quedado al descubierto, y China no constituye una alternativa para Moscú. 
  • Por último, la influencia digital y cognitiva se está convirtiendo en uno de los escenarios de la guerra, y el componente informativo está adquiriendo una gran importancia.

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El estudio de la noción de interdependencia está centrado en Estados Unidos. En los trabajos de los académicos estadounidenses Henry Farrell, Abraham Newman1 y Daniel Drezner2, se observa la instrumentalización de las interdependencias a nivel de redes mundiales que ofrecen ventajas a determinados países. Examinan el fenómeno a través de los ejemplos de las sanciones estadounidenses contra Irán y la transferencia transatlántica de datos3. El economista Dani Rodrik trató esta cuestión desde la perspectiva de las presiones de la interdependencia sobre la democracia y la soberanía de los Estados4.

La instrumentalización de la interdependencia puede definirse como una estrategia agresiva destinada a debilitar a un adversario utilizando los vínculos de interdependencia económica que se han forjado, a menudo durante mucho tiempo, entre dos países.

AGATHE DEMARAIS y JULIEN NOCETTI

Definir la noción de interdependencia es difícil. La traducción de weaponization (militarización) implica un significado militar de las relaciones de interdependencia. Por el contrario, el concepto de «instrumentalización de las interdependencias» consagra una lógica de coerción en todas las direcciones a través de todo el espectro de la coerción -militar, pero también jurídica, financiera, económica, alimentaria, tecnológica, informativa, logística, etc.-. 

La instrumentalización de la interdependencia puede definirse como una estrategia agresiva destinada a debilitar a un adversario utilizando los vínculos de interdependencia económica que se han forjado, a menudo durante mucho tiempo, entre dos países. Los vectores de la globalización (flujos financieros y tecnológicos, exportaciones de materias primas agrícolas y energía, pero también redes de información) se usan como armas.

Según esta teoría, las medidas económicas coercitivas (como las sanciones) ya no son un sustituto de la guerra, sino una prolongación de ella. Se trata de drenar los recursos que un enemigo puede movilizar para el combate y aumentar así la carga de la guerra desde la dimensión económica. También se trata de debilitar la moral de la población contraria para minar su espíritu de lucha y su apoyo al gobierno. La instrumentalización de las interdependencias difumina así las nociones de guerra y paz5.

La instrumentalización de las interdependencias difumina así las nociones de guerra y paz.

AGATHE DEMARAIS y JULIEN NOCETTI

Energía: la apuesta rusa de cortar el suministro de gas a Europa ha sido contraproducente

La dependencia europea de los hidrocarburos rusos es un ejemplo clásico de interdependencia. Hasta 2022, la Unión Europea importaba de Rusia alrededor del 50% del gas y el 25% del petróleo6 que consumía. La dependencia iba en ambos sentidos: el sector energético representa un tercio del PIB ruso, la mitad de los ingresos fiscales y el 60% de las exportaciones. En el sector del gas, la dependencia rusa del mercado europeo era casi total hasta 2022: los gasoductos rusos se dirigen hacia Europa (salvo el gasoducto Power of Siberia, que abastece al mercado chino). 

La decisión rusa de cerrar el grifo del gas a Europa supuso un punto de inflexión. Desde la perspectiva rusa, la estrategia tenía como objetivo infligir el máximo daño económico a la Unión Europea, apostando a que la decisión provocaría escasez de gas, alta inflación y grandes recesiones. La estrategia iba acompañada de un componente informativo destinado a debilitar el apoyo de las poblaciones europeas a las opciones elegidas por sus responsables7 -mantenimiento o incluso endurecimiento de las sanciones, búsqueda de proveedores de energía alternativos-. Las narrativas rusas se centraron en las responsabilidades de los dirigentes europeos por el inicio de una crisis energética invernal8 y en la supuesta disposición de los países europeos a seguir la postura estadounidense.

La apuesta rusa resultó contraproducente. A pesar de las previsiones alarmistas, las economías europeas han resistido mejor de lo esperado.

AGATHE DEMARAIS y JULIEN NOCETTI

La apuesta rusa resultó contraproducente. A pesar de las previsiones alarmistas, las economías europeas han resistido mejor de lo esperado9. Al mostrarse como un proveedor de energía poco fiable, Rusia convenció a los dirigentes europeos para que tomaran medidas antes impensables, como el embargo de las importaciones de petróleo ruso. Además, la Unión Europea está acelerando su transición energética, desarrollando rápidamente terminales de gas natural licuado (GNL) y diversificando sus fuentes de suministro energético. Parece improbable que Rusia vuelva a convertirse en proveedor de hidrocarburos de Europa, privando a Moscú de esa palanca de influencia. 

Privada del mercado europeo, Rusia debe encontrar ahora otras salidas para exportar sus hidrocarburos. Moscú no tiene grandes dificultades para exportar su petróleo. Desde mediados de 2022, India, China y otros países emergentes han aumentado sus importaciones de petróleo ruso. El hecho de que el petróleo pueda ser transportado por barcos rusos al margen de cualquier control10 -y, por tanto, de las sanciones occidentales- facilita las cosas. Sin embargo, en contra de la creencia popular, Moscú no ofrece a Pekín un descuento en sus exportaciones de petróleo11

Vista del complejo de transbordo Sheskharis, perteneciente a Chernomortransneft JSC, filial de Transneft PJSC, en Novorossiysk (Rusia). Es uno de los mayores complejos de carga de petróleo para el transbordo de petróleo y productos petrolíferos del sur de Rusia. La instalación funciona desde 1964 y se utiliza para la recepción, almacenamiento y envío de petróleo y productos petrolíferos para la exportación, así como para el suministro de petróleo a las plantas de Krasnodar © Vitaly Timkiv/Sputnik

El Kremlin se enfrenta a una situación más difícil en lo que respecta a sus exportaciones de gas, que requieren la construcción de complejas y costosas infraestructuras y contratos a largo plazo. La visita de Xi Jinping a Moscú en marzo mostró poco interés por parte de Pekín en aumentar los suministros chinos de gas ruso12. China no ha respondido a las peticiones rusas de construir un nuevo gasoducto (Power of Siberia 2) de Rusia a China. No es de extrañar: China ya está sobreabastecida de GNL13 y procura no depender de ningún proveedor de hidrocarburos (sobre todo porque Rusia ha demostrado ser un proveedor poco fiable). A largo plazo, es probable que Rusia haya perdido su capacidad de instrumentalizar sus exportaciones energéticas. El cambio climático está agravando este fenómeno, ya que la demanda mundial de hidrocarburos está disminuyendo en favor de las energías renovables.

La visita de Xi Jinping a Moscú en marzo mostró poco interés por parte de Pekín en aumentar los suministros chinos de gas ruso.

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Seguridad alimentaria: Rusia utiliza el arma de los cereales para promover sus intereses

Desde la invasión de Ucrania, Rusia está usando el arma del cereal para promover sus intereses. Esa estrategia tiene dos componentes. En primer lugar, Moscú está instrumentalizando el suministro mundial de grano, tanto poniendo en duda su voluntad y capacidad de exportar trigo como bloqueando el tránsito de las exportaciones ucranianas de grano por mar -Rusia y Ucrania producen juntas el 30% del trigo mundial-14. Se trata de la instrumentalización de una interdependencia total y completa, sin escrúpulos y cuyos efectos sienten especialmente las poblaciones. El Kremlin añade a continuación una capa informativa a la instrumentalización, presentando (erróneamente) la idea de que son las sanciones las que le impiden exportar sus cereales. Según esa narrativa, popular en el África subsahariana, son los países occidentales los que están matando de hambre al mundo. 

Los riesgos de inseguridad alimentaria parecen contenidos por el momento. Bajo los auspicios de Turquía y de la ONU, Rusia aceptó a mediados de 2022 concluir un acuerdo que permita el tránsito de cereales rusos y ucranianos hacia los países en desarrollo, especialmente dependientes de Rusia. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre la viabilidad del acuerdo15, que debe renovarse cada 60 días16 -lo que ofrece a Rusia oportunidades periódicas de obtener concesiones de los países occidentales-. 

Los efectos de la instrumentalización rusa de las interdependencias energéticas se dejan sentir también en el sector alimentario: la producción de fertilizantes, especialmente intensiva en energía, sufre en Europa -sobre todo en Alemania17– el encarecimiento de la energía tras la decisión rusa de dejar de exportar gas. 

Parece difícil imaginar que los países emergentes puedan prescindir algún día de los cereales rusos. El Kremlin tiene, pues, un as bajo la manga para presionar a los países occidentales amenazándoles con dejar de exportar cereales, y así matar de hambre a los países en desarrollo.

AGATHE DEMARAIS y JULIEN NOCETTI

Parece difícil imaginar que los países emergentes puedan prescindir algún día de los cereales rusos. El Kremlin tiene, pues, un as bajo la manga para presionar a los países occidentales amenazándoles con dejar de exportar cereales, y así matar de hambre a los países en desarrollo. El riesgo de disturbios sociales, por ejemplo en Egipto -gran importador de trigo ruso18-, no puede descartarse si Rusia cumple sus amenazas. Esta situación es tanto más explosiva cuanto que los países emergentes se enfrentan actualmente a una situación económica difícil, con una inflación elevada (alimentada tanto por la subida de los precios de las materias primas tras la guerra de Ucrania como por la subida de las tasas de interés de la Fed, que pesa sobre las divisas de los países emergentes), una ralentización de la economía mundial y un nivel de endeudamiento elevado desde la crisis del coronavirus (que limita el margen presupuestario).

Instalación de un aerogenerador en el parque eólico de Kochubeevskaya, en el distrito de Kochubeyevsky de la región de Stavropol (Rusia). La capacidad instalada del parque es de 210 MW © Erik Romanenko/TASS/Sipa USA

A largo plazo, los efectos del cambio climático reforzarán los efectos del arma alimentaria: los fenómenos climáticos extremos (sequía en Europa, incendios en Estados Unidos, fuertes monzones, regreso del fenómeno de El Niño en 202319, etc.), unidos al aumento de la población mundial, representan un riesgo para la seguridad alimentaria mundial. No cabe duda de que Rusia seguirá utilizando el arma alimentaria, que es quizá la más poderosa de que dispone en la actualidad. Tal estrategia ilustra un movimiento internacional hacia medidas proteccionistas en la agricultura: en 2022, Indonesia impuso temporalmente un embargo a sus exportaciones de aceite de palma para paliar una escasez interna. 

La adaptación al cambio climático, necesaria para garantizar la seguridad alimentaria, dará a Rusia una carta adicional. El país es un gran productor de minerales -14% de la producción mundial-20. Moscú posee importantes reservas de cobre y níquel, dos minerales necesarios para la transición energética mundial. Dado el deseo de Rusia de utilizar los alimentos como arma, no se puede descartar el uso de los minerales de la misma forma. 

La adaptación al cambio climático, necesaria para garantizar la seguridad alimentaria, dará a Rusia una carta adicional.

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Finanzas: desde 2014, Rusia ha hecho de la «independencia» financiera una prioridad

La eficacia de las sanciones occidentales se basa en la hegemonía de los sistemas financieros occidentales, como Swift -que une a todos los bancos internacionales-. La preeminencia del dólar21 -y en menor medida del euro- en el comercio internacional proporciona una palanca adicional a los países occidentales. Hasta la anexión de Crimea en 2014, Rusia dependía totalmente de los mecanismos financieros occidentales. Esto exponía a Moscú, en particular, a las sanciones occidentales: al ser Rusia un exportador de energía, su comercio se denominaba principalmente en dólares estadounidenses. 

Un tablón de información digital muestra el tipo de cambio del rublo ruso con respecto al dólar estadounidense en el exterior de una oficina de cambio de divisas. El 6 de abril de 2023, el tipo de cambio entre el dólar estadounidense y el rublo ruso en la Bolsa de Moscú superó los 80 por primera vez desde el 18 de abril de 2022. El tipo de cambio entre el euro y el rublo ruso superó los 87 © Alexander Demyanchuk/TASS/Sipa USA

Esto cambió en 2014, cuando el Kremlin se dio cuenta de que tal dependencia era una debilidad e hizo de la independencia financiera una prioridad. Desde entonces, Rusia se ha embarcado en una fase de desdolarización de la economía, tanto mediante swaps de divisas (que permiten comerciar en monedas distintas del dólar o el euro, por ejemplo con China e India) como mediante una recomposición de sus reservas de divisas22 (en detrimento del dólar estadounidense y en beneficio del yuan y el oro, que no pueden caer bajo sanciones internacionales). A pesar de las ambiciones de Moscú, la desdolarización forzosa sigue siendo difícil; de hecho, el dólar estadounidense sigue siendo la moneda de referencia para el comercio de materias primas, de las que Rusia es un importante proveedor. A finales de 2022, Rusia todavía denominaba la mitad de sus transacciones comerciales en dólares o euros23. Sin embargo, la tendencia a largo plazo es clara: durante 2022, la proporción de transacciones rusas denominadas en rublos se triplicó hasta alcanzar el 34%. La cuota del comercio denominado en yuanes saltó al 16%, frente al 0.5% del año anterior. Al obligar a Moscú a reorientar sus exportaciones de hidrocarburos a Asia, se espera que el embargo de la Unión Europea a las importaciones rusas de petróleo acelere esa tendencia. 

A pesar de las ambiciones de Moscú, la desdolarización forzosa sigue siendo difícil.

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A mediano plazo, el auge de mecanismos financieros no occidentales, como el CIPS24 (la alternativa china al Swift) y las monedas digitales de los bancos centrales (como el e-yuan25) sacudirán el panorama financiero internacional. Rusia está siguiendo el liderazgo de China en este campo: Pekín entiende desde hace tiempo que el dominio de las normas y estándares internacionales -incluido el ámbito financiero- es una condición de poder económico y, por tanto, geopolítico26. Gracias a tales mecanismos, China está adquiriendo tanto una capacidad defensiva (en caso de que se le corte el acceso a Swift, como le ocurrió a Irán en 201227) como ofensiva (a largo plazo, Pekín podría exigir a las empresas internacionales que utilicen el CIPS para operar en el mercado chino). China podría decidir denegar a países enteros el acceso a su mercado y a sus cadenas de fabricación, una estrategia muy similar a la de las sanciones estadounidenses. 

A largo plazo, la independencia financiera rusa (y china) provocará una fragmentación del panorama financiero internacional. Si los países sometidos a sanciones pueden realizar transacciones sin recurrir a las herramientas financieras occidentales, las sanciones financieras podrían perder su eficacia28. Este movimiento llevará varias décadas, pero parece irreversible y creará nuevas dependencias de Pekín para aquellos que, como Moscú, adopten los mecanismos financieros chinos. 

Si los países sometidos a sanciones pueden realizar transacciones sin recurrir a las herramientas financieras occidentales, las sanciones financieras podrían perder su eficacia.

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Tecnologías: las medidas occidentales han puesto de manifiesto las debilidades de Rusia

Los países occidentales han adoptado una miríada de medidas para aislar a Rusia de los principales canales de suministro de tecnología del mundo. Éstas han adoptado varias formas: en primer lugar, controles sobre las exportaciones occidentales de determinadas tecnologías, en particular las de doble uso -civil y militar-. Esas medidas afectan, por ejemplo, al acceso de Rusia a los semiconductores occidentales. Los sistemas de misiles rusos Iskandr y Kalibr29 están repletos de semiconductores avanzados que utilizan tecnología occidental. Dado el amplio uso de esos sistemas de armamento por parte de las fuerzas armadas rusas, Moscú tendrá dificultades para reponer sus existencias de misiles.

En segundo lugar, los países occidentales han impuesto sanciones financieras para frenar las vías de financiamiento de los actores tecnológicos rusos. Esas medidas se dirigen especialmente a la industria energética y al sector militar30. Sin embargo, la tendencia hacia el cumplimiento estricto de las normas significa que probablemente ningún banco occidental financiaría a una empresa rusa líder en ningún otro sector. 

Vista de un serpentín de intercambio de calor en el interior de una vasija generadora de vapor en la planta de Atommash en Volgodonsk, 189 km al este de Rostov del Don. Filial de AEM-Technology, la mayor de las empresas Atomenergomash de Rosatom, Atommash es el principal fabricante de equipos básicos para centrales nucleares, con participación inmediata en proyectos de Rosatom en Rusia, Egipto, India, China, Hungría y Turquía. © Erik Romanenko/TASS/Sipa EE.UU.

En tercer lugar, las sanciones individuales se dirigen a personas, a las que les congelan sus activos europeos y/o estadounidenses y les restringen los viajes a países occidentales. Esas medidas dañan la reputación del individuo en cuestión y limitan los contactos con nacionales de países occidentales (a menudo proveedores de innovación). A mediados de 2022, Arkady Volozh31, cofundador y director general de Yandex, el competidor ruso de Google, fue objeto de sanciones personales. 

Los países occidentales han adoptado una miríada de medidas para aislar a Rusia de los principales canales de suministro de tecnología del mundo. Éstas han adoptado varias formas: en primer lugar, controles sobre las exportaciones occidentales de determinadas tecnologías, en particular las de doble uso -civil y militar-.

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El fenómeno de overcompliance y el miedo al riesgo reputacional multiplican los efectos de todas esas medidas: la mayoría de los grandes actores tecnológicos internacionales, como Apple, Microsoft, Intel, Samsung, Ericsson, Qualcomm o TSMC, han suspendido sus actividades en Rusia32 (incluso cuando seguían siendo legales), dejando a las empresas locales sin una alternativa tecnológica nacional. 

A corto plazo, las sanciones tecnológicas revelan las dependencias de Rusia. Los países occidentales quieren obstaculizar el funcionamiento del sector militar-industrial ruso limitando el acceso de Moscú a tecnologías avanzadas y componentes esenciales. Por ejemplo, la industria de defensa sólo pudo entregar 20 unidades del tanque de nueva generación T-14 Armata33 al Ejército ruso en 2021. Los misiles hipersónicos, los aviones de combate y las municiones de precisión son algunas de las armas de nueva generación que Rusia ahora no puede producir en serie.

A mediano plazo, Rusia tendrá dificultades para superar la asfixia de su sector tecnológico. El fracaso de la política de sustitución de importaciones (después de 2014) -con la excepción de los alimentos- ilustra el modesto apoyo estatal al ecosistema tecnológico nacional y la falta de especialistas cualificados. La emigración del talento tecnológico amplifica el efecto de las sanciones. Las estadísticas34 rusas (probablemente subestimadas) indican que 100 mil especialistas en TI -o el 10% de la mano de obra del sector- han abandonado Rusia desde febrero de 2022. 

A mediano plazo, Rusia tendrá dificultades para superar la asfixia de su sector tecnológico.

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Parece poco probable que Pekín aporte una solución mágica para superar estas dificultades. Dado que se enfrenta a restricciones en sus propias importaciones de semiconductores, China antepondrá sus propios intereses a la relación con Moscú35. Las empresas chinas Lenovo y Xiaomi se han retirado del mercado ruso para evitar las sanciones secundarias de Estados Unidos. Huawei, presente en Rusia desde hace más de dos décadas, mantiene la indefinición sobre la continuidad de sus proyectos (construcción de redes 5G rusas, financiamiento de laboratorios de I+D, etc.). Por último, en el primer semestre de 202236, no se ha realizado ninguna inversión china en Rusia en el marco del proyecto «Nuevas Rutas de la Seda», que tiene un importante componente tecnológico.

Influencia cognitiva: la desinformación como nuevo escenario de guerra

El entrelazamiento de los medios de comunicación y las redes digitales ha convertido la supremacía informativa en una cuestión de interdependencias. La difusión de narrativas se ha convertido en un elemento central de la guerra37, con dos intereses en juego: mantener las operaciones por debajo del umbral de la agresión abierta y movilizar a las poblaciones. Esos objetivos generales no impiden los intentos de manipulación selectiva38 (por ejemplo, para desacreditar a individuos considerados problemáticos). A ello pueden contribuir las redes sociales39, que permiten llegar a un mayor número de individuos.

El reto de tales operaciones va más allá de la mera recepción de información: se trata de alterar los mecanismos de comprensión del mundo real y de toma de decisiones para desestabilizar o paralizar al adversario40. Así, actuar sobre el cerebro del enemigo debería permitir sembrar la duda permanente y mantener un relativismo a ultranza o ralentizar el proceso de toma de decisiones (por ejemplo, durante las primeras horas de la respuesta ucraniana a la invasión rusa).

La interdependencia cognitiva permite la proliferación de mercenarios digitales.

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La interdependencia cognitiva permite la proliferación de mercenarios digitales. Rusia recurre cada vez más a intermediarios para librar su guerra de la información, en particular a través de algunos países francófonos del África subsahariana. La implicación de Wagner en la República Centroafricana, Mali41 y Burkina Faso42 ha aumentado desde la agresión rusa en Ucrania y, además de operaciones militares, implica un componente informativo. La retirada de Francia de la misión Barkhane en Mali ya había puesto de manifiesto la capacidad de Wagner para suscitar sentimientos antifranceses y movilizar a multitudes locales en las redes sociales. Para propagar la retórica prorrusa y antifrancesa, Wagner recurre a actores locales pagados para promover los intereses rusos. 

Seguidores del capitán Ibrahim Traore ondean una bandera rusa en las calles de Uagadugú, Burkina Faso, el 2 de octubre de 2022. El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, durante su visita a Estados Unidos para asistir a la cumbre Estados Unidos-África, declaró que Burkina Faso había llegado a un acuerdo con el grupo mercenario ruso Wagner para reforzar la seguridad del país ante el aumento de la violencia yihadista, a cambio de una mina © AP Foto/Sophie Garcia, File

Más que un enfoque defensivo -para evitar que los países emergentes se unan a las posiciones occidentales sobre Ucrania-, la estrategia rusa es ofensiva: se trata de cortejar a los países emergentes, donde el resentimiento hacia las potencias occidentales ya está bien establecido, a través de múltiples palancas de influencia -en particular, los medios de comunicación, pero también las vacunas durante la crisis del coronavirus43 o las inversiones financieras-44.

Del lado ruso, la gramática de la subversión renueva los modos operativos utilizados desde la anexión de Crimea en 2014. La elección de palabras para designar al enemigo ha demostrado su ineficacia en la escena internacional. El vocabulario utilizado por las autoridades rusas para justificar la invasión -una «junta nazi y drogadicta» en Kiev responsable de un supuesto «genocidio» contra las poblaciones rusófonas del Donbas- tenía como objetivo apoderarse y avergonzar al adversario para parasitar los debates. Ese tono desvergonzado captó la atención de los medios de comunicación durante la fase inicial de la invasión. Sin embargo, con el tiempo, resultó contraproducente dado lo escandaloso de lo que se decía

Del lado ruso, la gramática de la subversión renueva los modos operativos utilizados desde la anexión de Crimea en 2014.

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Del lado europeo, la extensión de los campos de conflictividad hacia la información y las percepciones se aprehende más finamente con la distancia tomada respecto a operaciones de influencia anteriores (Brexit, elecciones estadounidenses de 2016, MacronLeaks en 201745, etc.). Al suspender los medios de comunicación estatales rusos RT y Sputnik46 en marzo de 2022, la Unión Europea secó los medios de proyección mediática del Estado ruso. Sin embargo, la decisión europea ha tenido el efecto de remodelar las herramientas de influencia digital rusa. Así, la aplicación de mensajería instantánea Telegram se ha convertido en un canal indispensable47 para la comunicación del poder ruso, así como en una extensión del escenario de operaciones. La estructura de canales de dicha aplicación48 la convierte en una herramienta especialmente adecuada para la comunicación de masas: el ecosistema informativo ruso y proruso es especialmente activo en ella49, escapando a cualquier moderación de su contenido.

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La guerra en Ucrania provocará una profunda recomposición de las cadenas de valor energética, alimentaria, financiera y tecnológica. En el plano informativo, el conflicto profundizará la polarización de las sociedades europeas, con ciertas líneas de fractura ya explotadas por Rusia y sus nebulosos partidarios. 

La disociación de las economías rusa y occidental parece casi segura. En respuesta a esta ruptura, Rusia cortejará cada vez más a China (sobre todo en los ámbitos energético y tecnológico, donde sus debilidades son evidentes) y a los países emergentes (especialmente a través de las armas alimentarias y con el objetivo de debilitar la posición de las democracias occidentales).

Rusia cuenta con dos bazas principales: el arma alimentaria y el componente informativo, el segundo de los cuales puede alimentar al primero. Hacer frente a estos desafíos exigirá una respuesta europea firme y coordinada. Sin embargo, la aparición de tal respuesta choca con las divisiones europeas sobre los méritos de la «autonomía estratégica». Rusia no dejará de atizar estas divisiones, que contribuyen a sus intereses.

Notas al pie
  1. Farrell H., Newman A., « Weaponized Interdependence : How Global Economic Networks Shape State Coercion », International Security, 44 (1), p. 42-79.
  2. Drezner D., Introduction. The Uses and Abuses of Weaponized Interdependence, in Drezner D., Farrell H., Newman A. (dir.), The Uses and Abuses of Weaponized Interdependence, Brookings Institution Press, 2021, p. 1-16.
  3. Farrell H., Newman A., Of Privacy and Power : The Transatlantic Struggle Over Freedom and Security, Princeton University Press, 2019.
  4. Rodrik D., Nations et mondialisation. Les stratégies nationales de développement dans un monde globalisé, La Découverte, 2008.
  5. Leonard M., The Age of Unpeace : How Connectivity Causes Conflict, Penguin, 2022.
  6. Imbach R., « Quel est le niveau de dépendance des pays européens au gaz et au pétrole russe ? », Le Monde, 1 de abril de 2022.
  7. « Russie : l’économie face aux sanctions », Radio France, 28 de enero de 2023
  8. « Quels effets ont les sanctions économiques contre la Russie ? », Rfi, 9 de diciembre de 2022.
  9. Perspectives de l’économie mondiale, FMI, abril de 2023.
  10. « How Russia dodges oil sanctions on an industrial scale », The Economist, 29 de enero de 2023.
  11. « How Russia dodges oil sanctions on an industrial scale », The Economist, 29 de enero de 2023.
  12. « Explainer : Does China need more Russian gas via the Power-of-Siberia 2 pipeline ? », Reuters, 22 de marzo de 2023.
  13. Fickling D., « Why China Keeps Pulling the Rug on Putin’s Pipeline », Bloomberg, 23 de marzo de 2023.
  14. « How the invasion of Ukraine will spread hunger in the Middle East and Africa », The Economist, 12 de marzo de 2022.
  15. Hayatsever H., « Russia threatens West as Turkey seeks grain deal extension », Reuters, 7 de abril de 2023.
  16. Savage S., « Russia agrees to extend Black Sea grain deal, but only for 60 days », Politico, 13 de marzo de 2023.
  17. « Allemagne : les effets du prix du gaz sur la production d’azote », Arte, 2022.
  18. « How tensions in Ukraine could rile Egypt », The Economist, 3 de febrero de 2022.
  19. Seibt S., « Climat : 2023, année d’un El Niño ou d’un Super El Niño ? », France 24, 15 de abril de 2023.
  20. Vidal F., « La stratégie minière russe : ambitions géopolitiques et défis industriels », Ifri, abril de 2023.
  21. Currency Usage for Cross Border PaymentsIMF Working Papers, 24 de marzo de 2023.
  22. Arslanalp S., Eichengreen B., Simpson-Bell C., « Dollar Dominance and the Rise of Nontraditional Reserve Currencies », IMF Blog, 1 de junio de 2022.
  23. « Russia Still Uses ‘Toxic’ Euro, Dollar to Sell Nearly Half of Exports », Bloomberg, 9 de marzo de 2023.
  24. Jin E., « Why China’s CIPS Matters (and Not for the Reasons You Think) », Lawfare, 5 de abril de 2022.
  25. Greene R., « What Will Be the Impact of China’s State-Sponsored Digital Currency ? », Carnegie Endowment for International peace, 1 de julio de 2021.
  26. Demarais A., Backfire  : How Sanctions Reshape the World Against U.S. Interests, Columbia University Press, 2022.
  27. « Swift instructed to disconnect sanctioned Iranian banks following EU Council decision », Swift, 15 de marzo de 2012.
  28. Demarais A., « The End of the Age of Sanctions ? », Foreign Affairs, 27 de diciembre de 2022.
  29. Byrne J., Somerville G., Byrne J., Watling J., Reynolds N. y Baker J. « Silicon Lifeline : Western Electronics at the Heart of Russia’s War Machine », Rusi, 8 de agosto de 2022.
  30. Demarais A., « Sanctions on Russia Are Working. Here’s Why. », Foreign Policy, 1 de diciembre de 2022.
  31. « Yandex CEO resigns after being targeted by EU sanctions », Reuters, 3 de junio de 2022.
  32. « Over 1,000 Companies Have Curtailed Operations in Russia—But Some Remain », Yale University, 27 de abril de 2023.
  33. « Russian latest generation tank T-14 Armata would be deployed in Ukraine Donbas region », Army Recognition, 25 de diciembre de 2022.
  34. « Шадаев назвал преждевременным полный запрет на удаленку для айтишников »,  RBK TV, 20 de diciembre de 2022.
  35. Demarais A., « Why China Hasn’t Come to Russia’s Rescue », Foreign Affairs, 28 de abril de 2023.
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  41. Bensimon C., Le Cam M., « Mali : dans la guerre de l’information, l’armée française réplique et accuse le Groupe Wagner », Le Monde, 23 de abril de 2022.
  42. « Afrique : les mercenaires de Wagner derrière des vidéos générées par une intelligence artificielle pour aider la junte du Burkina Faso ? », La Dépêche, 27 de enero de 2023.
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