Europa está volviendo al infierno de la guerra, a medida que el cambio climático manifiesta sus efectos con mayor intensidad. El punto de inflexión de los años 2022 y 2023 es la complejidad internacional y mundial que trae la combinación de la guerra en Ucrania y el cambio climático. Esta mezcla de facto también es utilizada por el Kremlin como material estratégico. Se desarrollan estrategias basadas en una cuasi militarización del poder blando ruso1, es decir, la influencia que le confiere su condición de gran potencia agroalimentaria y energética. El poder blando ruso se transforma así literalmente en un «arma de desestabilización extensiva», ejercida sobre las líneas de falla de las sociedades europeas y de la Unión.

Estas interacciones entre la estrategia rusa y la situación geopolítica y climática europea imponen a Europa una gran prueba de cohesión y resistencia.

En este artículo, exploramos la aparición de las nuevas formas de tensión y las cuestiones estratégicas que éstas sustentan.

Europa, escenario de operaciones en un planeta disfuncional

Desde el 24 de febrero de 2022, la guerra de Ucrania domina el panorama estratégico. En pocas semanas, la guerra ha cambiado de escala y ha pasado de ser un conflicto regional entre Rusia y Ucrania a uno ruso-europeo, debido al apoyo, especialmente militar, de muchos Estados miembros de la Unión a Ucrania, pero también transatlántico, debido a la movilización de la OTAN y Estados Unidos.

El objetivo estratégico de Washington ha sido declarado públicamente por Lloyd Austin, secretario de Defensa estadounidense, quien afirma que quiere «garantizar que el ejército ruso se debilite hasta el punto de que ya no esté en condiciones de hacer cosas como invadir Ucrania»2.Además, en sólo diez meses, la ayuda estadounidense a Ucrania ha alcanzado casi 70 mil millones de dólares en ayuda humanitaria, económica y militar.

El ejército ucraniano recibe apoyo logístico, cibernético y de información del ejército estadounidense y, a distintos niveles y de diferentes formas, de los ministerios de defensa de los países miembros de la OTAN. Este apoyo también se materializa en el suministro de sistemas de armas, en particular artillería de precisión como los cañones franceses Cesar y drones de combate antitanque.

Varios países europeos, entre ellos Francia, Gran Bretaña, España, Polonia, Alemania, la República Checa, Bulgaria, Grecia y Bélgica, suministran a Ucrania armas modernas o, en algunos casos, armas y munición de los arsenales de la era soviética3. Además, entre diciembre y enero de 2022, Francia decidió enviar carros de combate ligeros AMX, mientras que Gran Bretaña anunció que enviaría tanques pesados, y Polonia esperó la aprobación de Alemania para entregar tanques Leopard al ejército ucraniano, mientras que el gobierno alemán dudaba en hacer lo mismo4. Sin embargo, el 25 de enero, bajo presión internacional, y mientras Estados Unidos se comprometía a enviar 31 tanques de combate Abrams en los meses siguientes a la decisión, el gobierno alemán aceptó enviar Leopards y autorizar a los países que disponían de ellos, como Polonia, Portugal y Canadá, a enviar también.

Al mismo tiempo, a partir de marzo de 2022, la Unión Europea, sus Estados miembros y el G7 aumentaron las sanciones económicas contra Rusia para desencadenar una crisis económica que impida a la Federación Rusa mantener su esfuerzo militar. Van acompañadas de una política energética que pretende que Europa deje de abastecerse de gas y petróleo rusos, cuyas exportaciones son esenciales para la economía rusa.

Pero la estrategia de sanciones económicas contra Rusia está sufriendo importantes reveses, debido a la situación de la agricultura rusa y ucraniana. En Ucrania, el deterioro del transporte terrestre debido a los ataques rusos, el reclutamiento de decenas de miles de hombres y el bloqueo de muchos puertos está reduciendo drásticamente la capacidad del país para exportar grano. Del lado ruso, las sanciones económicas, sobre todo en el ámbito financiero, están reduciendo significativamente las exportaciones al complicar muchas transacciones de grano ruso5.

Esta situación tiene consecuencias globales y rápidas, ya que el binomio Ucrania-Rusia representó el 10% y el 20% de las exportaciones mundiales de trigo, el 19% de las de cebada, el 18% de las de maíz y el 64% de las de aceite de girasol en 20196. Sin embargo, desde el otoño de 2021, y a lo largo de la primavera y el verano de 2022, la multiplicación de fenómenos climáticos extremos ya está poniendo bajo presión las zonas agrícolas más importantes del mundo.

Por ejemplo, en abril de 2022, la India, segundo productor mundial de trigo, sufrió una ola de calor histórica durante más de un mes, con temperaturas que oscilaron entre los 45° y los 50°, el límite de la resistencia humana. Además de los daños humanos, el golpe al campo redujo la cosecha india de cereales en un 20%. El gobierno decidió bloquear las exportaciones de trigo.

En China, las olas de calor y la sequía durante la primavera y el verano de 2022 tuvieron un efecto desastroso en la cosecha de arroz. Esto se suma a la pérdida de 250 mil toneladas de arroz en Pakistán debido a las históricas inundaciones que asolaron el país a principios de septiembre. A estos choques agrícolas asiáticos se suman los efectos agrícolas de la megasequía histórica en el Medio Oeste y el Suroeste de Estados Unidos7. En Europa, las repetidas sequías y olas de calor están provocando un descenso de los rendimientos agrícolas en todas partes, especialmente en Francia, Alemania, Rumanía, Hungría, España, Bulgaria e Italia8

Esta combinación de riesgos climáticos nacionales, que ahora son inseparables del cambio climático mundial9, y conflictos geopolíticos de una violencia no vista en décadas, está desencadenando una inflación generalizada de los precios de los alimentos. Esto está provocando malestar social, a menudo violento, en muchos países pobres como Egipto. Pero los países europeos también están bajo presión, especialmente por la creciente inseguridad financiera y alimentaria de sus poblaciones pobres y de clase media10.

Esta combinación de peligros climáticos nacionales en India y China, que ahora están inextricablemente ligados al cambio climático mundial, y conflictos geopolíticos de una violencia no vista en décadas, está desencadenando una inflación generalizada de los precios de los alimentos.

JEAN-MICHEL VALANTIN

Por otra parte, la cosecha rusa de trigo es excelente, con un aumento de 6.5 millones de toneladas, hasta los 88 millones. Además, la producción ucraniana no se está hundiendo, gracias a la resistencia de los agricultores ucranianos. Sin embargo, tras un ataque a gran escala con drones contra la flota rusa con base en Sebastopol, el acuerdo alcanzado el 22 de julio en Estambul entre Ucrania y Rusia para permitir la exportación de grano desde los puertos del Mar Negro fue denunciado el 29 de octubre por Moscú. Como los mercados son tan sensibles y reactivos a las variaciones, esta decisión reavivó la incertidumbre y la inflación global de los precios agroalimentarios11.

En otras palabras, el ataque contra la flota rusa es objeto de un contraataque en la dimensión agrícola, no en la militar. El objetivo de cualquier estrategia es influir en el proceso de toma de decisiones políticas del adversario12

Por tanto, es muy posible analizar la decisión de Moscú tanto como una reacción diplomática convencional como una contraofensiva indirecta, en un ámbito que no es militar sino económico,13 donde tiene una influencia significativa, como es el caso de los mercados agroalimentario y energético. Esta estrategia permite instalar una «atmósfera» socioeconómica desestabilizadora para europeos y estadounidenses mediante la proyección del poder blando económico ruso, enfrentando a Europa y a Estados Unidos a un riesgo financiero de inseguridad alimentaria para decenas de millones de personas al influir en las tendencias económicas, sociales y políticas que ya estaban en marcha.

Europa también sufre la drástica reducción de las exportaciones de gas ruso a su territorio. A partir del verano de 2022, el gigante gasístico ruso Gazprom reducirá drásticamente sus exportaciones a los miembros de la Unión. Un gran número de países se ven directamente afectados, entre ellos Alemania en particular, que hasta 2021 recibía de Rusia el 52% de su suministro de gas. Entre junio y septiembre de 2022, la reducción de las exportaciones de Gazprom reduce esta cuota al 22%14.

Además, el extraño y extenso sabotaje de los gasoductos submarinos Nord Stream 2, aún sin utilizar, y Nord Stream 1, que transportaban 55 mil millones de metros cuadrados de gas natural al año, es decir, la mitad del consumo de Alemania, y que también abastecían a Holanda y la República Checa, hace muy improbable un futuro restablecimiento del «puente del gas» entre Alemania y Rusia15.

Estas reducciones de las exportaciones rusas de gas se combinan con las del petróleo, lo que refuerza la tendencia al alza de los precios del petróleo, ya impulsada por la recuperación mundial post-Covid, aunque, al mismo tiempo, la amenaza. También provoca un aumento de los precios de la energía y los productos petroquímicos, incluidos los plásticos y los fertilizantes químicos, cuya producción requiere grandes cantidades de gas natural. Asimismo, todo el año 2022 está marcado por unos precios del petróleo que oscilan entre los 80 y los 122 dólares, y se mantienen muy por encima de los precios establecidos entre finales de 2014 y finales de 202116.

De este modo, el Kremlin puede influir en mercados estratégicos como los de la energía y los productos agrícolas para apoyar y acelerar las subidas de los precios de los productos más básicos.

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De este modo, el Kremlin puede ejercer suficiente influencia en los mercados estratégicos de la energía y los productos agrícolas, que ya experimentaban subidas de precios en vísperas de la guerra, para apoyar y acelerar las subidas de los precios de las materias primas más fundamentales. El resultado es una mayor inflación, que está afectando mucho la recuperación económica post-Covid, especialmente en Europa y Norteamérica17.

La gran estrategia rusa hacia Europa

Esta estrategia rusa de instrumentalización de los flujos agroalimentarios y energéticos y de los efectos socioeconómicos del invierno revela que el Kremlin está reviviendo los fundamentos de la cultura estratégica rusa, desarrollados al final de la revolución bolchevique.

Así, la teorización rusa y soviética de la llamada estrategia «operativa», establece que la victoria se define como la extensión entre la falta de cohesión del ejército contrario y la derrota del aparato político, económico e industrial del que procede18. La estrategia consiste, entonces, en librar batallas eficaces tanto a nivel táctico como estratégico, fragmentando al mismo tiempo los distintos sistemas que componen el aparato industrial del adversario19. La estrategia rusa pretende así operar en la profundidad militar y económica del adversario, con el fin de privar a lo político de los medios necesarios para hacer la guerra20.

La teorización rusa y soviética de la llamada estrategia «operativa», establece que la victoria se define como la extensión entre la descohesión del ejército contrario y la derrota del aparato político, económico e industrial del que procede.

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Esta estrategia rusa de desestabilización indirecta a profundidad también se ve en la militarización durante el invierno de 2022-2023. La historia militar y estratégica rusa tiene sus raíces en el uso del invierno como medio de defensa, que permite debilitar al adversario expuesto a temperaturas a las que no están adaptados ni los hombres, ni el equipo ni, posiblemente, los animales de tiro21.

Sin embargo, en 2022-2023, esta capacidad de utilizar el invierno se invierte literalmente para «proyectarse» sobre Ucrania y Europa22. En efecto, desde octubre de 2022, esta estrategia se lleva a cabo de manera directa y brutal en Ucrania, mediante la multiplicación de los ataques rusos con misiles o drones contra las infraestructuras energéticas e hidráulicas ucranianas. Estos ataques reducen la capacidad de las ciudades para calentarse y convierten miles de edificios y casas en «trampas de frío».

A escala europea, la instrumentalización estratégica del frío invernal se inscribe en la interconexión de las distintas redes eléctricas nacionales y en la sensibilidad europea a los precios del gas y del petróleo.  Además, a principios de diciembre, el alto de casi un tercio de los reactores nucleares franceses por mantenimiento o reparaciones generó un riesgo de cortes de carga y «apagones». Aunque mitigado por un esfuerzo colectivo, este riesgo perdurará, no obstante, durante todo el invierno de 2023. Además, la insuficiente producción de electricidad de EDF obliga a Francia a importar electricidad de Alemania, producida por centrales de gas o carbón23.

El invierno de 2022-2023 se caracteriza por fuertes alternancias de calor atípico y periodos fríos. En toda Europa, las olas de frío obligan a hogares, empresas y administraciones a admitir el malestar, o incluso el riesgo para la salud de los hogares pobres, o a utilizar más la calefacción mientras los precios de la energía suben bruscamente, en un contexto de inflación generalizada. En otras palabras, la combinación estratégica de frío invernal y encarecimiento de la energía equivale a una ofensiva financiera, energética, climática, sanitaria24 y social.

En el momento de escribir estas líneas, dicha estrategia se ha visto parcialmente mitigada por las largas olas de calor invernales, pero no hay garantía de que vaya a ser así al final del invierno. Sin embargo, es posible que los Estados europeos también tengan que prepararse para 2023.

Europa bajo presión

Aplicada a Europa, la estrategia rusa de presionar y fragmentar el aparato económico y político de apoyo a Ucrania opera, por tanto, aumentando la desestabilización de los sistemas energéticos y alimentarios europeos y de las actividades económicas que dependen de ellos.

La cohesión de los Estados-nación europeos y de la Unión Europea se ve así presionada por esta nueva versión de la estrategia operativa rusa. Así, entre otras cosas, el acceso al gas y al petróleo rusos está desencadenando un violento conflicto político entre Hungría y la Comisión Europea, mientras que la República Checa y Gran Bretaña25 se enfrentan a importantes protestas sociales por los precios de la energía.

Sin embargo, esta estrategia de fragmentación de Europa sólo se ve compensada por los presupuestos estatales y por el esfuerzo de cohesión impuesto por la OTAN a los europeos frente al adversario ruso. Las tensiones que debilitan la cohesión europea y nacional se convierten así en fricciones que se trasladan al ámbito de la OTAN26. La alianza atlántica debe entonces realizar un trabajo político adicional para superarlas o trascenderlas.

Las tensiones que debilitan la cohesión europea y nacional se convierten así en fricciones que se trasladan al ámbito de la OTAN.

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Además, el carácter indirecto y sistémico de la estrategia rusa hace difícil percibirla en su conjunto. Esta dificultad es inherente a la adopción por parte de Rusia, durante las tres últimas décadas, de los conceptos y planteamientos estratégicos y operativos de la «guerra liminar» («liminal warfare» 27), es decir, una “guerra al límite de la percepción”28. En este caso, la naturaleza «obvia» y plenamente perceptible de las operaciones militares en el escenario de operaciones ucraniano desplaza el foco de atención político, militar, de seguridad y mediático hacia este último, mientras que la estrategia «liminar» de desestabilización extensa y profunda se despliega a escala europea y estadounidense.

Sin embargo, muchos otros países europeos tienen que contrarrestar la multiplicación de «frentes internos», a menudo violentos, como en la República Checa, Gran Bretaña o Francia, cuyas causas endógenas se ven exacerbadas por los efectos indirectos de la guerra en Ucrania y la ofensiva indirecta rusa. Esta última es tanto más eficaz, y difícil de percibir, cuanto que está mezclada con graves tensiones socioeconómicas que atraviesan dichas sociedades. Esto conduce a una cascada de fricciones políticas e institucionales, en un contexto generalizado de desaceleración económica.

Así pues, parece que, por sus efectos desestabilizadores en términos de cohesión social y política, la estrategia liminar rusa se revela como una forma de «guerra a través de la política»29 a escala del continente europeo. De hecho, al reforzar los conflictos políticos internos de los Estados-nación europeos, los estrategas del Kremlin obligan a los gobiernos a dispersar su atención y sus esfuerzos entre sus conflictos políticos internos y el apoyo a Ucrania, teniendo así que mantener su legitimidad y su capacidad de acción en varios «frentes políticos» al mismo tiempo.

Por sus efectos desestabilizadores en términos de cohesión social y política, la estrategia liminar rusa se revela como una forma de «guerra a través de la política» a escala del continente europeo.

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En este contexto de ofensiva indirecta, el caso de Alemania es especialmente llamativo. El país está sufriendo de lleno los efectos de las ofensivas indirectas, liminares y fragmentarias rusas. El canciller Scholz debe mantener su coalición de gobierno mientras Alemania, motor económico y político de Europa, debe absorber el choque energético que supone perder el gas ruso.

Para ello, Alemania, al aumentar sus importaciones de gas noruego, mientras decide relanzar la extracción de carbón para las centrales térmicas, en total contradicción con sus compromisos climáticos,30 debe movilizar al mismo tiempo a los agentes económicos y a los Länder para evitar una fuga de empresas alemanas tentadas a migrar a Estados Unidos para beneficiarse de precios energéticos más favorables31. También debe contener los riesgos de una serie de quiebras de empresas por el aumento de la factura energética y la inversión de los resultados del comercio exterior, deficitario por primera vez desde la reunificación alemana en 1991, al tiempo que lleva a cabo complejas negociaciones comerciales con China. Es en este contexto en el que el gobierno federal debe decidir si entrega o no los tanques Leopard a Ucrania, y posicionarse frente a la OTAN y Estados Unidos32.

Además de estos diversos frentes políticos internos, la crisis militar desencadena otros. En la semana que precede a la cumbre de la OTAN del 20 de enero de 2023 en Ramstein, donde se discute la evolución de la ayuda militar a Ucrania, el canciller Olaf Scholz va a sustituir a la ministra de Defensa, Christine Lambrecht, profundamente desacreditada por su catastrófica gestión de la modernización del ejército alemán y su gestión de la guerra en Ucrania, por Boris Pistorius, mientras que el gobierno alemán ha anunciado 100 mil millones de euros para reactivar el poder militar del país33.

Mientras se llevaban a cabo tensas negociaciones con Estados Unidos y la OTAN, en las que Berlín quería condicionar su acuerdo de envío de tanques Leopard al envío de Abrams estadounidenses, se produjo la sonada detención de Greta Thunberg, la joven activista medioambiental sueca de fama mundial, durante una manifestación en Lutzerath. Este pequeño pueblo va a ser destruido para permitir la expansión de una mina de carbón que satisfaga las necesidades energéticas de Alemania debido a la drástica reducción de las exportaciones de gas ruso.

En esta ocasión, Greta Thunberg denunció enérgicamente al Partido Verde alemán por su hipocresía, ya que los «Grünen» aceptan la decisión, mientras que se supone que son los garantes de las promesas del gobierno de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero34. El carbón es el combustible fósil cuyas emisiones son especialmente catastróficas para el clima35. Al mismo tiempo, los Verdes impugnan el nombramiento de Boris Pistorius porque, al ser hombre, su nombramiento rompe la paridad gubernamental que Olaf Scholz había prometido mantener36.

Esta crisis gubernamental alemana de «crisis políticas en abismo» ilustra cómo las estrategias indirectas de Rusia en los mercados agroalimentario y energético tienen efectos económicos y sociales, que van acompañados de una proliferación de «frentes políticos» nacionales e internacionales al «dinamizar» las tensiones preexistentes. Estos «frentes internos» europeos son una fuente de fricción, y por tanto de desgaste, para la acción y los procesos de decisión de los gobiernos, que se ven confrontados a una cadena de crisis internas. Coinciden con los procesos de toma de decisiones geopolíticas y estratégicas inducidos por las operaciones militares rusas en Ucrania, que las «operaciones liminares» completan.

Esta crisis gubernamental alemana de «crisis política en abismo» ilustra cómo las estrategias indirectas rusas en los mercados agroalimentario y energético tienen efectos económicos y sociales.

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Así pues, parece que el conflicto entre Ucrania, Europa y la OTAN y Rusia forma parte ahora de una relación estratégica con la duración. El Kremlin está desarrollando y aplicando estrategias directas e indirectas a largo plazo, al tiempo que se dota de los medios para librar una guerra larga y dolorosa en Ucrania, dotándose de la capacidad estratégica para agravar los efectos en cascada y combinados de las tensiones económicas y sociales y los de la perturbación mundial37.

El reto para europeos y estadounidenses será, por tanto, mantener su cohesión en un contexto geopolítico, económico, energético y climático cada vez más tenso, y ser capaces de hacerlo al tiempo que mantienen su esfuerzo bélico y soportan la proliferación de «frentes políticos internos» durante el mismo periodo de tiempo.

Notas al pie
  1. Anne de Tinguy, Le Géant empêtré, La Russie et le monde, de la fin de l’URSS à l’invasion de l’Ukraine, Perrin, 2022.
  2. « Ukraine war : US wants to see a weakened Russia », BBC, 25 de abril 2022.
  3. Ukraine War Tracker, Kiel institute for world economy.
  4. Laurent Lagneau, « La Pologne pourrait se passer de l’autorisation de Berlin pour livrer des chars Leopard 2 PL à l’Ukraine », OPEX 360, 21 de enero 2023.
  5. Jean-Michel Valantin, “War in Ukraine, The U.S Mega drought and the Coming Global Food Crisis”, The Red Team Analysis Society, 1 de Mayo 2022
  6. « Effets de l’agression russe contre l’Ukraine sur les marchés agricoles et conséquences pour l’action publique », OCDE, 8 de agosto 2022.
  7.  Jean-Michel Valantin, « An Excluded Russia ? Not for Asia – Anthropocene wars (6), The Red Team Analysis Society, 3 de Octubre 2022.
  8.  Camille Pauvarel, « Sécheresse en Europe : selon Bruxelles, elle pourrait être la pire en 500 ans », Euronews, 24/08/2022 y « Drought in Europe », European Commission – GDO, 23/08/2022.
  9. Carbone 4, Rapport du Groupe 2 du GIEC : Les points clés
  10. Michael Lind, The New Class War, Saving democracy from the metropolitan elite, Atlantic Books, 2020
  11. Christian de Perthuis, « Impacts de la guerre en Ukraine sur les marchés agricoles et la sécurité alimentaire », Futuribles, 14 de abril 2022.
  12. Edward Luttwak, Le Paradoxe de la Stratégie, Paris, Odile Jacob, 1989, rééd. 2002.
  13.  Robert D. Blackwill, Jennifer M. Harris, War by Other Means, Geoeconomics and Statecraft, A Council on Foreign relations Books, Belknap Harvard, 2016.
  14. « En manque de gaz russe, l’Allemagne se tourne vers le Golfe », Boursorama avec Media Services, 19/09/2022.
  15. Thane Gustafsson, The Bridge – Natural gas in a redevided Europe, Harvard, 2020.
  16. Precio del barril: precio oficial del petróleo
  17. Janel Simplenski Lefort, « Ukraine economic shock », Europe Investment Bank, 14 de junio 2022.
  18. Transformation in Russian and Soviet military History, Proceedings of the Twelfth military Symposium“, USAF Academy, 1986 and David Glantz, Soviet Military operational Art: in pursuit of deep battle – Military theory and practice, 2012.
  19. Michael Kofman et al., Russian military strategy: core tenets and operational concepts, CNA, 2021.
  20. Stephen Covington, The culture of strategic thought behind Russia’s approaches to warfare, Belfer Center – Harvard University, 2016.
  21. Dominic Lieven, Russia against Napoleon, 2009, Penguin Books, 2011.
  22. Jean-Michel Valantin, « War in Ukraine, Europe and the weaponization of winter », The Red Team Analysis Society, December 12, 2022.
  23. Sonal Patel, “European energy crisis prompts utility take over in Germany, France”, Power, News and technology for the global energy industry, 1 de noviembre 2022.
  24. Russia is using energy as a weapon – how deadly will it be?”, The Economist, 26 de noviembre 2022
  25. Clara Hernanz Lizzaraga, « Protests against soaring energy bills spread through UK, and CEO’s are taking notice », Bloomberg, 15 de agosto 2022.
  26.  Ivan Krastev, Mark Leonard, « Peace vs Justice : the coming  European split over the war in Ukraine », European Council on Foreign relations, 15 de junio 2022.
  27. David Kilcullen, The Dragons and the Snakes, How the Rest Learned to Fight the West, Hurst, 2020.
  28. Lawrence Freedman, The Future of War : a History, 2017, Penguin Books, 2018.
  29. Kilcullen, ibid.
  30. « German leader warns against « worldwide renaissance for coal », October 20, AP News, 2022 and Michal Kedzierski, « Germany : the crisis is driving a renaissance for coal », Centre for Eastern Studies, 2022-10-12.
  31. Martin Hesse et al., « Growing energy crisis : a grave threat to Industry in Germany », Spiegel International, 21-09-2022.
  32. Anatol Lieven, « Germany remains admantly opposed to sending any Leopard Tanks to Ukraine », Responsible Statecraft, 20 de enero, 2023.
  33. Laurent Lagneau, « Spécialiste des questions de sécurité, Boris Pistorius sera le prochain ministre de la Défense », OPEX 360, 17 de enero 2023.
  34. « Greta Thunberg fait de la mine de Lützerath le centre du combat contre les énergies fossiles », Novethic, 16 de enero 2023.
  35. Marie Adélaïde Scigacz, « On vous explique pourquoi le charbon est une bombe énergétique et climatique », France Info, 03/07/2022.
  36. « Left-wing german politicians furious at Pistorius appointment, Because He’s Man », ZeroHedge, January 20, 2023.
  37. Jean-Michel Valantin, Géopolitique d’une Planète Déréglée, Le Seuil, 2017 ? rééd. 2022.