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Gran formato

La pandemia y la guerra reconfiguran la globalización económica. Los límites de los espacios relevantes se están reduciendo. Las dependencias y vulnerabilidades se están reduciendo en todos los ámbitos. En la infraestructura de estos movimientos brutales, la escena global de la competencia narrativa de las representaciones se está activando -más que nunca-. Una perspectiva de Michel Foucher.

Antes de la llegada de los europeos, los baruya tenían una forma de arquitectura, pero no había arquitectos. En su juventud, todos y cada uno de ellos aprenden de sus mayores cómo construir una casa, cómo elegir los materiales, cómo ajustarlos, cómo asegurar la solidez del edificio, la protección contra el frío, la evacuación del humo de la chimenea… Antes del nacimiento de las ciudades, los estados y las sociedades con castas, órdenes o clases sociales jerarquizadas, es posible que hayamos vivido una época de arquitectura sin arquitectos.

¿Qué relaciones pueden establecerse entre estructura, ornamento y tiempo en la era digital? ¿Están las tecnologías digitales provocando una crisis en la relación de la arquitectura con la memoria y la historia? Es como si la cuestión del futuro ya no fuera relevante. Un tiempo social sin perspectiva clara parece imponerse desde la televisión hasta Internet, un tiempo saturado de acontecimientos que se suceden sin perfilar necesariamente una evolución, como si la historia estuviera indefinidamente suspendida en favor de un presente eterno.

La arquitectura vitruviana es una ciencia arquitectónica. Una ciencia que jerarquiza, ordena y articula el conocimiento. Es un conocimiento global que dibuja una concepción de la realidad al servicio de la solidez, la utilidad y el embellecimiento del mundo. En este estudio, Pierre Caye demuestra de forma magistral cómo lo que antes era una ciencia se ha convertido en todo un arte.