
Este verano se ha producido una gran ruptura en Estados Unidos. Con la Inflation Reduction Act, Washington ha colocado la ambición climática del lado de la política industrial verde, con la esperanza de construir coaliciones de intereses económicos y sociales en torno a su enorme programa. Aunque en Europa el mercado del carbono sigue siendo el principal instrumento de la Unión, las implicaciones de esta divergencia de método parecen inmensas. Hay que estudiarlas detenidamente.