Asia Septentrional

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Anoche, el jefe de la milicia Wagner, el antiguo cocinero del Kremlin Yevgeny Prigozhin, se sublevó contra su amo. Es un pronunciamiento: una milicia cada vez más central en el orden del Estado se lanza al asalto del Kremlin. Llama al ejército y al pueblo ruso a derrocar a Vladimir Putin. En esta niebla en la que nada es seguro, traducimos y comentamos su solemne discurso de esta mañana –su primer contraataque–.

El Kremlin lo había anunciado: el día más importante del año no sería tan ostentoso como en años anteriores. La brevedad del discurso, las imágenes de una conmemoración y un desfile reducidos a la mínima expresión delatan las convulsiones de Vladimir Putin y los miembros de su Corte.

Afirmar, repetir, machacar las palabras «victoria» o «patria» nunca garantizó la más mínima «victoria» para su «patria»: a pesar de sus planas inspiraciones y su grandilocuencia, el discurso de Vladimir Putin fue poco convincente -al igual que toda la celebración del 9 de mayo-.

Este 9 de mayo, millones de rusos verán, muchos de ellos en Internet, el espectáculo de un mundo al revés: verán a los niños de hoy librando las guerras del pasado y a los soldados de hoy representando la Segunda Guerra Mundial. En esta amplia investigación, Ian Garner explica por qué Putin ha necesitado y sigue necesitando la guerra perpetua.

En 2023, un elemento clave ha cambiado. Todas las fuerzas que se oponen a Putin están de acuerdo al menos en un plan: devolver todos los territorios ocupados a Ucrania, pagar reparaciones, enviar a los criminales de guerra a los tribunales internacionales y construir una república parlamentaria en Rusia. Pero el futuro de la política económica del país es más incierto. Como hace un año, sigue dependiendo en gran medida de las sanciones -y cada vez más de las decisiones de China-.

A medida que se prolonga la guerra en Ucrania, los aliados de Rusia dan la espalda a Moscú, obligándole a redoblar sus esfuerzos diplomáticos. La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, que el Kremlin utilizó para mantener a varias antiguas repúblicas soviéticas dentro de la órbita geopolítica de la Federación Rusa, está siendo abandonada de facto por los aliados históricos. Más allá de la guerra de conquista en Ucrania, la Rusia de Putin libra una batalla diplomática en todos los frentes.

Para entender en qué consiste la economía rusa, es necesario investigar en el tiempo largo. El contrato social del putinismo, basado en la combinación de un sistema político antiliberal y una gestión económica liberal, hunde sus raíces en una tradición que se remonta al siglo XIX.

Yakov Feygin analiza las estructuras profundas del capitalismo político de Putin.