Guerra

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Desde hace cuatro décadas, Europa ha confiado en la estabilidad y la previsibilidad. Este marco ya se ha hecho añicos. ¿Cómo puede crearse una matriz política frente a la guerra híbrida de Rusia?

La clave de esta crisis está en el Mediterráneo -Putin lo sabe-. Es urgente elaborar una nueva estrategia sobre nuestro eje Norte-Sur, pensando en un conjunto regional más que en una vecindad.

Tras un año de distante neutralidad, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino ha publicado por primera vez un documento en el que detalla la posición de Pekín sobre la guerra en Ucrania -el mismo día en que Spiegel reveló que China y Rusia podrían estar negociando el envío de drones-.

Ahora está claro: Rusia ha planeado desestabilizar Moldavia. En un discurso filmado, la presidenta moldava Maia Sandu ha esbozado hoy los planes del Kremlin para tratar de subvertir Chișinău desde dentro con el fin de llevar a cabo una operación de cambio de régimen -confirmando la información expuesta por Volodymyr Zelensky unos días antes-.

Al combinar el fuego militar con la alteración de la tierra, la Rusia de Putin ha convertido el clima en un arma de guerra -dirigida contra Europa-. El arsenal estratégico y operativo que despliega, propio de la «guerra liminal» fuera del territorio ucraniano, implica a todas las partes implicadas en una relación estratégica con el tiempo.

Desde hace varios días, la cuestión de la entrega de tanques pesados a Ucrania ha dividido a sus aliados occidentales y ha suscitado numerosos comentarios. ¿Constituye esta decisión una escalada? ¿Podría Rusia utilizarlo como pretexto para tomar represalias? Si el término parece transparente, a veces se malinterpreta y puede llevar a confusión. Olivier Schmitt recuerda las formas del riesgo de escalada -y muestra por qué está lejos de ser cero-.

Al mismo tiempo que le permite ensangrentar Ucrania, el sistema ideológico instaurado por Vladimir Putin en Rusia está empantanado, luchando por movilizarse. Para entender por qué, tenemos que pasar por Ibn Jaldún y su teoría de los imperios. Según el sociólogo Hamit Bozarslan, los fracasos de una narrativa basada en la «idea nacional», que lucha por transformarse en un «ideal», explican en parte por qué la guerra en Ucrania no es sólo territorial.