En los últimos cinco años hemos ayudado a más de 25 millones de personas a entender Europa. Hoy, nuestra cobertura de las elecciones europeas de 2024 —incluidas todas nuestras publicaciones— está excepcionalmente en acceso abierto. Para que sigamos adelante, considera la posibilidad de suscribirte

En las elecciones europeas del pasado 9 de junio, en España ha irrumpido de forma inesperada una nueva lista ultraderechista, Se acabó la fiesta (SALF), liderada por el influencer conspiracionista Alvise Pérez. Con 800.763 votos y el 4,59%, SALF ha conseguido tres eurodiputados, empatando en número de escaños con Sumar y superando incluso a Podemos. Aunque los sondeos del mes de mayo mostraban como Alvise Pérez habría podido entrar en la Eurocámara, la sorpresa ha sido mayúscula. Aún más si pensamos que se trata de una agrupación electoral, sin sede, sin militantes y sin ni siquiera un programa, nacida hace tan solo unos meses en las redes sociales. 

En algunas provincias, más concretamente en el litoral mediterráneo entre Alicante y Cádiz, además de Las Palmas de Gran Canaria, SALF ha obtenido los mejores resultados, superando el 6% de los votos. Según los primeros análisis, se ha tratado de un voto transversal en cuanto a niveles económicos, pero Alvise Pérez ha pescado sobre todo entre los hombres jóvenes, en ciudades intermedias y con altos niveles de desempleo. Sus 800.000 votos provienen esencialmente de exvotantes de Vox —que, de hecho, ha perdido varios puntos porcentuales respecto a las elecciones generales del 23J de 2023— y del PP, además del abstencionismo. 

La cara visible de SALF en realidad se llama Luis Pérez Fernández: según lo que ha afirmado, su apodo, Alvise —nombre de que deriva Luigi, es decir lo que corresponde en italiano a Luis—, lo ha tomado de una novela del filósofo italiano del siglo XV, Agostino Nifo. Nacido en Sevilla en 1990, Pérez se acercó a la política durante sus años universitarios como voluntario de Unión Progreso y Democracia (UPD) de Rosa Díez. Jamás terminó la carrera de Ciencias Políticas y de la Administración en la UNED: por eso se define como un «analfabeto académico». En 2017, tras una experiencia en Leeds, se incorporó a Ciudadanos y se convirtió rápidamente en jefe de gabinete del partido en las Cortes Valencianas, donde estableció una estrecha colaboración con quién era su líder, Toni Cantó. Después de las elecciones legislativas de noviembre de 2019, se alejó del partido naranja o, mejor dicho, fue alejado por su comunicación agresiva y violenta. Intentó acercarse a Vox, pero no hubo “match”. 

La entrada de Se acabó la fiesta en el Parlamento Europeo ha sido una sorpresa mayúscula. Aún más si pensamos que se trata de una agrupación electoral, sin sede, sin militantes y sin ni siquiera un programa, nacida hace tan solo unos meses en las redes sociales.  

Steven Forti

A partir de ese momento, y sobre todo en los meses más duros de la pandemia, Pérez se dedicó a la autopromoción en el espacio digital, lanzando o participando en campañas de troleo y acoso en contra de Pedro Sánchez y miembros de su gobierno a través de la difusión de bulos y teorías conspirativas. Se vinculó así a todo ese submundo ultraderechista que pulula en las redes sociales, pero no solamente: hasta 2022 colaboró también con Estado de Alarma TV (EDA), un medio de extrema derecha comparable con Breitbart News, y en 2021 recibió un premio otorgado por la asociación ultracatólica Hazte Oír, a cuyas campañas participó, como en el caso de los rezos delante de las clínicas abortivas.

Por la difusión de fake news y por sus ataques violentos, en estos años Pérez ha sido demandado en numerosas ocasiones. En algunos casos ha sido ya condenado por difundir informaciones falsas, como en la demanda presentada en los tribunales por parte de la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, o el exministro de Transportes, José Luis Ábalos. En otros casos, como las denuncias del exministro de Salud, Salvador Illa, el exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, o la periodista Ana Pastor, aún se espera sentencia. De hecho, una de las principales razones que han llevado a Pérez a presentarse a las elecciones es justamente el objetivo de conseguir la impunidad. Tras su elección como eurodiputado, ahora las causas pasarán al Tribunal Supremo que deberá pedir el suplicatorio a la Cámara de Estrasburgo. Todo, en síntesis, se retrasará bastante, como mínimo.

Por estas razones, sus cuentas en algunas redes sociales, como X (antes Twitter), fueron bloqueadas o suspendidas en más ocasiones. Pérez comunica principalmente en Telegram e Instagram, donde antes del 9 de junio tenía casi 500.000 y más de 800.000 seguidores, respectivamente. Es ahí donde ha hecho casi únicamente su campaña electoral, más allá de una docena de mítines megáfono en la mano en las plazas de algunas ciudades. Su canal de Telegram se creó inicialmente con el nombre de Gobierno Dimisión —por cuya campaña fue sancionado— y posteriormente se convirtió en su canal personal. De ahí viene también el símbolo de SALF —una ardilla con la máscara de Anonymous—, ya que Pérez llama ardillas a sus seguidores. Como estos animales que recolectan nueces, el influencer ultra dice que con sus denuncias está captando las nueces de un árbol enfermo, el sistema político español.

Aunque sea algo nuevo en el contexto español, la propuesta de Alvise Pérez no inventa nada. En realidad, mezcla estilos y técnicas que ya hemos visto en los últimos años en otras latitudes: desde la Alt Right estadounidense con figuras como el conspiracionista Alex Jones hasta el mismo Javier Milei o el presidente salvadoreño Nayib Bukele. Su narrativa de outsider que lucha contra el sistema se centra en muy pocos temas, repetidos hasta la saciedad de forma incendiaria y agresiva. A partir de diez frases vamos a analizar más en detalle su lenguaje y su discurso.

Alvise Pérez se define como un «analfabeto académico».

Steven Forti

1 — «Pedro, calienta que sales […] más vale que te escondas en un maletero porque te vamos a meter en prisión» 1.

La agresividad verbal de Alvise Pérez es probablemente su principal característica. El fundador de SALF emula a Javier Milei, nuevo referente de una parte de las extremas derechas mundiales, conocido por sus insultos contra los adversarios políticos. En el mismo discurso pronunciado la noche electoral del 9 de junio, desde una discoteca de Madrid, indirectamente Pérez ha citado al mandatario argentino diciendo que donará el 100% de su sueldo como eurodiputado. Cabe recordar que Milei en el bienio que fue diputado, entre 2021 y 2023, sorteaba su sueldo en una especie de rifa pública entre aquellos que se inscribían a “Mi Palabra”, su web personal. Más allá de la evidente jugada populista en contra de la “casta” de los políticos, el objetivo era el de obtener los datos personales de millones de ciudadanos argentinos al inscribirse en su página web. Veremos si Alvise Pérez hace lo mismo. 

Más en concreto, la frase pronunciada aquí por el influencer ultra hace referencia a la huida del expresidente catalán Carles Puigdemont en octubre de 2017 que, supuestamente, cruzó la frontera entre España y Francia en el maletero de un coche para acabar refugiado en Bélgica y sortear así la posible detención por haber declarado unilateralmente la independencia de Cataluña. Pérez toca aquí las tradicionales teclas que animan el discurso ultranacionalista español: el antiizquierdismo y el antiseparatismo. Algo que, no hay que perderlo de vista, se conecta con el canon reaccionario español desde finales del siglo XIX, resumido en la imagen de la anti-España. 

La agresividad verbal de Alvise Pérez es probablemente su principal característica. El fundador de SALF emula a Javier Milei.

Steven Forti

2 — «España se ha convertido en la fiesta de los criminales, de los corruptos, mercenarios, pedófilos y violadores» 2.

La retórica incendiaria de Alvise Pérez tiene sobre todo como blanco a los políticos, tildados de “parásitos”. Si bien no escatima ataques contra el Partido Popular, definido el “PSOE azul”, algo que recuerda la “derechita cobarde” de la cual hablaba Vox, sus dardos envenenados se dirigen contra la izquierda y, más concretamente, contra el gobierno de Pedro Sánchez que habría supuestamente convertido España en una república bananera controlada por narcotraficantes, al estilo de Venezuela. Se inscribe aquí en el marco de los ataques conocidos contra las izquierdas acusadas de ser unas “castrochavistas”. 

Todo se junta en la visión apocalíptica de la realidad que repite como si fuera un mantra el fundador de SALF: criminalidad, pedofilia, violaciones, narcotráfico, corrupción. Los bulos difundidos contra miembros del gobierno, como los ministros Illa y Ábalos, le han costado denuncias y también condenas. A la exministra Irene Montero, elegida al Europarlamento como cabeza de lista de Podemos, ha llegado a insultarla por haber trabajado como cajera de joven. El discurso del odio y deshumanización de los adversarios políticos de Pérez va de la mano con una respuesta de ley y orden. De hecho, otra de sus frases que han circulado por las redes es, que “si hay un narcoterrorista, no quiero que se le persiga, quiero que le pegues con un subfusil”. En el fondo, el influencer ultra vende la imagen de una España idílica y segura que supuestamente existió en el pasado: la nostalgia de los viejos tiempos es otra de las características que comparten las extremas derechas 2.0.

3 — «He visto yo unos terrenitos al este de Madrid, muy cuquis, muy bonitos, donde voy a construir una cárcel para 40.000 personas. Bukele se queda blando.» 3

Además de Milei y el trumpismo, otro de los modelos de Alvise Pérez es el populismo punitivista del presidente salvadoreño Nayib Bukele. En esta frase lo cita explícitamente, haciendo referencia al Centro de Confinamiento del Terrorismo, la megacárcel construida en las afueras de San Salvador donde se han recluido millares de pandilleros y muchos millares de ciudadanos acusados sin prueba alguna, hasta el punto de que diferentes organizaciones de defensa de los derechos humanos lo han denunciado repetidamente. La receta de Bukele, que en el último lustro ha convertido El Salvador en una democracia iliberal, es decir una autocracia electoral, ha empezado a ser copiada por otros políticos latinoamericanos —véase el caso de Ecuador— y con SALF ahora llega también a Europa. Además, no hay que olvidar de que a Bukele se le conoce como el “presidente tuitero”, ya que comunica casi únicamente a través de las redes sociales.

En la misma entrevista, Pérez ha cargado contra las Naciones Unidas y las organizaciones de defensa de los derechos humanos que condenan estas políticas de “mano dura”. Cabe notar que el antiglobalismo, la crítica al multilateralismo y las acusaciones lanzadas contra las organizaciones internacionales es una característica compartida por todas las extremas derechas a nivel global. Según Vox, la ONU es uno de los principales enemigos de España, mientras el gobierno de Milei ha propuesto que las embajadas argentinas dejen de colaborar en los proyectos vinculados con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. No extraña, pues, que el influencer ultra haya también lanzado la posibilidad de convocar un referéndum sobre la salida de la Unión en el caso de que en Bruselas no le hagan caso a sus propuestas. Por último, hay que subrayar como en esa misma entrevista, adelantándose a las críticas de ser un “tirano”, Pérez reivindica ser un “demócrata”: según él, proyectos como los de la megacárcel significarían solamente hacer respetar el código penal español y los “derechos de los españoles honrados”. Es interesante apuntar cómo también aquí, y por parte de alguien que niega los mismos valores democráticos, vemos el intento de apropiación del concepto de democracia, como ya hicieron Trump, Bolsonaro o Milei.

Además de Milei y el trumpismo, otro de los modelos de Alvise Pérez es el populismo punitivista del presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Steven Forti

4 — «Esa mano dura es la construcción de una megacárcel sin piscinas ni gimnasios donde meteremos previa reforma legislativa a todos los políticos que viven de la impunidad del robo: los José Bono, Felipe González, toda la panda de gente que se ha hecho millonaria y está en República Dominicana gastándose vuestro futuro» 4

Como se apuntaba, el populismo punitivista de SALF se conecta estrechamente a las soflamas antipolíticas. En la “megacárcel”, de hecho, Alvise Pérez quiere encerrar a todos los políticos, definidos como miembros de una “casta parasitaria” y una “mafia”, aunque acaba siempre nombrando dirigentes de izquierdas, como los socialistas José Bono y Felipe González, además de Pedro Sánchez. Tampoco aquí hay nada nuevo: recordemos que uno de los lemas más repetidos por Donald Trump en la campaña para las presidenciales estadounidenses de 2016 fue “Lock her up” (“Encerradla”) dirigido contra la candidata demócrata Hillary Clinton. Y ahora dice lo mismo de Joe Biden. Pérez intenta así canalizar y capitalizar la altísima desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones y los cuerpos intermedios –principalmente los partidos políticos–.

Es interesante en este sentido poner de relieve la mención explícita que Pérez hace al futuro de los jóvenes, entre los cuales tiene muchos seguidores y, según los primeros análisis, la parte más consistente de sus votantes. La ruptura del ascensor social y la falta de expectativas de futuro —real o percibida— es un elemento que explica la crisis de las democracias liberales. Cabe remarcar que el discurso antipolítico y en contra de la partidocracia es un evergreen utilizado en contextos de crisis por la mayoría de los nuevos partidos con el objetivo de hacerse un hueco en el sistema político. Basta pensar en los casos de Milei en Argentina y Bolsonaro en Brasil, pero también de Trump en Estados Unidos o la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas en Italia. Sin ir más lejos, en España lo utilizaron la Agrupación Ruiz-Mateos —que, en las elecciones europeas de 1989 consiguió dos escaños— e incluso Podemos y Ciudadanos en sus primeros tiempos. 

5 — «¿Para qué cojones sirve el Rey?» 5

Alvise Pérez pronunció esta frase el 11 de junio de 2024 en una entrevista en el medio ultraderechista DistritoTV, hablando de la reciente aprobación en las Cortes de la ley de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña. Según el fundador de SALF, el rey Felipe VI no hubiese tenido que firmarla al tratarse de una ley “anticonstitucional”: el jefe del Estado, pues, no habría “protegido el marco constitucional”. Una vez más, Pérez demuestra difundir bulos y no conocer la misma Constitución Española de 1978 que dice querer defender. En su artículo 91 de la Carta Magna, se dice que “el Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación”. 

Ahora bien, más allá de la posición ultranacionalista española que considera la ley de amnistía y cualquier acuerdo con los independentistas catalanes o vascos una traición a la patria, lo que aquí resulta interesante es el ataque contra la figura del rey. Las derechas españolas han sido generalmente pro-monárquicas en la época contemporánea: en la actualidad, tanto el PP como Vox defienden vehementemente la monarquía —intentando apropiarse de la institución— y ni se le pasaría por la cabeza criticar a Felipe VI. Ha habido, eso sí, grupúsculos republicanos en las extremas derechas españolas, como el Movimiento Social Republicano, pero la posición de Pérez es sin duda peculiar. 

Más allá de la posición ultranacionalista española que considera la ley de amnistía y cualquier acuerdo con los independentistas catalanes o vascos una traición a la patria, lo que aquí resulta interesante es el ataque contra la figura del rey. 

Steven Forti

Cabe recordar que durante las protestas ultraderechistas del noviembre de 2023 delante de la sede del PSOE en Madrid en contra de los acuerdos con los independentistas catalanes de cara a la aprobación de la ley de amnistía y la formación del nuevo ejecutivo liderado por Pedro Sánchez —el llamado Noviembre Nacional— se oyeron gritos como “Felipe, masón, defiende tu nación” y “Los Borbones a los tiburones”. Además, al lado de banderas preconstitucionales con el águila franquista, se vieron también banderas rojigualdas con el escudo recortado o banderas del Noviembre Nacional con una cruz encima del acrónimo NN. En las manifestaciones, en que participaron miembros de Vox e incluso del PP, tuvieron protagonismo sobre todo grupos neofascistas e identitarios como Democracia Nacional, Falange, Comunión Tradicionalista Carlista o Bastión Frontal. Alvise Pérez fue uno de los que convocaron las manifestaciones delante de la sede del PSOE y, con este ataque a la monarquía, recoge en parte algunos de los mensajes que circularon en aquellas noches.

6 — «Marruecos es nuestro enemigo geopolítico, económico y militar. Por eso, y lo anuncio aquí aprovechando, después de las elecciones europeas y del verano voy a ir con una serie de coroneles en reserva del Ejército de España para explicarle a todo el pueblo canario cómo vamos —toda la sociedad civil— a organizarnos fuera de los partidos políticos —porque los partidos políticos no van a salvar la integridad territorial del pueblo español—. Vamos a explicar cómo todos los españoles nos vamos a organizar para que cuando Marruecos tome la decisión —que inminentemente ya la tiene planificada y la va a tomar antes de 2030— de invadir por las buenas o por las malas Canarias, Ceuta y Melilla, va a haber una serie de españoles libres que nos hemos organizado años atrás para plantarles cara.» 6

En otra entrevista en Distrito TV, el discurso ultranacionalista de Alvise Pérez sube aún más de tono. Las afirmaciones en contra de Marruecos, definido directamente como “enemigo geopolítico, económico y militar”, le sirven también para tener visibilidad y dibujar un perfil propio, diferenciándose en radicalidad respecto a Vox. Si el Partido Popular no ha escatimado críticas al reino alauí e incluso llegó en el pasado a momentos de tensiones, como en la crisis de la isla de Perejil en 2002 con Aznar en el gobierno, la formación de Abascal ha mantenido un perfil mucho más duro, acusando a Rabat de querer anexionar Ceuta y Melilla o enviar “delincuentes” a España. En la primavera de 2024, por ejemplo, Vox pidió a la Unión Europea cortar todas las relaciones y ayudas con Marruecos. 

El fundador de SALF sube un peldaño más en la escalera de paranoia, agresividad y amenazas. En el fondo, hay tres elementos. Por un lado, la teoría conspiracionista de que el reino alauí tiene un plan para anexionarse Ceuta, Melilla e incluso las Canarias, difundida ya por Vox durante la crisis de Ceuta de mayo de 2021, cuando en un par de días entre 6 y 9 mil migrantes cruzaron la valla fronteriza. Según Abascal, eso fue “una invasión” y había “que enviar al Ejército para que no entre ni uno más”. Por otro lado, y conectado con esto, de fondo hay el elemento islamófobo y el rechazo de la llegada de nuevos migrantes, dando pábulo a otra teoría de la conspiración como la del gran reemplazo, según la cual habría un plan de la elite “mundialista” para sustituir a la población europea con inmigrantes de África y Asia.

Por último, Pérez ha también difundido otro bulo, según el cual Pedro Sánchez estaría condicionado por Marruecos por la información que supuestamente Rabat tendría por el hackeo del móvil del presidente del gobierno español. Como muchos estudios han demostrado, en la cabeza de los conspiranoicos se pueden sumar y yuxtaponer todas las posibles teorías, por abstrusas e increíbles que puedan ser, aunque sean contradictorias.

El fundador de SALF sube un peldaño más en la escalera de paranoia, agresividad y amenazas.

Steven Forti

7 — «Cada vez hay más inmigrantes ilegales que no sabemos si son violadores» 7.

El rechazo de la inmigración, la xenofobia y el nativismo son una de las principales banderas del discurso de la extrema derecha europea. Alvise Pérez, en síntesis, recoge un tema “exitoso” desde por lo menos los años ochenta, cuando el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen y el Vlaams Blok flamenco introdujeron esa cuestión. Además, el influencer ultra repite el bulo de que la mayoría de los inmigrantes son violadores, cuando no existen datos ni estudios que lo demuestren. 

Aquí tampoco SALF inventa algo. Santiago Abascal escribió en Twitter, por ejemplo, que “¿Quién se preocupa de verdad por la seguridad y la libertad de las mujeres en España? Se silencian los ataques en manada porque el 70% de sus integrantes son extranjeros”. La afirmación de Abascal es una fake news basada en una consciente malinterpretación del informe titulado “Agresores sexuales con víctima desconocida” del Instituto de Ciencia Forense y Seguridad del CSIF y la Universidad Autónoma de Madrid. Al contrario, como explicaba un artículo de Eldiario.es (https://www.eldiario.es/sociedad/brecha-salarial-no-existe-bulo-agresores-inmigrantes-guia-rapida-datos-responder-machistadas-navidenas_1_10785972.html), “la Estadística de condenados por delitos sexuales, que elabora el INE a partir de la información del Registro Central de Delincuentes Sexuales del Ministerio de Justicia, muestra que en 2022 había 3.201 personas condenadas por delitos sexuales: 3.104 hombres y 97 mujeres. De todas ellas, 2.225 eran de nacionalidad española y 976 de otras nacionalidades.”

8 — «La gente se cree que no tengo programa. Claro que lo tengo, solo que no lo publico. Porque soy perro viejo.» 8

Además de la agresividad, otro de los rasgos principales de Alvise Pérez es la arrogancia, algo que a sus seguidores, que lo ven como una especie de líder mesiánico, les encanta. Dicho lo cual, parece que SALF no haya necesitado un programa propiamente dicho para conseguir el voto de 800.000 de españoles. Que lo elabore o no en el futuro es una incógnita. De todas formas, los puntos principales serían probablemente las cuatro ideas repetidas incesantemente en sus peroratas en las redes sociales, que pueden resumirse en ley y orden, rechazo de la inmigración, nacionalismo y antipolítica. 

No extraña que en su desordenada propuesta, Pérez junte el ultraliberalismo con el punitivismo y el antifeminismo.

Steven Forti

Podemos añadir otros dos elementos que muestran la sintonía de Alvise Pérez con una parte de la familia global ultraderechista. Por un lado, el antifeminismo que se conecta con todo ese submundo machista presente en las redes sociales, la llamada manosfera. Por otro lado, el ultraliberalismo con posiciones que se acercan al paleolibertarismo de un Javier Milei. De hecho, la propuesta de Murray Rothbard, a quien se debe la reformulación reaccionaria del libertarismo en Estados Unidos, juntó un antiestatalismo extremo con el autoritarismo y la defensa de los valores conservadores de los sectores integristas cristianos. No extraña, pues, que en su desordenada propuesta, Pérez junte el ultraliberalismo con el punitivismo y el antifeminismo.

9 — «Cuando llegue al poder, despedíos todos los medios criminales de recibir ni un solo euro público, y compensaréis por Ley los cientos de millones ya recibidos por el gobierno actual y anteriores» 9.

Desde Trump a Bukele, pasando por Vox, los líderes de extrema derecha, además de cargar contra los políticos corruptos, suelen atacar duramente a los medios de comunicación. Basta recordar la prohibición por parte del partido de Abascal a asistir a los eventos o ruedas de prensa de Vox para los medios de comunicación progresistas o la exclusión de la Casa Blanca decretada por Trump a medios como la CNN. Según Pérez, los periodistas son unos “mercenarios” que cobran dinero público, sin más. 

Este discurso se justifica y le sirve por al menos tres razones. Por un lado, los líderes ultraderechistas no pueden concebir ni aceptar una prensa que sea libre y que o bien no conceda espacio o bien cuestione los bulos y el discurso del odio que difunden. De hecho, cuando llegan al poder, en cuanto pueden, intentan silenciarla. Debería ser suficiente aquí mencionar el caso de la Hungría de Viktor Orbán donde más del 90% de los medios de comunicación son controlados por el gobierno o por oligarcas cercanos al líder de Fidesz. 

Por otro lado, estas afirmaciones le sirven al fundador de SALF para reivindicar la libertad de expresión frente a una supuesta censura. No hay que olvidar que, como explicó Pablo Stefanoni, la extrema derecha se presenta como rebelde, transgresora y provocadora frente a una supuesta “dictadura progre” que habría impuesto un “pensamiento único” y lo políticamente correcto. De ahí también el símbolo de SALF, la ardilla con la máscara de Anonymous. Pérez afirma, de hecho, que ningún medio, excepto los de la galaxia ultra, haya aceptado entrevistarle, tirando así de victimismo. Todo se conecta con una visión conspiranoica de que existe una supuesta conjura orquestada por una élite corrupta para que no conozcamos la verdad: algo que ya utilizó en Estados Unidos el movimiento conspiracionista Qanon, por ejemplo. 

Por último, la voluntad de eliminar la financiación pública a los medios de comunicación -así como a los partidos- se conecta con posiciones ultraliberistas o directamente paleolibertarias a lo Javier Milei o Elon Musk. No se olvide que el propietario de X es cada día más un ídolo para muchos influencer ultra y conspiracionistas.

Todo se conecta con una visión conspiranoica de que existe una supuesta conjura orquestada por una élite corrupta para que no conozcamos la verdad.

Steven Forti

10 — «Cada mentira que decimos incurre en una deuda a la verdad y tarde o temprano esa deuda es pagada» 10.

Lo único que aquí cabría comentar, es que el fundador de SALF deberá pagar muchas deudas, ya que es uno de los mayores difusores de bulos en España. Además de los mencionados anteriormente, cabe recordar que Pérez se ha sumado también a la teoría conspirativa del 11M difundida tras el atentado de Atocha del 11 de marzo de 2004 ya por el PP y, aunque desmentida en los tribunales, repetida hasta la actualidad por parte de la derecha española y los medios afines. Pero, si no fuese suficiente, durante la campaña de las elecciones europeas, el influencer ultra ha repetido constantemente el bulo de un supuesto fraude electoral, utilizado ya por Trump y Bolsonaro, pero también por el PP y Vox en la campaña electoral de las autonómicas del 28M de 2023. Pérez ha invitado sus seguidores a no votar por correo, dando pábulo a la existencia de un “sabotaje” por parte de Correos e Indra. Esta frase es un síntoma de la época de la posverdad: lo que importa no son ya los hechos, sino las emociones y las opiniones personales.