El viraje que está sufriendo España hacia la penetración en el poder político de una ideología de extrema derecha cercana al trumpismo, no se debe tanto a la irrupción de un partido de ese corte, como VOX, sino a la conversión hacia tales postulados de la derecha conservadora española, del Partido Popular. 

El desempeño del Gobierno progresista de coalición en España, en cinco años de gobierno, muestra una hoja de transformación económica y social impecable

En toda la historia de la época democrática reciente, no ha existido una hoja de reformas tan brillante en punto a justicia social y modernización de España como la que ha realizado el actual gobierno. Este gobierno, que muchos pronosticaban que, dado que era una coalición entre los socialistas y un partido izquierdista bisoño, iba a ser una calamidad, un cúmulo de medidas sin sentido y un gobierno inestable, ha sido capaz de sortear con éxito la pandemia, la guerra de Ucrania y sus crisis de inflación y de energía, mientras sacaba adelante con mayorías diversas 200 leyes reformadoras y cumplía año tras año con unos Presupuestos Generales del Estado tan progresistas como bien recibidos por Europa. Nunca se había conseguido tanto en tan poco tiempo. 

En el cuadro que aparece a continuación se plasma la España del partido conservador con un gobierno presidido por Mariano Rajoy en 2018 y la España del gobierno de coalición liderado por el PSOE en la actualidad. No son necesarios muchos comentarios: queda muy claro que España ha iniciado un camino de progreso.

Las políticas del gobierno de coalición significaron hacer de una gran crisis una gran oportunidad

La pandemia de la Covid-19 obligó a algo inédito, el confinamiento de toda la población y el mantenimiento solamente de los servicios básicos a los ciudadanos. El Ejecutivo puso en pie un Gran Escudo Social, prohibiendo desahucios, cortes de suministro, concediendo subvenciones a los autónomos y créditos para empresas y, por último, aprobando los ERTEs1 que salvaron millones de puestos de trabajo. 

En plena lucha contra la pandemia Pedro Sánchez lideró la respuesta en la Unión Europea consiguiendo la aprobación de unos fondos de recuperación por importe de más de 700.000 millones de euros de los que correspondían a España 140.000 millones. 

[Si encuentra nuestro trabajo útil y quiere que el GC siga siendo una publicación abierta, puede suscribirse aquí.]

Los fondos europeos han permitido poner en marcha doce grandes Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTEs). Los fondos que van a posibilitar estos PERTEs “Next Generation”, son uno de los hitos más señalados de la acción del gobierno. De hecho son la inyección de fondos más importante nunca recibida de la Unión Europea y van a permitir una restructuración de toda nuestra economía2.

A partir de la recuperación de la pandemia, se ha iniciado un camino de progreso social y económico

Más adelante, otra vez de un modo repentino, la guerra de agresión de Rusia en Ucrania y sus consecuencias han desencadenado una crisis de inflación y una crisis energética, requiriendo nuevamente una respuesta: se ha topado la subida de los precios del alquiler al 2%, bonificado 20 céntimos el litro de combustible. El Gobierno puso en marcha en 2021 medidas para rebajar los precios finales en la factura de la luz, por ejemplo, la bajada del IVA al 10%. Además, se reforzó la protección al consumidor eléctrico más vulnerable. 

Un hito importante ha sido conseguir la excepcionalidad ibérica con una reducción de la factura de la luz para los hogares y las empresas españolas. A pesar de todas estas circunstancias extraordinarias, se ha defendido la normalidad presupuestaria aprobando los Presupuestos Generales del Estado por tres veces consecutivas3.

Se ha hecho todo ello con un desempeño económico ejemplar: un crecimiento mayor que la media de la OCDE, una inflación menor que la de la media de países de la OCDE, y una deuda pública que, aunque deberá descender, se sitúa por debajo de nuestros grandes vecinos europeos. 

Desde que se formó el Gobierno progresista en 2018, el partido conservador ha liderado una estrategia profundamente antidemocrática, la del “Gobierno ilegítimo”

Ya hablábamos hace un año4 de la negación permanente del PP a la gestión económica y social del PSOE. Ante el Gobierno que más justicia social ha logrado en toda la época democrática, cuando España despliega una notable actuación exterior, nada de esto ha existido si uno se guía por la España que han reflejado el discurso y la narrativa de la derecha y la extrema derecha –porque se trata de una España al borde del caos–. 

El problema es que la derecha ha adoptado una estrategia de oposición basada en razonamientos antidemocráticos; una parte relevante de los medios se han identificado con esos argumentos y los han amplificado constantemente. Mientras, otros muchos cronistas e intelectuales han adoptado una posición de equidistancia, y al hacerlo han aceptado implícitamente los planteamientos de la derecha política y de los medios de comunicación que la secundan. El resultado ha sido que España no ha vivido un período normal de juego dialéctico entre gobierno y oposición sino que hemos vivido sumidos en una singularidad antidemocrática que ha degradado el debate, polarizado la política y hecho muy difícil la convivencia democrática.

Hemos vivido sumidos en una singularidad antidemocrática que ha degradado el debate, polarizado la política y hecho muy difícil la convivencia democrática.

Manuel Escudero

La estrategia de la derecha se ha asentado en dos pilares. El primero es el concepto de “Gobierno ilegítimo”. Por supuesto ha sido Santiago Abascal, el líder de VOX, quien por activa y por pasiva se ha cansado de tildar al Gobierno de Pedro Sánchez de ilegítimo. También sucumbió a esa tentación Pablo Casado, el líder del partido conservador antes de que ocupara ese puesto el líder actual Alberto Núñez Feijóo. Y aunque no hemos visto aún en su boca ese calificativo, el nuevo jefe de la derecha ha seguido utilizando con entusiasmo la narrativa que se asienta en la naturaleza ilegítima del Gobierno de Sánchez: “un Gobierno acabado”, que no merece un día más. Hay que ejercer sobre él presión con un constante bombardeo de encuestas para recrear un ambiente preelectoral. Y así las encuestas se han convertido en el acompañamiento obligado de la actividad política con mucha mayor intensidad que en el pasado. En resumen, como diría Feijóo, “estamos ante un Gobierno que se desmorona por días como fichas del dominó”. En estos últimos cuatro años, y desde el primer día, éste ha sido el discurso de la derecha.

El segundo elemento es que esa ilegitimidad se vuelve axiomática e indiscutible debido a que el Gobierno se apoya por un lado en un partido como Unidas Podemos, una coalición que alberga a comunistas. Y por otro lado porque, en el juego de alianzas parlamentarias, el Gobierno ha echado mano de pactos para determinadas leyes con partidos cuyo programa a largo plazo preconiza el independentismo, como Bildu en el País Vasco o ERC en Cataluña. Como lo pondría uno de los tertulianos señeros de la derecha, el Gobierno es ilegítimo porque se apoya en una coalición de golpistas, separatistas, filoterroristas y comunistas. Por supuesto, un Gobierno apoyado en tal base no merece sino ser arrojado al basurero de la historia y que termine cuanto antes su mandato.

Estos dos argumentos son profundamente antidemocráticos. Por un lado, dentro de un régimen democrático se podrá estar o no de acuerdo con las políticas de un gobierno, pero los criterios que cabe aplicar al Gobierno son los criterios de legalidad. La legalidad la confieren las leyes democráticamente adoptadas, comenzando por la Constitución. Y en la Constitución española forma gobierno y gobierna quien consigue y mantiene una mayoría parlamentaria. La oposición no debe invocar argumentos de ilegitimidad si no quiere inducir a una grave confusión al electorado: en tanto no tenga fuerza suficiente para forzar una votación a través de una moción de censura o en tanto no gane la batalla en unas elecciones, debe hacer oposición a cada ley, a cada propuesta del gobierno hasta el momento de las elecciones. 

La oposición no debe invocar argumentos de ilegitimidad si no quiere inducir a una grave confusión al electorado.

manuel escudero

En vez de eso, la derecha decidió desde el primer momento que el Gobierno de Sánchez no merecía gobernar y que la única estrategia de oposición posible era echarle cuanto antes. Y, de modo absolutamente irresponsable, ha seguido esa estrategia contra viento y marea sin variarla un centímetro, nada menos que durante dos periodos tan extraordinarios como imprevistos: una pandemia y una guerra.

Por otro lado, por supuesto, ser comunista en un país con libertades no inhabilita para ser miembro del gobierno. Tener una aspiración a la independencia catalana no inhabilita como partido para establecer pactos con el gobierno. O ser parte de la izquierda vasca llamada abertzale, habiendo pasado las exigencias de la ley de partidos en España tampoco inhabilita para hacer pactos. Todo lo que signifique establecer grupos políticos de primera y segunda categoría, donde unos tienen más legitimidad para gobernar que otros, es un argumento antidemocrático que abre las puertas a la anti-política populista.

Además, esta posición radical de negar legitimidad al gobierno ha hecho más fácil al partido conservador promover y mantener durante estos años otro elemento de rebeldía clara frente a la legalidad democrática: el bloqueo en la renovación del poder judicial, controlado por una mayoría conservadora y que sigue ejerciendo después de haberse agotado su plazo de ejercicio hace cuatro años.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, aparece en una pantalla de televisión en un bar durante un debate en directo con el presidente del Gobierno español y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, de cara a las elecciones generales en Madrid, España, el lunes 10 de julio de 2023. © Manu Fernández/AP/Sipa

El tratamiento del gobierno como ilegítimo es lo que explica algo que, en cualquier otro país, sería inexplicable. Nunca hubiéramos pensado que nos iban a afligir tantas calamidades juntas. Desde una inesperada pandemia que nos obligó a tomar medidas nunca experimentadas, hasta la guerra de agresión de Rusia sobre Ucrania, en la que la utilización como arma de guerra del gas y del grano ha supuesto tener que lidiar con dos nuevas crisis: la de la inflación y la de la energía. 

Pues bien: en ningún caso –siquiera puntual– ha encontrado el Gobierno apoyo en el Partido Popular. La razón es obvia, no ha existido por parte del PP el más mínimo interés en participar en los avatares extraordinarios que ha sufrido España. Por encima de todo, exclusivamente, el objetivo desde 2019 ha sido echar, desalojar del poder a Pedro Sánchez y conseguir el gobierno de España al precio que sea. Esta posición de base ha sido idéntica en el PP y Vox y, sobre tales cimientos la situación no podía sino desembocar en lo que ahora estamos viendo.

El objetivo desde 2019 ha sido echar, desalojar del poder a Pedro Sánchez y conseguir el gobierno de España al precio que sea. Esta posición de base ha sido idéntica en el PP y Vox y, sobre tales cimientos la situación no podía sino desembocar en lo que ahora estamos viendo.

manuel escudero

El partido conservador en España ha utilizado una estrategia extrema y propia del “trumpismo”: la mentira como arma central en la campaña electoral

Ya en el momento de campaña por las elecciones generales del 23 de julio, estos elementos antidemocráticos se han agudizado hasta el extremo.

La estrategia central del partido conservador ha sido concentrar en un elemento simbólico todos los males que padece España: el “sanchismo”, es decir las políticas llevadas adelante por el gobierno de coalición. Y dentro del “sanchismo” se han centrado los tiros en deshumanizar hasta límites abominables la figura personal de Pedro Sánchez. 

Naturalmente para crear este símbolo, ha sido necesario someter a la realidad a una deformación: todo lo generado por el “sanchismo” y por Sánchez ha tenido que ser necesariamente malo. De ahí ha surgido la necesidad de utilizar sistemáticamente la mentira, muchas veces construída sobre medias verdades o sobre hechos manipulados, para cerrar “el círculo del mal”. 

El grado de eficacia con la que se puede hoy utilizar la estrategia de la mentira ha aumentado exponencialmente. Hoy, cuando aún no hemos conquistado los derechos individuales y colectivos en el mundo digital y en todos los nuevos desarrollos tecnológicos –en las plataformas inmersivas, en la inteligencia artificial generativa, en la biología sintética, en la neurotecnología–,, vivimos en un interregno peligroso, porque la disrupción causada por nuevas tecnologías y nuevas aplicaciones va muy por delante de la formulación y la implantación de derechos digitales individuales y colectivos. 

Para crear este símbolo, ha sido necesario someter a la realidad a una deformación: todo lo generado por el “sanchismo” y por Sánchez ha tenido que ser necesariamente malo.

En esta delicada coyuntura, las redes sociales se han convertido en un poderoso instrumento para la propagación de falsas noticias, de la simulación perfecta de imágenes que nada tienen que ver con la realidad, de la construcción de comunidades con creencias completamente desfiguradas y conspirativas de la realidad. En los Estados Unidos, “un 70% de los votantes republicanos sigue creyendo que hubo fraude electoral”. Y eso a pesar de que estemos dos años más tarde, después de todos los chequeos y recuentos que se impusieron y las reclamaciones legales que se hicieron y que fueron desestimadas por la justicia de los diversos estados de la Unión. A pesar también del asalto al Capitolio y la responsabilidad incurrida. No puede haber un ejemplo mejor de la creación convincente y mantenida en el tiempo de una realidad falsa, paralela, insidiosa y de ataque frontal a las instituciones democráticas. Y este ejemplo no tiene por qué no reproducirse en el resto del mundo, España incluida.

El líder del partido conservador en España ha entonces decidido centrar su estrategia no solamente en “demonizar” a Sánchez sino en demostrar que toda su gestión ha sido aberrante. Y como esto es difícil de demostrar, ha echado mano de la mentira, mil veces repetida como argumento. El ejemplo más elocuente de esta estrategia, repetida en cascada por todos sus cuadros en la campaña electoral, tuvo como escenario central el debate que se celebró entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez el lunes día 10 de Julio.

Fue un debate sorpresivo, y que cogió a Pedro Sánchez desprevenido, porque no se esperaba la estrategia de Feijóo. Éste, nada más comenzar, utilizó la táctica llamada del “Galope de Gish”, que consiste en «ametrallar” con falacias al oponente. Durante el “Gish gallop”, un debatiente se enfrenta a su oponente con una rápida sucesión de argumentos engañosos, medias verdades y tergiversaciones en un corto espacio de tiempo, lo que hace imposible que el oponente pueda refutar todo en un solo turno de un debate formal5.

Hace algunos días el candidato del Partido Popular a la presidencia del gobierno declaró: “La economía española está a la cola del crecimiento económico de toda la Unión Europea. Somos el segundo país con menor crecimiento económico”. Se puede demostrar con datos que la segunda afirmación es equívoca, y la primera, sencillamente, una mentira. Respecto a la segunda, a lo único que se podía referir era a que España ha sido el penúltimo país en la Unión Europea en recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia, el de 2019. Pero el enunciante pasó “estratégicamente” por alto explicar por qué hasta 2023 no se ha recuperado el nivel de PIB de pre-pandemia: la economía española debido al confinamiento experimentó una de las caídas mayores del crecimiento de toda la OCDE, un crecimiento negativo del 17,8%. Obviamente, este hecho no estuvo relacionado con ninguna política del gobierno, sino con la estructura económica del país, muy dependiente del sector del turismo, sector que desapareció de la noche a la mañana con el cierre de fronteras y las prohibiciones de movilidad. El turismo no comenzó a medio recuperarse hasta el verano de 2021 y ya definitivamente en el verano de 2022. 

Con esta aclaración, decir que somos el segundo país con menor crecimiento económico de toda la Unión resulta equívoco y muy malintencionado: si hemos sido el penúltimo país en llegar al nivel de pre-pandemia se debe a que comenzamos la recuperación de la economía española a partir de una caída del PIB mucho mayor que la de la mayoría, y a que la recuperación ocurrió más tarde que en la mayoría de países, desde el tercer trimestre de 2021, debido a nuestra estructura económica. 

El líder del Partido Popular utilizó este argumento traído por los pelos, es decir, una noticia manipulada, para construir sobre ella una mentira absoluta y sin matices delante de millones de personas: “estamos a la cola del crecimiento económico de toda Europa”. 

He analizado la serie de siete trimestres desde que comenzó la recuperación española en el tercer trimestre de 2021, hasta los últimos datos disponibles del primer trimestre de 20236 y se puede afirmar que España ha tenido un crecimiento económico espectacular una vez desaparecidos los efectos de la pandemia. A la luz de los datos, España no solamente no está a la cola del crecimiento económico europeo, sino que está a la cabeza. 

España no solamente no está a la cola del crecimiento económico europeo, sino que está a la cabeza. 

manuel escudero

La estrategia extrema del partido conservador está encontrando en España apoyo por parte de sectores de la población

Partamos del reconocimiento sin ambages de un hecho: ha irrumpido en el escenario político global, y avanza en muchos países desarrollados y también en España, un nuevo sistema político edificado sobre los sentimientos excluyentes. Y puede que, por el momento, este nuevo sistema esté resultando atractivo para muchos votantes, independientemente de su condición social.

Sacudámonos los prejuicios y las ideas preconcebidas, y miremos de frente a la nueva realidad: ¿cuáles son las razones para que para un número muy importante de ciudadanos los sentimientos y las emociones excluyentes, ejercidas contra otros, importen y pesen más que sus propios intereses, que las soluciones que se ofrezcan para resolver problemas de desigualdad, de acceso a servicios imprescindibles como la sanidad, la educación, o la protección social? Y de modo aún más importante: ¿cómo se confronta y combate de modo eficaz esa nueva concepción de la política? En otro momento, hace bien poco he propuesto una reflexión a modo de paseo por la historia de la dialéctica entre la política de la racionalidad y la política de los sentimientos que puede ayudarnos a buscar respuestas7.

Esta sensación poderosa de malestar frente al futuro, de falta de fé en el poder de la persona como centro del universo, de recelo sobre la complejidad de lo que nos va a venir sobrevenido, unida a la certidumbre de las emociones que nos unen como una comunidad frente a las amenazas exteriores, es sin duda un motor muy poderoso que explica el comienzo del resurgir, una vez más y con apoyo de parte de la ciudadanía, de la política de los sentimientos divorciada de la política de la racionalidad, incluida la aceptación de la mentira como arma dialéctica para alcanzar el poder, la minusvaloración de las realidades de progreso, la polarización irracional como elemento de avance, la demonización simbólica del adversario como un elemento verosímil.

Lo importante en España no es la existencia de un partido de extrema derecha como VOX, sino el viraje hacia la extrema derecha de la derecha española

Los elementos en común entre VOX y la derecha española no cesan de aumentar. Ambos partidos reproducen al unísono la estrategia utilizada por Trump, la utilizada por Nigel Farage en el Brexit, la usada por Bolsonaro en Brasil. Pero hay más. En primer lugar, una vez celebradas las elecciones municipales y autonómicas el 28 de mayo de 2023, ha resultado sorprendente la facilidad y naturalidad con la que el PP ha abierto las puertas a coaliciones de gobierno con VOX en 140 Ayuntamientos y –por ahora– tres gobiernos autonómicos. Estos pactos tienen una doble trascendencia.

Primero, el PP ha intentado banalizar la entrada de VOX en los gobiernos so pretexto de que esa fuerza, como cualquier otra, si tiene representación no tiene por qué ser excluida para gobernar. Pero pactar la entrada de VOX en gobiernos, aunque perfectamente legal y legítima, es políticamente nefasta porque implica abrir la puerta al poder a una ideología extrema y beligerante. Fuera del poder VOX es, sencillamente, activismo. Lo que busca es el poder, para, desde él, comenzar a poner en marcha su programa ideológico y político de transformación. El PP está incurriendo en la responsabilidad histórica de abrir las puertas de los gobiernos a VOX. Y es ahí, desde el poder, donde VOX va a intentar cambiar la realidad imponiendo su programa.

[Si encuentra nuestro trabajo útil y quiere que el GC siga siendo una publicación abierta, puede suscribirse aquí.]

El partido de Abascal ha sido muy claro no solo sobre la necesidad de gobernar sino sobre la necesidad de colorear con su ideario los programas de gobierno, en temas relacionados con la violencia de género o con las libertades de los colectivos LGTBI: la supresión de la lucha contra la violencia de género en los programas de gobierno firmados conjuntamente por PP y VOX y su sustitución por la lucha contra la “violencia intrafamiliar”, o la prohibición de banderas LGTBI en diversos Ayuntamientos o CCAA ya en los primeros días del pacto, señalan direcciones muy claras. 

Los elementos en común entre VOX y la derecha española no cesan de aumentar. Ambos partidos reproducen al unísono la estrategia utilizada por Trump, la utilizada por Nigel Farage en el Brexit, la usada por Bolsonaro en Brasil.

manuel escudero

Segundo, el PP no puede quitar importancia a estos acuerdos con excusas de todo tipo de su líder. Firmando estos acuerdos, el PP está condicionando las políticas de sus gobiernos locales o autonómicos a dichos acuerdos. La facilidad con la que se ha dado este proceso parece indicar que, en realidad, en muchos aspectos, la ideología del PP ha comenzado una convergencia hacia los postulados de VOX. Si esto fuera así, podríamos estar en puertas de una gran involución de España hacia el arrinconamiento de la lucha contra la violencia de género, el recorte de los derechos de las mujeres comenzando por el derecho al aborto para reducirlas a su papel tradicional, el recorte de las libertades de los diferentes, con todos y cada uno de los colectivos LGTBI, la aparición de la censura restringiendo la libertad de pensamiento y la cultura, y la exclusión de los inmigrantes de cualquier derecho. 

Y más allá de esto, en la medida en que este programa se asiente, se acelerará la ideologización de la educación, el recorte de las autonomías, el establecimiento de una política activa de proteccionismo comercial, dinamitar la Unión Europea desde dentro de la propia Unión, el fortalecimiento de las fronteras de la Unión para prevenir la entrada de inmigrantes y refugiados, y, junto a todo ello, una actuación muy leal con los poderes económicos con un programa económico de corte neoliberal.

Si planteo esta posibilidad no es por ningún tremendismo demagógico sino porque el PP puede estar cambiando de naturaleza ideológica. En el pasado, el PP era un partido conservador en el sentido más directo del término, no muy partidario de la innovación y de las posiciones disruptivas, con algunos pocos elementos sociales de la tradición de democracia cristiana y con todos los elementos comunes a la doctrina neoliberal en declive. Sin embargo, desde que el liderazgo fuera ocupado por Casado y ahora por Feijóo se observa un proceso de desideologización y un aumento de los elementos propios de un “catch-all party”, mucho más pendiente de la mercadotecnia que de sus propios postulados, tensionado hacia una sola meta: acceder al gobierno para desalojar al enemigo al precio que sea, sin mayor ideología ni proyecto de políticas conocidos, porque en medio del ruido creado no queda espacio para las propuestas.

Se observa un proceso de desideologización del PP y un aumento de los elementos propios de un “catch-all party”, mucho más pendiente de la mercadotecnia que de sus propios postulados.

manuel escudero

Esta transformación también se refleja en su liderazgo: Feijóo puede decir un día una cosa y al siguiente la contraria, puede decir una gran mentira un día e intentar escapar echando tinta como un calamar al siguiente, según vea las reacciones de la opinión publicada y de las encuestas. Se va perfilando, en ese sentido como un líder hábil, experto en cortinas de humo y echar mano del disimulo si es preciso, pero con muy pocas convicciones. Obviamente debido a la actitud beligerante tanto de su socio VOX en la extrema derecha como en sus propias filas con el ejemplo del vuelco ideológico que ya ha realizado el partido conservador en Madrid de la mano de Isabel Díaz Ayuso, los incentivos para ir rellenando la ideología del PP con retazos de los postulados del populismo de derechas son obvios y están operando ya en los lugares donde ya han pactado. Si fuera así, y en el contexto de una asociación fuerte en diversos gobiernos de estas dos fuerzas, cabe esperar un proceso de radicalización ideológica por parte del PP hacia los postulados de la derecha populista, como ha ocurrido ya en el partido republicano de los Estados Unidos, por ejemplo. Ese es un futuro mucho más probable si el PP y VOX llegan a formar gobierno a partir del 23 de julio, como resultado de las elecciones generales.

Conclusión

Lo que se juega en España este domingo es muy relevante, y no solamente para España. Nos jugamos la política democrática tal y como la conocemos. La política democrática se esfuerza por situar la verdad y la bondad como elementos centrales y axiomáticos sobre los que basar la política. La política, en consecuencia, no se puede basar en la mentira y tiene que estar conectada con la ética. Por eso, un político que miente, en los códigos de la política democrática, es automáticamente descalificado y el procedimiento de corrección es la dimisión. Pero ¿cómo restableceremos el juego democrático si hay partidos que ganan los próximos comicios sobre la base de la mentira, las falacias y las manipulaciones? ¿Cómo será posible seguir dialogando y acordando políticas democráticas si borramos la diferencia entre lo que es verdad y es mentira, si se renuncia conscientemente a contrastar la opiniones con la realidad? Esta es la evidencia que están experimentando millones de ciudadanos en España que asisten atónitos a la utilización de la mentira como arma central en la campaña del líder del partido conservador, acompañado en esa estrategia por la extrema derecha.

¿Cómo será posible seguir dialogando y acordando políticas democráticas si borramos la diferencia entre lo que es verdad y es mentira, si se renuncia conscientemente a contrastar la opiniones con la realidad?

manuel escudero

Nos jugamos la orientación progresista y basada en la justicia social y la modernización ecológica y digital de España, y su papel cada día más protagonista en las políticas europeas. Nos jugamos si España va a ser un dique a las políticas de extrema derecha en Europa o si vamos a ver cómo éstas políticas, de la mano del Partido Popular y su alianza con VOX penetran el Estado del mismo modo que ya han penetrado 140 Ayuntamientos y varias Comunidades Autónomas.

Y finalmente, nos jugamos algo que ha estado presente en estos años en los que se ha conseguido que España avance sin renunciar a ser un país diverso, en el que la diversidad no es un obstáculo para la convivencia en paz. O si, con el partido conservador convertido a la extrema derecha, volvemos a una política de enfrentamiento con los nacionalismos vasco y catalán. Cuando Pedro Sánchez y su gobierno comenzaron su andadura la situación era muy conflictiva. Hoy en Cataluña solamente un 20% aspira a la independencia. Y todos avanzamos de la mano. Ese es el futuro que se nos puede escapar el 23 de julio. 

Notas al pie
  1. Los ERTEs son la figura española equivalente al Kurtzarbait alemán, e implica que se mantiene el contrato de trabajo de los trabajadores sujetos a ese acuerdo y se suspende su actividad laboral, mientras se les compensa con una cantidad muy parecida a su salario y a sus cotizaciones de Seguridad Social en tanto dure el ERTE.
  2. Los doce grandes proyectos son:

    • PERTE para el desarrollo del vehículo eléctrico y conectado
    • PERTE para la salud 
    • PERTE de energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento
    • PERTE Agroalimentario
    • PERTE de Nueva economía de la lengua
    • PERTE Economía circular
    • PERTE para la industria naval
    • PERTE Aeroespacial
    • PERTE de digitalización del ciclo del agua
    • PERTE de microelectrónica y semiconductores
    • PERTE de economía social y de los cuidados
    • Estos son algunos de los hitos de todo lo realizado en estos cuatro años:

      • Equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, ampliando el permiso de paternidad a 16 semanas.
      • Recuperación del subsidio para desempleados mayores de 52 años. 
      • Aprobación de la reforma laboral contra la precariedad y la temporalidad. 
      • Recuperación del poder adquisitivo de las pensiones derogando el factor de sostenibilidad impuesto por el Partido Popular y sustituyéndolo por el IPC.
      • Eliminación del copago farmacéutico a 6,8 millones de personas. 
      • Lucha contra la brecha salarial y por la igualdad de la mujer en el ámbito laboral, obligando a las empresas a realizar un registro retributivo por sexo.
      • Blindaje de la financiación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que se convierte en permanente.
      • Impulso de la Formación Profesional en nuestro país, con la creación de 200.000 nuevas plazas de formación profesional dual en cuatro años.
      • Combate a la precariedad laboral a través de la Ley Rider para las personas dedicadas al reparto en el ámbito de las plataformas digitales.
      • Garantía del derecho a la muerte digna, incluyéndola en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud. 
      • Garantía de que las mujeres puedan ejercer su derecho al aborto en condiciones de libertad y seguridad, penalizando el acoso a las mujeres que acuden a clínicas para la interrupción voluntaria del embarazo.
      • Blindaje del derecho a la huelga. Derogación del artículo 315.3 del código Penal, que castigaba con pena de cárcel los piquetes en las huelgas.
      • Protección de los menores frente a la violencia aprobando la Ley de Protección integral, tratando aspectos que van desde la más temprana protección hasta la reacción penal frente a los delitos cometidos contra estas personas. 
      • Derogación del ‘impuesto al sol’ que creó el PP, que había supuesto un retroceso en la transición energética de España. 
      • Aprobación de la ley de Cambio Climático y Transición Energética, con objetivos para alcanzar la descarbonización total en 2050.
      • Adaptación de la fiscalidad a los nuevos tiempos con la ‘tasa Google’ y la ‘tasa Tobin’ y los impuestos extraordinarios a las grandes empresas eléctricas y bancos para que el reparto del coste de la crisis energética sea compartido.
      • «La derecha española: ¿una singularidad (anti)democrática?», El País, 19 de agosto de 2022.
      • Afortunadamente, muchos analistas se han dedicado durante los días posteriores a analizar lo dicho por Feijóo. He aquí un listado de algunas de las mentiras que introdujo en el debate:

        • Afirmó que tanto Rajoy como Aznar (los anteriores presidentes del gobierno por parte conservadora) crearon más empleo que Pedro Sánchez. Falso. Hoy España está en cifras récord de empleo, con casi 21 millones de personas trabajando, donde uno de cada dos nuevos empleos son indefinidos y con el paro más bajo en 15 años. Y según las estadísticas oficiales, el Gobierno de Pedro Sánchez ha creado 300.000 empleos más que Rajoy.
        • Dijo que hay 43.000 autónomos menos que en 2019. Falso. Las estadísticas oficiales indican que en esta legislatura los autónomos ha crecido en 77.823 personas.
        • Aseguró que el PP votó a favor de subir las pensiones indiciando las pensiones con las subidas del IPC. Falso. El Partido Popular ha votado en contra de que las pensiones subieran de acuerdo con el IPC. Así constó a la hora de aprobar en la ley 21/2021 la revalorización de las pensiones en función de las subidas del IPC, a la que el PP votó en contra. 
        • Dijo también que no se había construido ninguna vivienda de alquiler asequible esta legislatura. Falso. Se han movilizado 66.000. Aseguró además que la “okupación” ilegal de vivienda se había disparado. Falso. Las condenas por usurpación han bajado un 20%. De 6.000 han pasado a 4.300 y las condenas por allanamiento han descendido de 285 a 230. Ni la “okupación” se está disparando ni es el problema masivo que se ha dibujado.
        • En materia energética dijo dos falsedades: que la “solución ibérica” la iba a derogar la Unión Europea. Falso. Se ha ampliado hasta diciembre de 2023. Y la segunda, que el precio de la energía en España es un 40% más caro que en Europa. Falso. Es la misma que en Alemania y menor que Francia o Italia.
        • Finalmente volvió a reiterar que la economía española está a la cola de Europa. Como quiera que este asunto es particularmente relevante para mí, puesto que represento a España en la OCDE, permítanme que me extienda un poco en cómo Feijóo ha construido en torno a una gestión clamorosamente exitosa de la economía el bulo de que va mal, muy mal.
        • Estos son los resultados de datos extraídos directamente de la OCDE:

          • España se ha situado en todo momento entre los tres países con mayor crecimiento dentro de las grandes economías europeas (Francia, Alemania, Italia, España, Polonia y Países Bajos).
          • España se ha encontrado siempre entre los cinco primeros países con mayor crecimiento dentro de las once  grandes economías de la OCDE (Francia, Alemania, Italia, España, Polonia, Países Bajos, Canadá, Japón, Corea, Reino Unido y Estados Unidos).
          • España ha crecido, trimestre a trimestre más que la media de: