Para limitar el calentamiento global por debajo de 2º C, la Unión se propone ser neutra en carbono de aquí a 2050 y reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% de aquí a 2030. En el contexto de la guerra en Ucrania, a la urgencia de independizar a la Unión de las importaciones rusas de hidrocarburos se suma la urgencia del cambio climático. 

  • Para ello, el plan RepowerEU propuesto por la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en mayo de 2022, ya preveía duplicar la capacidad fotovoltaica de aquí a 2025, instalar 600 GW de energía solar y alcanzar los 10 millones de toneladas de producción de hidrógeno renovable de aquí a 2030. 
  • La aprobación en agosto de 2022 del proyecto de ley de la Administración Biden, que destina 370.000 millones de dólares a la transición ecológica, ha situado la cuestión de la política industrial en el centro de la agenda europea. 

La propuesta de reglamento («Emisión Neta Cero», «Ley de Industria Neta Cero»), pilar central del Pacto Industrial Verde, publicada el 1ᵉʳ de febrero y que la Comisión Europea presentará el 14 de marzo, tiene previsto proponer la creación de una etiqueta (Net-Zero Resilience project) para promover el desarrollo de un parque eléctrico y de gas renovable descarbonizado. 

  • Entre las tecnologías elegibles figuran la solar, la eólica, la nuclear y las baterías, así como la geotérmica, el biometano y las tecnologías de hidrógeno renovable para el sector del gas. 
  • Para 2030, la Unión deberá disponer en su territorio del 40% de las necesidades anuales de tecnologías verdes, necesarias para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Los objetivos más elevados corresponden a los sectores eólico y de baterías, que deben alcanzar el 85% de su capacidad de producción (60% para las bombas de calor, 50% para el hidrógeno). 
  • La etiqueta permite a las industrias simplificar y acelerar sus trámites administrativos, así como optar a determinada financiación; también prevé la creación de plataformas especiales de inversión bajo la supervisión de la Comisión Europea. 

La propuesta también pretende liberar las cadenas de valor energético de la Unión Europea de la dependencia de terceros países.

  • En consonancia con una directiva anterior sobre el control de las importaciones, las facilidades financieras y administrativas que ofrece el reglamento propuesto sólo beneficiarán a los proyectos de tecnología neta cero que aumenten la capacidad de fabricación de una parte de la cadena de valor para la que la Unión Europea dependa de terceros países con los que no tenga un acuerdo de libre comercio, o para la que la Unión Europea dependa de un único tercer país que suministre más del 80% de los productos. 
  • En el sector de la tecnología solar fotovoltaica, la Unión Europea sigue dependiendo en gran medida de las importaciones procedentes de China, que superan el 90% de los productos en algunos segmentos anteriores de la cadena de valor.

Por el momento, no se especifica ningún importe en la propuesta y la cuestión de la financiación europea de esta nueva política industrial sigue siendo objeto de debate; la propuesta de «Fondo Europeo de Soberanía» debería debatirse de aquí al verano de 2023, durante la revisión del marco financiero plurianual. 

Para alcanzar el objetivo de carbono cero en 2050, la mitad de las reducciones de emisiones necesarias deben basarse en tecnologías que aún no se comercializan. Por ello, el reglamento prevé la creación de incubadoras para facilitar el desarrollo y la validación de tecnologías que aún se encuentran en fase experimental; sólo podrán optar a estas incubadoras las tecnologías cuyo desarrollo haya sido prioritario para la Agencia Internacional de la Energía.

Esta respuesta europea a la ley de inflación estadounidense tiene como objetivo principal mantener el atractivo de la Unión Europea, en un contexto en el que los precios de la energía para los Estados miembros serán más elevados a medio plazo que la media de los últimos diez años. También es una respuesta directa a las políticas de China. 

El diferente enfoque que Estados Unidos y Europa están adoptando en la lucha contra el cambio climático corre el riesgo de prolongar las tensiones comerciales entre ambas potencias. La administración Biden, a través de la Inflation Reduction Act, se está centrando en una nueva política industrial mediante programas de subvenciones específicas para sectores clave; la Unión ha favorecido hasta ahora un enfoque basado en gran medida en un precio del carbono.