Doctrinas de la China de Xi Jinping

La peligrosa elección de China

Doctrinas de la China de Xi | Episodio 27

China ha elegido. Un año después de "China en el interregno", Hu Wei analiza las consecuencias de mantener la ambigua posición de neutralidad de China con Moscú. El autor cuestiona explícitamente el "plan de paz propuesto" por China como manifestación de una verdadera asociación -como demuestran los cuarenta encuentros entre Xi y Putin en diez años-. En línea con lo que escribió hace un año, advierte de los riesgos futuros de tal opción estratégica de Pekín.

Autor
Alexandre Antonio
Portada
© AP FOTO/SERGEI ILNITSKY

Hace un año, el artículo del académico chino Hu Wei, en el que advertía que un posible alineamiento con Rusia convertiría a China en un país aislado, fue leído más de 1.5 millones de veces antes de que el Partido lo censurara. Hu Wei ocupa una posición especial dentro del ecosistema de las relaciones internacionales en Shanghai. Fue vicepresidente del Centro de Investigación de Políticas Públicas de la Oficina del Concejo de Estado, presidente de la Asociación de Investigación de Políticas Públicas de Shanghai y presidente del Comité Académico del Instituto Chahar. En marzo de 2022, como consecuencia de su posición, lo destituyeron1.

En este texto, que se publicó apenas diez días después del inicio de la ofensiva rusa, Hu Wei presentaba posibles escenarios para la evolución de los grandes equilibrios mundiales tras la guerra. Predijo que China podría quedar relegada al rango de Estado paria frente a un Occidente unido y defendió que China debía «renunciar a la neutralidad» y «evitar meter en el mismo saco a ambos bandos».

Al principio de la guerra, varios observadores chinos puntualizaron el costo de la neutralidad prorrusa2. Un año después, China sigue manteniendo su ambigua posición entre «respetar la soberanía de todos los países» y «reanudar las negociaciones», como demuestra la votación de la ONU del 23 de febrero de 2023

El 24 de febrero de 2023, Hu publicó una nueva reflexión sobre el primer aniversario de la guerra3, en un contexto muy diferente del que prevalecía cuando escribió su primer comentario. Hu Wei destaca que la estrategia de proyectar la «neutralidad» china durante el último año (un testimonio de una asociación duradera y tangible entre Pekín y Moscú, pero cuyas implicaciones estratégicas no deben exagerarse ni subestimarse) ha dejado al país con un nuevo dilema y sin margen de maniobra política. 

Para Hu, el plan de paz que anunció Wang Yi, el 18 de febrero, refleja esta delicada posición. En este sentido, Hu se une al escepticismo con el que la comunidad internacional ha acogido el documento, que «no contiene ningún plan de ejecución específico ni medidas operativas», sobre todo, a la luz de las revelaciones de Der Spiegel, según las cuales «China está negociando con Rusia para que le suministre aviones kamikaze teledirigidos», el día de su publicación. Según el autor, la publicación de este documento no tendrá ningún impacto real en el curso de la guerra en Ucrania, pero tendrá un enorme impacto en la posición de China en la comunidad internacional.

A veces, parece que el tiempo vuela. Han pasado tres años desde la pandemia y uno desde la guerra ruso-ucraniana. Estos dos grandes acontecimientos, catalizadores de un «gran cambio», son, quizás, una especie de destino de lo que Fernand Braudel llamaba el «ciclo largo» de la historia, pero, también, una señal de lo insustituible del «ciclo corto» de la historia. 

Al comienzo de la guerra ruso-ucraniana, escribí un artículo en el que discutía su resultado y proponía una respuesta por parte de China para la misma. En el primer aniversario de la guerra ruso-ucraniana, hay varios acontecimientos destacados que ameritan nuestra atención.

En primer lugar, la visita sorpresa del presidente estadounidense Joe Biden a Ucrania. Es el primer presidente estadounidense que visitaba Ucrania en décadas, desde que George Bush padre visitó Kiev en 1991, y es la primera vez en la que un presidente estadounidense entra a una zona de guerra no controlada por fuerzas estadounidenses. El presidente ucraniano Zelensky saludó la visita como un momento «importante» e «histórico» para Ucrania. Sin embargo, dado que Ucrania es una «zona de guerra activa en la que Estados Unidos no controla el espacio aéreo», Biden tuvo que asumir un enorme riesgo al realizar una «visita secreta» que la Casa Blanca encubrió con una «cortina de humo»; el viaje también fue bastante difícil: Biden, que tiene más de 80 años, salió de la base aérea de Andrews a las 4:15 de la madrugada del día 19 para volar a Polonia y, luego, hizo un viaje nocturno de 10 horas en tren desde Polonia, a las 9:37 de esa noche, para llegar a Kiev para las 8:00 de la mañana del 20 de febrero. La inusitada importancia del viaje quedó patente en el arduo trayecto.

Los dignatarios occidentales ya han hecho varias visitas a Kiev, pero, al fin y al cabo, no están al mismo nivel del presidente estadounidense, por lo que no es de extrañarse que Zelensky se emocionara hasta las lágrimas. El viaje no fue meramente «simbólico» ni se limitó a 500 millones de dólares en nueva ayuda militar estadounidense, sino a la declaración pública de Biden, en Kiev, de que la «guerra de conquista» de Putin había fracasado. Probablemente, sería justo suponer que la visita de Biden a Ucrania marcará el final de la guerra. El mundo de la posguerra dará un giro; se remodelará la estructura actual de la ONU; Rusia dejará de ser una gran potencia y el entorno exterior de China será más peligroso.

© AP Foto/Sergei Ilnitsky

En segundo lugar, la Asamblea General de la ONU votará sobre la retirada incondicional de las tropas rusas. El 23 de febrero, hora local, la 11ª Sesión Especial de Emergencia de la Asamblea General de la ONU adoptó una nueva resolución en la que se pide una paz global, justa y duradera en Ucrania y en la que se le exige a Rusia la retirada inmediata, completa e incondicional de todas sus fuerzas militares del territorio situado dentro de las fronteras de Ucrania reconocidas internacionalmente. El proyecto de resolución, presentado conjuntamente por 57 países, entre ellos, Ucrania, Estados Unidos, Alemania y Japón, recibió finalmente 141 votos a favor, con la oposición de siete países (Bielorrusia, Corea del Norte, Rusia, Eritrea, Nicaragua, Mali y Siria) y la abstención de 32 países (entre ellos, China, India y Sudáfrica). El resultado se podría comparar con la votación de la resolución anterior de la Asamblea General de la ONU sobre Ucrania. Aunque, tras los esfuerzos de Rusia, el número de votos en contra haya aumentado de 2 (Nicaragua y Mali) en comparación con la anterior, esto no cambia los fundamentos del corazón y la mente de la comunidad internacional. La Conferencia de Seguridad de Múnich anterior había sido testigo de una falta de debate sin precedentes en torno a diferentes puntos de vista, lo que creó un clima público abrumadoramente proucraniano y antirruso. Antes de la reunión de la Asamblea General, Occidente había señalado que ésta era la última oportunidad para Rusia y la última para que los países neutrales tomaran partido, pero está claro que estas «oportunidades» son un reto para Rusia y otros países.

En realidad, las resoluciones de la Asamblea General de la ONU son ineficaces y, por lo general, no se ejecutan. Pero, ¿por qué se lleva a cabo una votación de este tipo? Porque es una expresión de fuerza moral. Una causa justa atrae mucho apoyo; una causa injusta no. En política internacional, no sólo hay «beneficio» y «poder», sino, también, «rectitud» y «razón». Se suele decir que «los países débiles no tienen diplomacia» y que «no hay amigos eternos, sólo intereses eternos». Sin embargo, en el mundo actual, no sólo muchos países pequeños y débiles son capaces de valerse por sí mismos, sino que tampoco les faltan amigos con «responsabilidad moral» en el mundo. Por el contrario, superpotencias como la Unión Soviética se han encontrado en una situación de desintegración y colapso. La marea del mundo se está arremolinando y los que vayan con ella prosperarán, mientras que los que vayan contra ella perecerán. Ningún país, por grande que sea, puede ir en contra del desarrollo de la civilización humana.

En tercer lugar, China publicó un documento sobre la solución política de la crisis ucraniana. Con el presidente Biden fuera de Ucrania en su primer pie y el director Wang Yi en Rusia en su segundo, China y Estados Unidos pueden describirse como opuestos. Antes, el día 18, Wang Yi anunció, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que China publicaría un documento de posición sobre una solución política para la crisis ucraniana en el primer aniversario de tal crisis. El Ministerio de Asuntos Exteriores de China eligió el día 24 para publicar el documento, una intervención de alto perfil y cuidadosamente ejecutada. Aparte de reiterar la posición constante de China sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, el documento de 12 puntos pide un alto al fuego y el fin de la guerra, el inicio de conversaciones de paz y la oposición al uso o amenaza de uso de armas nucleares, pero no ofrece propuestas concretas ni, mucho menos, medidas prácticas. El décimo punto del documento, que pide el «cese de sanciones unilaterales», llamó, obviamente, la atención. A la luz de lo anterior, está claro que los partidarios de las sanciones contra Rusia no aceptarán este documento, Ucrania menos, con el problema de que Rusia también afirma que no representa una posición rusa.

No existe una base realista para pedir conversaciones de paz cuando la iniciativa en el campo de batalla y la superioridad moral están, ahora, en manos de Ucrania. La publicación de este documento no tendrá ningún impacto material en la resolución de la guerra ruso-ucraniana, pero tendrá importantes consecuencias para la posición de China en la comunidad internacional en el futuro. Por supuesto, en una situación en la que el desenlace de la guerra ruso-ucraniana está cada vez más claro, China se enfrenta, efectivamente, a un dilema, con escaso margen de maniobra. El contexto es muy diferente del que existía cuando escribí esto el año pasado.

Por último, ¿habría tomado Putin semejante decisión si hubiera sabido que la «operación militar especial» acabaría así? Sin embargo, en la historia no hay «si hubiera» y lo que se pierde es irrevocable. Lo único que podemos hacer es aprender de los errores del pasado y no repetirlos. En su discurso sobre el estado de la nación, pronunciado en Moscú el día 21, Putin afirmó que Occidente había iniciado la guerra y que Rusia estaba utilizando la fuerza para detenerla. Esta declaración no puede sino sorprender. La diferencia entre un hombre sabio y un tonto radica en si puede «aprender de sus errores y hacerse más sabio», en si puede corregirlos y detenerlos a tiempo. La nación rusa ha tomado suficientes caminos equivocados en el pasado y ha pagado sus «deudas» en vano. Mientras escribo esto, me viene a la mente el último párrafo de «A Fang Gong Fu»4: «El pueblo de la dinastía Qin estaba demasiado ocupado para lamentarse. Las generaciones posteriores lamentaron el colapso de la dinastía Qin, pero se negaron a aprender de él. Y estaban condenados a ser lamentados por las generaciones siguientes…».

¡Lo más triste es que un pueblo no aprenda de sus errores! 

Notas al pie
  1. Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social, 国务院任免国家工作人员(2022年3月11日), 11 de marzo de 2022.
  2. Mary Hui, Chinese scholars are warning of the cost of pro-Russia “neutrality”, Quartz, 14 de marzo de 2022.
  3. Hu Wei, 胡伟 | 失去的将无法挽回:俄乌战争一周年有感Meizhong, 24 de febrero de 2023.
  4. A Fang Gong Fu (阿房宫赋) es un famoso artículo del autor de la dinastía Tang Du Mu sobre las lecciones que deben extraerse del colapso de la dinastía Qin.
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