Doctrinas de la China de Xi Jinping

Liu He en Davos: la China de Xi en la nueva fase de la globalización

Doctrinas de la China de Xi | Episodio 21

Davos está llegando a su fin. El martes, en el Foro Económico Mundial, mientras la Unión afirmaba la necesidad de defender su soberanía industrial, China formalizaba su deseo de abrirse de nuevo al mundo. Traducimos, por primera vez, el discurso clave del viceprimer ministro Liu He.

Autor
Alexandre Antonio
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© MARKUS SCHREIBER/AP/SIPA

Tras meses de política «cero-Covid», el discurso del viceprimer ministro Liu He marca una inflexión y busca restaurar la confianza de los inversores extranjeros. Inaugura, sobre todo, la voluntad de situar la apertura china bajo el signo de la «prosperidad común», que es, ante todo, un fuerte marcador de la agenda de Xi Jinping.

Liu He (刘鹤, 1952) es un economista y tecnócrata chino que ha ocupado múltiples cargos en las altas esferas del partido, como antiguo miembro del XVIII y XIX Politburó. También, es uno de los cuatro viceprimer ministros de China y director de la oficina al servicio de la Comisión Central de Asuntos Financieros y Económicos del Partido Comunista de China. Sobre todo, ha sido uno de los asesores cercanos de Xi Jinping en asuntos económicos desde 2013. Liu ascendió, entonces, en las filas del Partido y fue promovido al Politburó en 2017, antes de convertirse en viceprimer ministro, en 2018. Ese mismo año, se convirtió en negociador jefe de comercio, en medio de una mayor rivalidad entre China y Estados Unidos en materia comercial.

En 2018, con el panorama de la escalada de la guerra económica entre Estados Unidos y China, el viceprimer ministro, en un discurso en el Foro Económico de Davos, le presentaba al mundo las Tres Grandes Batallas (三大攻坚战) que China debía librar: «Prevenir y resolver los grandes riesgos. En segundo lugar, llevar a cabo una reducción selectiva de la pobreza. Por último, controlar la contaminación». En 2021, el partido anunció que había «resuelto» los principales objetivos de estos tres problemas.

En lo que, ahora, es un entorno muy diferente, la madre de todas las batallas económicas que China pretende librar es reparar el daño causado por la política «cero-Covid» del país. Ya ha habido varias señales de apertura por parte del partido, empezando por el anuncio del primer ministro Li Keqiang, en diciembre pasado, de que «las puertas de China estarán abiertas de par en par» y de la apertura de sus fronteras el 8 de enero. Algunos ascensos dentro del partido, incluido el de Qin Gang como ministro de Asuntos Exteriores, también se consideran un esfuerzo de Pekín por estabilizar las relaciones con Estados Unidos.

Cinco años después, en el mismo podio, el asesor económico de Xi Jinping se encuentra, de nuevo, en un punto de inflexión; esta vez, trata, en su discurso, de pasar la página del «cero-Covid» formalizando el deseo de China de restaurar la confianza de los inversores mundiales en una economía que trata de abrirse de nuevo al mundo.  

Liu He adopta, aquí, una actitud equilibrada y expresa el objetivo del partido en dos partes. En cuanto a los indicadores económicos, el viceprimer ministro quiere tranquilizar a los inversores extranjeros y promete que «el crecimiento de China volverá a los niveles anteriores a la pandemia» afirmando que el regreso a una economía planificada (en la que el partido tendría el control de las actividades económicas) es absolutamente imposible. 

La nueva era de «prosperidad común», cosa que promete más adelante, es, sobre todo, un fuerte marcador de la tesis política de Xi Jinping, que revivió, en 2021, al ser definida como una distribución más justa de los ingresos. 

¡Buen día! Permítanme empezar con un gran agradecimiento al Dr. Schwab por invitarme de nuevo a Davos. La última vez que estuve aquí, estábamos en el año 2018. En los últimos cinco años, hemos vivido todo tipo de acontecimientos inesperados y hemos sido testigos de profundos cambios en el panorama político y económico del mundo. Por ello, el tema de la reunión de este año, «Cooperación en un mundo fragmentado», no podría ser más pertinente.

En un discurso pronunciado en Davos, en 2018, Liu He destacó las prioridades del momento. Las tres grandes batallas (三大攻坚战) se referían a la prevención y desactivación de los grandes riesgos, a la reducción de la pobreza y a la prevención y control de la contaminación. Para 2021, el partido había anunciado que había «resuelto» los principales objetivos de estas tres cuestiones. 

La comprensión mutua es una importante condición previa para la cooperación. La comunicación en línea, por frecuente y tecnológicamente avanzada que sea, no puede sustituir las reuniones cara a cara. En los dos últimos días, tuve varios encuentros muy cálidos con viejos amigos. Espero que, en este encuentro cara a cara, pueda ayudarles a comprender mejor la economía china.

En 2022, China completó su principal programa político. Celebramos el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China y elegimos a la nueva dirección central, con el presidente Xi Jinping al centro. Elaboramos un ambicioso plan para impulsar la modernización de China en los próximos cinco años y para mucho más adelante.

El mes pasado, celebramos la Conferencia Central Anual sobre el Trabajo Económico para trazar los planes para 2023, de acuerdo con el curso del XX Congreso Nacional del PCC. En 2022, el crecimiento de China fue del 3 %. Y conseguimos mantener la estabilidad en el empleo y los precios. La tasa de desempleo urbano era del 5.6 %; el IPC, del 2 % y el superávit de cuentas corrientes apenas superaba el 2 % del PIB.

La tasa de crecimiento de China se situó, por lo tanto, muy por debajo del objetivo del partido, del 5.5 %. El desempleo entre los jóvenes de 16 a 24 años también supera ampliamente el 5 % y alcanzó el 17.1 % el pasado mes de noviembre. 

En 2023, nos enfocaremos en tratar de avanzar manteniendo la estabilidad y aplicando una política fiscal proactiva y una política monetaria prudente. Nos esforzaremos por mantener un crecimiento económico razonable y por preservar la estabilidad de los precios y del empleo. Nos centraremos más en la expansión de la demanda interna, en el mantenimiento de cadenas de suministro estables, en el apoyo al sector privado, en la reforma de las empresas estatales, en la atracción de inversión extranjera y en la prevención de riesgos económicos y financieros.

Si trabajamos lo suficiente, estamos convencidos de que lo más probable es que el crecimiento vuelva a su tendencia normal y que la economía china mejore significativamente en 2023. Podemos esperar un aumento significativo de las importaciones, más inversión empresarial y un regreso al consumo normal.

Se espera que el crecimiento de China aumente un 4.3 %, en 2023, y un 5 %, en 2024, según el Banco Mundial.

En los últimos diez años, el PIB de China ha pasado de 54 billones a 121 billones de yuanes; la esperanza media de vida ha aumentado de 74.8 a 78.2 años; y la contribución al crecimiento mundial ha alcanzado cerca del 36 %. Hay cinco cosas que siempre tenemos en cuenta para conseguir tales logros.

En primer lugar, siempre debemos considerar el desarrollo económico como la tarea principal y central. En las nuevas circunstancias, guiados por la filosofía del desarrollo innovador, coordinado, ecológico, abierto y compartido, el desarrollo económico de alta calidad debe ser siempre nuestro objetivo.

Para entender lo que significa el término «civilización ecológica china», nos remitimos al número de la revista GREEN sobre el Poder ecológico de China.

En segundo lugar, siempre debemos hacer del establecimiento de una economía socialista de mercado la dirección de nuestra reforma. Debemos dejar que el mercado desempeñe un papel decisivo en la asignación de recursos, que el gobierno desempeñe un papel mejor. (Hay quien dice que China pasará a una economía planificada. Esto no es posible en absoluto). Profundizaremos en la reforma de las empresas estatales, apoyaremos al sector privado y promoveremos la competencia leal, el antimonopolio y la iniciativa empresarial.

Esta oración sobre la economía planificada es importante. El regreso a una economía planificada, en el que el partido dispondría de las actividades económicas, queda establecida como imposible por Liu He, para tranquilizar a los actores económicos chinos y extranjeros. 

En tercer lugar, siempre debemos promover la apertura en todos los ámbitos. La apertura, como política fundamental del Estado, es un catalizador de la reforma y del desarrollo y un motor clave del progreso económico de China. La puerta de China al mundo exterior no hará sino abrirse más.

En cuarto lugar, debemos defender siempre el Estado de Derecho. Debemos proteger los derechos de propiedad de acuerdo con la ley. Debemos crear un entorno empresarial de categoría mundial orientado al mercado y respaldado por un sólido marco jurídico. Las actividades del gobierno y del mercado deben mantenerse dentro de la legalidad.

En quinto lugar, debemos perseguir un desarrollo impulsado por la innovación. Debemos promover la innovación y la educación, aumentar el capital humano, fomentar una sana interacción entre las finanzas, la tecnología y la industria e impulsar la productividad.

Los cinco puntos anteriores son la importante experiencia que hemos aprendido y adquirido desde que China inició su reforma y apertura. Debemos apegarnos a ellos y no titubear nunca en nuestro compromiso.

Permítanme, también, referirme brevemente a tres cuestiones relacionadas con la economía china que podrían ser de su interés: en primer lugar, en qué punto nos encontramos a la hora de abordar los riesgos financieros, particularmente, en el sector inmobiliario; en segundo lugar, nuestras reflexiones sobre la doble circulación; en tercer lugar, la justificación del objetivo de prosperidad común de China.

Liu He define la reapertura de China en términos de «prosperidad común», un término que Xi retomó en 2021 y que alude a una redistribución de la riqueza de la nación. Su regreso se produce en medio de la preocupación por la creciente desigualdad en China. El argumento de la «eliminación de la pobreza absoluta» es, en sí mismo, controvertido, incluso en China, ya que, a pesar de los avances realizados, muchas personas aún son pobres. Al mismo tiempo, muchos «neoconservadores» en China, incluso dentro del partido, juran por el trabajo. En otras palabras, desconfían de la intervención del Estado o de la «redistribución». 

Los riesgos financieros que han surgido en China en los últimos cinco años son el resultado de múltiples factores, como la ralentización macroeconómica, la laxitud de la supervisión financiera, la expansión imprudente de los negocios y el control de la información privilegiada.

Libramos una ardua batalla para hacerles frente a estos riesgos. Nos ocupamos de conglomerados de alto riesgo y de pequeñas y medianas instituciones financieras, nos desprendimos de activos en dificultades, les pusimos freno a las actividades bancarias en la sombra y gestionamos la inusual volatilidad de los mercados de capitales.

Gracias a estos esfuerzos, hemos podido mantener la estabilidad financiera general y prevenir los riesgos sistémicos. Actualmente, estamos redactando la Ley de Estabilidad Financiera, que debería proporcionar salvaguardias legales para desactivar los riesgos y mantener la estabilidad financiera a medida que avanzamos.

El sector inmobiliario aún es un pilar de la economía china. Representa casi el 40 % de los préstamos bancarios, el 50 % de los recursos fiscales globales de los gobiernos locales y el 60 % de los activos de los hogares urbanos. A partir de la segunda mitad de 2021, China ha experimentado un rápido descenso de los precios inmobiliarios y de las ventas de viviendas. Muchos promotores inmobiliarios sufrieron una escasez de liquidez y un deterioro de sus balances.

Si no se abordan adecuadamente, los riesgos del sector de la vivienda pueden desencadenar riesgos sistémicos. Por eso, hay que actuar con rapidez para solucionarlos. Dicho esto, también, debemos evitar el riesgo moral potencial mientras lo hacemos. Esto es lo que hemos hecho.

En primer lugar, estabilizamos las expectativas cumpliendo con los contratos y protegiendo los derechos de propiedad. Para los más de 2600 proyectos de vivienda previstos, pero inacabados, que afectan a 1.88 millones de personas en todo el país, nos hemos puesto como prioridad garantizar su entrega para evitar el pánico en el mercado.

En segundo lugar, hemos hecho una «transfusión de sangre» masiva en el sector inmobiliario. La situación de liquidez de las empresas inmobiliarias ha mejorado mucho gracias a los nuevos préstamos bancarios, a la emisión de bonos garantizados y al financiamiento a través de acciones.

La semana pasada, las autoridades chinas elaboraron un plan de acción de 21 puntos para aliviar la escasez de liquidez de los promotores inmobiliarios. El plan consiste en 100000 millones de yuanes (13700 millones de euros) en préstamos y en una relajación de las «tres líneas rojas» (三條紅線; directrices de regulación financiera que se introdujeron en agosto de 2020) para 30 empresas inmobiliarias.

En tercer lugar, hemos ayudado al sector inmobiliario con la «formación de sangre». Redujimos las restricciones que se habían impuesto para hacerle frente a un mercado inmobiliario sobrecalentado. Este ajuste ha ampliado la demanda efectiva y les ha permitido a los promotores inmobiliarios generar ingresos.

Como resultado de estos esfuerzos, la oferta y la demanda en el mercado han mejorado notablemente. De cara al futuro, la urbanización de China sigue su curso acelerado y la enorme demanda potencial generada en este proceso supondrá un fuerte apoyo para el desarrollo del sector inmobiliario.

En la actualidad, China está intensificando sus esfuerzos para promover un nuevo paradigma de desarrollo con la circulación nacional como pilar y con la circulación nacional e internacional bajo un marco de reforzamiento mutuo. La circulación interna se centra en la expansión de la demanda interna, en el fomento de la modernización industrial, en el desarrollo de un modelo de crecimiento basado en el consumo y en el reequilibrio de la economía. (Se trata de una lógica que refleja el consenso internacional desde 2008).

Sin embargo, para que la circulación interna funcione bien, debe apoyarse en la división internacional del trabajo y en la cooperación, así como en el aumento del comercio y en la inversión extranjera. Por lo tanto, el nuevo paradigma de desarrollo de la doble circulación debe perseguirse en una economía abierta.

La realidad nacional china dicta que la apertura al mundo es una necesidad, no una conveniencia. Debemos abrirnos más y hacer que funcione mejor. Nos oponemos al unilateralismo y al proteccionismo y esperamos reforzar la cooperación internacional con todos los países en pro de la estabilidad y desarrollo económicos mundiales y de la promoción de la desglobalización económica.

China ha dado varias muestras de apertura desde el fin de la política de «cero-Covid», empezando por las palabras del primer ministro Li Keqiang, en diciembre pasado, quien declaró que «las puertas de China estarán abiertas de par en par». La apertura efectiva de las fronteras tuvo lugar el 8 de enero. Algunos ascensos dentro del partido, como el de Qin Gang como ministro de Asuntos Exteriores, también se consideran un esfuerzo de Pekín por estabilizar las relaciones con Washington.

Ahora que China ha cumplido la misión de construir una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos, nos hemos puesto el nuevo objetivo de desarrollo social de alcanzar la prosperidad común, una misión histórica que nos ayudará a garantizar una estabilidad duradera. Se trata de una tarea a largo plazo que requiere un enfoque gradual e incremental. No es un objetivo que se alcance de la noche a la mañana.

La prosperidad común, tal como la entendemos, busca evitar la polarización. Sólo puede lograrse mediante el desarrollo común y el trabajo duro de todos los chinos. La prosperidad común no es, en absoluto, sinónimo de igualitarismo o asistencialismo. A medida que China crezca, todos los chinos estarán mejor, pero eso no significa que sus ingresos y niveles de prosperidad deban ser los mismos (en otras palabras, habrá igualdad de oportunidades, pero no garantía de igualdad de resultados).

El espíritu empresarial es un factor clave en la creación de riqueza de una sociedad. Por lo tanto, los empresarios, tanto chinos como extranjeros, desempeñarán un papel importante como motor de la búsqueda histórica de la prosperidad común de China. Si la riqueza no crece, la prosperidad común se convertirá en un río sin fuente o en un árbol sin raíces.

El tema de esta reunión, «Cooperación en un mundo fragmentado», es muy pertinente. Como señaló el presidente Xi Jinping, los cambios en nuestro mundo, en nuestra época y en nuestra historia se están desarrollando ante nuestros ojos de un modo sin precedentes. El mundo se encuentra, de nuevo, en una encrucijada histórica y su futuro depende de las decisiones que tomemos.

En cuanto a cómo hacer avanzar la cooperación internacional, me gustaría compartir con ustedes las tres observaciones siguientes.

En primer lugar, debemos defender los principios correctos y mantener el orden económico internacional efectivo. En las nuevas circunstancias, la forma tradicional de pensar no puede aportar la solución. Por lo tanto, debemos abandonar la mentalidad de guerra fría, intentar comprender la naturaleza de las cosas desde el punto de vista de la dualidad material, esforzarnos por construir una comunidad con un futuro común para la humanidad y unir nuestras manos para afrontar los desafíos globales. Creemos que todos debemos mantener un orden económico internacional equitativo. La división justa del trabajo, el fomento de la competencia, la lucha contra los monopolios, la protección de los derechos de propiedad y de los DPI, el fomento del espíritu empresarial y la libre circulación de los factores de producción, la distribución equitativa, una sólida red de seguridad social y la garantía de la estabilidad macroeconómica son los principios económicos de probada eficacia más pertinentes. A pesar de la resistencia temporal y de algunos contratiempos, debemos tener el valor de defender la verdad y la ley de la economía y debemos abordar las cuestiones complejas de forma pragmática con soluciones sencillas y claras.

Para comprender lo que está en juego en la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China, nos remitimos a nuestra serie «Capitalismos políticos en guerra».

En segundo lugar, debemos reforzar la coordinación internacional de las políticas macroeconómicas y encontrar el equilibrio adecuado entre inflación y crecimiento. Para controlar la inflación, algunos países han optado por una política que probablemente conducirá al bucle auge-robo-recuperación. Sin embargo, es importante señalar que, esta vez, la inflación está impulsada por múltiples factores. Además de por el lado de la demanda, también es necesario implementar medidas por el lado de la oferta para reparar las cadenas de suministro y preservar la seguridad energética y alimentaria.

Una respuesta común a este desafío requiere cooperación internacional y el mantenimiento de la paz. Pedimos que se preste más atención al efecto de contagio negativo de las subidas de tarifas de los grandes países sobre los mercados emergentes y los países en desarrollo, para no aumentar la deuda ni los riesgos financieros. Estamos dispuestos a trabajar con todas las partes para encontrar soluciones a los problemas de deuda de algunos países en desarrollo.

En tercer lugar, necesitamos una respuesta global ante el cambio climático. La mayoría de los países del mundo están muy conscientes de la urgencia de la gobernanza climática y de la necesidad de una acción conjunta. El COVID-19 nos ha mostrado una posible relación entre el cambio climático y las crisis de salud pública. Se trata de un ámbito en el que es necesaria una cooperación internacional eficaz.

China cumplirá sus compromisos con la comunidad internacional, impulsará la cooperación mundial en materia de cambio climático y trabajará con otros países para afrontar los graves retos que plantea el cambio climático y para construir una comunidad con un futuro común para la humanidad.

Reforzar la cooperación en un mundo fragmentado es un problema real al que todos nos enfrentamos. Tenemos que indagar en las causas de la fragmentación, promover juegos de suma positiva, identificar posibles áreas de cooperación convergente y explorar mecanismos para lograrlo. Debemos trabajar juntos para salvaguardar firmemente la paz mundial. Debemos agradecer que el Foro de Davos de este año nos ofrece la oportunidad de hacerlo. Le deseo mucho éxito al Foro y espero que pueda ayudarnos a reforzar la cooperación y a preservar la paz en un mundo fragmentado.

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