Se lanza la edición 2022. Hoy, lunes 24 de octubre, el Premio Grand Continent revela su primera selección de obras de ficción en francés, español, italiano, polaco y alemán publicadas durante el año. Los libros finalistas se anunciarán el 8 de noviembre, desde los Salones de la Dirección de la École normale supérieure de París. El Premio -cuya dotación cubre la traducción y difusión del libro ganador en las demás zonas lingüísticas- se entregará en el corazón del macizo del Mont Blanc, a 3.466 metros de altura, el 18 de diciembre de 2022.
Para más información, visite el sitio web oficial del Premio Grand Continent.
Fatma Aydemir, Dschinns, Hanser
«¿Qué es un Djinn?», pregunta Ümit, el más joven de la familia, a su hermana Peri. «Peri siente la frialdad que penetra en su piel. Como cualquiera que haya crecido en un hogar musulmán y escuche la palabra (…) ¿Es como un fantasma? se pregunta. Sí, dice Peri, o no, no del todo. ¿No es como la muerte? El Djinn es lo vago, lo incierto, lo oscuro que asusta a la gente porque no es algo tangible y porque tienen que llenarlo con sus propias fantasías.»
Hay muchos jinetes y muertes en esta novela, en la que Fatma Aydemir retrata a una familia kurda que emigró a Alemania poco después del golpe de Estado de 1971 en Turquía.
El primero en morir en esta historia es Hüseyin, el padre. Muere por primera vez en sentido figurado, a los 25 años, cuando se alista en el ejército turco, que le obliga a luchar contra su propio pueblo, los kurdos, allá en las montañas, donde Hüseyin creció, donde conoció a su esposa Emine. Los kurdos, incluido Hüseyin, dejan de hablar su lengua porque «en el ejército nos enseñaron que los kurdos no existen y que en este país sólo viven turcos».
En Dschinns [Djinns] Fatma Aydemir, de 26 años, de origen turco y nacida en Karlsruhe, cuenta la historia de una familia de inmigrantes kurdos en Alemania. A lo largo de tres generaciones, describe cómo padres, hijos y nietos llevan este destino dentro y cómo intentan vivir con él de la manera más digna posible. Un retrato polifacético de gran inteligencia y sutileza psicológica.»
Publicado el 14 de febrero de 2022
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Fabio Bacà, Nova, Adelphi
“¿He sido un buen padre? ¿Un buen marido? ¿Un buen profesional?». Tras una serie de episodios desconcertantes —amenazas de su vecino, un intento de acoso a su mujer, humillaciones del director del departamento de neurocirugía donde trabaja—, Davide no está tan seguro. La verdad es que sabemos poco o nada sobre el cerebro humano, o preferimos no saberlo. Es el tema central de Nova, el segundo y sorprendente libro de Fabio Bacà, la última novela publicada -cosa rara, muy rara- antes de la muerte de Roberto Calasso. Si su primer libro, Benevolenza Cosmica, asumía el reto literario de tener una suerte increíble en cualquier circunstancia, Nova en cambio adentra al lector en los desconocidos e inquietantes meandros del cerebro humano.
Davide es el subdirector del departamento de neurocirugía del hospital de la modesta Lucca, una ciudad rica pero en declive de la Toscana más profunda. Todas las mañanas se despierta junto a su mujer Barbara y piensa en la muerte —la suya, la de su hijo Tommaso, la de sus amigos e incluso la de los desconocidos que se encuentra por la calle— en un macabro rito apotropaico que utiliza para ahuyentar el insomnio. No es consciente de que, silenciosamente a su lado, con un pie atado al tobillo, Bárbara también se hace la dormida, pensando no en el final definitivo sino en la posibilidad de que su marido tenga una amante. Los días de Davide se deslizan entre el extremismo vegano de su mujer, la inquieta adolescencia de su hijo, un perro, dos gatos y las irritantes extravagancias del doctor Martinelli, su superior reacio a dar cabida al hijo de un neurocirujano tan destacado como lo había sido su padre. El sombrío panorama de esta vida burguesa y provincial, sin embargo, se ve perturbado por el ruido procedente del Laberinto, un club de dudosa reputación frecuentado por los conocidos de Lenci, vecino de Davide, que pone su mala música a todo volumen todas las noches. Mientras tanto, el hijo de este personaje grotesco, como los hay por docenas en los pequeños pueblos toscanos, entre bailes de verano y discotecas de la zona industrial, acaba de llegar a Lucca desde Australia, donde creció con su madre; un boomerang aborigen que Barbara encuentra una mañana en el jardín de su pequeña villa es la prueba.
Entre jóvenes pacientes con síndrome de Tourette y ancianos con Alzheimer, dos episodios harán tambalear las pocas certezas de Davide sobre el cerebro humano, aprendidas en los libros universitarios, lo que obliga al lector a preguntarse cómo reaccionaría él mismo.»
Publicado el 12 de octubre de 2021
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Doan Bui, La Tour, Grasset
«Para su primera obra de ficción, publicada por Grasset en enero de 2022, Doan Bui (también periodista de L’Obs) eligió las Olimpiadas y las 296 ventanas de la ficticia Torre Melbourne, que forma parte del complejo de edificios (muy real) cuya historia descubre el lector. Emblemático de los años 70 y de una nueva ciudad rehabilitada en el distrito 13, al sur de París, el barrio de las Olympiades [Olimpiadas] es una metáfora de los Juegos Olímpicos, ya que cada torre lleva el nombre de una sede olímpica (Ciudad de México, Londres, Grenoble, etcétera); las calles subterráneas, de las disciplinas olímpicas (rue du Disque [Disco], rue du Javelot [Jabalina], etcétera). El preámbulo de la autora, que comienza como un plano cinematográfico (el libro de Doan Bui se publicó unos meses después del estreno de la última película de Jacques Audiard, Olympiades [Las Olimpiadas]), propone «acelerar la cinta», «acercarse» a las diferentes casillas del rompecabezas para «recolectar el rumor de las misteriosas vidas que se encuentran en ese lugar, detrás de las ventanas, en la noche». Doan Bui concentra su intriga en la quinta de las 37 plantas de la Torre Melbourne.
La familia Truong vive en el departamento 511. Alice y Victor Truong llegaron a Francia en 1979. Forman parte de los llamados boat people(aunque aterrizaron en avión, como señala irónicamente el autor) que huyeron de Vietnam en la época de la guerra. A su llegada a Francia, la familia Trudaine los apadrina; así, consiguen alojamiento en la Torre Londres y, luego, en la Melbourne. A lo largo de la novela, Doan Bui desvirtúa los estereotipos asociados a la inmigración asiática (que dicen que los asiáticos son siempre tímidos, frágiles y trabajadores) y traza una fina línea entre la amabilidad gratuita y la autocomplacencia teñida de mala fe y racismo de las familias francesas, como es el caso de los Trudaine. Pasamos de un extremo a otro del cursor del exotismo, del durian al queso raclette, del hotel privado del distrito 16 a Tang Frères y los institutos de manicura, de Anne-Maï Truong a Armelle Trudaine (las dos niñas nacidas al mismo tiempo, que llevan las mismas iniciales; Anne-Maï las encuentra en la ropa vieja de Armelle, donada amablemente a los Truong por parte de los Trudaine): mundos aparte. Gracias a un eficaz sistema novelístico, las dos mujeres se reencuentran años más tarde: Armelle Trudaine, hija de benefactores de los Truong, sin reconocerla, despide a Anne-Maï por Zoom al salir del encierro. De paso, Doan Bui ofrece una hilarante sátira del mundo laboral a través de la empresa Canina Inc., líder de la comida para perros.»
Publicado el 12 de enero de 2022
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Pierre Ducrozet, Variations de Paul, Actes Sud
Si una sinfonía clásica suele tener cuatro movimientos, la última novela de Pierre Ducrozet se lee en cinco movimientos, como la Sinfonía fantástica de Berlioz. El programa de esta larga novela no es tanto el Episodio de la vida de un artista como el relato de una «idea fija»: la música. Es en torno a ella que Paul Maleval compone su existencia, llamándose a su vez «hombre de radio, musicólogo, escritor, músico-antropólogo y otros nombres extraños por el estilo». La lectura sigue varias temporalidades que se entrelazan como tantos leitmotiv musicales del fresco familiar sin patetismo innecesario.
El inicio cronológico de la historia podría ser anterior a la Primera Guerra Mundial. En 1913, Emile Cornevin aprende piano con Claude Debussy. Durante su última lección, el maestro dice unas palabras que «Emile no está seguro de entender —entretejer en los cuerpos el vuelo del contrapunto, dijo algo así— y, sin embargo, puede haber ahí una clave, un misterio que llevarse». Mientras que Debussy murió exangüe en 1918, Emile Cornevin perdió dos dedos en la guerra. Su carrera como pianista se redujo a transmitir sus conocimientos. Fue con este alumno del gran maestro con quien Antoine Maleval, padre de Paul, aprendió a tocar el piano, en contra de los deseos de su familia. En Lyon conoció a Sarah, que había crecido rodeada de villancicos que escuchó en las iglesias de la campiña austriaca y de Lieders alemanes. Antoine Maleval se ganaba la vida con su música, tocando el piano en bares, y le transmitió su pasión a su hijo Paul.
La última novela de Pierre Ducrozet gira en torno a una «idea fija»: la música. Es en torno a ella que Paul Maleval construye su vida. Más allá del fresco familiar, en esta novela toma forma una sensible historia de la música en el siglo XX, tratando de expresar que es en sí misma una forma de atravesar nuestra existencia.»
Publicado el 17 de agosto de 2022
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Aroa Moreno Durán, La Bajamar, Literatura Random House
La bajamar es la segunda novela de la española Aroa Moreno Durán (1981), quien anteriormente ya había publicado poemarios y biografías. La novela se abre con un evento que va a marcar el resto del relato; dicho de otra manera, constituye una especie de forado por el que irremediablemente se deslizan tres generaciones de mujeres, una tras otra. Todo comienza con una madre y su niño pequeño en un pueblito vasco de comienzos de siglo XX. La corriente de un río desfila cerca, agitada, abrupta y mortal cuando otro chico empuja al niño pequeño que no sabe nadar. Después, la tragedia: “A la bajamar, sobre el fondo de cieno, boca abajo y con las manos abiertas sobre el suelo negro, el niño pequeño quedó al descubierto”. En Light in August (1932), William Faulkner pone en boca de uno de sus personajes que más peligrosos que los vivos son los muertos, “porque de los muertos no se puede escapar, de los muertos que yacen tranquilamente en alguna parte y que no tratan de retenerlo”. Resulta que esa muerte del niño, inesperada y doblemente contada en la novela, al comienzo y al final, no solo marca el destino de su madre, quien lo vio expirar en sus brazos, sino que el duelo se heredará a su hija y luego a su nieta y también su bisnieta. Porque, ya lo sabemos, de los muertos no se puede escapar.
La mayor calidad del libro es su fraseo nervioso y escueto que permite un acercamiento elíptico a lo contado sin que por eso resulte frío. Por el contrario, la autora consigue dar forma a un relato contado por sus tres protagonistas, lleno de intensidad por lo descarnado de la experiencia, pero sobre todo por lo que provoca en el lector. De pronto, el lector se descubre a sí mismo conmovido por los acontecimientos familiares que se le van descubriendo, acontecimientos escondidos, silenciados, durante mucho tiempo. Es precisamente ese silencio el que la autora sabe dar forma por medio de las palabras, dosificando la información, callando cuando se debe, generando una atmósfera de tensión y malentendidos permanentes y, por eso mismo, muchas veces nociva, irrespirable en la diminuta casa. Por lo general cuando alguien que viene de la poesía escribe narrativa enfatiza en las imágenes, descuidando lo puramente narrativo, cuando no subraya en exceso las emociones. Al venir de la poesía, el mérito de Moreno Durán es doble por lo logrado en capacidad de persuasión y verosimilitud de su ficción y también por la atención que presta a su lenguaje, el cual no chirría en ningún momento, ni cede al facilismo que descuida la buena construcción de una historia.»
Publicado el 10 de febrero de 2022
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Carlos Fonseca, Austral, Anagrama
«A inicios del nuevo siglo, se discutió mucho acerca de la literatura latinoamericana, si valía la pena seguir hablando de ella o si se había convertido en una categoría alienante, cuando no en un comodín de los especialistas en el mismo registro de “economía emergente”, “joven democracia” y demás. Si consideramos que era el mismo periodo en el que se promulgaba el derrumbe de fronteras y la libre circulación por el globo, de repente miniaturizado en una canica, entenderemos mejor la voluntad de convertir a América Latina en un anacronismo. Escritores como el mexicano Jorge Volpi ensayaron la escritura de ficciones que denominaron “sin señas de identidad”; en otras palabras, textos que no mostraran sus pertenencias, sino que por su temática se insertaran en un entramado global. Así, la novela En busca de Klingsor (1999) en la cual Volpi aborda la Alemania nazi llevó a Guillermo Cabrera Infante a escribir que en ella el mexicano logró que “sus personajes tengan otras lenguas maternas, otras nacionalidades”. ¿Si ya no existían las fronteras, para qué restringirse a ámbitos que se revelaron estrechos y tendenciosos? El autor hiperconectado podía escribir acerca de cualquier realidad y momento histórico para lectores sin territorio, más virtuales que concretos.
Después de la ambiciosa Museo animal (2017), novela que en su aliento recuerda los grandes textos del boom de novela latinoamericana, sin ser un epígono de ellos, Austral (2022) propone la historia de Julio, docente universitario, abandonado por su esposa, que de pronto ve sacudida su vida consuetudinaria. La desaparecida escritora Aliza Abravanel, a quien había frecuentado mucho tiempo atrás, lo ha denominado albacea literario. Dicha designación, llevará a Julio de viaje hasta Humahuaca, en la cordillera de los Andes, donde leerá el manuscrito dejado por su amiga. Afásica, enfrentada al silencio que es el revés de las palabras, Alicia Abravanel llevará póstumamente a Julio por otro viaje, el de su texto, que plantea una indagación en la historia familiar judía en el marco de la explosiva historia del siglo XX. A la sombra de Bajo el volcán, la mítica novela de Malcolm Lowry, que recuerdo como un incandescente enfrentamiento del hombre y su destino, incluso si la sensación de derrota no deja de acechar, la novela de Fonseca avanza sin descanso y en espirales concéntricas entre el pasado y el presente. Se trata de uno de los logros de Fonseca; es decir, de su capacidad a multiplicar profusamente los destinos de sus personajes, pero sin perder el norte. Al contrario, cada personaje que se añade a la lectura contribuye a complejizar la sensación de absurdo frente a la historia occidental hecha de saqueos, expoliaciones, abusos.
Si el lector reconoce las temáticas y las exploraciones formales de autores como Thomas Bernhard (los vínculos deletéreos) y W.G. Sebald (los archivos), a los cuales Fonseca ha metabolizado con maestría, también distingue el interés del autor en los desplazamientos. Así la historia colonial, después las grandes expediciones científicas y, finalmente, las exploraciones antropológicas son integradas en la ficción, lo cual da un espesor al viaje del protagonista. Sin embargo, no solamente se trata de eso, sino también de plantear un paralelismo que, sin desnaturalizar los tres momentos, muestra una crónica de encuentros abortados, malentendidos permanentes, sin olvidar la incapacidad de traducir la experiencia tanto de un lado como de otro. Felizmente, la novela de Fonseca nos deja descubrir los desfases entre los personajes provenientes de diversas culturas e idiomas, desfases que marcan a fuego sus encuentros, como si no se pudiera interactuar de otra manera que no sea esa otra forma de silencio.»
Publicado el 27 de abril de 2022
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Urszula Honek, Białe noce, Czarne
«Białe noce [Noches blancas] es la última obra en prosa de Urszula Honek, a quien los lectores polacos ya conocían como poeta y autora, entre otros, de los volúmenes Sporysz [Espolón] (2015) y Zimowanie[Invernación] (2019). En este libro de 2019, la escritora ya exploraba el tema de la frontera entre la realidad y el sueño, entre la muerte y el olvido, que encuentra aquí su pleno desarrollo. Honek da vida a un mundo de relaciones frágiles y enmarañadas, lleno de una sensación de absoluta impotencia y abatimiento.
Al igual que en la película de terror Midsommar de Ari Aster, toda la monstruosidad tiene lugar a la luz del día. Pero en la obra de la escritora polaca, todo permanece tranquilo y silencioso. Tampoco se trata de someterse a algún ritual, a algún tipo de transgresión; al contrario, bajo la brillante luz del verano, vemos a los habitantes de un pueblo somnoliento que se hunde en la grisura, habitantes decepcionados, que viven con sueños insatisfechos, que anhelan una muerte tranquilizadora. En el caso de Honek, la muerte no puede ser olvidada; de diversas formas, atraviesa los testimonios de todos los personajes.
Białe noce es una colección de trece cuentos cortos que constituyen el panorama de una comunidad cuyos miembros se ven abrumados por el mismo destino. Y así, estas noches blancas, esta oscuridad existencial que se manifiesta en medio de un cálido día soleado, se convierten en un representante metafórico del destino humano. En esta prosa psicológica, conocemos a los personajes principalmente a través de la narración en primera persona y los comentarios en tercera persona del narrador. Sus experiencias y su lenguaje son variados; escuchamos, entre otras, la voz de una mujer joven, la de un niño, la de un hombre maduro.»
Publicado el 26 de enero de 2022
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Claudie Hunzinger, Un chien à ma table, Grasset
«Un chien à ma table (“Un perro en mi mesa”) tiene como protagonistas (y casi únicos) a dos viejos hippies solitarios y a un perro. Los dos ancianos son Sophie, la narradora, un doble transparente de la autora (escribe una novela también titulada Un chien à ma table), y Grieg, su compañero; viven juntos en una casa aislada en medio de las montañas de los Vosgos. La perra es Yes, que huyó de un zoofílico que la violó, y fue acogida por Sophie y Grieg, que se convirtió en la compañera de sus juegos, sus comidas, sus sueños y sus excursiones. Esta es la delgada trama sobre la que se construye la novela y a partir de la cual se despliegan, de un breve capítulo a otro, penetrantes reflexiones, conmovedoras meditaciones, todas de gran fuerza, servidas por un lenguaje apresurado y urgente que, sin embargo, deja mucho espacio a la poesía. La escritura trata de acercarse lo más posible a la realidad, es decir, con la dosis justa de expresión oral («Las palabras, los pájaros, juntos enlazados, frágiles, dañados, diezmados por nosotros, lo sentía muy fuerte. ¿Cuándo había empezado todo?»), e imágenes potentes y sorprendentes, pero siempre en su justa medida: pacientemente preparadas, abrazan las sacudidas y brusquedades de una imaginación coherente («una especie de melodía entró por la ventana. Sabía más a zarzarrosa que el día anterior, ya no era el sabor de lo condicional, sino el del condicional pasado, del encanto pleno»).
En la medida en que podamos reducir su abundante material, digamos que la novela entrelaza dos grandes temas: el del envejecimiento -y más concretamente el del envejecimiento en pareja, el del envejecimiento en el amor, tratado de forma tan modesta como conmovedora-; el del desastre medioambiental, representado aquí menos por el calentamiento global que por la desaparición de especies. Ambos temas convocan emociones contradictorias, experimentadas sucesivamente, negociadas como en una cresta, que van de la angustia a la resignación, de la melancolía a la alegría, prevaleciendo generalmente esta última, porque Un chien à ma table es un libro alegre, que parece decir que no se puede hablar de la vida (humana, animal o incluso vegetal) de otra manera que con alegría. Es, por tanto, un libro optimista y reconfortante, a pesar de la gravedad de los temas en juego, y a pesar de las «lágrimas en los ojos» del explicit, que en retrospectiva no suprimen nada.»
Publicado el 24 de agosto de 2022
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Esther Kinsky, Rombo, Suhrkamp
«El canto III del Infierno de Dante termina con un terremoto. Con él se abre la novela de Esther Kinsky. Siete capítulos de desigual extensión son introducidos por una fotografía en blanco y negro de un fragmento del fresco que adornaba la devastada iglesia de Venzone, una pequeña ciudad a una hora de autobús del epicentro, y luego por una cita de trabajos científicos del siglo XIX que relacionan el particular acontecimiento del terremoto de Friuli con los terremotos de otras tierras y épocas. Es como si la narración necesitara un marco formal estable antes de sumergirse en el corazón de una conmoción sin precedentes.
Esther Kinsky avanza a través de siete secciones ordenadas cronológicamente: la mañana del 6 de mayo en Venzone, el momento del terremoto propiamente dicho, sus consecuencias inmediatas en el lugar y sus habitantes, las secuelas a medio plazo, las fortísimas réplicas de unos meses después en el mismo municipio, así como los destinos trastocados de los habitantes, y, por último, el memorial de esta catástrofe natural. Dentro de estos grandes movimientos, los párrafos se suceden, a veces con vínculos temáticos, a veces sin vínculos aparentes, y así se complementan, se superponen y convergen hacia una búsqueda insaciable de recuerdos. ¿Hasta qué punto la memoria es capaz de reconstruir un acontecimiento así? ¿Y qué lengua será capaz de transmitir un episodio así? Esther Kinsky toma estas dos cuestiones y reúne diversas fuentes: observaciones muy detalladas del paisaje y la naturaleza, testimonios ficticios o no de supervivientes, descripciones de fotos encontradas entre los escombros, fábulas y leyendas que circulan y tratan de explicar la ira de la tierra, historias sobre el origen del mundo, creencias sobre la creación de las montañas. Tantos aspectos complementarios o contradictorios que enriquecen y complican el trabajo de la memoria. Como la iglesia de Venzone, reconstruida pieza a pieza, la novela avanza párrafo a párrafo con el objetivo de aprehender el acontecimiento sin llegar nunca a su fin, conservando sus contradicciones, sus asperezas y sus incoherencias: «Las rupturas, los desplazamientos, las degradaciones han permanecido visibles, las lagunas no han sido enmascaradas. Cada rastro de este tipo debía servir de recuerdo de la destrucción que precedió a la reconstrucción.»
Publicado el 14 de febrero de 2022
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Ginevra Lamberti, Tutti dormono nella valle, Marsilio
«Ambientada en un pueblo del noreste de Italia, entre dos valles, Ginevra Lamberti cuenta la historia de una familia italiana en los años 70. Mientras la generación mayor se enfrenta a las ansiedades de la modernidad, la más joven expresa su deseo de explorar lo que hay más allá del valle. En esta original historia familiar, Ginevra Lamberti explora cada personaje con la misma amabilidad, sacando a la luz las heridas de la historia italiana del siglo XX.
El tercer libro de Ginevra Lamberti está estrechamente relacionado con su primera novela, La questione più che altro(Nottetempo, 2015), en la que ya aparecía El Valle: un lugar real del Véneto profundo que se ha transformado en un auténtico cronotopo, la materia de la mejor literatura. Como sugiere el título -haciéndose eco de un famoso verso dedicado a la colina de Spoon River por Edgar Lee Masters- se trata de un lugar que, al menos para los jóvenes que tuvieron la desgracia de nacer allí en los años cincuenta del siglo pasado, está relacionado de algún modo con la muerte. O al menos esa es la impresión que tiene Costanza, la protagonista de la novela.
Uno de los muchos puntos fuertes del libro es que vuelve a sacar a la luz una herida aún abierta en la historia italiana del siglo XX, la de la incapacidad del Estado para comprender y afrontar la ola de drogadicción que abrumó a una generación. La narración, que no deja lugar al moralismo pero en la que la ironía, marca estilística de la autora, es contagiosa, da paso a veces a fragmentos de entrevistas, testimonios directos que dan a este fresco colectivo una formidable vivacidad: así, con la misma claridad, recordamos los inicios de la sociedad de consumo («en aquellos años las cosas empezaban a estar de moda») y las valoraciones existenciales de fin de siglo («las letras de cambio no tienen fecha de vencimiento»).
La mirada aguda y penetrante de la narradora se posa en cada historia, y acompaña a cada personaje tras la tela del tiempo con la misma ternura: Augusta, la madre sin afecto, se convierte así sólo en una niña de los años 20, obligada a abandonar la escuela primaria para convertirse en sirvienta infantil en Milán, donde sueña con muñecas que cuestan más que su salario y descubre la magia de la ópera en La Scala. Fiorella, la amiga más inconformista de Costanza, experimentará en primera persona cómo las clases sociales definen con gran claridad la frontera entre «los locos» y los que pueden permitirse ser simplemente «excéntricos». En la trama de la novela, cada nudo es importante, como lo es cada personaje, y todos parecen contribuir a la construcción del gran tapiz que da sentido a las vidas que Lamberti entreteje para sus lectores. Desde este punto de vista, hay que prestar atención a todas las referencias a la escritura repartidas por la novela. Tanto Costanza como su suegra Pia se describen mediante el acto de escribir: Costanza siente este deseo durante una aventura psicodélica; Pia escribe en un diario gran parte de su vida, que nunca tendrá el valor de contar la verdad. Su nieta, hija del gran narrador Claudio, será la encargada de retomar esta tradición: «había tantas historias que Gaia tenía la impresión concreta de ser sólo un depósito de ellas» (p. 180).
Publicado el 31 de marzo de 2022
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Mateusz Pakuła, Jak nie zabiłem swojego ojca i jak bardzo tego żałuję, Nisza
«Mateusz Pakuła es un apreciado dramaturgo en Polonia, ganador del premio de teatro de Gdynia, entre otros. El libro Cómo no maté a mi padre y cómo me arrepiento es su primera obra en prosa. Esta historia íntima narra la muerte del padre de la autora, o más bien el proceso de morir de cáncer de páncreas. Una muerte larga, lenta y dolorosa. El libro de Pakuła no es homogéneo en cuanto al género: contiene elementos de diario, drama y entrevista. La estructura de esta historia es desordenada, lo que refleja esta experiencia traumática.
Es, por tanto, un libro sobre el dolor físico y la muerte en la Polonia contemporánea. Honesta, íntima en extremo, grotesca, brutal, triste y terriblemente divertida. Es el diario de la muerte de un padre, la historia de una familia en situación liminar. También es un texto sobre instituciones asistenciales que fracasan, una iglesia que se derrumba, un servicio sanitario al borde del abismo. El libro de Pakuła es una respuesta polémica a la idea común de que el sufrimiento ennoblece. También es un libro fuertemente antirreligioso, que ve a la Iglesia católica como la fuente de la hipocresía polaca. En el cuasi-periódico de Pakuła, encontramos otros temas en los que la Iglesia católica tiene influencia en Polonia, como: los derechos de las personas LGBT, el aborto legal, todos los temas relacionados con el cuerpo y la reproducción. Según el autor, es escandaloso equiparar los derechos religiosos con los derechos civiles, ya que esto interfiere con los derechos constitucionales de autodeterminación.
El telón de fondo de esta historia es la vida cotidiana, el trabajo, las relaciones familiares y… la pandemia de Covid-19, ya que el libro se desarrolla entre abril de 2019 y agosto de 2020. Por lo tanto, la historia presentada es muy universal, ya que se trata de la experiencia generacional de perder a los seres queridos durante la pandemia. Pero también es la historia universal de una familia polaca, con abuelas traumatizadas por la guerra, tías devotas, hermanos votantes de derechas, visiones del mundo divergentes. Así que también es una historia de ternura e intimidad inundada de ira, impotencia, desesperación y rabia».
Publicado el 3 de octubre de 2022
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Katerina Poladjan, Zukunftsmusik, Fischer
«En Zukunftsmusik (Sonido del futuro), Katerina Poladjan pinta un retrato de la sociedad rusa justo antes de la era Gorbachov. El sonido del futuro ya está en el aire, pero por el momento la vida continúa en un intermedio a veces cómico, a veces trágico. Una historia contada con gran humor y ternura en los albores de un gran giro histórico, cuyas consecuencias seguimos viviendo hoy en día.
La fecha es el 11 de marzo de 1985. En algún lugar de Siberia, a miles de kilómetros de Moscú, una abuela, una madre, una hija y una nieta viven en una kommunalka -esos famosos pisos comunales típicos de la Unión Soviética-. En la cocina, la marcha fúnebre de Chopin sale de un viejo transistor y resuena en todo el país ese día, como cada vez que la Unión Soviética llora a uno de sus grandes estadistas. Y, como todo el mundo sabe, esto ocurría a menudo en aquellos días.
Tras la muerte de Brezhnev en 1982, Yuri Andropov inauguró la serie de muertes de viejos jefes de Estado seniles apenas dos años después de asumir el cargo, y luego, el 11 de marzo de 1985, le tocó el turno al camarada secretario general Konstantin Chernenko, que había pasado la mayor parte de su corto reinado como jefe de Estado en el hospital y daba así la imagen de un «fantasma a las puertas de la muerte». «El triunfo del marxismo-senilismo», titulaba entonces Le Canard enchaîné. El pueblo ruso se desanimó ante el vals de los antiguos compinches del régimen, signo de la decadencia de la todopoderosa Unión Soviética.
Pero en esta novela, nadie sospecha que ya no es todopoderosa y que Gorbachov, que sucederá a Chernenko, no tardará en derribar el coloso. Así, en la kommunalka, todo el mundo se ocupa de sus asuntos cotidianos. En un momento en que la historia vuelve a mostrar su cara más cruel, la nueva novela de Kateryna Poladjan nos recuerda una cosa esencial: el régimen y el pueblo en Rusia son dos realidades diferentes que hay que distinguir.»
Publicado el 23 de febrero de 2022
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Veronica Raimo, Niente di vero, Einaudi
Contraportada publicada en el sitio web de la editorial:
«La lengua late donde el diente sufre, y el diente que sufre, al final, es siempre el mismo. La única revolución posible es dejar de llorar por ello. En esta estimulante y feroz novela, Verónica Raimo abre nuevos caminos. Habla del sexo, de las relaciones, de la pérdida, de crecer, y con su voz divertida, cáustica y desencantada explota el retrato finalmente sincero y libre de una mujer joven de hoy. Niente di vero es un raro y exitoso intento de curar las heridas a través de la risa.»
Publicado el 1 de febrero de 2022
Reseña que se publicará próximamente en el Grand Continent
Rafael Reig, El río de cenizas, Tusquets Editores
«Decía el cineasta Ingmar Bergman que envejecer es como escalar una gran montaña. Mientras se sube la cuesta, las fuerzas disminuyen, pero la mirada se vuelve más libre, la vista más amplia y serena. Cuando uno cumple años la sociedad presupone que alcanzas dos virtudes claves: por un lado, cierta tranquilidad de espíritu, y por otro, una destacada madurez que te han concedido los años. Sin embargo, hay otro elemento que suele acompañar el hacerse mayor y del que se habla menos: la soledad como la gran protagonista, el aislamiento como fiel acompañante. Precisamente esa es una de las principales claves de la última novela del escritor Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) titulada “El río de cenizas” y editada por la casa Tusquets. Vayamos al núcleo central de la historia que ha cautivado a numerosos lectores.
El narrador y protagonista es un hombre adinerado que tiene 75 años y ha sufrido un ictus. A raíz del preocupante episodio de salud, que le ha dejado importantes secuelas, ingresa en la residencia para la tercera edad “Los Carrascales”. El sitio en cuestión acoge a todos aquellos ancianos que pueden pagarse un alojamiento de alto standing. Allí, rodeado de numerosos personajes muy diferentes y extravagantes, irá desplegando un mapa de su vida, ahondará en la vejez e intentará encontrar respuestas a muchas de sus preguntas vitales. El contexto de la historia nos sitúa ante una peligrosa pandemia que modifica los hábitos y la realidad de los pacientes y los cuidadores, y que tiene numerosos paralelismos con los que podemos hacer referencia a la crisis de la covid-19. Aquí comienza paulatinamente la trama y el desarrollo de la obra: el protagonista, que oscila entre la nostalgia y el desamparo, decide intentar pactar con el pasado. Lo hace porque necesita ajustar cuentas y despedirse de este mundo intentando encontrarle un significado a la existencia. Entre lecturas y actividades típicas de una residencia de ancianos, el narrador redactará una misiva dedicada a su hijo Gonzalo en la que reflexionará acerca de su vida pasada y de las conclusiones que ha podido extraer.
Hay mucha alegría en este libro porque Reig despliega un humor muy fino, pero también hay mucha tristeza. El escritor asturiano es ya un hábil maestro que sabe combinar lo trágico y lo cómico, y encontrar un sano equilibrio entre el dolor y la alegría. El novelista y periodista Isaac Rosa escribió, con mucho acierto, que estamos ante un tratado sobre la decencia y la honestidad, pero también una maravilla escrita para que leamos felices, para que riamos, y para que hallemos alegría, incluso, o, sobre todo, en medio del dolor. La biografía se mezcla con sus arrepentimientos, con el recuerdo de sus seres queridos, incluso con la búsqueda de una redención imposible. He aquí una problemática que plantea la novela: ¿Es posible firmar la paz con tu pasado, o, por el contrario, envejecer implica asumir que habrá determinadas personas y recuerdos que llevaremos clavados como un puñal en la piel hasta el fin de nuestros días? El escritor nos presenta muchas pinceladas de nostalgia por una juventud perdida y por todo lo que le quedará por hacer. ¿Acaso no es eso hacernos mayores, creer que ya es demasiado tarde para darle la vuelta a la tortilla, para enmendar nuestros errores? Quizá por eso comienza la historia diciendo que ha soñado con un río que nunca ha visto, y que en su vigilia “andaba a buen paso y tenía treinta años”. Rafael Reig, una figura clave de las letras españolas, nos regala una confesión autobiográfica a bocajarro en la que desarrolla no solo el viaje que supone la vejez, sino también lo que ha aprendido del amor, de la familia, de los amigos, del propio paso del tiempo.»
Publicado el 1 de junio de 2022
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Małgorzata Żarów, Zaklinanie węży w gorące wieczory, Czarn
«El concepto de «talento» se utiliza poco, o se utiliza con cierta vergüenza, porque es impreciso y difícil de cuantificar. Y sin embargo, Małgorzata Żarów es uno de los talentos más interesantes que ha visto la prosa polaca en los últimos años. Un talento desordenado, caro, hablador, recalcitrante a la disciplina, pero un talento innegable.
¿Qué significa el término «talento» cuando se trata de literatura? Es fácil sustituirlo por conceptos más concretos. Entre las que me vienen a la mente: aptitud, habilidad, predisposición, ingenio, vivacidad… Żarów lo tiene todo: es una observadora aguda, su mente es afilada, tiene el don de un punto pertinente, sabe construir escenas con brillantez. Una inclinación por la paradoja, una imaginación abierta al absurdo, un toque de crueldad en los comentarios irónicos sobre las personas: estas son las características predominantes del estilo de Żarów en su sentido de la observación y la descripción.
En esta novela, la narradora-heroína trabaja con el cuerpo, es una cam girl, es decir, una chica que lleva a cabo las fantasías de los hombres ante la cámara. Las fantasías no tienen más barreras que la imaginación del cliente y la capacidad de la cam girl para realizarlas. Uno de ellos suele dar una simple orden – «enseña las tetas»-, otro guioniza meticulosamente las secuencias, otro exige que la chica chupe un pepino (literalmente). Leemos descripciones detalladas, a modo de guión, de los encuentros con los clientes en nueve breves capítulos titulados «Viola Love está ahora en línea», intercalados con el argumento principal. La especificidad de la obra de Viola y la brutalidad de las descripciones evocan la primera novela de Virginie Despentes, Baise-moi (1993) que, al igual que Serpientes encantadoras…, mostraba diferentes estrategias femeninas en un mundo dominado por el deseo masculino, la superioridad financiera y, siempre dispuesta a actuar, la fuerza física.
Sin embargo, la novela de Żarów no es misándrica. Los hombres de este libro son a veces como niños, a veces patéticos, pero sobre todo perdidos en sus propios cuerpos. No saben lo que quieren, así que amplían sus deseos, incapaces de entenderse y aceptarse a sí mismos; la mayoría de las veces, abandonan los servicios de Viola con bastante rapidez y se marchan. Tienen miedo de que ella les conozca mejor que ellos mismos, e incluso en un mundo virtual se comportan como tipos normales. Huyen en cuanto pierden su dominio.»
Publicado el 1 de junio de 2022