Ayer se ha concedido el Premio Nobel de Química al cofundador de DeepMind, uno de los padres de la inteligencia artificial, Demis Hassabis.
Su trayectoria no es sólo un indicador de las fuerzas que actúan en la geopolítica de la IA. Para Europa, la apuesta de Hassabis revela la mayor fortaleza y la mayor debilidad de una Unión capaz de producir y atraer talento, pero incapaz de financiar los proyectos más revolucionarios.