Cómo, desde Europa, podemos comprendre la peligrosa y potencialmente destructiva rivalidad entre China y Estados Unidos. Tomando como punto de partida el concepto weberiano de «capitalismo político», intentamos proponer un marco en las páginas de la revista –descubre nuestra serie-. Si crees que este trabajo en profundidad es importante y merece ser apoyado, considera la posibilidad de suscribirte.

El 1 de abril de 2024, en todas las ciudades de Europa debería guardarse silencio durante 40 segundos para conmemorar un momento decisivo de la historia reciente. Tal vez incluso 40 campanadas, o hasta 40 cañonazos. Porque hoy se cumple el cuadragésimo aniversario de la fundación de ASML, la empresa holandesa situada en el corazón de la cadena de semiconductores y una de las más capitalizadas de Europa, junto con LVMH y Novo Nordisk.

Cuarenta años de la máquina mundial 

Existe hoy una vasta literatura sobre el declive relativo de Europa Occidental en este siglo y la brecha económica, energética, militar y tecnológica que la separa de Estados Unidos. Pero una vez enfrentados a la cruda realidad, resulta aún más importante reconocer las fuerzas y las personas que han trabajado constante y silenciosamente contra el declive y han proporcionado una historia concreta y real de la capacidad europea. Una historia anclada en el futuro, que no se limita a evocar «las experiencias distintas y grandiosas de la civilización europea común», como decía Alcide De Gasperi. Porque si todas las experiencias de los siglos anteriores son fundamentales, ¿qué tenemos realmente que decir en este siglo? ¿Tenemos algo que decir, o es mejor callar para evitar la cháchara inútil?

En esta parte del mundo, puede que no estemos tecnológicamente muertos. Contra todo pronóstico, también somos dinámicos y estamos vivos.

ALESSANDRO ARESU

Si se quiere empezar a hablar, podemos interesarnos emocionados en la TWINSCAN EXE:5000, la última máquina fabricada por la empresa de Veldhoven con tecnología litográfica EUV High NA, cuyo coste se estima en unos 300 millones de euros. A finales de 2023, la máquina fue «envuelta» con una cinta roja1 y los empleados de ASML se tomaron un descanso junto a ella en el exterior de la sede de Veldhoven, justo antes de su gran partida hacia Estados Unidos, donde fue entregada a Intel. La empresa estadounidense, por su parte, celebró la llegada de la máquina a su fábrica de Oregón a principios de 2024. El momento quedó inmortalizado por una pancarta en diferentes tonos de azul, el de Intel y el de ASML. De fondo, los anónimos y entregados actores de la civilización tecnológica lo celebran. Un vídeo explica también todas las etapas.

Si, desde Europa, dedicamos unos diez minutos a ver estas celebraciones y las explicaciones técnicas disponibles en el sitio web de ASML sobre lo que esta máquina es capaz de hacer en términos de calidad y cantidad, un sentimiento cruza inevitablemente nuestra mente: en esta parte del mundo, quizás no estemos tecnológicamente muertos. Contra todo pronóstico, también somos dinámicos y estamos vivos.

La llamada escasez de microprocesadores, la atención internacional prestada a la industria de los semiconductores y la avalancha de inversiones en el sector en el contexto de la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China han contribuido a sacar a una empresa como ASML de un relativo cono de oscuridad, en el que ella misma había jugado con la frase: «la empresa más importante de la que nunca has oído hablar». Pero eso no es suficiente, ya que seguimos centrando gran parte de nuestro discurso público en cuestiones que son mucho menos importantes que la increíble historia de esta empresa. No hay bares, pubs, heladerías o estadios en toda Europa que hablen de ASML, mostrando la pancarta High NA EUV. Teniendo en cuenta lo que ocurre cada día en los laboratorios de Veldhoven, esto no parece ni absurdo ni provocador, sino, por el contrario, completamente racional.

Este problema cultural forma parte de un mecanismo de defensa en el que nos hemos encerrado, nosotros, los europeos. Y opera tanto desde abajo como desde arriba.

Nuestro problema cultural con las máquinas forma parte de un mecanismo de defensa en el que nos hemos encerrado, nosotros, los europeos. 

ALESSANDRO ARESU

Por abajo, en primer lugar porque cuando Jensen Huang va a comprar un bocadillo en un país del sudeste asiático, le paran por la calle y le aclaman estudiantes, investigadores y desarrolladores, que conocen la historia del CEO y cofundador de NVIDIA –y la ven como una importante fuente de inspiración para sus propias carreras–.

Vista exterior de uno de los edificios del complejo de ASML, uno de los principales fabricantes de equipos de producción de semiconductores, en Veldhoven, Países Bajos, el lunes 30 de enero de 2023. © AP Foto/Peter Dejong

Luego, por arriba, por poner sólo un ejemplo, cuando se concede el Premio Carlomagno a la Integración Europea en la ciudad alemana de Aquisgrán, el reconocimiento casi siempre va a parar a políticos que se felicitan por su supuesta capacidad para resolver crisis. Exclaman: “¡bravo, Europa se forja en las crisis!”. Pero lo cierto es que, en nuestra vida cotidiana, la integración europea consiste también, y sobre todo, en la integración de cadenas de suministro, procesos y tecnologías que pasan desapercibidos incluso cuando, como en el caso de ASML, tienen una importancia histórica mucho mayor que las acciones de los políticos que se dan palmaditas en la espalda.

¿Por qué una máquina de ASML, que constituyó un récord tecnológico europeo claro y prácticamente inexpugnable, o uno de los mascarones de proa de la empresa, no habrían de merecer tales galardones, además de las obvias recompensas reservadas a los ingenieros?

El punto de inflexión para ASML y Martin van den Brink

2024 es el año ideal para iniciar este proceso de reflexión. En efecto, tal como se comunicó a los mercados el 30 de noviembre de 20232, este año representa un punto de inflexión en la historia de ASML.

No se trata sólo del 40º aniversario del momento en que el laboratorio de Philips, Natlab, y la dinámica empresa fundada por Arthur Del Prado, ASM International, crearon formalmente ASML el 1 de abril de 1984. En 2024, también habrá un cambio de liderazgo en Veldhoven, que tendrá un profundo significado: el final del mandato del CEO y copresidente Peter Wennink, nacido en 1957, se produce al término de un período que comenzó en 2013, en el que la cotización de las acciones de la empresa se ha disparado alrededor de un 1000%, mientras que la importancia política de ASML –que tiene la ambición de alcanzar hasta 60.000 millones de euros en ventas para 2030– ha crecido significativamente.

Además de Wennink, que se incorporó a la empresa en 1999, ASML perderá al que se convirtió en su principal abanderado, también nacido en 1957: Martin van den Brink. Licenciado en ingeniería eléctrica por el HTS de Arnhem y en física por la Universidad de Twente, se incorporó a la división científica e industrial de Philips en 1983 y trabaja en ASML desde 1984, donde ha desarrollado toda su carrera, que culminó en 2013 como director de tecnología y copresidente. Aunque ASML es ante todo un grupo, una estructura organizativa destinada a construir máquinas y ocuparse de su funcionamiento y mantenimiento, en cooperación con proveedores y clientes, y sus éxitos en objetos y cadenas de suministro tan complejos no se deben a la mera individualidad, el impacto de van den Brink en las transiciones innovadoras y tecnológicas de la empresa ha sido considerable. En la última reunión de la Sociedad Internacional de Óptica y Fotónica, naturalmente, recibió una ovación de pie por sus contribuciones a lo largo de esas cuatro décadas3 y –casi como homenaje final– en febrero de 2024 se anunció que formaría parte de la junta directiva de ASM International4.

La historia de van den Brink, como la de sus otros colegas, es significativa. Es la historia de una persona con un alto nivel de conocimientos técnicos que se enfrenta a los ritmos y flujos de la industria y consigue marcar la diferencia. Aunque este tipo de trayectoria profesional es bastante común en otras partes del mundo, lo es mucho menos en Europa, donde la separación entre industria e investigación, entre gestión y actividad científica, sigue siendo muy marcada. Tanto es así que, a menudo, estos mundos no logran comunicarse ni alimentar eficazmente los procesos innovadores. Por otra parte, los ingenieros e investigadores de ASML son un símbolo no sólo de una cultura técnico-científica netamente europea, sino también del espíritu empresarial. Aunque éste se traslade a organizaciones gigantescas, es un rasgo importante de la historia europea, bien presente en las obras clásicas sobre el espíritu del capitalismo de Sombart y Weber.

Los ingenieros e investigadores de ASML son un símbolo no sólo de una cultura técnico-científica netamente europea, sino también del espíritu empresarial.

ALESSANDRO ARESU

El autor de la monografía seminal sobre ASML, René Raaijmakers, nos recuerda que en 2024 estamos llegando al «fin de una época»5, que se juega a varios niveles.  En la nueva generación al timón de ASML, la figura eminente es el nuevo CEO Christophe Fouquet, que se incorporó a la empresa en 2008 procedente de las campeonas americanas de maquinaria Applied Materials y KLA. Fouquet ha supervisado las recientes gamas de productos de litografía ultravioleta extrema de la empresa y cuenta con una gran experiencia en tecnología, un tema en el que hace hincapié el propio Martin van den Brink.

Liderazgo francés y “tecnoasmlismo”

Un detalle geográfico no escapa a la atención: Fouquet, que sustituye a una generación de holandeses al frente de la empresa, es francés. 

No es la primera vez que un francés dirige ASML, ya que el predecesor de Wennink, Eric Meurice, también era francés. Pero la dimensión claramente «holandesa» de ASML, una empresa europea y mundial con su principal centro de gravedad en los Países Bajos, se ha convertido en un tema de debate que no debe subestimarse. Los recientes rumores y posibles discusiones sobre el traslado de la sede de ASML de los Países Bajos a Francia han desencadenado una operación especial del gobierno holandés saliente, conocida como el «Plan Beethoven», destinada a impedir tal traslado. La cuestión también se ha visto suscitada por las políticas que pretenden reducir los medios para atraer a estudiantes e inmigrantes internacionales, aprobadas por el Parlamento holandés y que serán debatidas por el nuevo Gobierno que, en cualquier caso, no estará presidido por Geert Wilders. Esta situación ha provocado una creciente frustración en la empresa, así como, probablemente, problemas con la normativa europea relativa a la producción química. En cambio, Francia cuenta con un atractivo sistema de incentivos a la investigación y el desarrollo, aunque, en términos de proveedores, resulte menos atractivo para ASML que Alemania, por ejemplo.

Esta competencia en torno a su sede demuestra hasta qué punto la empresa se ha vuelto indispensable e insustituible. Sus intereses deben tener en cuenta el orden internacional –en particular la gran división entre Estados Unidos y China– y su preeminencia tecnológica, que tiene un efecto dominó en las luchas políticas. Incluso en las discusiones que sacuden actualmente a los aliados sobre la candidatura de Mark Rutte al puesto de secretario general de la OTAN, el papel del primer ministro holandés en la gestión del expediente ASML sin duda habrá sido examinado y evaluado de cerca por Washington. Bajo la administración Trump, fue Rutte quien actuó como interfaz entre Pekín y Washington cuando surgió por primera vez la cuestión de la denegación de una licencia de exportación de máquinas ASML a su competidor chino SMIC.

En las discusiones que sacuden actualmente a los aliados sobre la candidatura de Mark Rutte al puesto de secretario general de la OTAN, el papel del primer ministro neerlandés en la gestión del expediente ASML habrá sido sin duda examinado y evaluado de cerca por Washington.

ALESSANDRO ARESU

Este factor geopolítico se convertirá en un foco de atención específico del mandato de Fouquet, de forma mucho más amplia e impactante que en los últimos diez años. Es estructuralmente importante, y la empresa tendrá que gestionar la política pública y las unidades de control de las exportaciones de una manera cada vez más granular, tratando de equilibrar intereses contrapuestos.

Pero la dimensión política de ASML no se detiene ahí. 

Algunos de los intereses vitales de la empresa están relacionados con su capacidad operativa, sobre todo en términos de formación y organización de la mano de obra. Si ésta faltara, la «máquina» del mundo digital dejaría de funcionar. En otras palabras, una posible evolución del «tecnopopulismo» europeo es el «tecnoasmlismo».  Por decirlo claramente, la gente vota, expresa ciertas preferencias y expectativas, pero lo que realmente cuenta es lo que sirve a los intereses de ASML, tan abrumadora es su fuerza gravitatoria en comparación con los demás acontecimientos en los que estamos inmersos. En un interesante punto de inflexión de nuestra historia, el «piloto automático», el «programa» a seguir, no se refiere tanto y no sólo a determinadas opciones de política monetaria y fiscal, sino que implica también el papel que Europa desempeña en el tablero mundial de la tecnología y la geografía del talento. En este punto, podemos hacer más –en realidad, no podemos hacer mucho menos–.

El stand de ASML en la 6ª CIIE de Shanghái, China, el 6 de noviembre de 2023. © CFOTO/Sipa EE.UU.

Una fuerza europea de “dependencia mutua”

En la guerra de los capitalismos políticos, a menudo hablamos de «autosuficiencia» o «independencia». Pero como dijo Peter Wennink en una esclarecedora conferencia en la Universidad de Eindhoven, lo que realmente cuenta es, ante todo, crear mecanismos de «dependencia mutua» entre Europa y el resto del mundo. 

Y esto es lo que ha ocurrido estructuralmente gracias a empresas como ASML y los principales elementos de su ecosistema –empezando por los campeones alemanes del siglo XIX y principios del XX, Zeiss y Trumpf, que han encontrado una nueva relevancia en la industria contemporánea de los semiconductores–. De hecho, no es casualidad que varias contribuciones de Wennink y van den Brink destaquen la importancia de Zeiss y Trumpf en el éxito de ASML, que es el resultado de la colaboración entre estas empresas y varias otras. El libro de Raaijmakers también describe muy bien la larga relación entre van den Brink y los ingenieros de Zeiss, desde sus primeros encuentros y discusiones en 1984. 

Lo que está en juego aquí es también cultural. Recientemente, el consejero delegado de Apple, Tim Cook, fue entrevistado por Dua Lipa en el podcast de la cantante sobre su carrera y la cadena de suministro del iPhone. Es absurdo que Martin van den Brink no sea acosado por la estrella del pop –y otras figuras influyentes– para hablar de espejos, láser, fotorresistencia, relatar su increíble trayectoria profesional durante las últimas cuatro décadas e inspirar las carreras de las generaciones más jóvenes. Después de todo, no se podrían ver los reels de Dua Lipa sin ASML.

Después de todo, no se podrían ver los reels de Dua Lipa sin ASML.

ALESSANDRO ARESU

¿Adónde nos han llevado las infravaloradas relaciones formales e informales entre investigadores, industria y empresa? Como ilustra el último informe anual de ASML, sus proveedores ascienden a 5.100, de los cuales 1.600 sólo en los Países Bajos y 750 en Europa, Oriente Medio y África –son principalmente europeos, aparte de algunos actores en Israel–, 1.350 en Norteamérica y 1.400 en Asia. Si nos fijamos en el gasto de ASML, que asciende a más de 15.000 millones de euros, el centro de gravedad europeo es aún mayor, ya que se concentra en los Países Bajos (40% del total) y en la zona de Europa, Oriente Medio y África (40%). (Tendría sentido que todos lleváramos la famosa camiseta de ASML, aunque para que esto fuera técnicamente posible, la empresa tendría que corregir una disparidad entre las tiendas que la venden: mientras que ahora es posible comprar los artículos de merchandising de la marca en Estados Unidos, extrañamente no ocurre lo mismo en Europa).

En su conferencia en Eindhoven, Wennink mencionó su reciente encuentro con el Presidente de Corea del Sur, que pasó una hora con él hablando en detalle de las herramientas de ASML, así como de los proveedores y clientes coreanos. El Presidente coreano no es ningún superhombre. Es sólo que, debido a la presencia de Samsung y otros gigantes tecnológicos en Corea del Sur, opera en un ecosistema que separa lo que es realmente importante de lo que no lo es. En lugar de producir documentos y reglamentos sobre todos los temas con resultados insignificantes, este ecosistema dedica tiempo, atención y escucha a lo esencial, para lograr resultados concretos que puedan defenderse a largo plazo. Para los europeos, entrar en esta lógica y hablar este lenguaje se ha convertido en una obligación, sobre todo cuando se trata de las capacidades que ya tenemos en casa. De lo contrario, el poder de Asia Oriental y de Estados Unidos nos dejará al margen.

Si no queremos ser débiles y estar desarmados en este siglo, hablar de autonomía tecnológica o de economía de guerra es literalmente inútil y contraproducente. Aunque ya nadie se toma en serio las palabras de los europeos, todo el mundo se toma muy en serio nuestras máquinas. Por eso, todos los que tenemos una pequeña responsabilidad en el discurso público y la influencia cultural deberíamos honrar a Martin van den Brink, el arquitecto casi anónimo de esta civilización de máquinas, e inclinarnos ante su trayectoria parafraseando las palabras dirigidas por Jensen Huang a Morris Chang, fundador de TSMC, en 2014: «Martin, eres nuestro héroe».