
Como lo muestra la historia reciente, cuando uno de los dos partidos históricos del Reino Unido pierde credibilidad tras un choque de competencias, la crisis se prolonga en el tiempo. Tras el Brexit, la era Johnson y la caída de Liz Truss, la sensación de que los tories no tienen ni una línea ideológica clara, ni una estrategia política bien identificada, ni un liderazgo sólido, es generalizada -incluso ha llegado a los militantes del partido-.