Política

China, Rusia, Irán: la guerra mundial vista por el «Kissinger persa»

Algo profundo se está moviendo en Irán. Mientras el Líder Supremo tenía un plan para contrarrestar a Washington con Rusia y China, Teherán podría estar dando un vuelco. Por primera vez, traducimos al español un texto fundamental de Hassan Abbasi: ideólogo próximo al régimen, en el corazón de la opaca estructura de una teocracia preocupada, articula, en líneas puramente complotistas, el esquema de una geopolítica de la confrontación mundial.

Autor
Pierre Ramond
Portada
© SOBHAN FARAJVAN/PACIFIC PRESS/SHUTTERSTOCK

«Hoy anunciamos el fin de la Cuarta Guerra Mundial, el fin de la recomposición política del Gran Oriente Próximo, el fin de la guerra de religión. Ha comenzado un nuevo capítulo. Lo llamamos: la nueva guerra fría».

Para Hassan Abbasi, ideólogo conspiracionista de la Guardia Revolucionaria iraní, hemos salido del interregno. Estarían fijadas las coordenadas de la conflictualidad en los próximos cincuenta años y se identificarían las fuerzas implicadas: una nueva trilateral Rusia-China-Irán se enfrentaría a Estados Unidos, que a través de tres ramas de la OTAN –Europa, Oriente Medio y Pacífico– se enfrentaría a esta coalición de enemigos en tres zonas de tensión: Ucrania, Palestina y Taiwán.

En su opinión, el pensamiento estratégico debe adaptarse a esta «nueva guerra fría», que explica los conflictos actuales y permite predecir los de los próximos años. Pide que se abandone el marco de pensamiento de la «Cuarta Guerra Mundial», durante la cual, de los años 1990 a los 2020, Estados Unidos habría pretendido dividir a los Estados de Oriente Próximo para reducirlos a la impotencia, destruir la región inflamando la oposición religiosa entre suníes y chiíes, y apoderarse de los recursos de la región. Esta guerra habría sido perdida por Washington, que se habría visto obligado a abandonar progresivamente las diferentes zonas en las que había llevado a cabo operaciones militares –desde Irak hasta Afganistán– a partir de 2021. 

Esta voz de un ideólogo de la Guardia Revolucionaria no puede resumir toda la ideología política de la República Islámica: es una expresión más radical y extremista que el centro de gravedad del régimen iraní. A diferencia de Kissinger –a Abbasi se le llama a veces «el Kissinger persa»–, nunca ha ocupado un cargo político de primer orden. Sus posiciones son especialmente explícitas al encarnar el «Triple Eje» de intereses compartidos entre Rusia, China e Irán1.

Este discurso es también el último avatar de una tendencia de política exterior influyente en la historia de la República Islámica de Irán, la «Mirada hacia Oriente» (Négâh bé Sharq) teorizada y defendida por Mahmud Ahmadineyad durante sus dos mandatos presidenciales (2005-2013), basada en la idea de que con el desplazamiento del centro de gravedad del mundo hacia Asia, Irán debería verse cada vez más como una potencia asiática, y antioccidental.

Esta visión del mundo coexiste con otras doctrinas políticas y geopolíticas, cuya importancia cambia en función de la coyuntura política internacional. La posible reelección de Donald Trump y una política más hostil hacia Irán podrían reforzar la corriente representada por Abbasi en el seno de la República Islámica. En el Grand Continent publicaremos próximamente otras voces, de clérigos conservadores, teólogos reformistas y juristas moderados, que sugieren, cada uno a su manera, formas de imaginar el futuro de la República Islámica, el día en que desaparezca la actual piedra angular del sistema, el ayatolá Alí Jamenei.

1 – La Cuarta Guerra Mundial y el plan de gulliverización de Oriente Próximo

Un nuevo orden mundial está tomando forma. Podría definir las relaciones internacionales durante los próximos cincuenta años: en su juventud, en su madurez y quizás hasta su vejez.

Este discurso se pronunció el 23 de enero de 2024 (03 Bahman 1402) en el think tank «Centro de Análisis Doctrinal» (markaz-é beressi-yé doctrinâl), que dirige Hassan Abbasi. 

Me gustaría empezar recordando la Cuarta Guerra Mundial. Estalló después de la Guerra Fría, que a su vez duró desde la Segunda Guerra Mundial hasta el colapso de la URSS y la caída del Muro de Berlín. Al igual que la Guerra Fría, la Cuarta Guerra Mundial ha terminado.

Hassan Abbasi considera que la Guerra Fría fue la Tercera Guerra Mundial; el periodo que siguió a la Guerra Fría y que termina hoy, según él, sería por tanto la «Cuarta» Guerra Mundial. 

Pero primero volvamos a sus orígenes. Hace décadas, Alexandre de Marenches, jefe del servicio de inteligencia exterior de Francia, teorizó la idea de una Cuarta Guerra Mundial en su libro The Fourth World War, publicado en inglés en 1992 y traducido al persa hace exactamente treinta años.

En su libro, explica que la guerra entre Oriente y Occidente, entre marxismo y liberalismo, entre socialismo y capitalismo, ha terminado. Lo que prevé no es una guerra entre el Norte y el Sur, ni una guerra entre países ricos y pobres, sino una guerra entre Occidente y el mundo islámico.

El libro de Alexandre de Marenches ha tenido un recorrido sorprendente. Publicado inicialmente en Francia como un libro de memorias en forma de entrevistas con la periodista Christine Ockrent en 1986, titulado Dans le secret des princes, fue traducido y parcialmente reescrito en inglés en 1992 con el título The Fourth World War: Diplomacy and Espionage in the Age of Terrorism. Ganó notoriedad por haber anunciado la invasión estadounidense de Irak. En Irán, el libro se tradujo con bastante rapidez, pero siguió siendo confidencial. No obstante, a veces se cita, como en el periódico ultraconservador Javân, próximo a la Guardia Revolucionaria, que se alegra de que los iraníes sean identificados en el libro como un enemigo potencialmente formidable de las potencias occidentales. 

Diez años después de Alexandre de Marenches, James Woolsey, el jefe de la CIA, anunció que la Cuarta Guerra Mundial había comenzado efectivamente tras el 11 de septiembre de 2001 –y que tendría lugar en Oriente Próximo–. 

¿Cuál era el objetivo final? Declarar la guerra a Irán. Esta Cuarta Guerra Mundial era ante todo un intento de dividir a los Estados de Oriente Próximo para reducir su capacidad de acción, como explica James Blackwell en su libroThunder in the Desert.

El libro de Blackwell, citado por Abbasi, es de hecho un análisis táctico del éxito estadounidense en la operación «Tormenta del Desierto». Como explicaba Louis Gautier en nuestras páginas, más allá de este aspecto táctico, la primera Guerra del Golfo inauguró una nueva era geoestratégica: «La Guerra del Golfo también fue precursora de conflictos que incorporaron dimensiones colaterales a la intervención militar: comunicación en tiempo real con la opinión pública, compromiso humanitario con la población kurda, víctimas de actos colaterales de represión perpetrados por el régimen de Saddam Hussein, protección del medio ambiente, continuidad del derecho internacional.»

Se trataba de un plan para la gulliverización de la región: el objetivo era convertir a los Estados de Oriente Próximo en Liliputienses que cupieran en la palma de la mano de Gulliver, es decir, el régimen sionista, que se convertiría, como resultado de las divisiones, en el más poderoso de todos. 

Extracto de la presentación en Power Point de Abbasi

En la teoría conspirativa de Abbasi, esta imagen representaría a los países de un Oriente Próximo ampliado y dividido en tres categorías: 

  • a la derecha, los seis países «Gulliver» (los más grandes que se dividirían): Irán, Egipto, Turquía, Siria, Irak y el «régimen sionista» (Israel)
  • en el centro, los países «esperanzado»: Libia, Arabia Saudí, Yemen, Omán, Argelia y Sudán 
  • a la izquierda, los países «inquietos»: Líbano, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Túnez y Jordania

Si Arabia Saudí se divide en cinco países, Irán en siete, Turquía en dos, Egipto en dos, Siria en tres, Irak en tres, Afganistán en dos o tres y Pakistán en dos, al mundo musulmán sólo le quedarán Estados del tamaño de Bahréin, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, incapaces de decidir por sí mismos.

En este contexto, la estrategia oficial de la República Islámica ha sido impedir que Estados Unidos aplique este plan y oponerse a la desintegración de estos países. Esta es la principal tarea que se ha fijado el Cuerpo de Guardias Revolucionarios, como parte del Eje de la Resistencia.

Esta visión del mundo equivale a presentar a los Guardias Revolucionarios como los inesperados defensores de la intangibilidad de las fronteras en el orden posterior a 1945. Es una respuesta a la opinión de Kissinger de que Irán tenía que elegir entre ser «una causa o una nación» y de que la República Islámica era una potencia revisionista, es decir, que quería transformar y desafiar el orden mundial existente. 

El «Eje de la Resistencia» es una forma de referirse a la coalición de intereses antioccidentales en Oriente Próximo, que reúne a actores con ideologías a priori diferentes o incluso opuestas en torno al concepto de «Resistencia». Recordemos que Hezbolá es la rama política de la organización armada conocida como «Resistencia Islámica en Líbano» (al-muqāwamah al-islāmīyah fī lubnān) y Hamás es un acrónimo que significa «ḥarakat al-muqāwma al-ʾislāmiyya» o «Movimiento de Resistencia Islámica».

La fuerza Qods sigue la idea expresada por el mártir Qassem Soleimani sobre el separatismo iraquí. Durante la votación por la independencia del Kurdistán, se vio a partidarios de la independencia enarbolando banderas sionistas junto a banderas kurdas. Pero dos o tres días después de la ceremonia fúnebre del difunto Jalal Talabani [el 06 de octubre de 2017], el ex presidente de Irak y fundador de la Unión Patriótica del Kurdistán iraquí, Hadj Qassem dijo a Massoud Barzani: «impediremos la desintegración de Irak, no dejaremos que ocurra, porque entonces puede ocurrirle a todos los países, que se desintegrarán todos».

A lo largo del discurso se menciona a Qassem Soleimani como referencia, modelo a seguir y prueba de la justeza de la causa de la Revolución iraní contra sus enemigos. Hassan Abbasi le llama de diversas formas: «Hajj Qassem» recuerda su piedad, ya que «Hajj» es un título que se adjunta al nombre de un creyente musulmán que peregrinó a La Meca; «shahid», o «mártir», sitúa al general Soleimani en el martirologio chií de la República Islámica. 

La oposición a las autonomías kurdas es un elemento central de la doctrina de la Guardia Revolucionaria. La insistencia en la intangibilidad de las fronteras es también una forma de negar una mayor autonomía a las poblaciones kurdas, en Irak y Siria por supuesto, pero también en Irán, donde viven más de 10 millones de kurdos en el oeste del país. Fabrice Balanche analiza en el Grand Continent esta oposición de las potencias regionales a las autonomías kurdas.

Este plan reproduce el que Estados Unidos y Europa elaboraron hace cien años, en 1915, cuando dividieron el Imperio Otomano en una decena de países: Turquía, Siria, Líbano, Irak, etc….. 100 años después de los Acuerdos Sykes-Picot, vuelve a empezar la misma historia. Picot era francés y Sykes inglés. Pusieron una regla en el mapa, trazando una línea que decía que Siria estaría aquí, Irak allí, Arabia Saudí aquí, y así sucesivamente. 

Una vez más, querían destrozar el mundo islámico, como habían hecho con el Imperio Otomano. Todos los occidentales que llegaron a la región lo hicieron después de estudiar Sykes-Picot y la desintegración del Imperio Otomano: Lawrence de Arabia, Gertrude Bell –sobre quien se estrenó una película en 2015 titulada La reina del desierto–. 

A lo largo de la conferencia de Hassan Abbasi se entrelazan referencias a hechos reales, teorías geopolíticas y representaciones cinematográficas del cine de Hollywood. Gertrude Bell (1868-1926), arqueóloga británica, apoyó la creación de Estados árabes independientes en Oriente Próximo, incluido Irak, tras la caída del Imperio Otomano. En la película mencionada de Hassan Abbasi y dirigida por Werner Herzog, la interpreta Nicole Kidman. También fue una de las primeras traductoras al inglés del Divan de Hâféz, una de las antologías más importantes de poesía clásica persa.

Parte de su plan se denominó el Gran Proyecto Oriente Próximo, cuyo objetivo era la desaparición de Oriente Próximo tal y como existía. Querían que todo el mundo musulmán, desde Marrakech hasta Indonesia en la costa del Océano Pacífico, una distancia de quince mil kilómetros de largo y cinco mil kilómetros de ancho, fuera un gran país. 

Por eso dividieron Sudán, un país del tamaño de Francia, en dos y lo llamaron Sudán del Sur; lo mismo ocurrió en la República Centroafricana, donde favorecieron a los cristianos y expulsaron a los musulmanes a Níger; hemos visto el mismo fenómeno en Níger, y en Myanmar, donde apoyaron a los budistas y masacraron a los musulmanes, antes de enviarlos a Bangladesh.

¿Quién se opuso a esta estrategia? La República Islámica de Irán. ¿Quién preparó la respuesta? El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. ¿Quién tomó la iniciativa? El Imán de los Musulmanes.

El Imán de los Musulmanes es otra forma de referirse al Líder Alí Jamenei. En este pasaje, la lucha contra Estados Unidos se extiende a todo el planeta y no se detiene en Oriente Medio. 

Extracto de la presentación en Power Point de Abbasi

Se supone que este mapa muestra el supuesto plan de Estados Unidos de dividir Irán en varios Estados, cada uno de los cuales uniría a un grupo étnico dominante en la región en cuestión. Evidentemente no se basa en ninguna realidad, y es sobre todo un síntoma de la oposición radical de la República Islámica, y en particular de la Guardia Revolucionaria, desde 1979, a cualquier forma de separatismo en un país donde la etnia mayoritaria sólo representa entre el 55 y el 65% de la población. Mientras que el proyecto de crear un Kurdistán autónomo se ha debatido largo y tendido y hubo un Gobierno Popular de Azerbaiyán durante un año en 1945-1946, creado en el marco de la crisis irano-soviética, la idea de un «Arabistán» o un «Baluchistán iraní» parece ser una invención total de Hassan Abbasi.

Los que ahora hablan de la ruptura de Irán alientan a los separatistas iraníes en Europa y América. Les dan tribunas con las banderas de las diferentes regiones étnicas de Irán en las calles de Alemania, Bélgica, Holanda, Francia, Inglaterra, América y Canadá.

Han pasado muchas cosas en los últimos treinta años. Hemos sido testigos del debilitamiento del liberalismo, de los problemas en las esferas económica y financiera, y de los problemas sociales y psicológicos de los Estados liberales

El régimen baasista de Sadam nos atacó con ayuda occidental. Esa guerra terminó en 1988. Esta «guerra impuesta» contra Irán duró ocho años, contra la sagrada defensa, pero todo el mundo la ha olvidado. Pero la guerra que nosotros vivimos duró 30 años. 

Esta es una parte obligatoria de cualquier discurso de política exterior iraní, destinada a recordar lo que el poder político iraní percibe como la culpa original más evidente de las potencias occidentales: el masivo apoyo militar occidental prestado a Sadam Husein durante la larga guerra que enfrentó a Irak con la República Islámica de Irán, de 1980 a 1988. Esta guerra se conoce en persa como «la guerra impuesta» (djang-é tahmili), mientras que la lucha iraní durante esta guerra se describe como «la defensa sagrada» (défâh-é moqadas). La gran mayoría de los actuales dirigentes de la República Islámica y todos los generales de la Guardia Revolucionaria comenzaron sus carreras políticas y militares durante el conflicto.

La denuncia de la ayuda occidental a Sadam Husein durante la guerra Irán-Irak es un punto de consenso dentro del sistema político iraní, desde los más moderados hasta los más conservadores. Este argumento se utiliza en particular para justificar la existencia del programa de misiles balísticos de Irán, alegando que, durante la guerra contra Irak, las ciudades iraníes fueron bombardeadas en numerosas ocasiones, pero no pudieron tomar represalias por falta de misiles balísticos.

2 – La Cuarta Guerra Mundial frustrada por la resistencia iraní

Viendo que la desintegración de los Estados de Oriente Próximo no funcionaba, intentaron cambiar la estrategia de la Cuarta Guerra Mundial atizando las tensiones religiosas entre Daesh, por un lado, y el Hezbolá libanés, por otro, con la esperanza de que la guerra extendida a suníes y chiíes ayudara a destruir el mundo islámico.

Hassan Abbasi hace referencia a un artículo de Richard N. Hass en Project Syndicate, 21 de julio de 2014, «The New Thirty Years War», del que muestra una captura de pantalla a su audiencia en ese momento.

Irán ha escapado a la Cuarta Guerra Mundial. Sin embargo, como muestra el director Oliver Stone en la película W, que narra la vida de George W. Bush, el plan original de Estados Unidos era ir a por Irán. En una escena de la película, Dick Cheney, el vicepresidente estadounidense, propone atacar a Irán a través de Iraq y Afganistán, para «desecar el pantano» y hacerse con el petróleo. 

Escena de la película W de Oliver Stone (2008). Extracto de la presentación en Power Point de Abbasi

Dentro del Partido Republicano, hay dos grupos: los halcones y las palomas. Los halcones incluyen a Paul Wolfowitz y a sus allegados, como Condoleezza Rice y Eliot A. Cohen, que han intentado implantar la Cuarta Guerra Mundial. Eliot A. Cohen escribió oficialmente que Estados Unidos estaba librando la Cuarta Guerra Mundial. El objetivo principal era atacar Irán y destruir el Islam.

Hassan Abbasi se refiere a un artículo de Eliot A. Cohen, asesor de Condolezza Rice de 2007 a 2009, y ahora profesor en la Escuela Paul H. Nitze de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns-Hopkins, escrito en el Washington Post el 20 de noviembre de 2001 y titulado «World War IV».

La Cuarta Guerra Mundial está llegando a su fin gracias al camino mostrado por la República Islámica, y sobre todo gracias a los preceptos del Líder Supremo, que era consciente de la naturaleza de esta Cuarta Guerra Mundial incluso antes de que se declarara. Su capacidad para advertirnos es un testimonio de su sabiduría y de su gracia especial, que es la gracia de Dios. 

De hecho, los estadounidenses tuvieron que huir de Afganistán en el verano de 2021. Irak, mientras tanto, ya no es estadounidense, sino que está en manos del Hachd al-Shaabi. 

Hoy anunciamos el fin de la Cuarta Guerra Mundial, el fin de la reconstrucción política del Gran Oriente Medio, el fin de la guerra de religión. Ha comenzado un nuevo capítulo, que llamamos: la nueva guerra fría. 

3 – La nueva guerra fría

Para comprender la configuración de la nueva guerra fría, hemos representado en este gráfico la OTAN mundial en tres ramas: la OTAN árabe, la OTAN europea y la OTAN oriental, frente a las tres potencias regionales que las enfrentan. Dentro de cinco años, ésta será la hoja de ruta para todos, no sólo para Irán. 

Extracto de la presentación en Power Point de Abbasi

Si detrás de la bandera estadounidense vemos la ideología liberal-sionista, detrás de las banderas de Rusia, Irán y China vemos respectivamente la ortodoxia, el islam y el social-confucianismo. Estas tres ideologías difieren de la ideología liberal.

Durante la anterior Guerra Fría, ¿cuál fue el lugar de máxima tensión? La ciudad de Berlín, rodeada por su muro. Cuando cayó el Muro de Berlín, terminó la primera guerra fría. 

El tema de la nueva guerra fría y la idea de una alianza natural entre China, Rusia e Irán, es una continuación de la política exterior de «mirada hacia el Este», lanzada por Mahmud Ahmadineyad durante su presidencia y que ya había hecho su aggiornamento en un Diálogo de Seguridad Regional organizado en octubre de 2018 en Teherán, donde se habló de «Mirada hacia el Este 2.0».

Los tres Berlín de la nueva guerra fría

En esta nueva guerra fría, hay tres Berlín. 

El primer Berlín es Ucrania; el segundo Berlín es Palestina; y el tercer Berlín es Taiwán. Cada una de las tres potencias, Rusia, China e Irán, está detrás de un punto de tensión: Rusia detrás de Ucrania; China detrás de Taiwán; la Revolución Islámica y la República Islámica detrás de Palestina. 

Cada Berlín podría representar el fracaso o el éxito de cada uno de estos actores. Si la civilización liberal se retira de Ucrania, es porque ha fracasado allí. Si la civilización liberal se retira de Taiwán, es que allí ha fracasado. Si la civilización liberal se retira de Palestina, es porque allí ha fracasado. Las derrotas y las victorias de esta nueva guerra fría se producirán en estos tres campos de batalla. 

Todos los acontecimientos recientes pueden resumirse en este esquema. La evolución y los movimientos estratégicos suelen durar al menos 25 años y a menudo abarcan dos generaciones, es decir, 50 años. Tenemos que hacer evolucionar nuestro pensamiento estratégico alejándonos de los conceptos de la Cuarta Guerra Mundial y adoptar las coordenadas de la nueva guerra fría. 

Se trata de un mundo dividido en cuatro polos ideológicos, tres de los cuales se enfrentan a un enemigo común: la civilización liberal. 

La Trilateral en la nueva guerra fría

En la anterior guerra fría, el Trilateralismo estuvo del lado de la civilización occidental, a través de la alianza entre Norteamérica, Europa Occidental y Japón. En la nueva guerra fría, el Trilateralismo apareció en el lado opuesto: los rusos ortodoxos, los chinos confucianos sociales y los iraníes musulmanes crearon una nueva Trilateral.

Me refiero al concepto de este libro, The Trilateral Commission and Elite Planning for World Management.

Cualquiera que quiera entender la forma en que se organiza el mundo hoy en día necesita comprender el concepto Trilateral. El nuevo trilateralismo une a China, Irán y Rusia, que no están unidos por la ideología, sino por su pertenencia común al Pacto de Shanghai y su oposición a la ideología liberal.

La referencia a la Comisión Trilateral es un topos del discurso conspiracionista. En este caso, parece tanto menos justificada cuanto que los «trípticos» opuestos de Abbasi tienen poco en común. El término «trilateralismo» se esgrime como un eslogan que no tiene ninguna base en la realidad: se trata esencialmente de un intento de poner a Irán al mismo nivel que China o Rusia.

Estados Unidos está obligado a defender a sus aliados en Ucrania, en el frente oriental, y a defender su bastión en Taiwán para que no se derrumbe. Debe defender su posición en el frente intermedio en Palestina para que el régimen sionista no se derrumbe y no se vea obligado a retirarse de Palestina. 

En resumen, en los últimos años la civilización liberal ha creado tres frentes, tres Berlín, donde se jugará el futuro del mundo.

Notas al pie
  1. La idea de un «triple eje» de Irán, China y Rusia se explora en Ariane Tabatabai y Dina Esfandiary, Triple Axis: Iran’s Relations With Russia and China, 2018, I.B. Tauris.
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