En la COP 26, celebrada en Glasgow, los países participantes se comprometieron a «acelerar los esfuerzos para eliminar gradualmente la generación de electricidad a partir del carbón» que no vaya acompañada de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (unabated)1.

El acuerdo alcanzado el miércoles 13 de diciembre por los 197 países representados -y la Unión Europea- en Dubai menciona por primera vez una «transición para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos»(transitioning away), es decir, el petróleo, el gas y el carbón2.

  • Aunque no se da ninguna fecha para esta transición, el texto sí menciona «acelerar el ritmo durante esta década crítica, con vistas a alcanzar un balance neto cero en 2050».
  • Finalmente, el término «phase-out» (abandono) no aparece en el acuerdo, a pesar del apoyo de un centenar de países (incluidos Estados insulares, países europeos y latinoamericanos) a esta redacción.
  • El texto también reconoce que «los combustibles de transición pueden contribuir a facilitar la transición energética al tiempo que garantizan la seguridad energética». En resumen, el gas natural sigue siendo reconocido como la principal fuente de energía para la transición, a pesar de las pruebas de que el GNL transportado en camiones cisterna podría ser más contaminante que el carbón.

Este compromiso de reducir el consumo de combustibles fósiles es esencial si queremos cumplir los objetivos fijados por el Acuerdo de París. Sin embargo, está por ver cómo se materializará esta reducción en los próximos años: el consumo mundial de carbón aumentó en 2022 y se espera que la demanda se mantenga estable al menos hasta 2024, según la Agencia Internacional de la Energía3.

  • El texto también «insta» a las Partes a «triplicar la capacidad mundial de energía renovable y duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética para 2030».
  • Antes de la COP, Estados Unidos y China habían anunciado conjuntamente que habían acordado «proseguir los esfuerzos para triplicar la capacidad mundial de producción de energías renovables de aquí a 2030», un objetivo apoyado por la AIE e IRENA (Agencia Internacional de Energías Renovables).
  • Según la Agencia Internacional de la Energía, esta medida, combinada con el aumento de la electrificación y la reducción de las emisiones de metano de los combustibles fósiles, contribuiría a «más del 80% de las reducciones de emisiones necesarias de aquí a 2030 para situar al sector energético en la senda de la limitación del calentamiento global a 1,5°C»4.

La COP 28 llegó a su fin a pesar de que todavía existen límites a la cantidad de fondos que pueden liberarse para la transición energética en los países de renta baja y para pérdidas y daños. El Fondo para ayudar a financiar los daños causados por el cambio climático -basado en los compromisos voluntarios de los Estados- asciende a sólo 655 millones de dólares. Esta cantidad es, por tanto, «menos del 0,2% de las pérdidas relacionadas con el calentamiento global que sufren cada año los países en desarrollo», que ascenderían a más de 400.000 millones de dólares anuales5.

Notas al pie
  1. Decision -/CP.26, Glasgow Climate Pact, 2021.
  2. First global stocktake,Draft decision -/CMA.5, 13 de diciembre de 2023.
  3. Coal Market Update, Agencia Internacional de la Energía, julio de 2023.
  4. World Energy Outlook 2023, Agencia Internacional de la Energía, octubre de 2023.
  5. Nina Lakhani, « $700m pledged to loss and damage fund at Cop28 covers less than 0.2 % needed », The Guardian, 6 de diciembre de 2023.