Doctrinas de la China de Xi Jinping

La ilusión del desacoplamiento vista de China, por Yao Yang

Doctrinas de la China de Xi | Episodio 34

¿Tiene China los medios económicos para mantener la confrontación? Esta es esencialmente la pregunta que se hace Yao Yang, cuestionando con preocupación la resistencia de las estructuras y enfrentándose a dos puntos conflictivos: el sector inmobiliario y el consumo.

Autor
David Ownby
Portada
© CHINATOPIX VIA AP

Yao Yang (nacido en 1964) es un destacado economista de la Universidad de Pekín, director del Centro de Investigación Económica de China y decano de la Escuela Nacional de Desarrollo. El texto aquí traducido se basa en una conferencia que Yao pronunció el 13 de septiembre de 2022 ante estudiantes de MBA de la Universidad de Pekín, en la que trató el tema de la «resiliencia de la economía china». 

Resulta útil porque es conciso y bastante franco sobre los retos a los que se enfrenta la economía china, incluso aunque Yao siga siendo optimista respecto a China, sobre todo a largo plazo. También es especialmente oportuno en un momento en que muchos funcionarios occidentales advierten de las «consecuencias adversas» de un desacoplamiento de China. 

Yao admite abiertamente que 2022 fue un año difícil para la economía china, en el que el consumo se vio arrastrado, sobre todo por la crisis inmobiliaria, así como por los efectos persistentes de la pandemia del virus Covid-19, que hizo que la mayoría de las empresas chinas sólo produjeran en torno al 80% de su capacidad. Yao Yang parece sugerir que los esfuerzos del Estado por enfriar el sobrecalentado mercado inmobiliario el año pasado endureciendo las prácticas crediticias fueron demasiado lejos, lo que supuso que bancos y consumidores perdieran la confianza en el futuro. Para Yao, el gobierno central y los locales deben colaborar para garantizar que la vivienda salga al mercado y que éste funcione. Sin embargo, su tono no es apocalíptico, y señala que «si la economía china se fuera a hundir, lo habría hecho en los años 90», cuando China privatizó o cerró alrededor del 80% de las empresas estatales, causando trastornos y desempleo generalizados. 

Yao afirma además que el consumo chino no se recuperará hasta que se pongan en marcha medidas «más precisas» para garantizar que «la gente tenga tiempo y libertad para consumir». El lenguaje es diplomático, pero su argumento es claro: no podemos seguir cerrando ciudades y perturbando los viajes mientras esperamos que la economía prospere.

En cuanto a las cuestiones de largo plazo, Yao se muestra optimista y afirma que «la economía china está creciendo, mejorando sus capacidades técnicas y no se está desvinculando del mundo», al menos en términos económicos. Señala que las medidas de contención de Estados Unidos han logrado perjudicar a Huawei, pero no a Xiaomi -uno de los principales competidores de Huawei- ni a la industria de alta tecnología en su conjunto, ya que Huawei estaba en el punto de mira, y Xiaomi no. 

Por supuesto, Yao dio su conferencia antes del anuncio de la nueva política de la administración de Biden sobre la exportación de tecnología avanzada estadounidense a cualquier empresa china, cuyo objetivo es más o menos tratar a toda China como la administración de Trump trató a Huawei. Anticipándose a esa política, Yao señala que «la mitad de los chips del mundo se venden a China, así que, si los fabricantes estadounidenses no venden sus productos allí, ¿dónde los venderá?». Siguiendo su razonamiento, aunque haya una prohibición, las empresas encontrarán la forma de sortearla. 

Yao ya identificó lo que él llama los «cuellos de botella» de la recuperación económica de China: la falta de «innovación, la crisis inmobiliaria y el descenso del consumo». Sobre todo, Yao ha tomado la medida de que China es un gigante industrial y comercial que no puede ser ignorado por sus socios, en particular Europa y Rusia, e intenta tranquilizar a sus lectores chinos asegurándoles que en realidad el desacoplamiento de Occidente respecto a China no está en el orden del día.

Este es el quid de la cuestión. Incluso si la administración de Biden logra imponer la prohibición a los fabricantes de semiconductores estadounidenses -y es difícil creer que no habría resistencia, o incluso una resistencia abierta-, ¿será capaz de imponerla efectivamente a Japón, Corea del Sur y Taiwán, donde se encuentra gran parte de la industria? El libro de Chris Miller de 2022 Chip War: The Fight for the World’s Most Critical Technology es excelente sobre el tema. Un paso en falso puede llevar a la quiebra a una empresa. Dos o tres pasos en falso pueden afectar al destino de una nación, o incluso del mundo.

En el último año, la economía china ha estado bajo una gran presión, y la gente en general tiende a ver la presión de corto plazo como una tendencia de largo plazo, por lo que la sociedad es algo pesimista. Hoy me gustaría hablarles de la resistencia de la economía china, así como de la fuente del futuro impulso del crecimiento económico de China, y finalmente discutir la cuestión que todo el mundo tiene en mente, es decir, si China y el mundo se están desacoplando o no. 

Personalmente, no creo que China se esté desacoplando del mundo. Además, si seguimos hablando de desacoplamiento, se convertirá en una profecía autocumplida. 

También quiero decirles que la economía china está empezando a liderar el mundo en algunas áreas. Así que no debemos ser pesimistas. Y, por supuesto, no hay que pensar que China es «la mejor del mundo 天下第一». 

Después de hablar de la situación de largo plazo, hablaré también de algunas cuestiones económicas de corto plazo. El largo plazo parece prometedor, pero si no podemos superar las dificultades de corto plazo, el largo plazo no existirá. Así que también hablaremos de las razones de la desaceleración del crecimiento económico en la primera mitad de 2022, y luego miraremos hacia adelante. 

Por último, hablaré de la cuestión del consumo. Personalmente creo que el consumo es el principal cuello de botella de la economía en este momento, y la cuestión es cómo eliminarlo. Creo que el gobierno puede hacer dos cosas. La primera es dar dinero a la población para estimular el consumo. La segunda es quizá aún más importante: encontrar un mecanismo a largo plazo para hacer frente a la pandemia que dé a la gente más tiempo y libertad para consumir. 

Tendencias a largo plazo: los próximos 30 años serán la mejor oportunidad para China, su momento de brillar 

Empecemos por la primera gran cuestión, la resistencia del crecimiento económico chino. Si observamos la historia del desarrollo económico de China en los últimos 40 años, veremos que la economía china ha crecido en ciclos de diez años.

En la década de 1980 se registró un fuerte crecimiento, pero a un nivel relativamente bajo, debido principalmente a las reformas rurales. En aquella época también intentamos la reforma urbana, pero fue lenta. 

En los noventa, entramos en un periodo de ajuste, dirigido sobre todo a resolver los problemas estructurales de las economías urbanas, especialmente los problemas de las empresas estatales. Llevamos a cabo una reforma de los precios, es decir, que ahora el mercado fija los precios, se suprimió la compraventa unificada, así como el control gubernamental de los precios. Luego reformamos las empresas estatales, aunque muchos hemos olvidado lo amplias que fueron esas reformas. En aquella época, privatizamos más del 80% de las empresas estatales o las dejamos quebrar. En el punto álgido de la reforma, 50 millones de personas fueron despedidas o quedaron en paro, y la vida era realmente muy difícil para los habitantes de las ciudades en aquella época. 

Luego entramos a la OMC, que fue un paso clave en la reforma y la apertura. Luego hicimos la reforma bancaria, porque en aquella época los préstamos bancarios morosos representaban el 30% de los activos bancarios y el 25% del PIB, y varios de nuestros grandes bancos eran técnicamente insolventes. ¿Qué hicimos? Inyectamos capital. Cuando hablamos de los tiempos difíciles de la economía china, existe lo que podríamos llamar «la teoría de que la economía china está al borde del colapso», y fue en la década de 1990 cuando esa teoría se acercó más a la realidad. Pero no hubo colapso, y si no colapsamos en la década de 1990, no nos veo colapsando en ningún otro momento. 

En la primera década del siglo XXI, China creció extremadamente rápido. ¿Qué tan rápido? Entre 2001, cuando entramos a la OMC, y 2008, nuestras exportaciones se quintuplicaron. Un crecimiento del 500% de las exportaciones en siete años es algo inaudito. De hecho, la cara de China cambó drásticamente en esos diez años. Piénsenlo, la cara de Pekín cambió de verdad en esa década. La cuarta vía periférica no se inauguró sino hasta 2001.

Las vías periféricas marcan la expansión de Pekín alejándose del centro y adentrándose cada vez más en los suburbios. En la actualidad, hay seis o siete vías periféricas.

Pero precisamente debido a ese extraordinario crecimiento, también hemos experimentado desequilibrios en la estructura de nuestra economía. 

Por eso, a partir de 2010 y sobre todo de 2012, empezamos a hacer ajustes estructurales. ¿Cuál era el objetivo de esos ajustes? Hacer de la innovación el motor del crecimiento económico. El modelo de crecimiento de la primera década de este siglo, basado en la expansión continua, se ha detenido, y nuestro siguiente paso es avanzar en el crecimiento económico a través de la innovación. La tendencia general de la economía ha sido alejarse de la economía virtual y acercarse a la economía real, y se ha frenado eficazmente la excesiva financiarización. Durante algún tiempo desarrollamos vigorosamente el sistema bancario en la sombra, que ha desempeñado un papel muy importante en la ruptura de los controles de las tasas de interés y el enriquecimiento de todo el mercado financiero. 

El término «banca en la sombra» se refiere a la actividad financiera «subterránea» o informal que se da al margen de las instituciones aprobadas por el Estado. Los debates de los medios de comunicación occidentales sobre el sistema bancario en la sombra de China suelen ser negativos, mientras que Yao parece ver la cuestión de otro modo en este contexto. 

Pero también hemos visto surgir algunos problemas en el sector financiero, especialmente los préstamos P2P, que se han convertido en un gran problema, y también ha habido problemas de excesiva financiarización. 

P2P significa «persona a persona», y en general se refiere a préstamos realizados en plataformas aparentemente creadas para otros fines, como la venta. Esos préstamos no suelen estar sujetos a una normativa estricta y los consumidores pueden verse sobreendeudados con uno o dos clics.

Por ejemplo, en aquella época, algunos pensaban que mover capital era un negocio en sí mismo, y que el capital estaba en todas partes. Otros insistían en que «al borde del precipicio, hasta los cerdos pueden volar» y que «la lana crece en el lomo del cerdo» En retrospectiva, esas ideas eran erróneas, y las empresas que creyeron en ellas desaparecieron. El dinero no puede hacer dinero y sólo produce valor cuando se utiliza en la economía real.

La cita de «al borde del precipicio, hasta los cerdos pueden volar» (在风口上猪都能飞上天) se atribuye al fundador de Xiaomi, Lei Jun 雷军 (nacido en 1969), que dice haberse inspirado en El arte de la guerra de Sunzi. La idea es que el empresario debe estar siempre atento a las oportunidades y listo para «saltar al precipicio» en el momento oportuno. 

«羊毛出在猪身上», abreviatura de «羊毛出在狗身上,由猪买单», que significa «la lana crece en el lomo del cerdo, y el perro paga la cuenta», la idea es que si creas una plataforma (u otro negocio) de éxito, tu principal fuente de ingresos vendrá de los anunciantes, no de los clientes que compren tus productos.

Visitantes suben las escaleras mecánicas cerca del emblema comunista en el Memorial del Primer Congreso Nacional del Partido Comunista de China en Shanghai, jueves 20 de abril de 2023. © AP Foto/Ng Han Guan

La innovación impulsa el crecimiento económico 

Ahora esas tendencias se han invertido. Muchas personas que antes trabajaban en finanzas y comercio se han pasado a invertir en la industria en la última década y les está yendo muy bien. Siguen surgiendo campeones invisibles. Un ejemplo es Zhao Yan 赵燕 (nacida en 1986). Zhao Yan trabajaba en el sector inmobiliario, pero empezó a invertir en la industria en los últimos 20 años, principalmente en la producción de ácido hialurónico. Bloomage es la empresa matriz, y cuando empezó a cotizar en bolsa, Zhao se convirtió en la mujer más rica de Pekín. 

¿Qué tan avanzada es la tecnología del ácido hialurónico de Bloomage? Se considera la segunda más avanzada del mundo y es dos veces más eficaz que la de las empresas japonesas. De hecho, la empresa de ácido hialurónico de Zhao Yan está a la cabeza de los estándares técnicos mundiales en ese campo. Por supuesto, hay muchos otros ejemplos de ese tipo; por ejemplo, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información anunció recientemente la creación de 546 «pequeñas empresas gigantes».

El «Plan de Pequeños Gigantes» se refiere a la identificación de una serie de pequeñas y medianas empresas en línea con las políticas industriales nacionales de China, que muestran un fuerte crecimiento y pueden estimular el desarrollo económico regional.

Además, en algunas áreas estamos a la cabeza del mundo, como la IA, la energía verde, los vehículos eléctricos, etc. En IA, China está codo a codo con Estados Unidos y Japón, porque China está utilizando la IA en muchos contextos, por lo que la nuestra se está desarrollando muy rápido. Algunos dirían que no dominamos las tecnologías básicas, los algoritmos fundamentales de la IA, pero una vez que tienes una amplia gama de aplicaciones, esos algoritmos se multiplican y se autogeneran. 

Por no hablar del sector de la energía verde, en el que somos totalmente dominantes y producimos casi el 80% de todos los equipos electromagnéticos de paneles solares del mundo, lo que significa que nuestra energía eólica tiene una ventaja abrumadora, y en los últimos años la mitad de la nueva capacidad de energía eólica del mundo se ha producido en China, un logro muy impresionante. 

La capacidad de producción sigue siendo fuerte en China. Comparando los 10 principales países o regiones en 2010 y 2020, en términos de porcentaje de la fabricación mundial, China continental representaba el 18.2% en 2010, y aumentó 11 puntos porcentuales, hasta llegar al 29% en 2020.

Estados Unidos también ha crecido ligeramente, y el descenso se produce principalmente en Europa y Japón. India no se ha quedado atrás. Muchos temían que India ocupara el lugar de China en cuanto a producción manufacturera, pero no es así en absoluto. India es un país en desarrollo que tiene muy buenos resultados para ser un país grande, pero su cuota en la fabricación mundial en realidad está disminuyendo, no aumentando. 

En cambio, en regiones de Asia Oriental como Corea del Sur o Taiwán, los porcentajes están aumentando. De hecho, la fabricación mundial en su conjunto sigue avanzando hacia una concentración en Asia Oriental. Estados Unidos no está en declive, sino que simplemente crece más lentamente que China. Si observamos el porcentaje de componentes intermedios producidos por diferentes países en 2020 para ensamblar el iPhone, podemos comparar las cifras con las de hace 10 años, en 2010, cuando, en el caso de los iPhones ensamblados en China, el país solo aportaba el 3.6% del valor añadido, mientras que la cifra aumentó hasta el 25.4% en 2020, cifra comparable a la de Corea del Sur. Esto demuestra que la producción de iPhones tiende a concentrarse en China y Asia Oriental. El panorama general es bastante claro. China es un gigante de la fabricación, una posición difícil de discutir.

Ahora el iPhone 14 también empieza a producirse en la India, pero puedo asegurarles que el valor añadido indio es mínimo. China tiene que exportar insumos intermedios a India para que ésta pueda ensamblar el iPhone. Ese es el potencial del crecimiento económico de China. Estamos asistiendo al fortalecimiento de la conexión de China con el mundo, no a su desacoplamiento. 

Las conexiones con el mundo en realidad se están fortaleciendo 

Después del inicio de la guerra comercial entre Trump y China, vimos una caída en las importaciones y exportaciones chinas, pero después de que comenzó la pandemia, China experimentó un gran repunte. 

Por un lado, esto se debe a que China y los países occidentales pagaron de manera diferente la recuperación de la pandemia. En Occidente, los gobiernos principalmente repartieron dinero, que la gente gastó; China apoyó principalmente la producción, por lo que aumentó la oferta, lo que también benefició a la industria manufacturera china.

En realidad, el comercio entre Estados Unidos y China se ha recuperado y la dependencia estadounidense de China, irónicamente, ha aumentado en lugar de disminuir. Se puede ver que el déficit comercial de Estados Unidos con China ha ido creciendo año tras año desde 2020, y en los primeros siete meses de ese año fue de 240 mil millones de dólares. De seguir así, superará fácilmente los 400 mil millones de dólares este año. 

Estados Unidos quiere desvincularse de China en términos de tecnología y ha tomado algunas iniciativas reales, como la Lista de Entidades, que ha tenido un impacto real en nuestras empresas, pero ese impacto no debe exagerarse. De hecho, mientras que las empresas de la lista se ven afectadas, sus competidores no. Por ejemplo, Huawei se ha visto afectada, pero Xiaomi no. En el caso de los semiconductores, Estados Unidos ha aprobado un nuevo proyecto de ley para atraer a empresas de chips con subvenciones para evitar que instalen fábricas en China. Pero eso será caro. ¿Qué influencia tendrá el factor precio? Es difícil decirlo, porque es difícil saber cuánto dinero acabará pagando Estados Unidos. En cuanto a «Chip 4» -la propuesta del gobierno estadounidense de crear una «alianza cuatripartita de chips» formada por Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Taiwán-, cuyo objetivo es reunir a Corea del Sur, Japón y Taiwán para bloquear la cadena de suministro de China continental, Corea del Sur dijo que no quiere pertenecer a una organización que excluya a otros países. Es poco probable que se produzca un desacoplamiento completo entre Estados Unidos y China. 

Este tipo de enfoque estadounidense puede ralentizar el progreso tecnológico de China, pero no puede detenerlo. El resultado final será una ralentización del progreso tecnológico en todo el mundo. En la actualidad, la ecología de la innovación mundial está en relativa buena forma, pero si Estados Unidos opta por este enfoque, esa ecología quedará destruida y el bienestar del mundo disminuirá. 

El propio Estados Unidos necesita el enorme mercado chino. La mitad de los chips del mundo se venden a China. Si los fabricantes estadounidenses no venden sus productos a China, ¿dónde los venderá China? Así que, aunque haya una prohibición, las empresas encontrarán la manera de eludirla. 

Es imposible desvincular por completo los ámbitos científicos y tecnológicos en los campos de la innovación, porque muchas innovaciones se basan en la ciencia básica. Además, para algunas tecnologías hay que publicar los resultados, lo que significa que los chinos y los estadounidenses pueden verlos. 

Las empresas multinacionales dependen mucho de China, sobre todo porque es un mercado enorme y la capacidad de producción de China también ha aumentado, así que no pueden marcharse. Un país como Alemania, que ha invertido mucho en China, depende especialmente de este país. 

La última noticia es que BASF [empresa química alemana] está invirtiendo 10 mil millones de euros en Zhanjiang para producir materias primas químicas destinadas a la exportación a Europa, mientras que en China también hay una fuerte demanda de esas materias primas químicas. Estados Unidos y algunos políticos europeos quieren imponer el desacoplamiento de China, que es como dispararse en el pie.

El año pasado, las ventas de vehículos ecológicos en China representaron casi el 60% del total mundial. 

Tomemos como ejemplo los vehículos ecológicos. El año pasado, China vendió 3 545 millones de vehículos eléctricos, casi el 60% del total mundial, seis veces más que Estados Unidos. En el primer semestre de este año, las ventas al menudeo alcanzaron los 2.26 millones de unidades, y a ese ritmo vamos camino de los 4.5 millones de vehículos en todo el año, lo que supone un aumento de un millón de unidades respecto al año pasado. El ritmo de crecimiento sigue siendo muy rápido. 

BYD [empresa automovilística china] está a la cabeza, sus ventas son las más elevadas y su tasa de crecimiento es una de las más altas. A nivel mundial, el volumen de ventas de BYD ya ha superado al de Tesla, se ha convertido en el coche más vendido en el mundo de los vehículos ecológicos, y su valor de mercado sólo es superado por Tesla y Toyota. Realmente ha creado un milagro en la historia del automóvil chino. 

China empezó a trabajar en vehículos eléctricos hasta 2011, y es un logro extraordinario ser el primero del mundo después de solo diez años. 

Este éxito se debe a dos razones. La primera es que la tecnología de internet y la tecnología de inteligencia artificial de China son líderes mundiales. Los coches eléctricos son una tecnología nueva, lo que significa que China puede lograr un gran avance «pasando por encima de la curva 弯道超车», a diferencia de la situación de los coches de gasolina que pueden confiar en las ventajas acumuladas a lo largo de los años. 

«Pasar por encima de la curva» es una frase que se utiliza a menudo en estos contextos y que significa ver una oportunidad y asumir un riesgo, lo que permite avanzar.

La segunda razón es la tecnología de las baterías. Seis de los diez mayores fabricantes de baterías eléctricas del mundo están en China, y su producción representa el 56.5% del total mundial. Las otras cuatro fábricas están principalmente en Asia Oriental, en Corea del Sur y Japón. Con esas dos ventajas, creo que los coches eléctricos chinos seguirán el mismo camino que los coches económicos japoneses en los años ochenta. En mi opinión, no es una ilusión y deberíamos ver exportaciones significativas en el futuro. 

Si nos fijamos en las cifras de los últimos años, China exportó 220 mil unidades en 2020, 310 mil unidades el año pasado y 200 mil unidades este año. Tesla ha sido el principal exportador, con casi la mitad del total. Pero nuestros propios fabricantes nacionales también están creciendo. En Europa, nuestros vehículos ecológicos han alcanzado el 10% del mercado, mientras que nuestros vehículos tradicionales apenas se venden en esa región. Europa eliminará progresivamente todos los vehículos de combustible para 2035, por lo que la próxima década será una gran oportunidad para los coches chinos.

Este es el panorama a largo plazo, y debemos tener confianza. El futuro de la economía china sigue siendo prometedor, el capital internacional a largo plazo sigue fluyendo a China y la inversión extranjera directa sigue aumentando, lo que también demuestra que el capital mundial sigue siendo optimista respecto a China. 

Si la gente de otros países es optimista respecto a China, no hay razón para que la gente de nuestro país no lo sea. He dicho muchas veces que los próximos 30 años serán la mejor oportunidad que China haya tenido en los últimos mil años, y que deberíamos alcanzar nuestro segundo objetivo de 100 años de construir una potencia socialista moderna para 2049. 

El primer objetivo de 100 años era construir una «sociedad moderadamente próspera», que el PCC afirmó haber logrado cuando celebró el centenario de su fundación en 2021.

Hay muchas posibilidades de alcanzar ese objetivo y de que China se convierta en líder mundial en tecnología. Para ese momento, puede que sólo estemos por delante de Estados Unidos en cuanto a tecnología, tras haber superado a Corea del Sur, Japón y Alemania, todos ellos por delante de nosotros en este momento. 

Perspectivas a corto plazo: el crecimiento económico se ralentizó en el primer semestre; el consumo fue el más afectado 

Hasta aquí las perspectivas de largo plazo. Analicemos también el corto plazo. 

Vemos que el crecimiento económico se ha ralentizado a lo largo del primer semestre, y el consumo ha sido el más afectado. El consumo creció muy rápidamente cuando la economía empezó a recuperarse, pero luego disminuyó, sobre todo en el sector de la restauración, y la inversión también fue relativamente débil. El primer trimestre fue bueno, pero el ritmo de crecimiento cayó a partir del segundo trimestre, con un crecimiento negativo en el sector inmobiliario. La inversión en activos fijos se ha recuperado, pero sigue siendo poco estable. 

Ni el IPP (índice de precios a la producción) ni el IPC (índice de precios al consumo) parecen constituir un gran problema, aunque algunos siguen diciendo que China sufre una estanflación. De hecho, hay inflación en las economías estadounidense y europea, pero no en China. Se puede ver que el IPP alcanzó su punto máximo en China el año pasado y no hubo inflación en ese momento. Este año, el IPP cayó y la probabilidad de que tengamos inflación es aún menor.

Por supuesto, siempre existe el ciclo del cerdo -el precio del cerdo vuelve a subir-, pero creo que es normal, y no hay razón para que suban los precios en otros sectores. Hay dos razones principales. La primera es la falta de consumo interno, porque si no hay suficiente consumo, los precios no suben; la segunda es que las empresas no funcionan a plena capacidad. Cuando las empresas no funcionan a pleno rendimiento, todo el mundo compite por aumentar su producción, ¿y quién sube los precios mientras tanto? Los precios no pueden subir. Así que no deberíamos preocuparnos por la inflación. Si el IPC chino subiera realmente un 5%, significaría que nuestra economía se ha recuperado, que la demanda ha aumentado y que las empresas funcionan más o menos a plena capacidad. 

La carne de cerdo representa el 75% del consumo de carne en China y el 12.5% del consumo total de alimentos. La mayoría de los cerdos se producen en pequeñas granjas con información imperfecta sobre el mercado, lo que significa que los precios del cerdo siguen ciclos de tres a cuatro años en los que los aumentos percibidos en la demanda de los consumidores impulsan a los productores a producir más carne, lo que acaba inundando el mercado y hace bajar los precios, por lo que los productores responden en consecuencia. 

El mayor problema en este momento es el sector inmobiliario, donde el declive es muy evidente, ya que todo el sector ha caído más de un 30% con respecto al año pasado. Las ventas se redujeron a la mitad en el primer semestre de 2022, y las adquisiciones de terrenos han caído un 60%. Las ventas no son buenas, y las expectativas de futuro tampoco, por lo que la adquisición de terrenos ha caído, lo que supone un reto muy grande.

En mi opinión, para entender objetivamente el sector inmobiliario, primero debemos entenderlo racionalmente y no demonizarlo. 

En primer lugar, preguntémonos si China tiene realmente suficientes viviendas. Mucha gente dice que sí y argumenta que, desde la reforma y la apertura, el número de viviendas se ha multiplicado por 19. Esto es sin duda un gran logro, pero en términos de comparaciones internacionales, no tenemos tantas viviendas como pensamos. No tenemos tanta superficie per cápita como Estados Unidos. Visitamos Japón y hablamos de los «palomares» en los que viven, pero nuestra superficie per cápita es inferior a la de Japón, por no hablar de la calidad. En términos de calidad, nuestras viviendas son mucho peores que las de los países desarrollados. 

Teniendo en cuenta estas dos consideraciones, no se puede decir que nuestra industria inmobiliaria haya alcanzado su punto de culminación. Además, las desigualdades regionales son enormes. La superficie per cápita en las ciudades de primer y segundo nivel es inferior a la de las ciudades de tercer y cuarto nivel, y la superficie per cápita en las zonas urbanas es inferior a la de las zonas rurales. 

Seguimos con nuestro esfuerzo de urbanización y, para 2035, aún habrá unos 150 millones de personas que se trasladarán a las ciudades. Así que, al analizar las cosas, puede parecer que hay lugares con una alta tasa de vacantes, pero sigue habiendo muchos lugares donde no hay suficientes viviendas. 

Visitantes en el Memorial del Primer Congreso Nacional del Partido Comunista Chino en Shanghai, jueves 20 de abril de 2023. © AP Foto/Ng Han Guan

¿En qué medida contribuye el sector inmobiliario al crecimiento económico? 

El equipo de Ren Zeping 任泽平 (nacido en 1979) calcula que la contribución es del 17.2%, y que la indirecta es mayor que la directa. 

Ren Zeping es vicedirector del Centro para el Estudio de la Economía Privada China, adscrito a la Academia China de Ciencias Sociales.

El sector inmobiliario afecta a muchas otras industrias. El sector inmobiliario no sólo afecta a cosas como el acero, el concreto y las agencias inmobiliarias, sino que también influye en industrias derivadas como la decoración de interiores, los muebles, los electrodomésticos, los servicios a domicilio, etc. En mi opinión, la desaceleración del crecimiento del consumo en el primer semestre de 2022 está, por tanto, estrechamente relacionada con el declive del sector inmobiliario. Las ventas inmobiliarias cayeron un 30%, y aunque la contribución del sector inmobiliario al PIB puede llegar al 17%, su contribución real al crecimiento económico durante este periodo fue de un 5.4% negativo. 

Yao se refiere aquí al modelo básico de desarrollo inmobiliario -y financiamiento local- en China: los gobiernos locales «venden» terrenos a promotores, que luego construyen viviendas y las venden a los consumidores. 

¿Por qué ha decaído finalmente el sector inmobiliario? Las principales razones son las tres líneas rojas [impuestas por el gobierno a las empresas inmobiliarias para enfriar el mercado antes de su reciente caída]. La primera es que la relación deuda/fondos propios de la empresa, una vez excluidos los ingresos previstos de los proyectos vendidos por contrato, no debe superar el 70%. Esto se debe al sistema de preventa de viviendas por contrato. Las deudas contraídas para facilitar los pagos anticipados no pueden considerarse activos. La idea es limitar el endeudamiento con fines de pago anticipado, lo que significa que las empresas tienen menos capital. En segundo lugar, la deuda neta no debe superar el 100% de los fondos propios. Por último, las reservas de tesorería deben ser al menos el 100% de la deuda a corto plazo. 

Estas medidas se introdujeron en agosto de 2020 en un intento de enfriar un mercado inmobiliario sobrecalentado y excesivamente apalancado. 

A finales de junio de este año, sólo 24 de las 55 inmobiliarias cotizadas cumplían los criterios. En otras palabras, el crédito seguía restringido. 

Al mismo tiempo, también podemos ver que nuestra política monetaria ha entrado en la fase de «jalar la cuerda», en la que se gasta mucho dinero, pero el dinero no llega a la economía real, sino que circula por el sector financiero. Una razón muy importante es que el sector inmobiliario se ha convertido en un freno financiero. Nadie concede préstamos y pocas personas solicitan hipotecas. Así que estamos asistiendo a un descenso masivo del número de hipotecas, un 25% menos que el año pasado. ¿Cómo remediar esta situación? El planteamiento actual del gobierno central es pedir a las autoridades locales que se hagan cargo y garanticen la entrega de las viviendas prometidas. ¿Y si el gobierno local no puede permitírselo? Tiene que acudir al mercado y recaudar dinero, lo que significa que las empresas de bonos de inversión urbana tienen que emitir bonos de inversión urbana.

«Jalar la cuerda» significa poner el esfuerzo donde es poco probable que sea útil. En economía, el término se utilizó por primera vez para describir los intentos de los bancos centrales de aplicar una política monetaria laxa cuando la economía ya estaba ralentizada, lo que sólo dio lugar a mejoras mínimas

¿Cómo evaluar el crecimiento económico en el segundo semestre de 2022? Porque el crecimiento en la primera mitad del año fue del 2.5%, es decir, su contribución al crecimiento económico anual fue de poco más del 1%, por lo que si queremos alcanzar el 5.5% para el año, necesitamos alcanzar una tasa de crecimiento del 8% para la segunda mitad del año.

El consumo es la clave de la recuperación económica 

La última cuestión se refiere al consumo. La recuperación del consumo es la clave, o dicho de un modo más complejo, la producción y el consumo existen en un circuito cerrado. Los ingresos de la producción se destinan al consumo o a la inversión, y la inversión y el consumo determinan la producción y las necesidades de producción, de modo que, si ignoramos las exportaciones, tenemos un circuito cerrado en un país determinado durante un corto periodo de tiempo.

La situación actual en China es de exceso de capacidad de producción, y ese exceso de capacidad es muy grave. Estimo que las empresas están operando a un 80% de su capacidad, lo que significa que nuestro cuello de botella está principalmente en el lado de la demanda. 

Algunos dirán que, según el cuadro que he pintado, el consumo depende de la renta, y la renta depende de la producción. Si se produce menos, bajan los ingresos y no hay consumo. Sin consumo, no hay producción, ¿no es un callejón sin salida? Pero la realidad no es exactamente la misma.

Keynes nos dice que el consumo endógeno depende de la renta, pero que el consumo autónomo no tiene nada que ver con la renta de una persona. 

El «consumo endógeno» se refiere al consumo que depende de otros factores de la economía, como los precios, etc., mientras que el «consumo autónomo» (que al parecer forma parte de la teoría económica china) se refiere al consumo independiente de la renta, determinado por los hábitos y las preferencias. Dado que cita a Keynes, Yao sin duda quiere decir que, cualesquiera que sean los factores del mercado, la intervención del Estado es posible para estimular el consumo.

En primer lugar, sigo sugiriendo encarecidamente que el gobierno emita bonos especiales de consumo por valor de 1.4 billones de RMB, con una media de mil RMB (unos 138 dólares) por persona. La idea, sin embargo, no es dar mil RMB a todo el mundo, sino dirigirse a las familias con rentas bajas, las más afectadas por la pandemia, así como a los desempleados. 

Como el consumo tiene un efecto directo, estimula el crecimiento económico

El efecto de los 1.4 billones de RMB sería impulsar el crecimiento del PIB en un 1.4%, y sus efectos indirectos serían aún mayores. Una vez que los ciudadanos empiecen a utilizar sus vales, los recargarán con parte de su propio dinero, lo que significa que los efectos serán aún mayores. En otras palabras, los vales aumentarán la confianza de la gente. 

La segunda medida es establecer medidas preventivas a largo plazo para hacer frente a la pandemia. El Covid-19 no desaparecerá, sino que evolucionará gradualmente para coexistir con la humanidad, lo cual es una ley científica. Nuestras medidas preventivas deben ser más científicas y precisas, y deben aplicarse en la práctica. Por ejemplo, debemos aplicar una política dinámica de cero Covid que garantice que todas las personas activas en la sociedad y la economía puedan seguir funcionando mientras no estén infectadas; no más ciudades silenciosas, no más cierres de ciudades. Debemos reducir el alcance de las pruebas de prevención y control y no aplicarlas a distritos o condados enteros. Necesitamos unificar los datos nacionales de vigilancia sanitaria y las medidas nacionales de prevención de epidemias. Tenemos que abrir los viajes y el transporte nacionales y dejar de discriminar entre viajeros de zonas infectadas y no infectadas, y utilizar como normas el código sanitario y las pruebas de ácido nucleico aceptadas a nivel nacional. Debemos abrir los viajes internacionales.

Muchos expertos en salud pública están estudiando esta cuestión y creo que podremos desarrollar medidas preventivas más precisas y encontrar un mejor equilibrio entre la preservación del crecimiento y el control de la enfermedad. Sólo cuando se resuelva esta cuestión volveremos a tener un consumo saludable.

En un futuro próximo, el éxito de nuestra economía dependerá: en primer lugar, de si se puede detener o incluso invertir el declive del sector inmobiliario y, en segundo lugar, de si se puede reactivar el consumo.

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