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Sergei Guriev es un economista ruso, profesor en Sciences Po y execonomista en jefe del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. Es experto en muchos de los temas más recientes, desde el autoritarismo de Putin hasta el papel de los oligarcas en la sociedad rusa y las políticas económicas en los países en transición. En esta entrevista analiza el pasado, el presente y el futuro de las sanciones contra el régimen de Putin.
Para empezar, ¿qué opina de las sanciones que se han puesto en marcha hasta ahora y de las posibles sanciones futuras que se están debatiendo actualmente?
La situación es muy sencilla. Las sanciones no tienen precedentes, se pusieron en marcha muy rápidamente y fueron inesperadas. Incluso el gobierno ruso dice que no esperaba sanciones contra el Banco Central de Rusia. La cuestión ahora es si son suficientes. Ya dañaron la economía rusa más allá de lo esperado, pero la cuestión es si serán capaces de cambiar el comportamiento del presidente Putin en Ucrania. Por el momento, no es así, la guerra continúa. La situación sobre el terreno está bloqueada, no por las sanciones económicas, sino por la valiente resistencia del pueblo ucraniano y por la entrega de armas.
Sin embargo, hay dos factores cruciales que pueden influir en la decisión de Putin: uno es el embargo europeo de petróleo y gas, el otro es China. De hecho, si Europa introduce un embargo de petróleo y gas, Putin se quedará muy pronto sin recursos presupuestarios. En pocas palabras: las sanciones al Banco Central de Rusia le han quitado sus reservas de efectivo, pero sigue recibiendo dinero. Los precios del petróleo son muy altos y, sólo de Europa, recibe 500 millones de euros al día por la venta de petróleo y gas.
La situación no es tan fácil para él porque muchas empresas privadas ya no compran su petróleo y gas: las empresas estadounidenses no lo hacen, Shell, BP, Total y algunas empresas alemanas tampoco, y las empresas de transporte ya dejaron de transportar petróleo ruso. En realidad, Rusia no está vendiendo tanto petróleo ni gas como esperaba. Algunos observadores afirman que la mitad del petróleo y del gas de Rusia no se está vendiendo, y que la mitad que sí se vende lo hace con un enorme descuento: 30 o 35 dólares por barril.
Pero incluso con este descuento, si Rusia consigue restablecer su volumen total de exportaciones, por ejemplo, exportando a China o a India en lugar de a Estados Unidos, seguirá estando en una buena posición presupuestaria. Si Europa impone un embargo a los hidrocarburos, y si a ese embargo se suman otros países como China, entonces Putin estará en verdaderos problemas porque no tendrá dinero para pagar a sus soldados ni a la policía que reprime a la gente en la calle.
Éstas son las principales cuestiones que se plantean por el momento sobre las sanciones. Las sanciones ya tuvieron un impacto catastrófico en la economía rusa, pero el impacto se dejará sentir en los próximos años. Todavía no es un impacto que prive a Putin de la capacidad de pagar la guerra día con día. Eso es lo que está sobre la mesa ahora mismo.
¿Cree que la situación en Rusia podría estabilizarse en una situación de equilibrio subóptima con las sanciones, suponiendo, por un lado, que se establezca el embargo, y por otro, que no se establezca?
Con el embargo, de entrada creo que la guerra se detendría muy pronto. En segundo lugar, incluso después de que termine la guerra, creo que el régimen no durará mucho porque el presupuesto no será sostenible. Vladimir Putin no tendrá dinero para pagar la represión y la propaganda en el interior.
Sin el embargo, no sabemos cuándo terminará la guerra y dependerá de la resistencia ucraniana. Pero tanto si se detiene o no la guerra en las próximas semanas o meses, habrá un equilibrio subóptimo estable dentro de Rusia, como en Venezuela, Irán o Corea del Norte: una situación de autarquía sin crecimiento, con bajos niveles de renta, pero bastante estable, en el sentido de que Putin podrá pagar la censura, el ejército, a los propagandistas y a los policías que golpean a los manifestantes. Y en ese sentido, los precios altos del petróleo y, por lo tanto, los ingresos altos del petróleo, podrían ser suficiente para mantener ese equilibrio.
Según usted, si hay un embargo de petróleo y gas, la guerra se detendrá muy rápidamente y el embargo no estaría destinado a durar mucho tiempo, porque Putin tendría que retirarse. ¿Cree que el debate se construye así a nivel europeo? Porque en este momento, Alemania, por ejemplo, se opone firmemente y no vemos en el debate europeo que Europa tenga los medios para apoyar este embargo durante, por ejemplo, un mes. Eso no está presente en el debate en este momento. ¿Cree que el debate no está bien planteado a nivel europeo?
El debate es realmente muy saludable, en el sentido de que la gente está hablando de las diferentes formas de introducir el embargo y de los costos específicos del mismo. Ahora hay análisis cuantitativos de economistas alemanes y de economistas franceses. Algunos de esos análisis son públicos. Otros son confidenciales. Lo he visto en varias reuniones. Alemania se sigue resistiendo, pero es interesante que las personas que se oponen al embargo en Alemania no apoyan sus argumentos con análisis cuantitativos, no aportan datos ni modelos, lo cual es realmente muy extraño.
Así que una de las cosas que les recomiendo es que lean nuestra columna en el Spiegel. La escribimos con un economista especializado en comercio internacional, Oleg Itskhoki, también ruso, que trabaja en la UCLA. Nos referimos a esos análisis y afirmamos que el embargo es realmente útil desde el punto de vista económico, porque si la guerra no se detiene rápidamente, la propia guerra tendrá también un impacto catastrófico en la economía europea. La crisis de los refugiados es enorme, las previsiones para la economía europea ya describen un gran impacto negativo en el PIB europeo. Y si la guerra continúa, el impacto será aún mayor. Así que, en este sentido, no sólo hay un argumento moral y humanitario, también hay un argumento económico para terminar la guerra lo antes posible.
Me gustaría recordarles que Alemania se opuso inicialmente, por ejemplo, a la entrega de armas a Ucrania. Era una negación categórica. Alemania se opuso incluso a que otros países suministraran armas a Ucrania. Luego, Alemania cambió de opinión y dijo que debíamos apoyar a Ucrania. Así que espero que ocurra algo similar con el embargo.
Usted ha mencionado a China. Publicó un artículo en el que exhorta a China a asumir el liderazgo mundial en la resolución de la crisis. Para China, ¿cuál sería concretamente el interés para adoptar esa posición?
La guerra no está en los intereses de China. El hecho de que la guerra socave el crecimiento económico en Europa también lo hace en China. Europa es un mercado importante para China y un destino para sus inversiones. Por esta razón, la guerra es económicamente mala para China. La guerra también es políticamente mala para China porque la amenaza a su integridad territorial no es algo que le guste. Algunos comparan la guerra de Ucrania con la posible integración de Taiwán a China, pero es un error, porque China considera que Taiwán ya forma parte de China. Y cuando se reconoce la independencia del Donetsk, se sienta un precedente para reconocer la independencia de Taiwán. Esto es lo que mucha gente en Rusia no entiende, pero los chinos lo entienden muy bien. Así que esta guerra no está en los intereses de China.
Por otra parte, a China no le gusta el principio de las sanciones y el presidente Xi Jinping tiene una relación privilegiada con Putin. Así que China sigue pensando en qué hacer al respecto. Es más fácil que China se suba al barco si Estados Unidos y Europa están juntos. Si Estados Unidos aplica un embargo a los hidrocarburos, pero Europa no, es muy difícil conseguir que China se sume a las sanciones. Así que una posición unificada de Europa y Estados Unidos sobre las exportaciones de hidrocarburos de Rusia haría mucho más difícil que China evitara el tema y que no se posicionara. Esto es muy importante.
Dicho esto, tengo que decir que la posición oficial de China, formulada en el texto del embajador chino en Estados Unidos publicado en el Washington Post, que expone los argumentos que ya mencioné, se basa en el hecho de que China no sabía que Putin iba a invadir Ucrania. Hubo un rumor de que Putin se lo había advertido a Xi antes de los Juegos Olímpicos. Tenemos razones para creer que Xi Jinping le pidió a Putin que retrasara la invasión. Esto le ha costado muy caro a Putin, porque el retraso de la invasión provocó el estancamiento actual, pues los tanques rusos están atascados porque ya terminó el invierno.
Hubo un rumor de que el presidente Putin había discutido la guerra con el presidente Xi, la línea oficial china lo niega y dice que si China hubiera sabido, habría tratado de detenerlo. Ahí es donde estamos.
Hasta ahora hemos hablado de posibles sanciones adicionales. Sin embargo, el inicio de la guerra y las primeras sanciones sacaron a la luz la figura de los oligarcas rusos, de la que usted también es especialista, sobre todo por su artículo de 2005. Los oligarcas son un grupo relativamente desconocido en Europa Occidental y siguen estando marcados por varios clichés, como los yates y las villas de lujo. ¿Existe un retrato típico del oligarca ruso?
Hay diferentes tipos de oligarcas. Algunos son simplemente agentes del aparato de seguridad ruso, otros son cercanos a ciertas personalidades corruptas, cuya riqueza procede del lavado de dinero o del robo puro, algunos se han convertido en oligarcas por su actividad comercial, que se ha beneficiado de los vínculos con el poder. Algunos también tienen vínculos más lejanos con el poder, que a veces pueden causar daños colaterales a pesar de ellos mismos, cuando son objeto de sanciones de Estados Unidos, de Reino Unido o de la UE. Sin embargo, en general, el objetivo de las sanciones es castigar a los beneficiarios del régimen de Putin y a quienes financian el consumo de lujo del propio Putin.
Esto es muy importante porque Putin no es Stalin. Stalin llevaba una vida lujosa en los años 30; tenía villas, no palacios, y mucho menos un palacio en Italia, un yate en Italia o una cuenta bancaria en Panamá. Hoy sabemos que Putin tiene gente a su alrededor que posee cosas a su nombre. Mira el Scheherazade, el yate en la Toscana que será confiscado y que tiene soportes de papel higiénico chapados en oro. Ese yate debe valer varios miles de millones de dólares, uno de los más caros jamás construidos. Es tan único y caro que no tiene sentido llevarlo a Rusia, ya que allí no recibiría buen mantenimiento. Putin tiene un segundo yate, algo más pequeño, el Graceful, que había repatriado dos días antes de que comenzara la guerra. Al respecto, el mundo occidental persigue ese dinero corrupto para demostrar lo escandaloso que es. Algunos dicen que se castiga a los oligarcas para obligarlos a regresar a Rusia y que derroquen a Putin. Sin embargo, esto es poco probable, porque tienen miedo, están divididos, Putin está sobre ellos.
Pero, sobre todo, es importante para futuros regímenes como el de Putin. Por ejemplo, otro régimen —que no quiero nombrar— está lleno de oligarcas, con villas en Reino Unido, en el sur de Francia, yates, cuentas en el extranjero, etc. Deben recordar que en el momento en que su régimen se parezca al de Putin, todo estará perdido. Deben invertir en detener al dictador antes de que sea demasiado tarde. Es una advertencia para las futuras generaciones de dictadores y oligarcas.
Me gustaría mencionar mi libro Spin Dictators1 que se publicará en dos semanas. Este libro trata de los spin dictators2 blandos. Para ellos, el dinero corrupto exportado al mundo occidental es muy importante. Esta dictadura implícita, marcada por dictadores que fingen ser democráticos, que manipulan la información, necesita de la corrupción. Mientras se hacen pasar por democráticos, esos dictadores sobornan a los oligarcas y luego utilizan el dinero para socavar las instituciones políticas occidentales. En el último capítulo del libro se explica qué hacer con los spin dictators y se recomienda luchar contra el dinero corrupto.
Pero el presidente Putin ya no es un spin dictator. Es abiertamente un fear dictator3, agresivo [Nota del editor: por tanto, las actuales sanciones contra los oligarcas y el dinero corrupto no serán suficientes, porque Putin ya no es un spin dictator]. Sin embargo, la actual acción de Occidente contra los oligarcas tiene sentido para frenar a los futuros spin dictators.
Eso implica a las generaciones futuras. Usted ha dicho que las actuales generaciones de oligarcas están divididas, pero ¿no pueden tener ningún papel en las negociaciones hacia la paz? El miércoles pasado, Zelensky instó a Biden a no sancionar a Roman Abramovich4, porque podría ayudar a la discusión con Putin.
Abramovich tiene un papel especial. Ha sufrido las sanciones en Reino Unido, pero es una persona vinculada a Ucrania y a Rusia. Podría ser un intermediario. Sin embargo, es sólo una gran excepción, ya que algunos de los oligarcas que han sido sancionados hasta la fecha en Reino Unido probablemente no estaban en la mira de las sanciones, pero los tocaron de todos modos.
También hubo otra excepción el miércoles. Anatoli Chubáis5 se fue de Rusia, lo que para alguien como él fue un gesto muy sabio porque no es muy popular en Rusia y Putin podría haber iniciado una represión contra él sólo para aumentar su popularidad.
Esto podría sentar un precedente y un ejemplo para cualquier persona en Rusia, para cualquier figura política, para cualquier oligarca. Si crees que no eres popular en Rusia porque eres muy rico y los rusos piensan que tu dinero no es honesto, recuerda que Putin puede decidir aumentar su popularidad enviándote a la cárcel. Es el momento de decidir si te opones a la guerra, anunciarlo y correr. Tal vez sea demasiado tarde para algunas personas que ya han sido sancionadas, pero no para otras. Tu riqueza en Rusia no vale mucho porque, de todas formas, el business plan de quedarse en Rusia no es muy positivo que digamos. En cualquier caso, en Rusia vas a perder dinero.
Para terminar, imaginemos que el embargo a las exportaciones de hidrocarburos rusos se produce como usted sugiere y que la guerra termina pronto. ¿Debemos esperar una reacción rusa, especialmente si Putin se ha convertido en un fear dictator? Como mínimo, podemos pensar en los ciberataques rusos, que se han convertido en moneda de cambio. Más allá de eso, ¿el embargo y el posible fin de la guerra en Ucrania ayudarán a calmar la relación entre Europa y Rusia?
En primer lugar, me sorprende mucho que no esté habiendo grandes ciberataques en este momento. Tal vez sí hubo y Europa estaba bien preparada. Como no soy especialista en ciberseguridad, no puedo opinar; en cualquier caso, no está muy presente en las noticias. Creo que, por supuesto, habrá muchos grandes ciberataques en un futuro próximo.
La verdadera cuestión es saber si habrá una verdadera guerra contra la parte oriental de la OTAN. Yo no creo. ¿Habrá ataques nucleares o químicos? No tengo idea. Sinceramente, creo que Putin utilizará las armas nucleares si cree que será útil para él personalmente.
Sin embargo, atacar a la OTAN es muy peligroso. Debemos recordar que esta guerra ha debilitado completamente al presidente Putin, tanto económica como militarmente. Envió su mejor equipo militar a Ucrania y fue destruido. No podrá construir nuevos tanques o aviones militares debido a su aislamiento del mundo occidental. Es poco probable que China suministre equipo militar a Rusia, y Occidente hará todo lo posible para que no lo haga. Así que si Putin quiere iniciar una nueva guerra, su ejército se verá considerablemente debilitado. En mi opinión, si necesita una nueva guerra, no será contra la OTAN.
Notas al pie
- Spin Dictators: The Changing Face of Tyranny in the 21st Century, Sergei Guriev y Daniel Treisman, Princeton University Press, 5 de abril de 2022.
- El término spin dictator no tiene traducción oficial a la fecha, es por eso que lo conservamos en inglés. Literalmente, significa “dictador que hace girar” en el sentido de “dar efecto”; la expresión es un juego de palabras con el término inglés de spin doctor (a veces traducido como “portavoz o asesor del régimen”), que corresponde a un consejero de comunicación y mercadotecnia política.
- Literalmente “dictador del miedo”.
- Multimillonario ruso-israelo-portugués, nombrado la persona 124 más rica del mundo por Forbes en 2021 y dueño del club de fútbol inglés Chelsea desde 2003.
- Asesor de Putin en cuestiones climáticas, exviceprimer ministro ruso, liberal que participó en la construcción del capitalismo en Rusia después de 1991 y que había criticado la «nostalgia imperial» de Putin hacia Ucrania.