En la Europa posterior al 24 de febrero, la identidad de la Unión se juega menos en la convergencia que en la demarcación: del mercado al poder; del cosmopolitismo a la civilización; de la construcción a la forja.
Mientras los europeos están llamados a las urnas, casi todas las propuestas políticas para estas elecciones se basan en la misma pregunta: ¿cómo debe posicionarse Europa en relación con el resto del mundo?