Con la publicación del informe Draghi, que el Grand Continent ha acompañado en las distintas lenguas de la revista, la Unión se prepara para entrar en una nueva fase. Damos la palabra a investigadores, economistas, ministros e industriales para que reaccionen ante una de las propuestas más ambiciosas de transformación de la Unión. Si aprecias nuestro trabajo y dispones de los medios para hacerlo, considera la posibilidad de suscribirte al Grand Continent
La Unión Europea se encuentra en un momento clave. Estamos ante un cambio de ciclo institucional marcado por las elecciones al Parlamento Europeo de junio, el comienzo de la décima legislatura y la formación de una nueva Comisión. En estos momentos, se está definiendo el rumbo y la orientación política de la Unión, que guiarán el camino de sus 448 millones de ciudadanos, sus más de 23 millones de empresas y sus 27 Estados miembros.
Más allá del ya relevante cambio institucional, el inicio de este mandato es la ocasión para pensar conjuntamente, con determinación, solidaridad y altura de miras, en la Unión que queremos para los próximos años.
Tras una legislatura marcada por desafíos sociales, económicos o energéticos sin precedentes, derivados, entre otros, de la pandemia y la agresión rusa a Ucrania, hemos adoptado dos importantes documentos
Por un lado, la Agenda Estratégica 2024-2029, que subraya el triple objetivo de reforzar una Europa libre y democrática, fuerte y segura y próspera y competitiva.
Por otro lado, la hoja de ruta para las reformas internas identifica cuatro ámbitos clave del proceso de reformas para defender la posición de la Unión en la esfera internacional y la calidad de vida y los intereses de los ciudadanos europeos: los valores y el Estado de Derecho, las políticas comunitarias , el presupuesto y la gobernanza.
En este proceso de reforma, el futuro de la competitividad europea cobra una importancia singular frente a la creciente competencia de otras grandes potencias económicas, la agresión de Rusia a Ucrania, y la constatación de que el sistema productivo europeo requiere ajustes significativos para mantener nuestros objetivos a largo plazo, como han señalado Enrico Letta y Mario Draghi en sus respectivos Informes.
Aportación de España y visión de futuro
Conscientes del momento crucial en el que estamos, España está comprometida a seguir trabajando en el seno de la Unión Europea, convencida de que es necesaria una mirada a largo plazo.
Bajo la dirección de Giuliano da Empoli.
Con contribuciones de Josep Borrell, Lea Ypi, Niall Ferguson, Timothy Garton Ash, Anu Bradford, Jean-Yves Dormagen, Aude Darnal, Branko Milanović, Julia Cagé, Vladislav Surkov o Isabella Weber.
En este sentido, más allá de importantes hitos en materia de ampliación o del Pacto de Migración y Asilo, nuestra exitosa Presidencia del Consejo de la Unión supuso un avance sustancial en ámbitos clave para la competitividad europea, la transición verde, digital y social, el reto demográfico o la gobernanza económica. En este contexto, es especialmente destacable el documento “Resilient EU2030”: un ejercicio de prospectiva necesario con propuestas de acción que nos permitirán abordar la deseada autonomía estratégica abierta de la Unión y prepararnos para las oportunidades y desafíos de esta primera parte del siglo XXI.
Desde la prioridad que dedicamos al impulso de la reindustrialización y la autonomía estratégica abierta, la Presidencia española impulsó la profundización del mercado interior y una mayor competitividad de los 27 y promovió, junto a la presidencia belga, el encargo del informe sobre el futuro del mercado interior que el expresidente Enrico Letta presentó el pasado mes de abril.
La importante contribución del Informe Draghi
La apuesta por la competitividad y por el mercado interior centrará los esfuerzos de esta legislatura. En este contexto, el Informe sobre el Futuro de la Competitividad Europea presentado el 9 de septiembre por Mario Draghi y la Presidenta de la Comisión constituye una importante contribución para el trabajo de los Estados miembros con las instituciones europeas durante los cinco próximos años.
El informe realiza una radiografía crítica y profunda de la situación actual en Europa y un análisis detallado de los diferentes retos y oportunidades a los que se enfrenta. Afirma la necesidad de reconducir las estrategias de la Unión a la competitividad industrial, la innovación, la sostenibilidad y la seguridad económica, y recoge, entre sus múltiples recomendaciones, propuestas específicas en materia de energía, digitalización, materias primas críticas, informática, inteligencia artificial, tecnologías limpias, automoción, defensa, espacio, semiconductores, productos farmacéuticos y transporte.
El informe permite también tomar conciencia de las oportunidades y desafíos existentes para lograr que la triple transición verde, digital y social impulse la competitividad europea, así como de la necesidad de adoptar medidas ambiciosas con urgencia.
Sitúa en el centro de la agenda europea asuntos estratégicos, como la necesidad de contar con un nuevo pacto europeo para la industria, ámbito por el que España ha venido apostando en los últimos años con decisión, defendiendo la importancia de la dimensión de las pequeñas y medianas empresas y proponiendo un debate sobre la financiación de la nueva política industrial desde un enfoque integrador y estratégico.
Esta nueva política industrial deberá atender a los retos tecnológicos que se perfilan en el horizonte. No debemos olvidar que el Reglamento de Inteligencia Artificial adoptado durante la Presidencia española, aunque un gran salto adelante, es el comienzo de un trabajo que se extenderá también a ámbitos como la biotecnología, la computación cuántica, las nuevas tecnologías disruptivas o la política espacial.
El informe señala que el impulso a la industria es necesario, pero también lo es la transición verde. Ejemplo de ello es la reforma del mercado eléctrico, de la que España ha sido ejemplo y paladín, y que persigue precisamente que la inversión en energías verdes se traduzca en un descenso de los precios de la electricidad para los ciudadanos y empresas, contribuyendo a una economía y una industria más competitivas con nuestros competidores a escala internacional.
Estamos convencidos, además, de que el éxito de la transición verde dependerá de nuestra capacidad para asegurar su coherencia con la competitividad, y también con la política social. Por ello, durante la Presidencia acuñamos el concepto de triple transición —digital, verde y social—, que consideramos clave para la articulación de una política europea que traduzca nuestros objetivos climáticos y de competitividad en beneficios tangibles y en bienestar para nuestros ciudadanos.
Tras haber liderado la apuesta por el Plan de Recuperación y Resiliencia, España viene defendiendo que para abordar la triple transición con ambición, y defender la posición geopolítica de la Unión, será imprescindible una reflexión sobre el tamaño del presupuesto de la Unión. Este se sitúa actualmente en el 1,1% del PIB, mientras en Estados Unidos el presupuesto federal supone el 25% de su PIB. Esto debe desembocar en un debate sobre posibles instrumentos de financiación pública y nuevos recursos propios.
El Informe Draghi contribuye a reforzar la apuesta española por cuestiones cruciales como la necesidad de mayor inversión, de favorecer la innovación, de reducir las dependencias y cargas regulatorias y burocráticas en ámbitos estratégicos, y de simplificar los procedimientos administrativos.
Otra de las cuestiones analizadas por Draghi, a la que somos especialmente sensibles, es la importancia del Mercado Interior: como nos recuerda Letta en su informe, es “mucho más que un mercado” y por tanto es el activo más importante con el que cuenta la Unión Europea para cumplir con su objetivo de paz, sostenibilidad y prosperidad, pero también para ejercer su influencia globalmente. Es lo que hace de veintisiete Estados una gran potencia. Su refuerzo, protección y profundización requiere, hoy en día, de una clara implicación de todos nosotros.
De igual manera, creemos que debemos aumentar nuestra ambición y compromiso con la política europea de defensa, aumentando su eficiencia, desarrollando nuestras capacidades e impulsando la innovación de la industria de defensa europea para que la Unión ejerza, también en este ámbito, su liderazgo tecnológico.
En definitiva: se trata de un texto que nos inspira para seguir trabajando para un mayor crecimiento, una mayor resiliencia económica y a favor de una autonomía estratégica abierta. Estas áreas son fundamentales para el futuro de la Unión y están alineadas con el legado de la Presidencia española y con las prioridades estratégicas establecidas por la Comisión y el Consejo Europeo. Son ámbitos, por lo tanto, en los que existe un amplio y enraizado consenso.
En todo caso, el Informe Draghi aborda aspectos que trascienden lo económico y repercuten en la visión geopolítica que queremos tener para la Unión en los próximos años. Una Unión que debe seguir consolidándose en el ámbito interno, que seguirá ampliándose en los próximos años y que, en definitiva, es el mejor instrumento de paz, prosperidad y cohesión que hemos creado los europeos.
En un mundo crecientemente competitivo, con desgraciadamente numerosos conflictos armados en curso, con intolerables desigualdades, contar con una Unión de la que podamos estar orgullosos, abierta al mundo y que defienda sus valores y el bienestar de sus ciudadanos es esencial. Como lo es una Unión que sepa competir, tanto en lo económico como en la creación de estándares y el impulso de alianzas con terceros países y regiones.
Sigamos avanzando hacia esa Unión que los europeos necesitan. Este es un momento propicio para ello y el Informe Draghi nos estimula a seguir concretando, unidos, los pasos que daremos en los próximos meses y años. En ese empeño de definir juntos nuestro futuro, con una visión estratégica y ambiciosa, siempre encontrarán a España.