En 2023, Pekín ha introducido una serie de medidas de apoyo a la economía.

  • Para estimular la recuperación del crecimiento, el Gobierno anunció en octubre un ajuste al alza de su déficit presupuestario para 2023, del 3% al 3,8%.
  • En octubre se aprobó una emisión adicional de deuda soberana de 137.000 millones de dólares. Según las autoridades, los fondos se destinarán a la ayuda a la reconstrucción y a la prevención de catástrofes, en particular tras las inundaciones que asolaron el país este verano. Se espera que las pérdidas económicas directas debidas a catástrofes naturales alcancen los 42.000 millones de dólares de aquí a 2023.
  • En octubre, Xi Jinping realizó una visita histórica al banco central chino, la primera anunciada oficialmente desde su llegada al poder.

Esta política de apoyo fiscal podría continuar en 2024, dada la debilidad de la recuperación. La ralentización económica vinculada a la pandemia, la crisis del sector inmobiliario y el sobreendeudamiento de las provincias siguen lastrando el crecimiento, mientras que el índice de confianza de los consumidores ha bajado 11,2 puntos respecto a 2019.

  • Aunque China se ha fijado un objetivo de crecimiento del 5% para 2023, las últimas previsiones de la OCDE de noviembre sitúan el crecimiento en el 4,6% este año y en el 4,1% en 2024. En octubre, el FMI rebajó sus previsiones para China al 5% para 2023 y al 4,2% para 2024 (frente al 5,2% y el 4,5% previstos en julio).
  • A pesar de la vuelta a valores positivos en septiembre, el crecimiento anual de los beneficios empresariales en el sector industrial cayó en octubre.
  • En particular, el sobreendeudamiento de las provincias sigue suponiendo un riesgo para la economía, suscitando temores de contagio y debilitando las instituciones financieras. El gobierno ha anunciado un plan de 139.000 millones de dólares para refinanciar la deuda fuera de balance -gran parte de la deuda de las provincias chinas es deuda «oculta», en manos de vehículos de financiación local (LGFV) que se han utilizado para eludir los límites de deuda establecidos para las provincias y emprender proyectos de inversión-. Según estimaciones de S&P, la deuda de los LGFV ascendía a 8,3 billones de dólares a finales de 2022.
  • En otro signo de la ralentización, la inversión extranjera directa también se debilitó, y el saldo fue negativo por primera vez desde 1998, lo que refleja un empeoramiento de las perspectivas para los inversores extranjeros.

Tras la crisis financiera de 2008, China volvió a registrar un crecimiento económico de dos dígitos (10,6%) en 2010, gracias a un programa récord de estímulo fiscal de 586.000 millones de dólares, tres veces superior al presupuesto estadounidense. El estímulo también condujo a un mayor endeudamiento de las provincias locales, que es ahora una de las principales amenazas para la estabilidad económica. Aunque la estrategia de las autoridades hasta la fecha difiere del plan de estímulo de 2008, el despliegue de medidas de apoyo económico y la evolución de sus efectos serán tendencias clave a seguir en 2024.