El caso Vannacci: el bestseller homófobo y racista que divide la Italia meloniana

En Il mondo al contrario, un general del ejército italiano expone su visión pesimista de la sociedad contemporánea, haciendo numerosos comentarios abiertamente racistas, xenófobos y homófobos en un lenguaje con acentos marciales. El libro, que ocupa los primeros puestos de las listas de los más vendidos en Italia, divide profundamente al gobierno de Giorgia Meloni: el Ministro de Defensa, Guido Crosetto, relevó al militar de sus funciones –pero muchos miembros del ejecutivo siguen defendiéndolo–. ¿Podría Vannacci alterar el frágil equilibrio de la coalición en el poder?

Roberto Vannacci, Il mondo al contrario, Autopublicado, 2023, ISBN 9798854698795

El libro se titula Il mondo al contrario (El mundo al revés). El autor es Roberto Vannacci. Y desde hace una semana se ha disparado a los primeros puestos de las listas de ventas de Amazon Italia, con más de 20.000 ejemplares vendidos. El fenómeno ya no es sólo editorial, sino que ha adquirido una connotación política muy profunda: las tesis defendidas en este largo panfleto (373 páginas), en gran parte homófobas, racistas y violentas, son defendidas virulentamente por el autor. Y este general del ejército italiano tiene a sus espaldas una carrera bastante prestigiosa, sobre todo en el extranjero. Vannacci fue comandante de la unidad militar Task Force 45 durante la guerra de Afganistán, del contingente italiano durante la guerra de Irak, de la Folgore y del regimiento de paracaidistas Col Moschin; aunque es un individuo aislado dentro de las fuerzas armadas italianas, ha recibido los más altos honores, como la Orden del Mérito de la República Italiana –de ahí la importancia política del éxito del libro, que ha alcanzado casi 1.000 reseñas en Amazon, la mayoría de ellas entusiastas–.

En el ensayo, autopublicado sin el permiso del ejército, Vannacci escribe en un lenguaje con acentos marciales que quiere «representar de forma provocadora el estado de ánimo de todos aquellos que perciben en los acontecimientos cotidianos una tendencia general disonante y molesta que se desvía ampliamente de lo que percibimos como sentido común, lógica y racionalidad».

El fenómeno ya no es sólo editorial, sino que ha adquirido una connotación política muy profunda: las tesis sostenidas en este largo panfleto (373 páginas), en gran parte homófobas, racistas y violentas, son defendidas con virulencia por el autor.

FRANCESCO MASELLI

El general dedica varios pasajes de su panfleto a las distorsiones que hacen que el mundo actual esté «al revés», porque se han perdido los valores fundadores de la sociedad occidental: «la patria, el sacrificio, el trabajo y el mérito». En particular, Vannacci dedica varias líneas a subrayar su desprecio por los homosexuales: «Si no está en la naturaleza del hombre ser caníbal, ¿por qué debería ocurrir lo mismo con el derecho a la paternidad? Las parejas arco iris no son normales. La normalidad es la heterosexualidad. Pero si todo te parece normal, es culpa de las conspiraciones del lobby gay internacional». En resumen, el soldado resume: «Queridos homosexuales, no sois normales, ¡superadlo!». Así es el «mundo al revés» que da título al ensayo. 

Vannacci afirma haber escrito el libro en su tiempo libre para expresar su desacuerdo con el «pensamiento único» y la «corrección política» que sugieren que los italianos representan, según él, una cierta «inadecuación» con respecto a la sociedad actual. No faltan las referencias nacionalistas. El general se enorgullece, por ejemplo, de haber sido italiano durante generaciones, de tener «gotas de la sangre de Eneas, Rómulo, Julio César, Mazzini y Garibaldi en mis venas», mientras que hoy asistimos al «lavado de cerebro de quienes querrían favorecer la eliminación de todas las diferencias, incluidas las que existen entre etnias, por no llamarlas razas». Por ejemplo, el militar lanza un ataque puramente gratuito y racista contra la campeona italiana de voleibol Paola Egonu, que ciertamente es «italiana por ciudadanía», pero a la que, según Vannacci, le falta algo para ser «plenamente italiana» («es evidente que sus características físicas no representan la italianidad»).

El general se enorgullece, por ejemplo, de haber sido italiano durante generaciones, de tener «gotas de la sangre de Eneas, Rómulo, Julio César, Mazzini y Garibaldi en las venas».

FRANCESCO MASELLI

Vannacci define los debates contemporáneos sobre los derechos civiles como un «lavado de cerebro» y considera sus opiniones como «sabiduría» y «verdades objetivas», subrayando a continuación que «si ésta es la era de los derechos, entonces, como hizo Oriana Fallaci, yo también reivindico alto y claro el derecho al odio y al desprecio y la posibilidad de expresarlos libremente en los tonos y modos que sean apropiados».

Las posiciones extremas del libro llevaron al Ministerio de Defensa a tomar cartas en el asunto. El Ministro Guido Crosetto primero calificó el libro de «divagaciones personales», y después destituyó al General Vannacci de su cargo de Comandante del Instituto Geográfico Militar. El asunto parecía así cerrado, pero la durísima reacción del ministro –y de la oposición– dividió rápidamente a la mayoría de derechas, demostrando que opiniones como las del general no están en absoluto alejadas de lo que piensa una parte de la corriente política italiana. El líder del grupo Fratelli d’Italia en la Cámara de Diputados, Giovanni Donzelli, declaró que «no corresponde a la política examinar la rectitud moral del contenido de los escritos», defendiendo así el comportamiento de Vannacci, que ha aprovechado la polémica para conceder decenas de entrevistas a los medios de comunicación italianos y participar en actos públicos. Su exposición mediática aumentará en las próximas semanas: incluso está prevista una gira en otoño para presentar el libro en las principales ciudades italianas, impulsada por el efecto Streisand típico de este tipo de situaciones: cuantas más condenas llueven, más ocupan las ideas del general la escena pública italiana, dándole una considerable cobertura mediática.

Matteo Salvini, ministro de Infraestructuras del Gobierno Meloni, defendió públicamente al general: «Leeré su libro, se le ha señalado como un peligro, pero antes de comentar hay que leer y comprender». Explicó que no descartaba la posibilidad de que Vannacci se presentara como candidato de la Liga a las elecciones europeas de junio de 2024.

Matteo Salvini explicó que no descartaba la posibilidad de que Vannacci se presentara como candidato de la Liga a las elecciones europeas de junio de 2024.

FRANCESCO MASELLI

El asunto provocó también la reacción del Presidente de la República, Sergio Mattarella, quien, en un discurso pronunciado en el encuentro de Rímini organizado por Comunión y Liberación, recordó cómo nació la Constitución italiana: «Para superar y expulsar el odio», en particular porque Italia es «fruto del encuentro de varias etnias, costumbres, experiencias y religiones». Como Mattarella es también el jefe de las Fuerzas Armadas, sus palabras, aunque no se dirigieran explícitamente al general, son significativas en la medida en que demuestran una cierta fractura entre el Quirinal y ciertas corrientes dentro del Gobierno. En este contexto, Giorgia Meloni ha evitado intervenir, prefiriendo replegarse en un silencio no menos revelador, sobre todo porque el panfleto contiene también varias críticas a la «normalización atlantista» de la Presidenta del Consejo, que sin embargo ha apostado mucho por esta posición para hacer más aceptable internacionalmente a su partido y a su gobierno.

Las posiciones de Vannacci y la solidaridad mostrada con ella por muchos miembros de la mayoría demuestran una vez más las contradicciones del gobierno presidido por Giorgia Meloni: tras haber llegado al poder después de años de feroz oposición, con tonos no muy alejados de los que salpican el libro del general, la derecha italiana debe enfrentarse ahora a la realidad de un gobierno con un perfil público mucho más moderado, que corre el riesgo de abrir espacio, por derecho propio, a un nuevo movimiento radical capaz de erosionar el consenso de la coalición.

El Grand Continent logo