Las reacciones de los socios de Rusia al motín de Prigozhin

Aunque el jefe de la milicia se encuentra ahora en Bielorrusia, según Alexander Lukashenko¹, el anuncio de que el «equipo militar pesado» de Wagner (vehículos blindados, helicópteros, artillería, etc.) se transferirá a las fuerzas armadas rusas sugiere que el Kremlin desea debilitar a la organización paramilitar, al tiempo que le permite seguir existiendo, al menos de momento².

A lo largo de los años, Wagner se ha convertido en un importante socio en materia de seguridad para varios Estados, especialmente en África.

• En una entrevista con el medio de comunicación ruso RT, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, intentó minimizar el posible impacto del traslado de Prigozhin a Moscú en las operaciones del grupo en África.
• Se espera que Wagner continúe sus operaciones en Mali y la República Centroafricana, donde sus mercenarios trabajan «como instructores» tras «el abandono de estos países por parte de Europa y Francia»³.
• Sin embargo, el debilitamiento del grupo mediante la incautación de gran parte de su arsenal y el ultimátum presentado por Putin a sus mercenarios -ofreciéndoles la opción de unirse al ejército o seguir a Prigozhin a Bielorrusia- podrían amenazar en última instancia las actividades internacionales del grupo⁴.

Con el mandato de la MINUSMA en Mali llegando a su fin el 30 de junio, el vacío dejado por la retirada de las fuerzas de la ONU -tras el fin de la misión francesa Barkhane el pasado noviembre- podría haber dado lugar a un refuerzo del contingente mercenario de Wagner en el país⁵. Tras los acontecimientos del 24 de junio, la presencia a largo plazo del grupo (al menos para sus actividades militares) en el continente parece incierta, y vendrá determinada por la decisión del Kremlin. Una posible retirada de Wagner de Mali podría contribuir al deterioro de la situación de seguridad del país y también debilitar a la junta gobernante.

Tras el motín de Prigozhin, Vladímir Putin ha recibido muestras de apoyo de sus aliados.

• Los dirigentes de los principales Estados del Golfo (Arabia Saudí, Catar y Emiratos Árabes Unidos) llamaron al presidente ruso el lunes 26 y el martes 27 de junio, expresando su apoyo a las acciones del Kremlin.
• El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, describió «los recientes acontecimientos en Rusia como un problema interno», mientras que el presidente ruso, Recep Tayyip Erdoğan, expresó su «pleno apoyo» a su homólogo ruso el sábado 24 de junio, antes de ofrecer su ayuda para una «solución rápida y pacífica de los acontecimientos en Rusia»⁶.
• El Ministerio de Asuntos Exteriores chino también insistió en que se trataba de una «cuestión interna de Rusia», junto con los clichés habituales típicos de la diplomacia china y de las relaciones sino-rusas⁷.

Parece que, a pesar de la señal de que la rebelión abierta de Prigozhin contra la cúpula militar del país está debilitando el sistema político ruso, los principales aliados de Moscú siguen apoyando unánimemente a Vladímir Putin. El Kremlin, que desea ante todo destacar su control de la situación, debe demostrar ahora que sigue siendo un socio estable capaz de mantener su línea de política exterior, sin que ello se vea afectado por lo que le ocurra a Wagner.