En Pekín, Antony Blinken intentará aliviar las tensiones con China

El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, canceló su visita a China a principios de febrero, tras el descubrimiento de un globo espía chino en cielo estadounidense. Pocos días después de su derribo, el Pentágono reveló que formaba parte de un vasto programa de vigilancia «que China lleva a cabo desde hace varios años»¹.

Tanto en Pekín como en Washington, la desconfianza mutua se ve alimentada por la fragilidad de los canales de comunicación y la oposición en cuestiones clave, especialmente Taiwán y los derechos humanos.

• Aunque Estados Unidos sigue teniendo una embajada en Pekín -y viceversa- y las líneas diplomáticas entre ambos países siguen abiertas, no ha habido contacto entre ambas partes desde la visita de Nancy Pelosi a Taiwán en agosto de 2022.
• Por parte estadounidense, Antony Blinken, el coordinador de Comunicación Estratégica del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, han expresado su preocupación por esta falta de canales de comunicación².
• En Singapur, a principios de junio, Austin declaró en el Diálogo de Shangri-La que sólo mediante el debate se podría «evitar malentendidos y errores de cálculo que podrían desembocar en una crisis o un conflicto que no es ni inminente ni inevitable»³. Unos días antes, el ministro de Defensa chino, Li Shangfu -en el punto de mira de las sanciones estadounidenses desde 2018-, rechazó una reunión con su homólogo estadounidense⁴.

Aunque esta visita, que comienza el viernes 16 de junio, supondrá el regreso de un secretario de Estado estadounidense a China por primera vez desde la visita de Mike Pompeo en octubre de 2018, las expectativas -por ambas partes- parecen limitadas. El comunicado de prensa del Departamento de Estado sigue siendo bastante vago, refiriéndose únicamente a discusiones en torno a «áreas bilaterales de preocupación, asuntos globales y regionales, así como cooperación potencial en desafíos transnacionales compartidos»⁵. El renombrado académico chino Xiang Lanxin -que afirmó haber dedicado todos sus esfuerzos a «mejorar las relaciones entre China y Estados Unidos»- escribió en el South China Morning Post que Pekín «no ve ningún sentido en debatir con miembros de la administración Biden»⁶.

Mientras las discusiones sobre Taiwán y los derechos humanos parecen haberse estancado, y aumentan las tensiones por las sospechas estadounidenses de entregas de armas chinas a Rusia, Blinken pretende explorar líneas de comunicación más «abiertas y autónomas»: el cambio climático y la estabilidad macroeconómica, en particular⁷.

• Por lo general, los funcionarios chinos son más proclives a mantener un diálogo abierto con sus homólogos estadounidenses, cuya cartera es más económica y comercial que política o relacionada con la seguridad.
• Mientras la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo, se reunía con su homólogo chino, Wang Wentao, en Washington el 25 de mayo, Janet Yellen abogaba por una relación económica «constructiva y saludable» con China, muy lejos de los llamamientos a la «disociación» que se discuten en los círculos políticos, tanto demócratas como republicanos⁸.
• La cooperación entre Estados Unidos y China en materia de cambio climático es esencial para limitar el calentamiento global, ya que ambos países suman casi el 45% de las emisiones mundiales de CO2.