Rusia hoy
¿Cómo describiría el estado de la economía rusa en la actualidad? ¿Cree que las sanciones han alcanzado los objetivos que las administraciones europea y estadounidense establecieron?
Se suponía que las sanciones iban a detener la guerra, pero la guerra sigue; así que, en ese sentido, no han logrado su objetivo. Sin embargo, han disminuido los recursos de los que dispone Putin para continuar la guerra. Putin tiene dificultades para producir material militar, busca recursos financieros. No tiene dinero suficiente para reclutar soldados; por eso, tiene que empujar a los ciudadanos rusos a ir a la guerra, movilizarlos, alistarlos a la fuerza. Entonces, en este sentido, las sanciones tienen un impacto definitivo.
Pueden dividirse en tres componentes principales, más un cuarto componente que mencionaré más adelante. El primer componente consistía en congelar la reserva de petrodólares (es decir, la reserva del banco central ruso) que Putin poseía en grandes cantidades y que le habrían permitido financiar la guerra. Estas primeras sanciones sólo afectaban las reservas, pero los flujos no se detuvieron; los petrodólares siguieron llegando en cantidades extraordinarias: en 2022, Rusia vendió petróleo por un valor de 300000 millones de dólares y su superávit por cuenta corriente fue de, al menos, unos 230000 millones de dólares.
Así que es muy positivo que el segundo tipo de sanciones entrara en vigor en diciembre, para el petróleo, y en febrero de 2023, para los productos petrolíferos, cuando una coalición del G7, Europa y Australia introdujo un tope en los precios del petróleo para terceros países. Estas sanciones fueron extremadamente importantes para reducir la cantidad de petrodólares a disposición de Putin y ya vimos que, en enero y febrero, los ingresos petroleros de Rusia cayeron sustancialmente.
El tercer tipo de sanciones fueron las comerciales, es decir, las restricciones sobre las exportaciones a Rusia. Los gobiernos las introdujeron y establecieron que Rusia no podría importar, por ejemplo, acero de alta calidad, para evitar que produjera más misiles y tanques. Como resultado, Putin se ve obligado a ir a Corea del Norte a comprar munición o a Irán a comprar drones, etcétera.
Además, en el contexto de estas restricciones comerciales, no sólo hay gobiernos, sino también empresas que, por razones de reputación, declararon que abandonarán sus vínculos con Rusia. Por ejemplo, la industria automovilística rusa está en ruinas: el número de autos producidos en 2022 es inferior en un 40 % al del año anterior. Como se verá, algunas industrias resultaron muy afectadas.
¿Esto significa que la guerra va a cesar? No. ¿Significa que las sanciones desempeñaron su papel? Sí. Las sanciones debilitaron la capacidad de Putin para matar ucranianos y destruir ciudades ucranianas, lo que ha salvado muchas vidas. Además, como las sanciones sobre los ingresos petroleros de Rusia se introdujeron más tarde, el impacto real no se notará sino hasta este año. No sabemos qué efecto tendrán porque nunca hemos visto sanciones de este tipo. Rusia tiene un récord mundial en cuanto a sanciones: con respecto al número de sanciones y a la intensidad, nadie se ha enfrentado antes a sanciones de este tipo; así que no podemos predecir lo que ocurrirá realmente.
Además, Rusia ha clasificado muchos de sus datos económicos, por lo que es muy difícil construir modelos y hacer predicciones. Hace un año, mucha gente pensaba que el PIB de Rusia caería un 10 % en 2022, lo que resultó ser poco realista. ¿De dónde procedían estas previsiones? Surgieron cuando se ejecutó la primera serie de sanciones, las que se dirigían contra el banco central ruso. Dichas sanciones provocaron el pánico y la gente pensó que Rusia se enfrentaría a un colapso económico. Sin embargo, resultó que el banco central ruso era muy competente, a diferencia de los casos de Venezuela o Irán, por ejemplo, y no dejó que la inflación se le fuera de las manos, pues estabilizó el sentimiento del mercado y evitó un colapso macroeconómico. Así pues, las estimaciones que sugería este pánico, un pánico desencadenado por las sanciones al tercer día de la guerra contra el banco central ruso, aún no se han materializado.
Sin embargo, la economía rusa ha sufrido un golpe fuerte. El PIB cayó un 2 % en 2022, en lugar del crecimiento previsto del 3 %, y, si lo piensan bien, Rusia ha estado presenciando esta caída a pesar de los altísimos precios del petróleo. Esta disminución del 2 % es una cifra del PIB y el PIB no es una medida muy buena en tiempos de guerra porque incluye toda la producción de municiones, equipamiento militar, cosas que sobreestiman el PIB.
Si hablamos de la calidad de vida en Rusia, probablemente, lo mejor sería fijarse en el volumen de ventas al por menor y ver cuánto compran los rusos. Y, a precios comparables, según estadísticas oficiales, esta cifra ha caído un 10 % año tras año. Así que la calidad de vida de los rusos también resultó afectada.
En cuanto a 2023, algunos son optimistas; otros, no tanto. Depende, por ejemplo, del estado del sistema bancario ruso, del que nadie sabe ni una migaja porque no se dispone de ningún dato.
¿Está de acuerdo con la comparación de Agathe Demarais sobre que las sanciones podrían verse como antibióticos que ya perdieron su eficacia? ¿Cree que, debido al aumento de las sanciones occidentales, Rusia ha tenido tiempo de prepararse, de adaptarse y que ha desarrollado una fuerte resistencia a las mismas?
En primer lugar, las sanciones contra el petróleo ruso son efectivas. Si pensamos en lo que Rusia debería haber hecho para prepararse para estas sanciones, debería haber invertido en terminales de gas natural licuado (GNL), pero eso lleva años; debería haber construido un nuevo oleoducto hacia China, pero eso lleva años (ya tiene un oleoducto, pero está saturado) o debería haber construido oleoductos hacia India y China, pero eso lleva años. Así que Rusia no estaba preparada para estas sanciones. Tampoco esperaba las sanciones contra el banco central ruso. Rusia había almacenado mucha riqueza en dólares, reservas que estuvieron sujetas a tales sanciones.
Rusia está tratando de eludir las sanciones, por ejemplo, con respecto a la importación de microprocesadores y semiconductores a través de terceros países, y Occidente está tratando de impedirlo, lo cual es positivo. En general, no es cierto que Rusia se resiste, ahora, a las sanciones. Las nuevas sanciones sobre el petróleo se introdujeron a mediados de diciembre. Nosotros lo pedimos, defendimos que Occidente fuera muy agresivo con los ingresos petroleros rusos, pero esto no se hizo sino hasta finales de 2022.
En nuestra entrevista hace un año, justo después de que empezara la guerra, dijo que los dos factores clave que podían detenerla eran el embargo europeo de petróleo y gas y convencer a China de que se opusiera al conflicto. La postura de China es cada vez más clara y Xi Jinping estuvo en Moscú esta semana. ¿Diría que Occidente no ha logrado convencer a China de que se oponga al conflicto y qué podría haber cambiado las cosas en este sentido?
Occidente no ha logrado convencer a Xi Jinping de que se le una. Sin embargo, por otro lado, Xi Jinping no apoyó plenamente a Putin y eso es muy importante. Si China le hubiera suministrado equipo militar y municiones a Rusia, ya habríamos visto algún cambio en el campo de batalla. No cabe duda de ello. Rusia le tiene que comprar equipos a Corea del Norte y a Irán, que son de menor calidad. Las armas chinas no son tan buenas como las estadounidenses, pero son mucho mejores y mucho más peligrosas que las que tiene Rusia. Esto no ocurrió; China no le suministró armas a Rusia. Occidente logró convencer a China de que no lo hiciera.
El otro elemento es el financiamiento. Debido a las sanciones estadounidenses y europeas y a la escalada del precio del petróleo, Rusia se enfrentará, este año, a un gran déficit presupuestario. ¿Qué tan grande? No lo sabemos. Los datos de enero y febrero no son realmente útiles porque Rusia pagó mucho por adelantado en esos dos meses para el complejo militar-industrial, por lo que el gasto será, probablemente, menor en marzo. No sabemos cuál será la magnitud del déficit. Sin embargo, si el déficit resulta ser muy importante, Rusia tendrá muy pocas opciones para conseguir dinero. Los mercados occidentales están cerrados y la inflación ya es muy alta, por lo que no es posible imprimir dinero; tampoco sabemos cuánto dinero hay en los bancos rusos. Así que China podría ayudar mucho si le prestara dinero a Rusia. La cuestión es si esto ocurrirá o no, y eso no está nada claro.
Otra cosa que me gustaría mencionar, que es mérito de China, es que los chinos se han pronunciado públicamente en contra de las amenazas nucleares rusas. No sabemos por qué, pero Putin dejó de hablar de ataques nucleares. Durante los seis primeros meses de la guerra, fue muy explícito y, luego, dejó de hacerlo. Algunos dirían que se debió a una advertencia de Estados Unidos, a que el director de la CIA, Bill Burns, fue a algún lugar a hablar con sus homólogos rusos y les dijo que, si Rusia utilizaba armas nucleares tácticas, Estados Unidos tomaría represalias con una respuesta convencional y que esta respuesta convencional sería tan grande que Rusia perdería a todos sus soldados desplegados sobre el terreno en Ucrania y demás. O, tal vez, Putin se asustó y lo amenazaron con atacarlo personalmente; quizás, Putin también vio que a China e India no les gustaba que Rusia hablara de ataques nucleares.
Por otro lado, Xi Jinping está hablando con Putin, se ha pronunciado en contra de las sanciones, no se adhiere al régimen de sanciones. Así que no sabemos cuál es la situación, pero es una situación mejor que la que Putin pensaba alcanzar.
Sobre Putin: usted también es famoso por su concepto de spin dictator. En la entrevista que nos concedió, dijo que Putin se había convertido en un auténtico fear dictator debido a la guerra. Tras este primer año de guerra, ¿ha cambiado su visión o la situación en este sentido?
Suscribo plenamente la opinión que expresé hace un año. Acabamos de publicar una nueva edición de Spin dictators para la que escribimos un nuevo prefacio que dice exactamente eso; la edición francesa que saldrá en mayo también contendrá este nuevo prefacio que habla de esta cuestión.
El nivel de represión en Rusia no tiene precedentes en la historia del país. Tenemos el ejemplo de un niño que hizo un dibujo contra la guerra, cuyo padre fue detenido, y que fue internado en un orfanato. También, tenemos a una persona que estaba viendo un video contra la guerra en YouTube en el metro, con su teléfono, y que fue detenida; no sabemos qué pasará con esta persona. También, vemos que los presos políticos son sometidos a condiciones cercanas a la tortura. Hasta el 29 de marzo, hay una réplica de la celda de Alexei Navalny en París, entre el Louvre y la iglesia de Saint-Germain l’Auxerrois, donde se pueden ver las condiciones en las que está detenido Alexei Navalny. Esto es, de nuevo, un recuerdo de la era estalinista. Ahora, las personas que se oponen a la guerra podrían ser encarceladas hasta diez años. Estamos, realmente, en una situación diferente.
Preguntar por qué los rusos no salen a la calle para denunciar la guerra y derrocar este régimen es como preguntar por qué ni los rusos ni otros pueblos de la Unión Soviética derrocaron el régimen en esa época. El régimen actual es muy represivo, mucho más que hace unos años.
También, es conocido por sus investigaciones sobre oligarcas rusos. Hay muchas voces en varios países, en especial, en Europa Central y quizás, en primer lugar, en Polonia, que piden que los activos incautados a los oligarcas sean utilizados por los gobiernos para mejorar las finanzas públicas o para financiar el esfuerzo bélico en Ucrania. ¿Cree que la Unión Europea y Estados Unidos han sancionado lo suficiente a los oligarcas?
Éste es, exactamente, el cuarto tipo de sanciones del que quería hablar: las sanciones para los individuos. En cuanto al objetivo de las sanciones, mucha gente diría que el objetivo era que estos individuos se alzaran contra Putin y eso no ocurrió. Esto no es del todo cierto. En primer lugar, el objetivo de las sanciones es diferente y, en segundo lugar, un oligarca se levantó finalmente contra Putin: Oleg Tinkov. Fue sancionado antes de que hablara, por parte del Reino Unido y Europa, pero ya no está sancionado por parte de Estados Unidos porque habló muy claramente en contra de la guerra. Otros oligarcas no se han pronunciado contra la guerra y el escándalo más reciente es que les han pedido a los líderes de la oposición rusa que los apoyen y que le pidan a la Comisión Europea que levante las sanciones.
¿Por qué se sanciona a quienes no rompen lazos con Rusia? La verdadera razón es que Occidente tiene que defenderse del dinero de Putin. Mucha gente dirá que el dinero de estos oligarcas no es dinero de Putin, pero, si los oligarcas no se pronuncian contra Putin, significa que tienen miedo de Putin o que tienen rehenes, amigos, familiares o socios comerciales en Rusia. Por la razón que sea, si el oligarca no rompe sus lazos con Rusia, significa que Putin puede amenazarlo y obligarlo a hacer algo por él. Significa que el dinero de estos oligarcas es un instrumento potencial de la influencia de Putin en Occidente. Y, en tiempos de guerra, es muy difícil imaginar que se le pueda permitir a Putin hacer lo que quiera en Occidente. Así que eso es lo que hay que hacer para proteger a Occidente. Imagínense a un hombre de negocios alemán, en 1943, que siguiera haciendo negocios en Alemania, que no criticara a Hitler, que viviera en Londres y que utilizara su dinero para lo que quisiera: eso es, obviamente, muy difícil de imaginar y ahí es donde estamos hoy.
La Comisión Europea no está en guerra con el pueblo ruso. El presidente Biden también ha declarado, en varias ocasiones, que Estados Unidos no está en guerra con el pueblo ruso. Hacen una distinción entre el régimen y el pueblo ruso. Algunos rusos han tenido dificultades en Occidente, pero a muchos rusos se les han concedido visados, el estatuto de refugiado, etcétera.
Volviendo a los activos, no hay base legal para vender estos yates y darle dinero a Ucrania. Se trata de bienes ajenos y el Estado de Derecho occidental no lo permite; no hay leyes que permitan hacerlo sin una decisión judicial. Con el tiempo, se tomará una decisión judicial; Ucrania demandará a Rusia, demostrará que Rusia destruyó activos en Ucrania; por lo tanto, Ucrania podría ser capaz de utilizar esta decisión judicial para obtener dinero mediante el uso de reservas del banco central o mediante la venta de activos, como parte de las reparaciones. No obstante, por el momento, no vemos cómo podría hacerse sin una decisión judicial.
Hay algunas excepciones. Antigua es propietaria del yate de Andrey Guryev, uno de los hombres más ricos de Rusia. Antigua piensa que el mantenimiento es muy caro y no tienen presupuesto para mantener el yate. Así que están pensando en subastarlo y, si Guryev vuelve y les pregunta dónde está el yate, le explicarán que necesitaban el dinero para mantenerlo.
Sin embargo, en principio, no existe base jurídica para expropiar a oligarcas. Esto puede cambiar, pero, de momento, los gobiernos no pueden hacerlo sin una decisión judicial. A largo plazo, sin embargo, creo que los activos rusos y, en particular, los del gobierno ruso serán propiedad de Ucrania.
La Rusia del después
Quizás sea demasiado pronto para hablar de Rusia después de la guerra… pero intentémoslo. ¿Cuáles cree que son los posibles escenarios para el futuro papel de Rusia en la economía mundial y cree que los lazos económicos con la Unión pueden reconstruirse y recuperarse después de la guerra?
Para que eso ocurra, creo que Rusia tiene que convertirse en un país democrático y pacífico y, por desgracia, lo más probable es que, aunque Ucrania gane la guerra, Rusia no se democratizará de inmediato. Si Putin se va algún día, habrá una transición en la que Rusia podría, incluso, llegar a ser menos democrática. En un escenario positivo, Putin sería sustituido por personas cercanas a él que, primero, tendrían que negociar porque necesitarían levantar las sanciones. Al final, podría haber una nueva perestroika; nadie sabe, pero llevará tiempo. Una vez que Rusia tenga una base democrática, Europa podría querer reconstruir sus lazos.
En economía internacional, la distancia es muy importante. Se comercia con los vecinos. Por eso, por ejemplo, tras el Brexit, el Reino Unido tuvo tantas dificultades, porque la Unión es su socio natural. Lo mismo ocurre con Rusia. Rusia es vecina tanto de China como de Europa y comerciará con ambas, pero Europa es un gran mercado justo al lado de Rusia y, por supuesto, es un lugar con mucha tecnología moderna, así que Rusia comerciará con Europa y atraerá inversiones. Para que esto ocurra, Rusia debe deshacerse de las sanciones, lo que significa firmar, primero, un acuerdo de paz con Ucrania: pagar todas las reparaciones, devolver todos los territorios ocupados, incluida Crimea, y enviar a los criminales de guerra a tribunales de guerra internacionales.
Además, Rusia debe democratizar sus instituciones políticas y celebrar elecciones libres. Todo esto es difícil de prever hoy en día, pero lo hemos visto en Europa Central y Oriental; lo estamos viendo en Ucrania y Moldavia. Así que no cabe duda de que Rusia podrá seguir este camino algún día.
Su posición es muy clara sobre el liberalismo político necesario para reintegrar a Rusia en la economía mundial. Hablemos del liberalismo económico como tal. Hace dos años, usted le concedió una entrevista al opositor ruso Alexei Navalny que habíamos publicado en estas páginas. Navalny proponía un programa económico marcado por un fuerte liberalismo, por una facilidad para crear una empresa, por bajas cotizaciones sociales, por la ausencia de impuestos para las pequeñas empresas, etcétera. ¿Comparte usted esta visión y cree que es posible lograrlo? ¿Cree que es el sistema que necesitará la economía rusa de posguerra?
Se trata de un programa económico liberal que contrasta fuertemente con la Rusia actual, marcada por el dominio del Estado y la corrupción. Se trata de aplicar la desregulación, la competencia, la apertura hacia Europa y hacia el mundo. En Rusia, nadie piensa que el Estado sea un actor bueno y benévolo, mientras que, en Francia, todos los ciudadanos piensan que el Estado es digno de confianza; la policía no acepta sobornos ni tampoco los inspectores. En Rusia es muy diferente. El crecimiento económico de Rusia vendrá del liberalismo, la apertura y la descentralización política y económica de las decisiones.
Dicho esto, Navalny también está a favor de invertir en capital humano. Su programa presidencial de 2018 incluía duplicar el gasto sanitario y grandes aumentos en los salarios de los profesores. Esto lo convierte en un programa relativamente moderado y centrista. Todavía estoy tratando de averiguar dónde encajaría Navalny en el panorama político occidental. En Estados Unidos, estaría cerca del Partido Demócrata. En Francia, probablemente, sería centrista, entre el Partido Socialista y Les Républicains.
También, debo señalar que, en esta entrevista, hablamos del hecho de que Navalny apoya un impuesto excepcional para los muy ricos. Sería, un poco, como el ISF en Francia, pero diferente porque este impuesto afectaría a las personas que se hayan beneficiado de las privatizaciones. Navalny ve en ello una herramienta para darle legitimidad al principio de propiedad en Rusia. Su apoyo a esta medida lo convertiría, probablemente, en un hombre de izquierda.
¿Cree que la alianza China-Rusia es sostenible a mediano y largo plazo?
No es un pacto. Es una «amistad sin límites», cosa que es muy diferente porque es muy vaga. La OTAN es una alianza: atacar a un miembro es atacar a todos. China y Rusia no tienen tal alianza y nunca la tendrán, sencillamente, porque China no tiene alianza. Así que creo que habrá cooperación y apoyo mutuos. Además, aunque Rusia se democratice, seguirá colaborando con China, aunque China siga siendo autoritaria. Es inevitable: es su vecino, es un mercado enorme. Europa seguirá manteniendo relaciones con China. Incluso en Estados Unidos, la idea es protegerse en sectores estratégicos, pero seguir comerciando en otros.
Esta cooperación entre China y Rusia en la era de Putin es y será muy asimétrica. Rusia tiene una economía diez veces menor que la de China; será un socio menor de China. Si Putin sigue en el poder, Rusia probablemente le suministrará a China recursos naturales a bajo precio e importará tecnología china.
Así que será una relación muy asimétrica y, para superarla, Rusia tiene que volver a ser soberana, lo que significa convertirse de nuevo en una democracia y en un actor económico de éxito. Una de las opciones para ello es la Unión Europea, ya sea conseguir la adhesión o unirse al Espacio Económico Europeo para tener más peso ante los chinos. Las economías europeas individuales son pequeñas, pero juntas convierten a la Unión en un actor comparable a China que puede negociar con ella.
Para completar la pregunta y para contrastar los grandes discursos de Xi y Putin, ¿ve algún factor concreto que pueda limitar esta amistad?
China no proporciona ayuda militar, no le proporciona rescate financiero a Rusia. Hay algunos proyectos que se han llevado a cabo desde 2014, como un gasoducto o inversiones en GNL. Estoy seguro de que China será el principal actor en la economía automovilística rusa a partir de ahora. Rusia ya produce autos chinos en muchos lugares. Una fábrica de Moscú, que producía vehículos Renault, con el nombre de Moskvitch (que significa «Moscú»), producirá autos chinos ahora.
Sin embargo, la amistad ilimitada de suministrarle armas y rescate financiero a Rusia no se va a producir. Por supuesto, el discurso oficial será de gran amistad.
Hasta ahora, hemos hablado mucho de las relaciones entre Rusia, China y la Unión Europea. Por último, hablemos de Estados Unidos, que también ha impuesto sanciones masivas contra Rusia. En el contexto de las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos, incluso si una Rusia democrática pudiera algún día recuperar los lazos con la Unión, ¿cree que Estados Unidos toleraría la relación privilegiada entre Rusia y China? ¿No empujaría Estados Unidos a Rusia a elegir entre China y la reintegración en la economía occidental?
Es muy difícil de predecir y dependerá del grado de democratización de Rusia. No estoy calificado para responder con precisión a esta cuestión del posicionamiento ruso en relación con el posicionamiento europeo entre China y Estados Unidos.
Sin embargo, creo que, en cualquier caso, la Rusia democrática seguirá estando más cerca de Europa que de Estados Unidos y que tendrá lazos económicos más fuertes con China que los que pueda tener Europa. Y esperemos que China también se democratice.
¿Ha empezado ya el «después»?
Creo que una cosa que ha cambiado este año es que todas las fuerzas de la oposición a Putin han hablado muy claramente sobre lo que quieren hacer, que es, como he dicho, devolverle todos los territorios ocupados a Ucrania, pagar reparaciones, enviar a los criminales de guerra a tribunales de guerra internacionales, construir una república parlamentaria rusa.
En este sentido, ahora, se ha logrado una gran claridad. Por un lado, hay un régimen represivo y opresor; por otro, hay una oposición anti-Putin, de la que no todos pueden hablar porque algunos están en la cárcel. Sin embargo, cuando hablan, lo hacen con una sola voz y éste es un claro avance de este año. Para iniciar el cambio en Rusia, Putin debe perder la guerra primero.