• A pocos días del 20º Congreso del Partido Comunista Chino, en el que muy probablemente saldrá Xi Jinping para un tercer mandato, conviene hacer un repaso de la década que ha pasado desde su llegada al poder. Cuando llegó al poder en 2013, había casi 13,5 millones de matrimonios al año. En 2021, esa cifra se ha reducido a 7,6.
  • Este último dato es el más bajo desde 1986, cuando el Ministerio de Asuntos Civiles de China comenzó a publicar los datos sobre el matrimonio. 2021 fue, por tanto, el octavo año consecutivo en el que el número de matrimonios disminuyó, a una media de alrededor del 5% anual.
  • El descenso del número de matrimonios también está correlacionado con otro indicador: la edad del primer matrimonio. En 1990, la edad media del primer matrimonio era de 22,1 años para las mujeres y de 23,8 años para los hombres. En 2016 (últimos datos disponibles), aumentó tres años de media, hasta 25,4 para las mujeres y 27,1 para los hombres.
  • Este descenso se explica en parte por las políticas para limitar el crecimiento de la población, abanderadas por la política del hijo único (que terminó en 2015). La aparición de una clase media masiva, la educación y la creciente independencia financiera de las mujeres también han contribuido a retrasar la edad del primer matrimonio, afectando al número total de matrimonios.
  • La alta competitividad en el mundo del trabajo, el aumento del precio de la vida y el estancamiento de los salarios también contribuyen a este fenómeno, que tiene un impacto directo en la tasa de natalidad. En 2020, la tasa de natalidad en China era de sólo 1,7, frente al 1,83 de Francia, por ejemplo.
  • El descenso de la población china es un reto importante para Xi Jinping, que se prepara para su tercer mandato. Además del aspecto simbólico, el envejecimiento de la población implicaría una disminución de la mano de obra disponible en el país y un aumento en el gasto sanitario. El descenso de la demografía obligaría a Pekín a replantearse su modelo económico, que, a diferencia del de las economías desarrolladas, no está impulsado por el consumo.