• Sin embargo, desde la publicación del plan de la Comisión se han producido varios acontecimientos que podrían influir en las decisiones de los Estados miembros. Ayer, Gazprom anunció que el transporte de gas a través del Nord Stream 1, que enlaza con Alemania, disminuirá al 20% su capacidad a partir de mañana, miércoles 27 de julio, confirmando así los temores de que el gasoducto quedara fuera de servicio para su mantenimiento2. La compañía de gas rusa alegó problemas técnicos con las turbinas.
  • Anoche, antes del Consejo, Moscú decidió enviar un mensaje a Europa aumentando la presión en el gasoducto Urengoi-Pomari-Uzhhorod, sin avisar a Ucrania. El operador de gas ucraniano GTS subrayó que esta acción podría «provocar situaciones de emergencia en el gasoducto principal»3.
  • El plan de la Comisión es especialmente relevante para Alemania, que sigue dependiendo en un 35% de Rusia para sus importaciones de gas – un 20% menos desde el 1 de enero de 2022. Además, Berlín ha fijado como objetivo llenar sus reservas de gas al 95% antes del 1 de noviembre, un 15% más que el objetivo de la Unión Europea. Así, existen grandes disparidades entre Alemania -y los países de Europa Central- y los países del Sur, en particular España y Portugal, que no reciben gas ruso por gasoducto, lo que les hace muy poco dependientes de este.
  • Es probable que Alemania intente reunir a los países más reticentes para que apoyen el plan de la Comisión, que requiere una mayoría cualificada que represente al 65% de la población de la Unión, es decir, 15 países. Al proponer una reducción igual para todos los países del bloque, independientemente de su dependencia del gas ruso, la Comisión pone a prueba la solidaridad energética de los países europeos, particularmente afectados por la guerra de Ucrania. No obstante, el recorte del 15% podría dar lugar a importantes reducciones de la producción, lo que podría perjudicar a las economías de los países europeos.