Lorenzo Castellani


La muerte ayer de Silvio Berlusconi tendrá un impacto considerable en el equilibrio político de la coalición en el poder en Italia y en las derechas en Europa. Situando el berlusconismo en su contexto histórico, Lorenzo Castellani identifica su función profunda -y presenta los cinco escenarios abiertos por la muerte del Cavaliere-.

Entre un ministro que habla de «reemplazo étnico» y unos derechos humanos amenazados por decreto, el ejecutivo romano mantiene su ambivalencia, acompañando una normalización con sus socios europeos con una agenda conservadora, incluso nacionalista, en política interior.

En su última mutación genética, la política italiana de la era de Giorgia Meloni demuestra una vez más que puede separar la retórica de la acción concreta -y que la coacción exterior sigue siendo la fuerza motriz-.

A más de dos semanas de las elecciones políticas italianas, Giorgia Meloni parece estar ya instalada en el Palacio Chigi, como Presidenta del Consejo de Ministros. Sin embargo, hay demasiados puntos ciegos en los análisis, incluido el papel crucial del Presidente de la República en la composición del gobierno. Para ir más allá de los presupuestos y los factores que se dan por supuestos, es necesario adentrarse en los diferentes escenarios. Un estudio de Orsina y Castellani, investigadores de la LUISS (School of Government).

Durante varios meses, varios años, la líder de un partido postfascista ha dirigido una ambiciosa y compleja operación para tomar el poder en Italia a partir de una coalición llamada de «centro-derecha». Lorenzo Castellani ha escrito un estudio esencial para entender quién es Giorgia Meloni, la favorita en las encuestas para las elecciones italianas del 25 de septiembre.

Mario Draghi acaba de pronunciar ante el Senado italiano uno de los discursos más interesantes y ambiguos de su carrera política. Lorenzo Castellani analiza su peculiar retórica, a la vez muy tecnocrática y que difumina los límites entre él y el pueblo.

La invasión de Ucrania nos acerca al fin del mundo, nos aleja del fin del interregno. La forma del nuevo orden sigue tomando forma, cada vez más precisa, cada vez más inquietante, hasta la próxima crisis.

La pandemia ha cambiado la naturaleza del poder para siempre. Tras la crisis, se perfilan tres escenarios extremos: un escenario burocrático y dirigista, un escenario «populista» o una profunda transformación de las estructuras de poder.