Perspectivas sobre la actualidad


Putin y Trump quisieran avasallar a Ucrania sin los europeos.

Pero la Unión todavía tiene una de las cartas más fuertes en la mesa de negociaciones.

Si tarda demasiado en jugarla, podría perder la partida.

Lee Buchheit, una de las autoridades mundiales en materia de deuda soberana, formula una propuesta simple y clara para evitar que los imperios se repartan la apuesta.

Desde hace algunos meses, en los círculos empresariales europeos se rumorea que el regreso de Trump sería bueno para los negocios.

Sin embargo, desde la guerra comercial hasta la supresión de las Agencias, la presidencia de Donald Trump ya está teniendo implicaciones notables sobre la vida económica. Las medidas adoptadas en Washington golpearán duramente a las empresas europeas —y harían mal en ignorar la magnitud de la amenaza—.

Mientras el Kremlin y la Casa Blanca están poniendo en escena la captura de las negociaciones sobre el fin de la guerra en Ucrania, se está descuidando un dato fundamental: a escala de las guerras imperiales, el objetivo no es sólo aumentar su territorio, sino impedir que existan los Estados-nación.

Para superar la burbuja espectacular en la que Trump y Putin quieren encerrar a Europa y excluirla del proceso de paz, Michel Foucher formula una propuesta concreta —una fuerza europea de interposición para garantizar la soberanía de Kiev y proteger a Europa—.

¿Se ha subvertido el informe Draghi, que parecía anunciar una ruptura con el pasado para permitir a la Unión construir su autonomía estratégica?

Frente a la ofensiva de Donald Trump, está en vías de convertirse en la principal coartada de un «giro libertario» que alinee a Europa con Estados Unidos a través de un vasto movimiento de desregulación social y medioambiental.

En opinión de Guillaume Duval, hay que evitar que se desvíe de esta manera y hay que volver a situar la cuestión de la emisión de una deuda común en el centro del debate europeo.

Petrificada por Trump, Musk y la aceleración reaccionaria procedente de Washington, la Unión está rindiéndose deliberadamente —abandonando toda posibilidad de independencia frente a Washington y socavando las bases de su credibilidad política ante los ciudadanos—.

Tras las lecciones de la Cumbre de París sobre IA, Cori Crider hace un llamamiento a un despertar.

La agenda imperialista de Elon Musk y Donald Trump se despliega ante nuestros ojos, tiene lugar en y gracias a plataformas que utilizamos a diario: en Europa, hemos asistido pasivamente a nuestra vasallaje digital.

Para André Wilkens, no es demasiado tarde para recuperar nuestra soberanía. Esto implica declarar y defender la independencia del espacio digital europeo.

Para mantener sus objetivos climáticos, la Unión debe tener en cuenta una realidad física que ha sido reprimida: el uso de gas natural licuado estadounidense en el sector eléctrico genera emisiones muy superiores a las del carbón.

Aunque la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, parece querer aumentar las compras europeas para adelantarse a las exigencias del presidente Trump, hay que comprender la verdadera implicación de esta elección: el abandono definitivo de los objetivos climáticos fijados para 2030.

En torno a la «lucha por los valores tradicionales», está tomando forma un gran arco global, de Silicon Valley a San Petersburgo, pasando por el palacio presidencial de Budapest y ahora Washington —el de los «wokistas de derecha»—.

En una perspectiva detallada, Guillaume Lancereau analiza los orígenes de una extraña convergencia que va desde los emprendedores de moral rusos en torno al patriarca Kirill hasta los protagonistas de la aceleración reaccionaria en los Estados Unidos de Trump.