Política

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«Toda revolución depende de un grupo de jóvenes con talento dispuestos a superarse a sí mismos. En este momento, Washington está repleto de estos jóvenes revolucionarios».

En la segunda parte de nuestra larga entrevista con Curtis Yarvin, tratamos de comprender la teoría del poder de quien inspira a la nueva élite reaccionaria que quiere subvertir la democracia estadounidense.

Para llevar a cabo la contrarrevolución en Washington y transformar la república estadounidense en imperio, Trump necesita una nueva élite —financiera, cultural y tecnocrática—.

Pero según una parte importante de esta base que aspira a gobernar, las élites no quieren al pueblo.

Publicamos y comentamos una de las fuentes intelectuales más influyentes en el centro de esta línea de fractura interna.

Mientras Europa y el mundo se transforman a una velocidad vertiginosa, la opinión francesa se estructura en torno a líneas cada vez más rígidas.

El estudio detallado de los datos sociopolíticos y electorales de nuestra gran encuesta Eurobazuca lo demuestra: la izquierda y el centro están alineados en una amplia gama de cuestiones de política exterior —más Europa y menos Estados Unidos contra la Rusia de Putin—.

En los márgenes de este amplio consenso, los votantes de RN y Reconquista son los que tienen más dificultades para considerar a Trump como un enemigo.

«Así es como interpreto el plan: un arancel global permanente para dar preferencia a la fabricación nacional; un arancel permanente para China para desacoplar nuestras economías; aranceles recíprocos como medio de presión para incitar a otros socios comerciales a tomar decisiones políticas de reducción de déficits».

Según Oren Cass, uno de los economistas que lleva diez años tratando de dar cuerpo a una doctrina trumpista, la decisión de la Casa Blanca que ha provocado una crisis mundial en los mercados podría servir a un plan oculto inspirado en Reagan.

Lo traducimos y lo explicamos.

Mientras el espectro de la guerra reaparece masivamente en la imaginación de la sociedad española, se perfila una clara línea de fractura en España más allá de la división izquierda-derecha: aunque aumenta el apoyo a una defensa común y a una mayor inversión militar, la mayoría no está dispuesta a aceptar una militarización personal forzada.

Análisis de Eduardo Bayón a partir de nuestra encuesta Eurobazuca.