
«El estado natural de las cosas sigue siendo la lucha entre grandes potencias. En el mundo actual, la geopolítica está resurgiendo y Rusia no ha olvidado su propia ilusión imperial. Por eso su guerra ha sido una llamada de atención para la Unión Europea. Desde el 24 de febrero de 2022, esta guerra no ha sido sólo una cuestión de ayuda militar y financiera para la mayoría de nosotros, sino sobre todo una revolución en nuestra forma de pensar… Ahora también tenemos que cambiar todo el marco institucional de la Unión Europea para adaptarlo a esta nueva realidad geoestratégica. La UE ya no está ahí para hacer la paz entre nosotros, sino para hacer frente a los desafíos de nuestras fronteras.»