Junto con Asia, África fue el continente más reacio a condenar la invasión rusa de Ucrania en la votación de las Naciones Unidas del 2 de marzo de 2022. Casi un tercio de los países africanos se abstuvieron (17) de votar para oponerse frontalmente a la agresión rusa, incluidas algunas economías importantes: Sudáfrica, Argelia y Angola, en particular.

En los meses que siguieron a la invasión de 2022, los jefes de Estado y ministros de las grandes potencias realizaron sucesivas visitas al continente en un intento, entre otras cosas, de aclarar la posición de los países africanos respecto a la guerra en Ucrania.

  • El principal punto de tensión en aquel momento era el abastecimiento de cereales del continente —sobre todo trigo—, para el que los países africanos dependían de las exportaciones ucranianas, bloqueadas en el Mar Negro por la armada rusa.
  • Entre febrero y marzo de 2024, el precio de la tonelada de trigo se disparó un 50%, limitando la capacidad de compra en los mercados internacionales.
  • Moscú se presentó como un actor deseoso de mantener las exportaciones de cereales frente a la «mala voluntad» ucraniana.

En África, la retórica en torno a la invasión rusa de Ucrania ha permanecido prácticamente inalterada desde febrero de 2022. Tras los golpes de Estado del verano de 2023 y el refuerzo de la presencia militar rusa en el continente, sobre todo a través de milicias privadas, entre ellas Wagner, Rusia parece incluso haber ganado influencia en el Sahel, tras la retirada francesa y estadounidense1.

  • En un texto traducido y comentado en nuestras páginas, el propio ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, admite que mientras «los diplomáticos ucranianos dominan perfectamente lo que hay que decir en Bruselas y Washington […] encontrar argumentos y enfoques operativos en África, Asia y Sudamérica es un arte que hemos adquirido principalmente a través de la diplomacia militar».
  • Esto último debe entenderse menos como una diplomacia destinada a poner de relieve la pericia desarrollada por Kiev en el ámbito militar desde la primera invasión rusa en 2014 que como un diálogo impulsado por los nuevos imperativos impuestos por la guerra de la que es víctima.

Sin embargo, Kiev se niega a ser percibido como «víctima o mendigo» por sus socios africanos, y aboga en cambio por el llamado «principio 3M»: respeto mutuo, interés mutuo y beneficio mutuo2.

La «estrategia africana» de comunicación de Ucrania con África para el periodo 2024-2026 tiene cuatro objetivos principales:

  • reforzar y promover la imagen general de Ucrania en África como Estado independiente y soberano;
  • mejorar la percepción de Ucrania como socio estable que respeta a los países africanos y comprende sus necesidades;
  • proporcionar al público destinatario «información veraz» sobre las consecuencias de la agresión; armada de Rusia contra Ucrania y ayudarle a comprender el impacto perjudicial de esta agresión en el continente africano;
  • promover una comunicación clara y convincente de las iniciativas de política exterior de Ucrania en el continente3.

Para contrarrestar la narrativa de Rusia como víctima de sanciones injustificadas impuestas por antiguos países colonizadores, la diplomacia ucraniana busca presentar la invasión rusa como parte de una guerra colonial4. No obstante, su estrategia para desarrollar su red diplomática y sus métodos de comunicación se ve limitada por su capacidad presupuestaria, que ahora se basa en gran medida en el apoyo internacional.