Cómo el Kremlin anima a los rusos a alistarse en el ejército

El lunes 1 de abril, Vladimir Putin firmó el decreto de lanzamiento de la campaña de reclutamiento de primavera, un ejercicio rutinario que tiene lugar dos veces al año desde la década de 1960. El Kremlin prevé llamar a filas a 150.000 ciudadanos rusos, una cifra coherente con la del año pasado (147.000) y muy inferior a la de principios de siglo (más de 300.000 en la primavera de 2009).

• El servicio militar ruso, de un año de duración, es obligatorio para todos los hombres de entre 18 y 30 años —salvo excepciones por razones médicas— desde el 1 de enero (el límite de edad de 27 años se elevó a raíz de una ley aprobada en julio de 2023).
• Al igual que la movilización, el servicio militar obligatorio es impopular en Rusia. Desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022, muchos jóvenes rusos temen verse obligados a participar en combates —de cerca o de lejos— como parte de su servicio militar¹.
• Aunque la ley rusa prohíbe que los reclutas sean enviados a los teatros de operaciones, el Ministerio de Defensa admitió en marzo de 2022 que algunos de ellos habían sido enviados a Ucrania, a pesar de los reiterados desmentidos de Putin².

Hoy en día, es difícil afirmar que no hay reclutas rusos desplegados en Ucrania —sobre todo porque Moscú considera que Crimea y los óblast ucranianos de Donetsk, Jersón, Luhansk y Zaporiyia forman parte de su territorio—, al igual que es difícil demostrar que así sea. El Kremlin teme también las repercusiones que la muerte de jóvenes que cumplen el servicio militar en Ucrania pueda tener en el conjunto de la sociedad rusa³.

Para alcanzar su objetivo de aumentar el número de soldados en el ejército hasta 1,5 millones en 2026, Moscú desea no ofender a la opinión pública rusa y fomentar un sentimiento de cohesión nacional. Esto es lo que ocurrió tras el atentado de Crocus Hall el 22 de marzo.

• Desde ese día, el Kremlin y el ecosistema mediático ruso no han cesado de presentar el atentado como organizado por Ucrania con la ayuda de Estados Unidos, el Reino Unido y, más ampliamente, la OTAN⁴.
• El miércoles 3 de abril, el Ministerio de Defensa ruso afirmó que se había producido un «aumento significativo»⁵ del número de voluntarios que firmaban contratos de corta duración (normalmente tres años) para unirse al ejército en los días posteriores al ataque terrorista.

A diferencia de los reclutas, los voluntarios pueden ser desplegados en el frente en Ucrania. Desde que se aprobó una ley el 14 de abril de 2023, es posible firmar un contrato con el ejército a partir de los 18 años sin haber cumplido el servicio militar⁶. La paga de un soldado contratado es cuatro veces superior al salario medio ruso.

Al igual que Ucrania, Rusia también necesita más hombres para dirigir una gran ofensiva que podría lanzarse ya a principios de verano. Con un ritmo de reclutamiento de unos 30.000 combatientes al mes a principios de año, el Kremlin sólo puede permitirse compensar sus pérdidas, sin aumentar sus efectivos⁷. El aumento del 60% de los alistamientos voluntarios observado tras el atentado de Crocus Hall —si persiste— podría permitir a Moscú reforzar sus capacidades en Ucrania evitando al mismo tiempo una nueva oleada de movilizaciones que sería muy impopular⁸.