• Los líderes prorrusos de las regiones ucranianas de Donetsk, Luhansk, Zaporizhia y Kherson, ocupadas total o parcialmente por Moscú, pidieron el miércoles la anexión a Rusia, un día después de la celebración de los referendums -calificados como ilegales por Kiev y gran parte de la comunidad internacional- en dichas regiones.
  • Mañana por la tarde se celebrará en Moscú una ceremonia de firma de acuerdos sobre la adhesión de los nuevos territorios a Rusia. Vladimir Putin pronunciará un largo discurso en el evento, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. Se restringirá el tráfico en el centro de la capital para dar paso a los festejos y conciertos con motivo de las anexiones.
  • En un vídeo publicado anoche, Volodymyr Zelensky afirmó que «Ucrania no puede aceptar ni aceptará ningún intento de Rusia de apoderarse de ninguna parte de nuestro territorio», y «promete trabajar con los líderes extranjeros para coordinar una respuesta internacional contundente»1.
  • Este anuncio se contradice con el estado de las tropas sobre el terreno. Las fuerzas ucranianas han llevado a cabo una contraofensiva que les ha llevado a recuperar territorio en el noreste y el sur del país este mes y a avanzar en las provincias de Donetsk y Luhansk, dos de las regiones donde se celebraron los referendos.
  • Las implicaciones de tal decisión podrían suponer un riesgo de escalada importante. La guerra de reconquista ucraniana podría cambiar de dimensión y convertirse en una guerra de conquista a ojos de Moscú, lo que exigiría una respuesta muy diferente por parte de Rusia. Cualquier ataque ucraniano a estas zonas sería entonces percibido por el Kremlin como un ataque a territorio ruso.