En las últimas elecciones presidenciales, ganadas por Erdoğan en mayo de 2023, la oposición se impuso en las zonas urbanas y el AKP dominó en las rurales. Uno de los objetivos del AKP de Erdoğan es recuperar las alcaldías de Estambul y Ankara, en manos del opositor CHP desde las elecciones de 2019.

  • En Estambul y Ankara viven 16 y 5 millones de habitantes, respectivamente, es decir, casi el 25% de la población del país.
  • Erdoğan visitó Estambul en persona el pasado fin de semana para apoyar a su candidato Murat Kurum, exministro de Medio Ambiente, frente al actual alcalde y figura central de la oposición, Ekrem İmamoğlu.
  • En Ankara, Turgut Altinok tiene la difícil tarea de enfrentarse al popular alcalde saliente Mansur Yavaş, del CHP -cuya candidatura se barajó brevemente para las presidenciales de 2023-.
  • El presidente turco, que este año cumplirá 10 años como presidente de la República -tras 11 años como primer ministro y una etapa como alcalde de Estambul de 1994 a 1998- declaró el 8 de marzo que estas elecciones municipales serían «sus últimas».

El mayor obstáculo para Erdogan será la situación económica, que se refleja en la elevada inflación -67,1% interanual en febrero- y la caída del valor de la lira, que se ha multiplicado por 5 desde 2019.

  • Según la Agencia de Planificación de Estambul, el coste de la vida en la ciudad aumentó un 81% interanual en febrero1. Los habitantes de Estambul se ven especialmente afectados por la inflación, que en febrero de 2024 era 10 puntos porcentuales superior a la media turca, con un 77% interanual.
  • El 20 de marzo, en una medida inesperada para atajar la inflación, el banco central subió su tipo de interés oficial en 5 puntos porcentuales, hasta el 50%, su nivel más alto en 20 años.

Casi la mitad de la población turca tiene menos de treinta años. Por tanto, el voto de los jóvenes será crucial para superar la lógica partidista. Según una encuesta nacional publicada el 21 de marzo, los jóvenes turcos se identifican cada vez más con una herencia kemalista, nacionalista y conservadora.

El apego a una identidad islámica se ha reducido a la mitad en los dos últimos años: sólo el 10% de los jóvenes encuestados cita el islam como marcador de identidad política2. La aparente secularización y la demanda de una identidad kemalista entre los jóvenes turcos podría jugar a favor del CHP.