• Más que la de los demás recién llegados, la participación de Irán da cuerpo a la idea de una orientación antioccidental de la cumbre de los BRICS, ya que esta ampliación puede analizarse como una forma de integrar a un país excluido de la escena internacional en una globalización alternativa. De hecho, las sanciones estadounidenses que se habían levantado en virtud del JCPOA fueron restablecidas por la administración Trump en mayo de 2018, aislando a la República Islámica de Irán de la economía mundial.
  • La Unión Europea, por su parte, ha puesto en marcha numerosas sanciones contra Irán, por las violaciones de derechos humanos que siguieron al asesinato de Mahsa Amini en septiembre de 2022 (paquetes de sanciones de 17 de octubre, 14 de noviembre, 12 de diciembre, 23 de enero, 20 de febrero, 20 de marzo y 22 de mayo) y por apoyar a Rusia en su agresión contra Ucrania (paquetes de sanciones de 20 de octubre, 12 de diciembre y 20 de julio).
  • Muchos ciudadanos occidentales están actualmente encarcelados en Irán por motivos espurios para intercambiar prisioneros iraníes detenidos en Europa o para aliviar las sanciones internacionales1.
  • La invitación de Irán llega en un momento en que las sanciones de la ONU sobre el programa de misiles balísticos de Irán deben levantarse el 18 de octubre de 2023, de conformidad con el Acuerdo de Viena sobre el programa nuclear iraní de 14 de julio de 2015. La proximidad de esta fecha límite, que podría facilitar la transferencia de UAV a Rusia, implica una densa secuencia diplomática en la que Irán necesita aliados.
  • Así, la participación de Irán da nuevo vigor a la idea de un «triple eje» antioccidental, por utilizar la expresión acuñada por Ariane Tabatabai y Dina Esfandiary para describir las posiciones cada vez más alineadas de China, Rusia e Irán en la era posterior al JCPOA2. Da nuevo vigor a la idea de una «mirada hacia Oriente», expresión popularizada por Mahmud Ahmadineyad (Négâh bé sharq) para designar una tendencia natural e inevitable en la diplomacia iraní.

Esta invitación también debe considerarse a la luz de la integración de Irán en la Organización de Cooperación de Shanghái el 4 de julio, en una cumbre celebrada por videoconferencia. Irán es miembro observador de la organización desde 2005, uniéndose a China, India, Kazajstán, Kirguistán, Pakistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.

  • La ampliación de los BRICS para incluir a cinco países de Oriente Próximo y el Norte de África también demuestra el creciente papel que la organización, y China en particular, desean desempeñar en la diplomacia de Oriente Próximo, con el telón de fondo del acercamiento entre Irán y Arabia Saudí, orquestado, sorprendentemente, por China el 10 de marzo de 2023, durante una reunión en la que se anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Tras este anuncio, el príncipe Faisal bin Farhan, ministro saudí de Asuntos Exteriores, viajó a Teherán el 17 de junio para reunirse con su homólogo Hossein Amirabdollahian, y anunció que el presidente iraní, Ebrahim Raissi, había sido invitado a Riad.
  • La invitación llega también en un momento de dificultades internas para el régimen iraní, que se ha visto obligado a limitar las subvenciones a la gasolina (actualmente 0,03 dólares el litro en el surtidor) debido al aumento de la demanda interna y a una capacidad de producción debilitada por las sanciones3. La última vez que el precio de la gasolina subió en Irán, provocó protestas masivas en el invierno de 2018/2019, que fueron sofocadas con derramamiento de sangre: más de 300 personas murieron. El Gobierno no quiere atizar la ira popular cuando se acerca el aniversario del asesinato de Mahsa Amini a manos de la policía de la moralidad.
  • Irán también se enfrenta cada vez más a las consecuencias del calentamiento global. A principios de agosto, todas las actividades en el sur del país tuvieron que interrumpirse durante varios días debido a temperaturas que superaban los 50°. Estas temperaturas van acompañadas de una sequía endémica, que se intensifica cada año. A principios de verano, el Ministro iraní de Agricultura admitió que cada año se extraen de los acuíferos 50.000 millones de metros cúbicos de agua, mientras que entran en ellos 19.000 millones de metros cúbicos, lo que implica un déficit anual de 31.000 millones de metros cúbicos.
  • Por último, la inflación sigue siendo muy elevada en Irán, y se acercaba incluso al 50% en marzo de 2023. Un euro vale ahora 574.000 riales, es decir, cinco veces más que en 2018, cuando se restablecieron las sanciones internacionales.
  • Podemos preguntarnos legítimamente si estas victorias diplomáticas simbólicas tendrán consecuencias positivas concretas para la economía y la estabilidad política de la República Islámica de Irán, ya que la afirmación de intereses convergentes entre estos países oculta niveles extremadamente dispares de integración en la economía mundial y capacidades para atraer inversiones internacionales, ya sean occidentales o chinas.
Notas al pie
  1. Entre ellos, cuatro franceses: Cécile Kohler, Jacques Paris, Louis Arnaud y Fariba Adelkhah.
  2. Dina Esfandiary y Ariane Tabatabai, Triple Axis : Iran’s Relations with Russia and China, I.B. Tauris, 2018.
  3. «Iran grapples with unintended consequences of ultra-cheap petrol», Financial Times, agosto de 2023.