Para Italia el alejamiento de China resulta en unas relaciones más estrechas con Washington

En una entrevista publicada el domingo en el Corriere della Sera, el Ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, reiteró la intención ya manifestada por Roma de retirarse del acuerdo de las Nuevas Rutas de la Seda antes de que el memorando se renueve automáticamente a principios de 2024, pero «sin dañar la relación» con Pekín¹. Para Estados Unidos, las políticas chinas de las principales potencias occidentales deben compartir las mismas prioridades, en tanto que Italia asumirá la Presidencia del G7 el próximo año².

Desde que llegó al poder, Meloni siempre se ha mostrado muy crítica con la decisión tomada en 2019 por Giuseppe Conte, y ya en septiembre de 2022 la calificó de «gran error» en una entrevista concedida a la Central News Agency de Taiwán. Aunque el diagnóstico parece haber quedado fijado en Roma, no está nada claro cómo podría Italia retirarse del acuerdo sin dañar su relación con China -pudiéndose llegar a exponer de esta forma a posibles represalias, sobre todo comerciales-.

Durante su visita a Washington los días 27 y 28 de julio, Giorgia Meloni se reunió con un Presidente estadounidense mucho más amistoso y halagador que antes.

• Cuando Meloni fue elegida en septiembre de 2022, Joe Biden situó la victoria de la coalición de centro-derecha dentro de una dinámica más amplia de enfrentamiento entre democracias y autocracias, constituyendo un «punto de inflexión», lo cual se hizo eco en el marco del escenario político estadounidense del momento³.
• Este razonamiento se justificaba también por el temor de Washington a que partidos -o coaliciones, en el caso de Italia- considerados próximos a Rusia llegaran al poder en Europa.
• Sin embargo, desde que llegó al poder, Meloni ha demostrado ser una importante aliada de Estados Unidos en Europa, contribuyendo muy activamente a la ayuda a Ucrania y aplicando una política más distante hacia China. 

Joe Biden no escatimó en elogios hacia la Primera Ministra italiana, afirmando que estaba «orgulloso» de que Italia hubiese «desempeñado un papel desde el principio» tras la invasión rusa de Ucrania, lo que habría supuesto una «gran diferencia»⁴.

• Por su parte, Meloni se congratuló de las relaciones históricamente sólidas entre los gobiernos de ambos países «independientemente de sus colores políticos» y rechazó la idea de que Washington estuviera «exigiendo o imponiendo» que Italia redujera su dependencia de China: una «prioridad» para Roma⁵. La declaración oficial sólo menciona el compromiso de «reforzar las consultas bilaterales y multilaterales sobre las oportunidades y los desafíos que plantea la República Popular China»⁶.

Aunque una encuesta reciente del Pew Research Center reveló que los italianos no tienen una opinión especialmente desfavorable de China -en comparación con los otros 23 países encuestados-, Italia es el país en el que la población está más preocupada por la estrategia de injerencia de Pekín en los asuntos de otros Estados⁷.

El fortalecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Italia se refleja también en el nombramiento para la Embajada de Roma de Jack Markell, actual representante permanente ante la OCDE y antiguo Gobernador de Delaware, el Estado en el que Joe Biden inició su carrera política en los años setenta⁸. Markell, que tomará posesión de su cargo en septiembre, tiene fama de ser amigo íntimo del Presidente estadounidense, lo que refleja la renovada importancia que la Administración Biden le concede a la relación bilateral⁹.