El informe del IPCC publicado hoy es una síntesis de las tres partes del sexto informe de evaluación publicadas en los dos años anteriores, así como de los tres llamados «informes especiales» sobre las consecuencias del calentamiento global en la tierra, los océanos y la criosfera, publicados desde 2018.

  • Aunque el mensaje del organismo ya se conoce, es el resultado de una larga negociación que duró 16 días -como es habitual, los autores del informe deben validarlo línea por línea antes de su aprobación-.
  • El documento en sí es importante porque, a diferencia de las anteriores producciones mencionadas, se trata de un informe exhaustivo que servirá de base para las negociaciones de la próxima COP 28 de Dubái, al igual que el Quinto Informe de Evaluación constituyó la principal base científica del Acuerdo de París de 20151.

A pesar de que el IPCC volvió a alertar en 2018 de los peligros de un aumento de la temperatura global de más de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y de la dificultad de mantenerse bajo ese techo, las emisiones de gases de efecto invernadero han seguido aumentando, alcanzando un máximo en 2021 de 37.120 millones de toneladas de emisiones de CO2 (por encima de los 36.830 millones de 2018, a pesar del descenso relacionado con la pandemia).

Así pues, el IPCC hace varias observaciones.

  • Las medidas adoptadas por los gobiernos son actualmente insuficientes para luchar contra el cambio climático.
  • Aunque «hay capital suficiente para colmar el déficit de inversión mundial», las inversiones necesarias para limitar el calentamiento a 2 °C o 1,5 °C durante el periodo 2020-2030 son «de tres a seis veces superiores a los niveles actuales»2.
  • La acumulación de emisiones de gases de efecto invernadero ya liberadas a la atmósfera tiene y tendrá un impacto negativo en el sistema climático. Sin embargo, es necesario reducir el nivel de contaminación, ya que podría limitar el riesgo de cruzar «puntos de inflexión climáticos».

El informe hace hincapié en la viabilidad de las alternativas existentes para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Sólo en el sector de la producción de energía, las opciones descarbonizadas (solar, eólica, bioenergía, nuclear, hidráulica, etc.) permitirían, según el IPCC, emitir 11,69 gigatoneladas de CO2 equivalente menos de aquí a 2030 en comparación con la producción de energía a partir de fuentes de carbono (principalmente carbón).

Sin embargo, este escenario exigiría que los países dejaran de invertir en la producción de energía basada en el carbón y el petróleo.

  • El IPCC insiste en la necesidad de que las sociedades sean más resilientes y más racionales en su consumo de energía (promover el acceso del mayor número, fomentar la movilidad sostenible, invertir masivamente en energías renovables, etc.).
  • Sin embargo, algunos países avanzan hacia esta transición energética mientras siguen dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles. Por ejemplo, el 72% de los nuevos proyectos de centrales eléctricas de carbón del mundo se encuentran en China (por un equivalente de 250 GW), mientras que Pekín ha aprobado la construcción del equivalente de dos nuevas centrales eléctricas por semana de aquí a 2022.
Notas al pie
  1. Urgent climate action can secure a liveable future for all, IPCC Press Release, 20 de marzo de 2023.
  2. SYNTHESIS REPORT 2 OF THE IPCC SIXTH ASSESSMENT REPORT (AR6), GIEC, 20 de marzo de 2023.