Desde la visita de Nancy Pelosi a Taiwán el pasado mes de agosto, la relación entre Washington y Pekín no ha dejado de empeorar. Las tensiones alcanzaron su punto álgido a principios de octubre con la introducción de sanciones dirigidas a la industria china de semiconductores1.

  • Tras la visita de Pelosi, China había puesto fin a la asociación estratégica sobre el clima que permitió el Acuerdo de París de 2015, así como a algunos canales de comunicación militar. El Presidente de la Cámara de Representantes también fue objeto de sanciones.
  • Tras la última ronda de sanciones estadounidenses destinadas a aumentar los controles sobre las exportaciones de tecnología a China, Pekín sugirió que las represalias no estaban descartadas2.
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Inesperadamente, el encuentro entre los dos líderes al margen de la cumbre del G20 estuvo marcado por una desescalada que se refleja en los comunicados oficiales. En la conferencia de prensa, Joe Biden quiso tranquilizar declarando que «no habrá una nueva Guerra Fría».

  • Según la Casa Blanca, «Estados Unidos seguirá compitiendo vigorosamente con China», pero «Estados Unidos y China deben gestionar esta competencia de forma responsable y mantener líneas de comunicación abiertas»3.

Xi Jinping hizo hincapié en su tradicional postura sobre las diferentes pero coexistentes trayectorias de desarrollo: «Estados Unidos tiene una democracia con características americanas, y China tiene una democracia con características chinas, ambas de acuerdo con sus condiciones nacionales».

Estas inesperadas declaraciones marcan la reanudación del diálogo sobre los retos mundiales que no pueden avanzar sin Washington y Pekín, entre ellos la lucha contra el cambio climático y las cadenas de valor mundiales, cuyos desequilibrios golpean duramente a los países en desarrollo.

  • La declaración oficial china reconoce que: «En la actualidad, el estado de las relaciones entre China y Estados Unidos no se corresponde con los intereses fundamentales de nuestros dos países y nuestros dos pueblos. Tampoco es lo que la comunidad internacional espera de nosotros4.
  • En la COP 27 del pasado viernes, Biden afirmó que la acción climática es una «responsabilidad de liderazgo mundial», y pidió a los «países que están en condiciones de ayudar a los países en desarrollo», un mensaje dirigido a China, India y los principales contaminadores, cuyas emisiones de CO2 están aumentando.
  • Estados Unidos ha sido el país que menos ha contribuido al cumplimiento de los objetivos de financiación del clima, ya que sólo ha aportado el 19% de su cuota justa en 2020.

En cuanto a Taiwán, sin embargo, Xi fue categórico: «La cuestión de Taiwán es el núcleo de los intereses fundamentales de China, el fundamento de la base política de las relaciones chino-estadounidenses y la primera línea roja insuperable en la relación entre ambos países. La resolución de la cuestión de Taiwán es asunto que le compete sólo a China»5.