Esta entrevista, disponible en inglés en la página web del Groupe d’études géopolitiques, es un avance del próximo número de la revista GREEN, que se publicará bajo la dirección científica de Laurence Tubiana.

Mencionó varias veces en sus discursos que sus convicciones sobre la necesidad de actuar provienen de su infancia. ¿Cuáles son los orígenes de su visión del clima?

Cuando pienso en la primera vez que tuve interés por los temas medioambientales o en el momento en el que empecé a estudiar la crisis climática, recuerdo el año 2016 o 2017. En ese momento, mi padre era el presidente del Rotary Club de Bugolobi. Durante su presidencia, recuerdo que organizó una misión de plantación de árboles en diferentes comunidades de Uganda. Fue la primera vez que vi algo relacionado con el medio ambiente en mi familia.

Sin embargo, esta conciencia inicial no es realmente lo que me empujó a actuar. En ese momento, no había huelgas climáticas. Recuerdo haber disfrutado de las acciones, del hecho de que se plantaran árboles, pero no me involucré de manera activa. 

Más adelante, en 2018, empecé a investigar los retos a los que se enfrenta la población de Uganda. Entonces, me di cuenta del impacto del cambio climático en nuestras vidas y decidí hacer algo al respecto. A finales de 2018, veíamos las huelgas climáticas de Greta Thunberg en Suecia. Me inspiré. Organicé mi primera huelga para la primera semana de enero de 2019.

¿Cuáles son las señales más evidentes de la crisis climática en su país? ¿Qué es lo que le llama tanto la atención como para no poder ignorarlo? 

En Uganda, la deforestación es un tema muy importante porque tiene un profundo impacto en las comunidades: para muchas personas, es una fuente de ingresos; las escuelas dependen de la madera para cocinar. Sin embargo, lo que realmente me llamó la atención fueron las catástrofes que se están produciendo sobre todo al este del país: los derrumbes e inundaciones en las regiones de Bududa y Bundibugyo.

Por supuesto, ya había visto estos desastres en los medios de comunicación. Probablemente, la mayoría de los ugandeses han oído hablar de los derrumbes y de las inundaciones en Bududa, pero nadie veía realmente la urgencia de actuar ante esta crisis.

Probablemente, la mayoría de los ugandeses han oído hablar de los derrumbes y de las inundaciones en Bududa, pero nadie veía realmente la urgencia de actuar ante esta crisis.

VANESSA NAKATE

En el contexto geopolítico actual, ¿cómo superar esta situación en la que, por un lado, Europa pide más gas y petróleo por la guerra rusa en Ucrania y, por otro, la crisis climática es acuciante?

Para empezar, muchos países de África se enfrentan a un reto muy grande: sacar a la gente de la pobreza, incluida la pobreza energética. Millones de africanos no tienen acceso a la electricidad. Hay una verdadera presión sobre los Estados africanos. Por eso, los activistas siguen diciendo que los países del norte deben proporcionar a las naciones más vulnerables el financiamiento climático que necesitan con tanta urgencia. Para que tengamos una transición justa, el financiamiento climático debe dirigirse a las comunidades que están en primera línea de la crisis climática, para apoyar la mitigación y la adaptación, pero también debe dirigirse a ayudar a la gente a salir de la pobreza energética.

Los líderes africanos insisten en la necesidad de garantizar el acceso de la población a la electricidad, pero no tenemos los medios financieros para apoyar el desarrollo de las energías renovables a nivel local. En cambio, vemos que los países europeos invierten en infraestructuras de combustibles fósiles en el continente. Así que, en lugar de financiar el despliegue de las energías renovables, están financiando los combustibles fósiles. Éste es el reto que tenemos que afrontar.

Es importante destacar que el petróleo y el gas no son la respuesta para sacar a los africanos de la pobreza energética. Hemos visto el caso de Mozambique y Nigeria: la población no ha tenido acceso a la energía ni a la electricidad debido a la extracción de petróleo y gas.

Para que tengamos una transición justa, el financiamiento climático debe dirigirse a las comunidades que están en primera línea de la crisis climática, para apoyar la mitigación y la adaptación, pero también debe dirigirse a ayudar a la gente a salir de la pobreza energética.

VANESSA NAKATE

¿Cómo podemos evitar que lo que hemos identificado como solución perpetúe las injusticias que hemos visto en todos los sistemas económicos basados en la extracción de carbón, petróleo y gas? Por ejemplo, las estrategias para abandonar los combustibles fósiles en el transporte se basan en los vehículos eléctricos, que dependen de la extracción de muchos materiales y de una explotación de tierras más amplia.

Efectivamente, hablé de este entusiasmo por los vehículos eléctricos que no toma en cuenta el impacto medioambiental. Sin embargo, las consecuencias pueden ser aún más importantes, como el recurso del trabajo infantil, el abuso de estos menores o la discriminación hacia las mujeres que trabajan en las minas. Creo que lo que la gente tiene que entender es que no toda la acción climática es justicia climática. Tenemos que aplicar el concepto de justicia climática en todo lo que consideremos como una solución.

Incluso cuando se quiere construir una infraestructura fotovoltaica en una aldea o comunidad concreta, hay que involucrar a la gente. Necesitan saber quién se beneficiará de los paneles solares. Es necesario incorporar a la gente a la conversación en todos los niveles para hacerla partícipe de la acción climática. Y, por eso, creo que tenemos que hablar de justicia climática.

Cuando invertimos en vehículos eléctricos, tenemos que entender el precio que pagamos. ¿Quién sufre para que alguien pueda conducir y qué se puede hacer para acabar con ese sufrimiento? ¿Pueden fabricarse estos vehículos en un entorno en el que no se produzcan abusos ni violaciones de los derechos de las mujeres y los niños? Lo que puede parecer una acción climática en una comunidad puede ser una catástrofe climática en otra.

Lo que puede parecer una acción climática en una comunidad puede ser una catástrofe climática en otra. No toda la acción climática es justicia climática. Tenemos que aplicar el concepto de justicia climática en todo lo que consideremos como una solución.

VANESSA NAKATE

¿Cuál es el modelo de desarrollo del continente africano que usted defiende?

Décadas de extracción de combustibles fósiles no han ayudado a los 600 millones (y más) de personas del África subsahariana que carecen de acceso a los servicios básicos de electricidad. Los combustibles fósiles extraídos se exportan a los países ricos y la mayor parte de los beneficios van a parar a empresas extranjeras. La energía renovable instalada cerca del punto de uso ha demostrado ser mucho más eficaz para ampliar el acceso a la energía en las zonas rurales que la construcción de líneas de transmisión de electricidad producida a partir de gas o de carbón. Tampoco causan daños medioambientales (como la contaminación del aire) en las comunidades donde se construyen.

¿Qué papel debe desempeñar Europa? 

Europa tiene una enorme responsabilidad en la transición medioambiental de los países africanos. En el contexto de la guerra de Ucrania, lo que los líderes europeos deberían procurar es apoyar la transición a las energías renovables, no la transición a otras fuentes de suministro: hay que abandonar los combustibles fósiles y punto. No necesitamos sustituir los combustibles fósiles rusos por los africanos. 

Europa tiene actualmente dificultades con los precios de la energía, pero esto no significa que los países europeos puedan explotar más a África por sus reservas de gas. De lo que no se habla en Europa es que África también se enfrenta a los altos precios de la energía. Los altos precios del petróleo y del gas han reducido el acceso a la energía en los países africanos. En lugar de invertir de forma más egoísta en la extracción de nuestros recursos, Europa debe invertir en energías limpias. Ya sean los gobiernos, los bancos multilaterales de desarrollo o el financiamiento privado, necesitamos los recursos necesarios para llevar a cabo esta transición.

No necesitamos sustituir los combustibles fósiles rusos por combustibles fósiles africanos.

VANESSA NAKATE

¿Cómo debe posicionarse Europa frente a las ambiciones de China en el continente?

China intenta invertir en las infraestructuras de los países africanos. Europa debe hacer lo mismo, pero puede ayudar tomando la delantera en la transición ecológica. No estamos recibiendo suficientes inversiones adecuadas. El dinero fluye desde el extranjero para apoyar la infraestructura de los combustibles fósiles, pero África sólo recibe el 2 % de la inversión mundial en energía renovable, a pesar de que tiene el 39 % del potencial de producción de energía verde.

¿Es necesario que las comunidades tengan acceso directo al financiamiento? Por el momento, todo pasa por los gobiernos. Si las comunidades tuvieran acceso al financiamiento directo, ¿podrían optar por energía renovable descentralizada? 

Recuerdo que, cuando estuve en la COP26 en Glasgow, el año pasado, alguien dijo que el cambio se produce realmente a nivel comunitario, no a nivel de las COP. Cuando uno piensa realmente en lo que está ocurriendo en las comunidades, se da cuenta de los cambios que se están produciendo gracias al trabajo de los proyectos de campo. Sé que muchos activistas, sobre todo en África, están llevando a cabo diferentes proyectos para apoyar a sus comunidades, por ejemplo, en relación con el acceso al agua, a la electricidad, al saneamiento, a los proyectos educativos para mujeres y niñas, etcétera.

El reto es el acceso a los recursos necesarios para ampliar estos proyectos. Si se apoyaran las iniciativas lideradas por los activistas, sobre todo, a nivel financiero (pero también en términos de apoyo logístico, por ejemplo), creo que veríamos muchas más transformaciones mucho más rápido. Se necesita dinero o acceso al financiamiento para las comunidades que actualmente hacen un gran trabajo con muy pocos recursos. Pueden hacer mucho más si se les dan más recursos.

El 60 % del continente africano tiene menos de 25 años. ¿Qué papel desempeñarán los jóvenes en esta transición socioambiental?

Los jóvenes pueden desempeñar y desempeñarán un papel importante en la transición, pero hay que educarlos para que lo hagan. Millones de niñas siguen sin recibir una educación primaria completa en África subsahariana. Un número aún mayor no ha terminado la escuela secundaria. El proyecto Drawdown ha demostrado que la educación de las niñas es una de las formas más eficaces de reducir el impacto del cambio climático. Empoderar a las niñas económicamente y dentro de sus comunidades las hace más resistentes a los fenómenos meteorológicos extremos, reduce su dependencia de la agricultura de subsistencia, les enseña habilidades que pueden ayudarlas en tiempos de crisis y crea una nueva generación de trabajadores que pueden hacerse cargo de la transición a la energía limpia. Los jóvenes pueden impulsar esta transición, pero primero deben ser educados para ello.

Se necesita dinero o acceso al financiamiento para las comunidades que actualmente hacen un gran trabajo con muy pocos recursos. Pueden hacer mucho más si se les dan más recursos.

VANESSA NAKATE

¿Puede hablarnos un poco más de su visión de la educación y del proyecto Green School? ¿Cuál es su objetivo? 

Se trata de ayudar a la gente a entender la relación entre la educación y el clima, en especial, en relación con la educación de las niñas y la capacitación de las mujeres. Sabemos que, en muchas comunidades, las niñas y las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada por la crisis climática debido a la naturaleza de sus responsabilidades: mantener a sus familias, trabajar en una granja, recolectar agua. Las mujeres y las niñas suelen ser las primeras en sufrir las consecuencias de las catástrofes: los cultivos se secan; las granjas se destruyen; tienen que recorrer largas distancias para encontrar agua. Cuando los desastres climáticos empeoran, muchas niñas abandonan la escuela y muchas se ven obligadas a casarse.

Creo que, si queremos hacer frente a la crisis climática, debemos apoyar y garantizar que todas las niñas vayan a la escuela y que todas las mujeres se empoderen. Sabemos que, entre los cientos de acciones que podemos llevar a cabo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, una de las soluciones más eficaces es la educación, ya que contribuye a aumentar la capacidad de recuperación de las personas y de las comunidades y a reducir las desigualdades a las que se enfrentan tantas niñas y mujeres. Hoy, sabemos más sobre la relación entre la educación y la crisis climática. Ésa es una de las cosas en las que hemos estado trabajando para hacer conciencia de que ambas cosas van juntas.

En cuanto al proyecto de Green School, lo inicié en 2019. Consiste en instalar paneles solares y estufas ecológicas de leña en las escuelas de Uganda. El objetivo principal es apoyar la transición a las energías renovables, en especial, para los habitantes de las zonas rurales, y ayudar a las escuelas a reducir su consumo de leña. Como ya mencioné antes, muchos árboles se talan para obtener leña. Los profesores entienden el impacto de la deforestación, pero los alumnos no pueden estudiar si tienen hambre; así que tenemos que encontrar alternativas. Hasta ahora, hemos realizado instalaciones en veintinueve escuelas.

¿Cómo funciona para las personas? ¿Los jóvenes hablan de ello en sus grupos, familias o comunidades? La idea de tener una cocina limpia es una historia muy larga. La gente no los adoptó porque no los encontró útiles. ¿Diría que observa un cambio o un mayor apetito por avanzar en estas soluciones? 

Al principio del proyecto, hablamos primero con el director de la escuela, los profesores y con los alumnos. Les pedimos permiso para poner en marcha y desarrollar el proyecto, para no simplemente poner paneles solares en sus tejados. Siempre debe haber un diálogo.

Siempre hay mucha emoción, sobre todo, en las zonas rurales, porque los alumnos pueden ver el proyecto de principio a fin: cómo los paneles solares proporcionan la energía, la construcción de la estufa en el suelo de la cocina. Algunas de las escuelas con las que hemos trabajado no tienen nada de electricidad y los alumnos están contentos de poder leer, por fin, en sus aulas, a primera hora de la mañana si lo desean. Los profesores también pueden organizar clases extra por la tarde.

Creo que, si queremos hacer frente a la crisis climática, debemos apoyar y garantizar que todas las niñas vayan a la escuela y que todas las mujeres se empoderen.

VANESSA NAKATE

Luego, solemos volver a los establecimientos donde hemos trabajado antes para ver cómo van las cosas. Hemos recibido muy buenos comentarios, en especial, sobre cómo han reducido el uso de leña y, por lo tanto, los costos. Algunos directores de escuela que no participaron en el proyecto también nos han llamado porque han recibido testimonios de escuelas que utilizan estos sistemas verdes. Yo diría que hay más gente que entiende el impacto.

¿Cuáles son sus expectativas para la COP27? Los expertos hablan de la COP africana, pero ¿cómo podemos obtener el mejor resultado posible?

En primer lugar, el cambio climático es más que el tiempo, más que las estadísticas, más que los datos. El cambio climático tiene que ver con las personas. Por eso, cuando hablamos de la COP africana, es importante saber que, para que sea verdaderamente africana, debe implicar algo más que el hecho de que se desarrolle físicamente en suelo africano. Una COP africana debe implicar a los africanos que sufren, que están al frente de la crisis climática.

Creo que hay muchas cuestiones que deben abordarse en cuanto a la COP27, cuestiones como las pérdidas y los daños. Sabemos que el cambio climático está poniendo a muchas comunidades, a muchas personas, en situaciones en las que ya no pueden adaptarse. No podemos adaptarnos a culturas perdidas, a historias perdidas, a islas perdidas. Esto es lo que está haciendo la crisis climática. Está causando pérdidas y daños a las comunidades de África y del sur global. Éstas experiencias son las que hay que contar; estas voces son las que hay que escuchar.

En segundo lugar, es esencial exigir y liberar fondos para la mitigación y la adaptación. Además, también es necesario crear un fondo independiente para las pérdidas y daños que ya se están produciendo. Esto es responsabilidad de los países del norte. Se prometieron cien mil millones de dólares, pero no se han desembolsado.

Una COP africana debe implicar a los africanos que sufren, que están al frente de la crisis climática.

VANESSA NAKATE

En este momento, es importante que la gente sepa que estos cien mil millones de dólares ya no son suficientes para las comunidades que están en primera línea de la crisis climática. Éstas son las cuestiones que realmente deben abordarse en la COP27. Éstas son las historias que hay que contar, pero… ¿quién va a contar estas historias?

¿La COP es el lugar adecuado para que se escuchen estas voces?

Durante mucho tiempo, África ha estado a la vanguardia de la crisis climática, pero no en las primeras páginas de los periódicos internacionales. En este momento, la COP es uno de los únicos espacios donde se escuchan estas voces, por lo que es un espacio importante. Sin embargo, no está produciendo los resultados que necesitamos. No podemos confiar únicamente en este espacio para obtener los resultados que deseamos. Los gobiernos y las empresas deben empezar a asumir la responsabilidad de acelerar la transición ecológica.

¿Cuáles son las mejores formas de hablar del cambio climático hoy en día? ¿Qué narrativas deben adoptarse? ¿Qué visiones de futuro hay que proponer?

Todo está relacionado con la crisis climática actual. En África, la crisis energética, el hambre, la deuda y, por supuesto, los fenómenos meteorológicos extremos se agravan por la extracción de combustibles fósiles y por el cambio climático. Tenemos que explicarle a la gente las interrelaciones que causan inestabilidad en nuestra vida cotidiana.

Sin embargo, las soluciones también están vinculadas con esto. La educación universal es una solución para proteger a la población de la crisis climática, pero también para el desarrollo y la mejora de la vida. La energía limpia reduce nuestras emisiones, pero también significa una energía más barata y confiable, sin las consecuencias para la salud de la contaminación atmosférica.

Todo está relacionado con la crisis climática actual. Tenemos que explicarle a la gente las interrelaciones que causan inestabilidad en nuestra vida cotidiana.

VANESSA NAKATE

Hay que explicarlo mejor. No lo hacemos lo suficientemente bien y hay voces que llenan el silencio diciendo que necesitamos más combustibles fósiles para resolver nuestros problemas.

¿Qué le parece esta exposición y su visibilidad? 

La visibilidad implica muchas cosas. A veces, puede acarrear mucha presión. A veces, conlleva mucha responsabilidad. A veces, sólo hay que trabajar mucho. Sin embargo, si vemos el panorama general, la visibilidad que tengo me permite hablar de los retos de nuestras comunidades. Con esta visibilidad, puedo contar las historias y experiencias de quienes están en primera línea de la crisis climática.