Durante el confinamiento por Covid en Shanghái, una empresa china de marketing (青年志) que intenta conectar a las marcas con los jóvenes, le pidió a sus lectores que compartieran sus pensamientos y experiencias sobre la situación. David Ownby ha seleccionado fragmentos de estos textos1. Confirman que la gente de Shanghái es muy consciente de lo que está sucediendo, a pesar del confinamiento y a pesar de los esfuerzos de la propaganda para dar un giro positivo a las cosas.  

Las observaciones son interesantes por lo que revelan sobre la textura de la vida en este momento de crisis en Shanghái, y por cómo los jóvenes se enfrentan a ella.

Se organizan en torno a los temas de la comida, las mascotas y el aislamiento, pero también a los grupos de WeChat que han surgido espontáneamente a medida que los edificios y los barrios confinados intentan hacer frente a las frustraciones y los desafíos de la situación.

Estos jóvenes de Shanghái se muestran alternativamente ensimismados y desinteresados, enojados y resignados, aburridos y dispuestos a seguir adelante. A veces inquietantes, crudos, a menudo desilusionados, siempre angustiados, estos fragmentos captan la atmósfera de una ciudad de 25 millones de habitantes que ha caído en un ataque de nervios.

Mientras el gobierno central sólo está empezando a aflojar el tornillo, nos pareció importante escuchar estos testimonios.

Shanghái, République populaire de Chine, avril 2022

@ZYxiatalk

A un día de cumplir un mes entero en casa.

Hay casos confirmados en mi edificio que han sido puestos en cuarentena en otros lugares, así como ocho familias que dieron positivo y ahora están aisladas en su casa.

La primera vez que me preocupé fue el 30 de marzo. Estaba tan ocupado en el trabajo que no tuve tiempo de prestar atención al Covid. Llamé a mis padres y me recordaron que debía abastecerme de verduras en escabeche, huevos y fideos instantáneos. Así que abrí la aplicación de entrega en mi celular, seleccioné algunas cosas y le di a «enviar», pero el mensaje volvía a ser «artículo no disponible» o «tienda cerrada». Esto ocurrió cinco veces, y de repente me empezó a entar el pánico… Entonces di clic en las aplicaciones de Taobao y JD2, y me di cuenta de que los fideos de arroz, el yogur y los platos de arroz prehechos que había pedido el 20 de marzo aún no habían sido enviados… Parecía que no iba a recibirlos antes de que confinaran mi edificio.

Pasé el resto del tiempo tumbado o durmiendo para no quemar más calorías.

Volví a entrar en pánico cuando me di cuenta de que realmente no tenía mucho que comer en casa. Como no sé cocinar, tengo la costumbre de comprar comida prehecha y fideos instantáneos, y todavía tenía algo de eso. La noche del día 2, me di cuenta de que, aunque sólo hiciera una comida al día, mis reservas sólo durarían hasta el fin de semana. Así que durante todos los días del Festival Qingming3, sólo comí una vez al día y pasé el resto del tiempo tumbado o durmiendo para no quemar más calorías. ¡Ah, sí!, el primer día de la fiesta era también mi cumpleaños, pero por supuesto que no había forma de comprar un pastel. Más triste aún fue que mi única comida de ese día fue una sopa de fideos con un poco de verduras y salchichas…

Al igual que sucedió con la escasez que salió en las noticias y llamó la atención de todo mundo, el barrio en el que vivo estaba teniendo problemas de abastecimiento, así que los residentes tomaron la iniciativa de comprar cosas por su cuenta. Sin embargo, el administrador del edificio y los guardias de seguridad se negaron a dejar que se hicieran las entregas y se amontonaron en la puerta para impedir que las recogieran. Nuestro edificio ha tenido casos positivos durante mucho tiempo, pero el mensaje ha sido siempre: no compren cosas por su cuenta, no añadan problemas al gobierno, los edificios donde la gente ha dado positivo no pueden esperar que se les entreguen cosas.

© SOPA Images/SIPA

@zongcheng

En marzo, el precio de los alimentos subió como la espuma, y lo que normalmente cuesta 20 ó 30 RMB (unos 3 ó 5 dólares) pasó a costar 80 (unos 13 dólares). La oferta no podía satisfacer la demanda, y las tiendas de comestibles abrían a las seis de la mañana y por la tarde ya estaban vacías. Nos planteamos el peor de los escenarios y decidimos que debíamos almacenar suficientes provisiones para dos semanas o incluso un mes. Tener suficiente comida se ha convertido en una manta de apego para la gente común y corriente. Durante la epidemia, cocinar se ha convertido en una especie de estrategia de supervivencia, porque nunca sabes cuándo vas a tener que aislarte, así que, si sabes cocinar y tienes provisiones, te sientes un poco mejor.

Mi novia y yo comparamos la vida útil de diferentes verduras. Zanahorias, rábanos, papas, coles, tomates… Vemos lo que dice internet, sólo por diversión, pero también hacemos nuestros propios experimentos. Por ejemplo, ponemos algunos tomates en una bolsa de plástico, otros en el refrigerador y otros a la sombra, sólo para ver cuáles duran más. Si la vida te da limones, aprende a hacer limonada.

Cuando cerró Puxi, tuvimos que quedarnos en casa, pero seguimos levantándonos a las seis de la mañana para conseguir comida por internet. Hema estaba cerrada, así que probamos con Dingdong [ambas son tiendas de comestibles], y cuando eso dejó de funcionar, pagamos una membresía de 30 RMB (aproximadamente 5 dólares) por tres meses. El abono nos permite hacer media hora de compras, y compramos yogur Classy-Kiss, brotes de espinacas, bok choy de Suzhou, ajo de piel morada, fideos de caracol orgánicos y rollos de ternera grasos congelados. No pudimos conseguir espinacas orgánicas, lechuga orgánica, tomates japoneses, alitas de pollo ni wantons de carne o camarón, todo eso estaba agotado.

Según mis estadísticas, las palabras y frases más frecuentes en nuestro grupo de WeChat son: «las cosas son difíciles, gracias, victoria, resultado positivo de la prueba, consideración, y no crear más problemas para todos».

Es como vivir con un temporizador, y levantarse a las seis te hace pensar que estás entrenando para el ejército. Las calles están vacías, los vecinos siguen discutiendo, ni una palabra en Instagram [lit. «Little Red Book», un equivalente chino de Instagram] desde hace años y Weibo está muerto.  La sirena de la ambulancia parece especialmente ruidosa, pues no necesita compartir el escenario con nada más.

Al escuchar a los propietarios gritarle a la gente que «no eran lo suficientemente considerados», me di cuenta de que estaba de vuelta en el barrio. Esto significa que no sólo conozco el número de algunas personas que viven en el edificio y la dirección de WeChat del administrador del mismo, sino que también sé que los propietarios y los inquilinos reciben un trato diferente. Así que, cuando te confundes porque hablan de compartir «bolsas de verduras» en WeChat y a ti no te toca nada, es porque eres inquilino, no propietario. Y cuando pides en WeChat que todos reciban el mismo trato, seguro que habrá una anciana que se apresure a decirte: «¡Sé considerado, no seas egoísta!». Pero si es ella la que no recibe su bolsa de verduras, dice: «¡Ésa es mi comida!  ¿Por qué no me han dado mi comida?».

Participar en esas discusiones de WeChat fue una lección práctica para entrar en «mejor contacto» con mi barrio. Como no abandoné mis «estudios» durante el aislamiento, hice «trabajo de campo» en mi barrio, lo que le aportó un poco de diversión a mi vida, por lo demás aburrida. El barrio les daba muslos de pato a los propietarios pero no a los inquilinos, y éstos se quejaban y pedían un trato igualitario. Algunos decían que había que hacer concesiones a los trabajadores del barrio. Los inquilinos dijeron que son dos cuestiones distintas, y que nadie quiere ser discriminado. Alguien más dijo que había que mirar el panorama completo, que debíamos esperar que el Covid se fuera y no preocuparnos por si teníamos muslos de pato. Los inquilinos insistieron en el respeto, y los trabajadores trajeron más muslos de pato. Salió un pacificador y dijo que esto es duro para todos, y que deberíamos ser indulgentes los unos con los otros. Al día siguiente, una anciana criticó a los inquilinos por no entender las dificultades de los propietarios, y usó palabras que a algunos les parecieron impropias, pero cuando se lo señalaron, la anciana les dijo: «¡Es una falta de respeto interrumpir!».

Según mis estadísticas, las palabras y frases más frecuentes en nuestro grupo de WeChat son: «las cosas son difíciles, gracias, victoria, resultado positivo de la prueba, consideración, y no crear más problemas para todos».

© Costfoto/Sipa USA

@qiudaoyu

Una col cuesta 25 RMB (aproximadamente 4 dólares) en la tienda de abarrotes.

Esta mañana, pasé 40 minutos entre las 8 am y las 8:40 am apretando repetidamente el botón de pago en Hema, porque leí en algún lado que acabaría funcionando si lo seguía apretando. Cuando lo logré, no podía creerlo.  Dios mío, 40 minutos, todo un periodo de clase, y no hice nada, sólo apretar el botón una y otra vez. Si tan sólo tuviera este tipo de energía en la clase de matemáticas.

Entonces busqué «comprar comida» en Weibo para ver si eso podría ser una solución, vi un post que decía: «Parece que no puedo comprar comida porque mis capacidades para la vida son bajas y no tengo provisiones; soy demasiado lento en mi forma de hacer las cosas, lo que significa que nunca conseguiré comida; es porque el lugar donde vivo es de un nivel demasiado bajo y la comunidad no envía suficiente comida; mi estatus es demasiado mísero y no tengo forma de conseguir comida». Fue doloroso leerlo, y aunque yo no me denigraba a mí mismo, durante los 40 minutos que pasé pulsando el botón de Hema, sentí cierta afinidad con esa persona. Seguramente me esforcé bastante, porque me levanté a las 5:58 de la mañana, aunque odio madrugar, pero seguí sin conseguir comida.

Cuando estaba en la cola para una prueba de Covid a mediodía, miré mi teléfono y encontré un mensaje en un grupo de amigos que alguien había enviado antes: «No es culpa tuya que tengas que levantarte a las seis para conseguir comida, y no es culpa tuya que no puedas conseguir comida aunque te levantes a las seis. Las dificultades de una época nunca son culpa de un individuo. Espero que todos puedan controlar sus emociones. Respiremos hondo».

Quise reenviárselo al tipo cuyo mensaje había leído esa mañana.

Aislamiento: Encerrado como un animal enjaulado

@qilin

Distrito de Putuo, Shanghái, 24 días aislado en la escuela, autoparálisis.

Mi ansiedad proviene de una experiencia psicológica contradictoria. Por un lado, me siento como un animal enjaulado a merced de las disposiciones de mi escuela, tanto razonables como irrazonables, pasando mecánicamente mis días en el nivel más bajo posible de la vida. Al mismo tiempo, cuando me comparo con la inmensa cantidad de gente que no puede conseguir comida o tratamiento médico, me avergüenzo porque parece que realmente no tengo nada de qué quejarme.

Sin embargo, no puedo evitar preocuparme; esta vez tengo refugio, pero ¿qué pasará la próxima vez? ¿Qué haría si me quedara sin refugio? Mi ansiedad se dirige más bien hacia el futuro, o hacia el vacío que podría traer el futuro. Ante esa ansiedad, sólo puedes practicar la negación perdiéndote en el trabajo o en el estudio, hasta el punto de obsesionarte con el trabajo que tienes entre manos, con la esperanza de captar una sensación de «vivir el momento». Si estás tan ansioso que no puedes dormir, entonces no duermas, y mejor lee novelas de ciencia ficción o ve películas de ciencia ficción, algo que redirija tu atención hacia el universo.

@zheyi

Llevo 20 días aislado en casa, pero tuve un pequeño descanso en medio para ir a la tienda a comprar comida, y el precio de una col era de 25 RMB (aprox. 4 dólares).

En realidad, estaba bastante contento con el hecho de quedarme en casa, pero durante este periodo me sentí inusualmente mal en términos psicológicos. Al mismo tiempo, soy muy consciente de que hay muchas personas en esta ciudad en peores circunstancias que yo, y el dolor que sentí como superviviente es tan leve que apenas merece la pena mencionarlo.

Mi ansiedad se dirige más bien hacia el futuro, o hacia el vacío que podría traer el futuro. Ante esa ansiedad, sólo puedes practicar la negación perdiéndote en el trabajo o en el estudio, hasta el punto de obsesionarte con el trabajo que tienes entre manos, con la esperanza de captar una sensación de «vivir el momento».

Así que discutí conmigo mismo sobre por qué la gente utiliza los estándares más bajos en cuanto a las exigencias que le hacen a la vida, pero al mismo tiempo me siento desesperado y culpable por sufrir en un momento en el que, al menos temporalmente, estoy en buena forma, tengo mucho que comer, y ni mi trabajo ni mi situación de horas extras se han visto afectados.

Tuiteé estos cambios de humor y sus consecuencias, y alguien en internet que no tenía ni idea de lo que estaba hablando me contestó durante la noche, diciendo: «No utilicemos las comparaciones para negar la validez del dolor. Dolor es dolor, cuídate».

@Ihadalittletodrink

Distrito Changning, Shanghái, la escuela cerrada durante 24 días, el edificio cerrado por más de diez días.

Ya no me preocupa sólo la vida cotidiana, sino también el hecho de que estoy empezando a sentirme entumecida. Cuando la escuela se cerró por primera vez, todavía podía moverme libremente por el campus, y podía ver que cuando salía el sol, los estudiantes estaban haciendo picnics, tocando la guitarra, leyendo, jugando juegos de misterio o fútbol. Parecía como si todo fuera muy normal, excepto que no se hacía ninguna entrega. Mirando ahora hacia atrás, cualquier ansiedad que la gente sintiera entonces estaba por debajo de la superficie.

De repente, desarrollé una adicción a los fideos instantáneos -aunque no suelo comerlos más de cinco o diez veces al año- y acabé visitando mucho el Supermercado de la Educación4 y comiendo mucha botana por la noche, pero siempre era un volado. A veces las estanterías estaban vacías y al día siguiente volvían a estar llenas, con cajas sin abrir apiladas en los estrechos pasillos. Por aquel entonces, solía subir fotos y hacerles bromas a mis amigos. Durante unos diez días, viví únicamente de fideos instantáneos, explorando varios sabores con diferentes tipos de huevos marinados y salchichas.

Entonces, un día, el sol brillaba y me levanté temprano para terminar de lavar mis montones de ropa sucia, y después de airear mi edredón decidí ir a la cafetería por algo de comida. Al volver vi un gatito perezoso. Me di cuenta de que mi adicción a los fideos durante ese tiempo era una especie de venganza alimenticia5. Al mismo tiempo, mi rutina era caótica y discontinua. Un cuenco humeante de fideos instantáneos era, en cierta medida, mi opio espiritual. Utilizaba los fideos para compensar mi rutina, que estaba completamente desincronizada con el horario de la cafetería.

Mascotas: Una gran fuente de estrés

Una noche, la escuela notificó a todo mundo que había habido algún tipo de problema con las pruebas, y después de apresurarme para volver a mi dormitorio, el edificio estaba completamente cerrado. Ahora ya no podía ocultar mi ansiedad y mi miedo, y dejé de fingir que el cierre de la escuela no había tenido un gran impacto en mi vida. Con la ventaja de la retrospectiva, también descubrí que mi periodo se había retrasado dos semanas. Ahora no sé cuándo me van a  despertar del sueño para una prueba de Covid, cuándo mi corazón latirá anormalmente rápido después de despertar de un sueño, cuándo terminará por fin el encierro… y mis conocimientos sobre el mundo provienen todos de rumores poco fiables.

Mascotas: Una gran fuente de estrés

© Costfoto/Sipa USA

@Summer

Quinto día sin poder salir de casa.

Como me gusta estar en el mundo, a las 2 am de aquella noche en que cerrarían la ciudad a las 3 am, salí de mi barrio para pasear a mi perro. Durante los días previos al confinamiento, pasé un par de horas repartiendo comida a viejos y nuevos amigos por toda la ciudad.

No me preocupa lo que me podría pasar si diera positivo, pero sí me preocupa lo que le podría pasar a mi perro, si sería «eliminado». Hablar de «sacrificar» a las mascotas me produce escalofríos, porque es tratar a las mascotas como si fueran objetos, y no miembros de la familia, o incluso la vida misma, para algunas personas. Esto no tiene ningún sentido. Es como si la gran crisis de la pandemia afectara realmente a toda la «humanidad», pero dejara de lado a los animales. Cuando todo internet estalla por la precaria situación de los bebés en Shanghái, ¿te atreves a hablar de tu perro? Me parece que hay una gran incertidumbre en los métodos que la gente está utilizando para intentar salvar a sus mascotas, y en las últimas interacciones con los voluntarios de seguridad he llegado a comprender que ellos también están en una situación difícil, y su habitual calidez y amabilidad han desaparecido de repente… No puedo pensar que me darían una salida, así que todo depende del destino (tanto para mí como para mi perro)6.

@fanxi

Mi principal ansiedad durante la epidemia es mi gata, y la siguiente es el desastre humanitario que está creando la epidemia.

Una noche me enteré de que mi edificio iba a ser confinado para las pruebas. Muchas gracias por el 2+7 [dos días de aislamiento en casa, 7 días restringidos al barrio]. Esa noche, empecé a preocuparme frenéticamente por lo que le pasaría a mi gata si yo daba positivo, y por mi mente pasaron todo tipo de posibilidades realistas y dolorosas. Me di cuenta de que podría perder a mi gata, que podría ser sacrificada o, si tenía suerte, que podría quedarse en el departamento, donde podría morir de hambre o ser envenenada como resultado de la esterilización… Todo dependía de la suerte, pero sabía que no podía contar con la suerte, y que si una de esas posibilidades llegaba a suceder, me derrumbaría de verdad.

No me preocupa lo que me podría pasar si diera positivo, pero sí me preocupa lo que le podría pasar a mi perro, si sería «eliminado».

Esa noche fue la más estresante. Después de que hicieran las pruebas, desinfectaron como locos la zona de entrada del edificio, y yo empecé a pedir ayuda a la gente de mi grupo local de WeChat, y rápidamente reuní mucha información. Me pasé la noche al teléfono llamando a cualquier pariente o amigo que se me ocurriera, y reuní tres posibilidades en caso de que el escenario en el que «yo o mi compañero de departamento diéramos positivo» se cumpliera realmente. Añadí a una joven que no conozco del grupo de apoyo a las mascotas que podría llevarse a mi gata, e identifiqué como respaldo al dueño de una tienda de mascotas a la que iba a menudo y del que la gente decía cosas buenas en las secciones de comentarios. Al mismo tiempo, me puse en contacto con dos amigos cercanos por si las dos primeras personas también acababan encerradas o en cuarentena. Estaba casi listo para llevarles a mi gato incluso antes de que llegaran los resultados de la prueba.

Finalmente, el resultado fue negativo y me sentí tan aliviado como si me hubiera librado de la parca.

@jason678678

中国上海,跪着的人#上海

♬ 原聲 – Tik Toker

@miaoxiang

Tengo una amiga con casos positivos en su barrio, y tiene una mascota. Le preocupaba que, si daba positivo, su mascota pudiera ser «eliminada», así que empezó a buscar a alguien que se quedara con ella, y se puso en contacto conmigo. Mi primera reacción fue ayudarla, pero después de hablar por teléfono, dudé, porque pensé que si ella daba positivo, entonces su mascota también podría estar enferma y podría infectar a nuestras dos mascotas. Además, no vivo sola, y hay gente en mi casa que no está vacunada, por lo que todo esto podría afectarles…

Así que mi decisión en ese momento fue: vamos a tratar de obtener respuestas a algunas de estas preguntas y ver cómo las autoridades manejan las cosas. Le pedí que me pusiera como persona de contacto de reserva, de modo que si daba positivo y necesitaba depositar a su mascota en algún lugar inmediatamente, yo pudiera ir a recogerla para evitar que la mataran, y luego averiguar dónde alojarla o cómo llevarla de vuelta a casa una vez que todo estuviera desinfectado. Pero no me llevaría a la mascota antes de un resultado positivo… Sigo sintiéndome incómoda con esto y temo que sólo haya una oportunidad, porque yo también podría quedarme encerrada, y si no pudiera salir de mi casa, entonces la propia vida de la mascota podría verse directamente afectada por no haber tomado una decisión a tiempo.

Le pedí que me pusiera como persona de contacto de reserva, de modo que si daba positivo y necesitaba depositar a su mascota en algún lugar inmediatamente, yo pudiera ir a recogerla para evitar que la mataran, y luego averiguar dónde alojarla o cómo llevarla de vuelta a casa una vez que todo estuviera desinfectado. Pero no me llevaría a la mascota antes de un resultado positivo…

Éste es sólo un pequeño ejemplo, y tal vez no sea muy representativo, pero lo que quiero decir es que todo el mundo está tomando decisiones contradictorias como ésta en estos momentos, y algunas personas acaban inevitablemente siendo «egoístas» y convirtiéndose en personas indiferentes, que es lo último que necesita nuestra sociedad, y todo el mundo tiene miedo de convertirse en una de estas personas o de encontrarse con una de estas personas.

Pero, ¿dónde podemos encontrar valor? ¿El valor para no tomar decisiones «egoístas» llegado el momento? ¿El valor para asumir más riesgos, para tener más empatía y preocupación por los dilemas de los demás? ¿La valentía proviene de la bondad y la generosidad personales, o de algún otro lugar? No sé realmente la respuesta, pero sí sé que no basta con apelar a nuestra valentía, ni tampoco basta con nuestra bondad básica. Por ejemplo, en el entorno y el sistema del centro de cuarentena de Nanhui, extremadamente pobre en recursos7, todo el mundo se convierte en un animal que sólo ve por sí mismo, así que ¿dónde está la compasión? Un entorno y un sistema así sólo pueden hacer aflorar la «maldad» de la naturaleza humana.

Ruptura: La realidad e internet están igualmente fracturados

© Xinhua/Ding Ting

@kongtiaoxulun

Distrito de Changning, Shanghái

14 días aislado en casa (con dos salidas para comprar comida), tumbado y enojado.

Mi ansiedad proviene de mi enojo con el pésimo gobierno, y no de mis circunstancias personales. Tengo suficiente para comer y beber, vivo solo y consumo poco, y puedo jugar en casa, así que podría seguir así indefinidamente. Pero esto se debe a que tengo suerte y no tengo nada que perder: no tengo hijos que me puedan arrebatar para que hagan la cuarentena solos en cualquier momento, no hay parientes que necesiten diálisis o quimioterapia, no tengo padres ancianos que no sepan usar el teléfono celular para conseguir comida, ni perros ni gatos que puedan morir de repente, no hay fábricas que no puedan pagar impuestos o salarios, así que no hay que preocuparse por ninguna mercancía que se pudra en el almacén… Por lo tanto, mientras no haya una pérdida repentina de agua o electricidad, o daños en los aparatos eléctricos en casa, la vida puede seguir como siempre. Pero para otras personas a las que les ocurre cualquiera de estas cosas, es una catástrofe. Intento aliviar mi ansiedad manteniéndome desconectado el mayor tiempo posible, porque después de cinco minutos conectado me quedo enojado todo el día. Internet está lleno de mentiras diseñadas para encubrir lo que realmente sucede, y realmente no quiero hablar de ello.

@xiaoli

Distrito de Putuo, Shanghái, aislamiento en casa durante nueve días, haciendo todo lo posible por mantener la normalidad.

No estaba ansioso al principio porque ya había estado en aislamiento antes. Esto fue en Beijing en 2020, que fue el peor año de la epidemia. En 2021, estuve en cuarentena en Shanghái durante más de una ronda de 2+12 [dos días de aislamiento en casa, 12 días restringidos al barrio]. Así que, cuando empezó el aislamiento, no estaba tan preocupado.

Mientras no haya una pérdida repentina de agua o electricidad, o daños en los aparatos eléctricos en casa, la vida puede seguir como siempre.

El 1 de abril, los servicios de entrega se detuvieron, pero en ese momento pensé que tal vez fuera sólo por un par de días. Sin embargo, las cosas no mejoraron, y el 5 de abril, ayer, cuando se suponía que iban a salir los resultados del aislamiento de Puxi, finalmente me di cuenta de que las cosas eran mucho más graves de lo que había imaginado, y mi teléfono estalló con noticias. Como últimamente he comido mucho aceite de chile y fideos, se me agravó la úlcera, y empecé a sentir pánico. Intento distinguir cuidadosamente mis emociones, así que no estoy enojado per se, pero realmente no entiendo cómo las cosas han salido así, está más allá de mi imaginación.

Tal vez sea un poco cobarde, en cuyo caso una persona realmente valiente podría tratar de averiguar los pormenores de la situación y decidir alguna forma de expresarse y tomar medidas. Pero por el momento me estoy concentrando en mi vida diaria. Desde anoche hasta ahora, me he mantenido ocupado con el trabajo y el estudio. Apagué las notificaciones de varios grupos de WeChat del barrio y sólo las vi de vez en cuando. Entierro la cabeza en la arena para no oír el sonido del llanto, ya venga de lejos, de la puerta de al lado o de mí mismo. Quiero evitar estar muy sensible, porque la pandemia ya nos quitó demasiadas cosas y tenemos que luchar para conservar lo que todavía tenemos.

@meiyangyang

Distrito de Baoshan, en casa durante seis días, perdiendo gradualmente la vitalidad.

La sensación de estar aislado comenzó incluso antes del confinamiento, el 29 de marzo, tres días antes del cierre de Puxi.

Mi grupo de WeChat ya estaba lleno de pánico por no poder comprar comida en Puxi, y en internet había incluso videos de peleas en los supermercados. Aunque mi refrigerador estuviera lleno, cogí las bolsas de la compra y salí. Cuando llegué al mercado de los agricultores, me sorprendió ver que había muchas verduras, bastante carne y todavía una buena variedad de frutas. De camino a casa, vi a muchas personas mayores haciendo una larga cola frente a una tienda de dim sum, como suele ocurrir en Shanghái. Lo que noté, sin embargo, fue que sus bolsas de la compra no estaban desbordadas como las mías.

Estaba confundido, porque parecía que había una gran distancia entre el mundo online y la vida real. Confío en internet para informarme, pero la información viene acompañada de emociones extremas. La vida real parece más armoniosa y mesurada, pero eso es porque hay muchas cosas que no se ven. Tratar de encontrar el punto medio me ha dejado perplejo.

Luego vino la historia de las trabajadoras mayores expulsadas de sus casas8, múltiples incidentes de personas que murieron, gatos que murieron a causa del virus… Esta serie de tragedias ha continuado hasta hoy, 7 de abril. Además de los incidentes en sí, me preocupa mucho el papel y la actitud de los internautas. Si prestas atención, observarás que las secciones de comentarios se llenan primero de declaraciones inhumanas y extremas, y sólo después aparecen voces más amistosas y racionales que acaban por tomar la delantera.

Charlando con amigos, nos dimos cuenta de que no podemos encontrar respuestas a todas nuestras preguntas en nuestras burbujas online, porque el mundo online parece estar dividido en dos bandos en una especie de guerra intelectual o cultural, mientras que yo y mucha gente que no parece muy diferente a mí ocupamos extremos opuestos del espectro.

Expectativas: Las expectativas del mundo se convierten en «destrucción»

© Xinhua/Fang Zhe

@Ihadalittletodrink

«Nuestra respuesta al mundo: Gatos y Perros

Nuestras expectativas del mundo: Destrucción»9

Este es un chiste que solíamos compartir mis amigos y yo. Esta epidemia no sólo ha destrozado mi imagen de Shanghái, sino que también ha activado mi profundo sentimiento de pesimismo. A veces no puedo evitar pensar que deberíamos dejar que el mundo se destruyera solo, porque ya es un infierno. Hay muchas veces en las que sólo necesito «volverme loca» (buscar en Google «literatura loca»)10 para resistir la presión emocional que viene del choque entre mi razón y lo absurdo del mundo.

Charlando con amigos, nos dimos cuenta de que no podemos encontrar respuestas a todas nuestras preguntas en nuestras burbujas online, porque el mundo online parece estar dividido en dos bandos en una especie de guerra intelectual o cultural, mientras que yo y mucha gente que no parece muy diferente a mí ocupamos extremos opuestos del espectro.

Hablamos mucho, pero siempre evitamos las cosas de las que realmente tenemos que hablar.  También hacemos mucho, pero somos como hormigas huyendo de los pies de Buda. Ser pesimista no es algo de lo que haya que avergonzarse, y ni el consomé de pollo ni las grandes frases me convencerán de lo contrario. Ya saben, amigos, que nunca quisimos la eternidad ni la grandeza, sino sólo la paz, la salud, un sueño tranquilo: bastaría con hacer la vida un poco mejor.

@Carol

Las cosas que esta epidemia ha revelado sobre la sociedad que me hacen sentir más desesperada son la evidente brecha entre ricos y pobres y las crecientes divisiones de clase. Las «élites» que viven en inmuebles de alta gama junto al río Huangpu viven en un mundo completamente diferente al de la «gente común» en sus viejas y estrechas viviendas, tanto en términos de superficie habitable como de acceso a los bienes. La pandemia ha puesto ante nuestros ojos las desigualdades de ingresos y poder entre ricos y pobres. Lo que la gente dice en internet es que su sueño es ganar suficiente dinero para vivir en los barrios de lujo.

Pero desde la perspectiva del desarrollo saludable de la sociedad en su conjunto, está claro que ése no es el camino. Si lo que todo el mundo quiere en la sociedad es subir a la cima y dejar atrás la realidad, entonces ésta será una sociedad fría, sin esperanza. Cuando llega el momento de afrontar juntos los retos difíciles, las personas de una sociedad deben unir sus fuerzas para resolver la cuestión y deben emprender una reflexión colectiva; sin duda, ésa es la manera de mantener una sociedad sana. Así es como protegemos a los ancianos que viven en los callejones y no saben usar el celular para que estas personas marginales no se mueran de hambre en 2022.  (¿Qué clase de sociedad les dice a los jóvenes que no pueden conseguir comida que se culpen por ser incompetentes, por no tener recursos o conexiones, o hace que los ancianos que no saben usar celulares se disculpen por causar problemas? Esto me deja sin palabras).

 Vi otra cosa que me ha hecho pensar: los hospitales de cuarentena buscan personal de limpieza, al que pagarán 1200 RMB al día (aprox. 190 dólares), siempre que trabajen al menos un mes. Una persona con la que trabajo, un ricachón que vive junto al río, se junta con sus vecinos para que los camiones refrigerador les lleven comida a su edificio, y el platillo de mariscos más barato es de 1750 RMB (aprox. 250 dólares). Entristece saber que los más desfavorecidos de entre nosotros sean los que más trabajan por menos dinero, y todo el mundo espera superarse con el dinero que gana, pero una jornada de 12 horas en el hospital de cuarentena no da para pagar la comida del ricachón. ¿Qué podemos decir?  No hay esperanza, quememos todo.

Parece que la gente ha perdido la fe en la sociedad. En el pasado abandonamos la idea de ser ciudadanos del mundo para construir nuestra propia prisión tras un muro de nacionalismos. Pero ahora no podemos decirle a la gente dónde poner su fe.

@velvet

Hace tiempo, leí sobre una película llamada «The Platform«, que trata sobre una prisión gigante de 333 pisos, en la que la comida se entrega de arriba a abajo con una plataforma móvil. Los reclusos de la parte superior, obviamente, tienen acceso a la mayor cantidad de alimentos, y a medida que la plataforma se mueve hacia abajo, es probable que ya no quede nada de comer. Para sobrevivir, los reclusos se matan unos a otros, y los de arriba pueden escupirle a la comida, mientras que los ancianos, las mujeres y los niños se convierten en grupos completamente vulnerables y son maltratados sin piedad.

Cuando vi la película, me pareció que la historia era cruel y fría, pero nunca pensé que la vería hecha realidad. Ahora vemos corgis y gatitos sacrificados sin piedad, a mujeres trabajadoras expulsadas de sus casas, a enfermos graves y mujeres embarazadas sin médicos ni medicinas, a ancianos y discapacitados sin poder comprar ni recibir alimentos… cada uno más cruel y frío que el anterior.  No puedo evitar llorar, enojarme o maldecir.

Cuando un amigo me confiesa que «todo el mundo tiene su bolsa de verduras de 168 RMB (unos 26 dólares) 冤种蔬菜包, pero yo no merezco ni una sola verdura», me dan ganas de llorar. Siento que por mucho que trabaje para ayudar a mucha gente, no sirve de nada. Detesto esta época en que la gente de a pie tiene que mendigar ayuda; no quiero invertir en sueños extravagantes de que mañana será mejor que hoy, o el año que viene mejor que este. Porque lo cierto es que «pensábamos que 2019 era el peor año, pero puede resultar ser el mejor de los próximos diez».

Parece que la gente ha perdido la fe en la sociedad. En el pasado abandonamos la idea de ser ciudadanos del mundo para construir nuestra propia prisión tras un muro de nacionalismos. Pero ahora no podemos decirle a la gente dónde poner su fe.

@AA

Distrito de Changning, Shanghái, aislamiento en casa durante 19 días (2+2+2+7+5+1, la versión en la que nunca salgo del barrio)

Supongo que tengo bastante suerte en el sentido de que la «desesperación» siempre parecía pertenecer a cosas que venían de noticias lejanas, mientras que en mi parte del mundo hay rabia y silencio, que por el momento siento que es mejor que la desesperación.

Mi edificio es bastante cauteloso.  Al principio siguieron el ejemplo del vecindario y cerraron durante tres períodos de dos días cada uno. Durante el último encierro de dos días, alguien dio positivo, y todo el recinto se cerró durante una semana (por lo que creamos un grupo de WeChat). Justo después vino el confinamiento de cinco días de Puxi, durante el cual no tuve ninguna oportunidad de salir a comprar comida. Teníamos más o menos lo suficiente para comer, pero prácticamente ninguno de los ancianos de nuestro barrio sabe pedir comida con el celular, y después de la fiesta de Qingming nos encontramos en la situación de que «no sabemos cuánto más tiempo durará el encierro» y de que «el comité de barrio y los propietarios han desaparecido sin dejar rastro», así que por iniciativa de los vecinos montamos un grupo de compra colectiva. 

Como he vivido con mis abuelos desde pequeña, simpatizo especialmente con la gente mayor, y me desviví por ayudar a algunos ancianos del grupo a comprar su comida, e incluso cociné para algunos de ellos. Y como nadie tenía experiencia en compras en grupo, ayudé a diseñar el formulario de compra online, con el número de nuestro edificio como imagen – todos los vecinos me llamaban «soporte técnico»-.

© Xinhua/Jin Liwang

Pero en realidad, hacer estas cosas no me aportó ninguna sensación de logro, y lo que ocurrió fue que cada vez más personas mayores empezaron a buscarme y a pedirme ayuda, hasta el punto de que se interpuso con mi trabajo. Incluso hubo una anciana con la que tuve una discusión porque pensó erróneamente que mi perro se había cagado por todas partes. Empecé a preguntarme si mi «buena acción» era realmente buena. ¿No estaba «ayudando y consecuentando a los miserables», haciendo que algunas personas dependieran cada vez más de otras?

Por el momento estoy bien de comida y bebida, y tengo algo de tiempo extra, y mi perro está sano y feliz, así que puedo hacer estas «buenas acciones». Pero si algo de esto cambia, ¿cuánto tiempo podré seguir así?  He estado observando el comportamiento de mis vecinos en los últimos días, y aunque hay muchos que son responsables y ofrecen sus servicios, hay otros que no hacen más que estirar la mano. Algunos hablan bien, pero cuando llega la hora de trabajar se callan y se quedan al margen, mientras que otros reprochan constantemente a los que iniciaron el grupo… A veces realmente pienso: «¡al diablo todo esto!».

Notas al pie
  1. La versión original, publicada en el blog «Reading the Chinese Dream», está disponible aquí.
  2. Se trata de tiendas minoristas en línea, el equivalente aproximado de Amazon.
  3. El tradicional festival de «barrido de tumbas», en el que todo el mundo debe limpiar el lugar donde están enterrados sus antepasados.
  4. Esto parece ser un 7-11 instalado en el campus que también vende material escolar.
  5. «Comer por venganza» es quizás como «sexo de reconciliación».
  6. Se trata de un juego de palabras, ya que la palabra «perro» también puede significar «indigno» o «mezquino», como en la expresión «una vida de perros».
  7. Este centro ha sido ampliamente ridiculizado por su desorganización y falta de suministros.
  8. Referencia a las trabajadoras mayores que trabajaban a cierta distancia de sus casas y no se les permitió volver a sus edificios tras el confinamiento. Ver aquí para más información (en chino).
  9. Seguramente se trata de una referencia en internet, pero no pude localizarla.
  10. Esto se refiere a la práctica de enviar mensajes exagerados en línea, sugiriendo que uno está a punto de volverse loco. Al parecer, esto comenzó cuando alguien estaba tratando de obtener un reembolso en línea y, finalmente, llegó a la desesperación y envió un mensaje de este tipo, después de lo cual recibió inmediatamente el reembolso. Ver aquí para más información (en chino).