Luca Picotti


La ley del más fuerte ha entrado en el código global. La matriz del derecho duro se amplía: una galaxia de reglamentos permite a los Estados ejercer una forma de injerencia en un número creciente de sectores económicos. La seguridad nacional nos protege contra nuestros adversarios, pero también contra nuestros aliados –en la confrontación de los macromodelos, ¿hasta dónde llegará el arsenal del derecho?–. Luca Picotti, que acaba de publicar La legge del più forte, Il diritto come strumento di competizione tra Stati (Luiss University Press), hace balance.

A menudo se dice que Europa está cambiando. Nos cuesta describir cómo. Pero en las turbulencias del nuevo desorden, la bipolaridad entre China y Estados Unidos sigue siendo la fuerza gravitatoria estructurante. Impone lógicas duales, obligando a Europa a detenerse en una posición -quizá apenas le queden más de cuatro opciones-.

Considerada durante mucho tiempo como un instrumento de regulación de la política interna italiana, la limitación externa es un factor esencial para entender las transformaciones políticas que han conducido a las elecciones del 25 de septiembre. La favorita, Giorgia Meloni, camina ella por una cornisa entre encarnar un renacimiento de la derecha al nivel interno y exigir respetabilidad al nivel externo. Sin embargo, algo ha cambiado. La gran novedad es que las limitaciones no han desaparecido, pero su naturaleza está cambiando. A partir de ahora, puede pasar cualquier cosa.