Benjamin Bürbaumer


Seis meses después de su regreso al poder, el escenario catastrófico todavía no se ha producido. La economía estadounidense resiste —en apariencia—.

Detrás de las cifras, la promesa de la reindustrialización se estanca y la dependencia manufacturera de China persiste.

Para Benjamin Bürbaumer, esta depredación ilimitada e indefinida es una estrategia: deberíamos verla como tal, en lugar de creer que estamos negociando.

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La segunda Comisión von der Leyen está elaborando un plan basado en las recomendaciones del Informe Draghi, con el fin de ponerse a la altura del resto del mundo. Según el economista Benjamin Bürbaumer, su marco conceptual —el de la globalización desplegada desde Washington— conduce a un peligroso callejón sin salida: pasa por alto la ambición china de convertirse en el corazón de la nueva infraestructura mundial.

«China nos da un aeropuerto. Estados Unidos nos da una lección de moral.»

Frente a Washington, Pekín quiere poner en marcha una reorganización del capitalismo mundial centrada en China. Su programa no es frontal: requiere el despliegue de un vasto proyecto contrahegemónico con varias dimensiones. En un estudio detallado, Benjamin Bürbaumer propone que se tomen en serio la estrategia de China y los límites para comprenderla en una Europa que no logra bifurcarse.