Asia Septentrional

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En Rusia, intelectuales conservadores no leales a Putin debaten la hipótesis de una Europa «descarada» que podría buscar una alianza con Moscú. Al contraponer una «Europa de Popper» a una «Europa de Spengler», ilustran la controversia que enfrenta a los partidarios de una Rusia-civilización con los que quieren creer en el «Occidente del después».

«Querían fascismo, lo han conseguido». Por esta frase, el activista Oleg Orlov, histórico presidente de Memorial, está hoy encarcelado en Rusia en condiciones inhumanas. Cientos de personas más corren la misma suerte.

El fascismo de Putin tiene una larga historia. En este texto inédito, el opositor ruso Lev Ponomarev traza un retrato de la situación, al tiempo que transmite un mensaje de esperanza: cuanto más se radicaliza el régimen, más inevitable resulta el cambio.

Desde la invasión de Ucrania, los halcones influyentes de Moscú han tratado de dinamitar un concepto nuclear osificado que se remonta a la Guerra Fría. Para comprender la radicalización de la retórica nuclear en el debate estratégico ruso, traducimos y comentamos por primera vez este texto clave de Dmitri Trenin.

En apelación de su condena, al opositor Vladimir Kara-Murza no se le permitió dirigirse al tribunal en persona. En su lugar, envió una declaración escrita desde las profundidades de la colonia penal donde el régimen de Putin lo encerró ilegalmente por criticar la guerra. Su mensaje es sencillo y debe ser escuchado: Putin no representa a esos rusos que resisten. Frente al dictador, habrá una Rusia del después.

1,600 muertos por día.

En Europa, las Grandes Purgas de 1937-1938 son conocidas por sus juicios amañados y su cobertura mediática, y marcan el punto de inflexión en las purgas estalinistas del partido. Pero el Gran Terror no se limitó a los cuadros del PCUS: también y sobre todo eliminó a cientos de miles de soviéticos, considerados una amenaza según criterios socioétnicos. En este estudio a profundidad, Nicolas Werth intenta averiguar quiénes la llevaron a cabo.

El Holodomor —la hambruna de 4 millones de ucranianos— moldeó la identidad ucraniana.

Pero no fue la única hambruna de la era soviética. El reinado de Stalin estuvo marcado por las últimas grandes hambrunas europeas, algunas orquestadas intencionalmente, la mayoría olvidadas. En este estudio a profundidad, Nicolas Werth hace balance de la situación y destaca los últimos avances de la historiografía sobre este tema.

En un momento en que la guerra territorial en Ucrania y las rivalidades entre potencias estatales adquieren una importancia creciente, el Estado Islámico nos recuerda que una corriente no westfaliana irriga la recomposición geopolítica contemporánea. Según el autor de La Colère et l’oubli (Gallimard, 2023), el yihadismo está desempeñando un papel crucial en «la primera guerra mundial de la información».

Sovietizar espacios vastos, intransitables.

En su trabajo pionero, Isabelle Oyahon ha demostrado cómo las hambrunas intencionadas y la sedentarización forzosa de los nómadas moldearon brutalmente Asia Central. Partiendo del caso de Kazajistán, traza una vasta genealogía hasta nuestros días y la larga ausencia de una ley conmemorativa de esta historia olvidada.

En 1988, 61 países debían a la Unión Soviética 150 mil millones de dólares.

Para promover los intereses rusos en África, los enviados del Kremlin tienen ahora una referencia que señalar: de Mozambique a Ghana, se han nutrido los vínculos económicos entre el continente africano y la URSS. Entre el uso masivo del crédito y la presión del rublo, Elizabeth Banks nos adentra en esta historia poco conocida.