1 — Donald Trump es el presidente más impopular en 70 años
La popularidad de Trump no ha dejado de disminuir desde los primeros días de su segundo mandato. De un 49 % de media hasta principios de febrero, ha pasado a un 43,3 % de opinión favorable el martes 29 de abril.
Una encuesta del Pew Research Center realizada entre el 7 y el 13 de abril, es decir, tras el anuncio de los aranceles «recíprocos» el 2 de abril y la caída de las bolsas mundiales que siguió, revela que los estadounidenses son los más críticos con la forma de gobernar de Trump y con su agenda comercial y arancelaria.
Si bien una gran mayoría de republicanos sigue apoyando el programa económico de Trump y espera que las «condiciones» económicas mejoren, esta proporción se redujo en 8 puntos porcentuales entre febrero y abril.
Según los datos de las encuestas, agregados por el analista independiente G. Elliott Morris, la popularidad neta de Trump (es decir, el porcentaje de encuestados que «aprueban» su mandato, menos el porcentaje de los que «lo desaprueban») se situaba, en el 98.º día de su mandato (martes 29 de abril), en -9,7, frente al -8,9 del mismo periodo de 2017. Desde el 20 de enero de 2025, Trump es el presidente estadounidense más impopular desde 1953.
El 5 de abril, el primer gran movimiento de oposición a Trump, «Hands Off!», organizó más de 1.100 reuniones y eventos en todo Estados Unidos, denunciando «la toma del poder más descarada de la historia moderna» estadounidense, así como un «ataque total contra nuestro gobierno, nuestra economía y nuestros derechos fundamentales» orquestado por Trump, Elon Musk «y sus secuaces multimillonarios con la ayuda del Congreso». Por su parte, el Partido Demócrata sigue sin hacerse oír, y le cuesta encontrar una figura capaz de transmitir el mensaje del partido de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2026.
Desde el 20 de enero de 2025, Trump es el presidente estadounidense más impopular desde 1953.
Marin Saillofest
2 — Trump ha recurrido más al poder ejecutivo en 100 días que cualquier otro presidente
Desde enero de 2025, tras su victoria en las elecciones de noviembre, en las que el Partido Republicano ganó el Senado, la presidencia y mantuvo el control de la Cámara de Representantes, los republicanos disponen de una «trifecta»: el control de los tres poderes, lo que confiere al presidente un importante margen de maniobra para llevar a cabo su programa.
Sin embargo, desde que volvió al poder el 20 de enero, Donald Trump se ha apoyado casi exclusivamente en su poder ejecutivo para gobernar. Durante sus primeros 100 días en la Casa Blanca este año, Trump solo ha firmado cinco leyes, de las cuales solo una (la Ley Laken Riley) introduce cambios significativos en la legislación estadounidense, en este caso en materia de inmigración.
De los otros cuatro textos firmados, tres tienen por objeto poner fin a regulaciones establecidas durante el mandato de Joe Biden, y uno ha permitido mantener la financiación del gobierno federal hasta el final del año fiscal, sin que la legislación introduzca cambios importantes con respecto a las anteriores leyes de finanzas anuales.
En consecuencia, Donald Trump es el presidente que menos leyes ha firmado en sus primeros 100 días desde al menos 1953, bajo el mandato de Dwight Eisenhower. También ha ratificado seis veces menos leyes que en su primer mandato, durante el mismo periodo.
Paralelamente, Trump firmó 142 decretos presidenciales (executive orders) entre el 20 de enero y el martes 29 de abril, el 99.º día de su segundo mandato, más que cualquier otro presidente en la historia de Estados Unidos. El récord anterior lo ostentaba Roosevelt, considerado por algunos ideólogos cercanos a Trump, como Curtis Yarvin, como el último «jefe ejecutivo» que ha tenido el país. Durante el anterior mandato presidencial, Joe Biden tardó más de tres años y medio en alcanzar el mismo número de decretos firmados (septiembre de 2024).
Donald Trump es el presidente que menos leyes ha firmado en sus primeros 100 días desde al menos 1953, bajo Dwight Eisenhower.
Marin Saillofest
3 — Trump ha provocado la mayor caída del mercado bursátil desde la década de 1970
Trump, que durante la campaña presidencial prometió un «auge sin precedentes» si era elegido, ha visto desde su toma de posesión el 20 de enero una caída de más del 8 % del S&P 500, lo que supone el peor rendimiento bursátil de un presidente estadounidense desde Gerald Ford en 1974. Esta caída preocupa tanto a los actores de Wall Street y a los grandes donantes del Partido Republicano como a los votantes republicanos, cuyos planes de ahorro para la jubilación se ven directamente afectados por el rendimiento de los mercados.
El anuncio del miércoles 2 de abril por parte de Donald Trump de la imposición de aranceles a gran parte del mundo provocó un pánico en los mercados bursátiles sin precedentes desde la pandemia del coronavirus. El 7 de abril se registraron fuertes caídas en los mercados asiáticos: -8,7 % en la Bolsa de Hong Kong, -7 % en la de Singapur, -6 % en Japón, -5,5 % en China, -4,2 % en Malasia, -4,1 % en Australia, -3,6 % en Filipinas y -3,5 % en Nueva Zelanda.
A principios de abril, el multimillonario estadounidense Bill Ackman, ferviente partidario de Trump, advirtió que, a falta de una señal que indicara que la Casa Blanca estaba dispuesta a suspender la aplicación de estos nuevos aranceles, «nos encaminamos hacia un invierno económico nuclear que nos habremos infligido nosotros mismos».
La incertidumbre generada en los mercados por los anuncios comerciales de Trump también ha afectado duramente al mercado de las criptomonedas, que se había beneficiado considerablemente de la victoria del republicano. En diciembre, el bitcoin superó por primera vez la barrera simbólica de los 100.000 dólares, antes de alcanzar su récord histórico el día de la toma de posesión de Trump, el 20 de enero. Desde entonces, el activo digital ha perdido casi una quinta parte de su valor.
El miércoles 30 de abril, un bitcoin se cotiza a 94.500 dólares, un 16,1 % menos que el máximo alcanzado hace poco más de tres meses (109.228 dólares). A pesar de los anuncios de la administración de Trump para fomentar la inversión en criptomonedas, el precio del bitcoin lucha por recuperar los niveles previos a la toma de posesión.
Esta tendencia no se ha invertido con la firma por parte de Trump, el 6 de marzo, de un decreto presidencial que establece la creación de una «reserva estratégica» de criptomonedas, ni con la organización, al día siguiente, de la primera «Cumbre de la Casa Blanca sobre activos digitales».
Desde la toma de posesión de Trump, el bitcoin ha perdido casi una quinta parte de su valor.
Marin Saillofest
4 — El D.O.G.E. de Elon Musk ha provocado un aumento del gasto federal, en contra de los recortes presupuestarios que pretendía conseguir
La cartera de la nueva comisión —Departamento de Eficiencia Gubernamental (D.O.G.E)—, cuya creación fue anunciada por Trump el martes 12 de noviembre, es muy amplia, hasta tal punto que Trump declaró que podría convertirse en «el proyecto Manhattan de nuestra época». El D.O.G.E se ha encargado, entre otras cosas, de «desmantelar la burocracia gubernamental, eliminar las regulaciones excesivas, reducir el gasto innecesario y reestructurar las agencias federales».
El papel central que se le ha otorgado a Elon Musk dentro del gobierno federal a través del D.O.G.E. ha resultado ser una estrategia cuestionada por los votantes en las últimas semanas. Musk no ha logrado reducir el gasto federal, pero los despidos abusivos y el desmantelamiento brutal del gobierno han contribuido en gran medida a la caída de la popularidad del presidente.
A fecha de 11 de abril de 2025, el D.O.G.E, dirigido por Elon Musk, afirmaba haber ahorrado al gobierno estadounidense 150.000 millones de dólares. Dado que no es posible determinar si los contratos cancelados por Musk han supuesto un ahorro real, ya que el Departamento del Tesoro se ha negado a responder a preguntas específicas sobre el impacto del D.O.G.E., cabe suponer que la administración estadounidense ha aumentado considerablemente sus gastos hasta tal punto que estos son muy superiores a los supuestos ahorros conseguidos por Musk y su equipo.
Según datos oficiales, el gasto federal aumentó un 8 % interanual en marzo, aún más que en el mes anterior. Así, el gobierno estadounidense gastó 611.000 millones de dólares en marzo de 2025, de los cuales 104.000 millones se destinaron únicamente a la deuda, frente a los 89.000 millones de marzo del año pasado.
Musk no ha logrado reducir el gasto federal, pero los despidos abusivos y el brutal desmantelamiento del gobierno han contribuido en gran medida a la caída de la popularidad del presidente.
Marin Saillofest
Parte del aumento del gasto estadounidense se debe al D.O.G.E. El despido y la recontratación —a veces con solo unos días de diferencia— de miles de funcionarios conlleva importantes costos administrativos que se reflejan en el gasto público.
Además, las ofertas de mantenimiento de los salarios hasta el final del año fiscal hechas a los empleados federales a cambio de su salida voluntaria han contribuido potencialmente a aumentar los costos salariales para este año.
Del mismo modo, el despido recomendado por el D.O.G.E. de decenas de miles de funcionarios de la agencia encargada de recaudar impuestos (IRS) supondría una pérdida de más de 500.000 millones de dólares en ingresos federales.
En la última encuesta de Washington Post-ABC News-Ipsos publicada el martes 29 de abril, solo el 35 % de los estadounidenses dice aprobar «la forma en que Elon Musk desempeña sus funciones en la administración Trump», mientras que más de la mitad (57 %) la desaprueba.
El despido y la recontratación —a veces con solo unos días de diferencia— de miles de funcionarios conllevan importantes costos administrativos que se reflejan en el gasto público.
Marin Saillofest
5 — Los aranceles de Trump reducirán significativamente el comercio mundial y aumentarán el riesgo de recesión en Estados Unidos
Teniendo en cuenta cuatro parámetros fundamentales, a saber, la circulación de dinero, personas, información y bienes, la globalización se mantuvo en niveles récord en 2024, según un estudio de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y la empresa de transporte DHL.
Sin embargo, el regreso al poder de Trump y la imposición de aranceles en gran parte del mundo deberían provocar una caída significativa del comercio mundial en 2025.
En su informe anual publicado el miércoles 16 de abril, la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé un descenso del comercio mundial del 0,2 % este año, que podría llegar al 0,8 % si Trump decidiera volver a imponer sus aranceles «recíprocos».
Según la organización, la caída del comercio está directamente relacionada con la política arancelaria de la administración de Trump. En sus previsiones iniciales, que no tenían en cuenta los aranceles de Trump, la organización anticipaba un aumento del 2,7 % en el volumen del comercio de mercancías, ligeramente inferior al registrado en 2024 (2,9 %).
Las decisiones de Trump también afectan a las previsiones de crecimiento de Estados Unidos, con un impacto negativo para otras grandes economías mundiales. En enero, el FMI preveía un crecimiento global del 3,3 % para 2025 y 2026 (+0,1 % con respecto a octubre de 2024), impulsado en particular por las perspectivas positivas para Estados Unidos. En su nueva actualización, la institución ha revisado a la baja sus previsiones al 2,8 % para este año y al 3 % para el próximo.
La probabilidad de que la economía estadounidense entre en recesión este año se sitúa ahora en cerca del 40 %, frente al 25 % de la actualización de enero.
Marin Saillofest
Con una caída de 0,9 puntos para 2025, la economía estadounidense sería una de las más afectadas por el cambio de dinámica que se está produciendo desde el regreso al poder de Donald Trump. Además, los aranceles deberían provocar un aumento de la inflación: las previsiones de subida de los precios se han revisado al alza hasta alcanzar el 3 % (1 punto más que las previsiones de enero).
A pesar de la desaceleración prevista del crecimiento mundial, el FMI sigue considerando que debería evitarse una recesión en 2025 y 2026. Sin embargo, el economista en jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, advirtió que la probabilidad de que la economía estadounidense entre en recesión este año se sitúa ahora en cerca del 40 %, frente al 25 % de la actualización de enero.
6 — Al atacar el aparato federal, Trump reduce el impacto de Estados Unidos en el mundo
Trump y sus aliados consideran que «no basta con adaptar el personal», sino que es necesario «reestructurar por completo» la organización del poder ejecutivo, colocando en la Casa Blanca, en los departamentos y en las agencias federales a funcionarios que se adhieran plenamente al proyecto trumpista.
Trump ha elegido así a miembros leales para formar su administración, colocando a Pete Hegseth al frente del Departamento de Defensa —sin experiencia previa que justifique su nombramiento—, a la exgobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, al frente de Seguridad Interior —una figura relativamente nueva del movimiento trumpista que se ha labrado una reputación participando en las «guerras culturales» entre conservadores y progresistas—, o al conspiranoico y activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr. al frente de Sanidad.
Más allá de estos responsables, cuya confirmación ha sido aprobada por el Senado, Trump también ha otorgado una influencia considerable a varios asesores externos, desde Elon Musk al frente del D.O.G.E. hasta el enviado de Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, cuya cartera también incluye las negociaciones sobre Ucrania y Gaza.
Trump ha atacado USAID, la agencia de Estados Unidos para el desarrollo internacional, y el Departamento de Educación, cuyo desmantelamiento ha sido confiado a la secretaria Linda McMahon para eludir al Congreso, y ahora parece querer reformar en profundidad el Departamento de Estado, que supervisa el aparato diplomático estadounidense.
Trump y sus aliados consideran que «no basta con adaptar el personal», sino que es necesario «reestructurar por completo» la organización del poder ejecutivo, colocando en la Casa Blanca, en los departamentos y en las agencias federales, a funcionarios que se adhieran plenamente al proyecto trumpista.
Marin Saillofest
Según una circular redactada por el director de la Oficina de Presupuesto y Planificación (BP) del Departamento de Estado, Douglas Pitkin, y el exdirector de la Oficina de Ayuda Exterior, Pete Marocco, que dejó su cargo el domingo 13 de abril, el presupuesto del departamento podría pasar de los 54.400 millones de dólares anuales actuales a 28.400 millones a partir del año fiscal 2026, que comenzará el próximo 1 de octubre. Esta drástica reducción se traduciría en la supresión de varias decenas de puestos diplomáticos, entre ellos importantes consulados: Lyon, Marsella, Rennes, Burdeos y Estrasburgo en Francia, Florencia en Italia, Düsseldorf y Leipzig en Alemania y Edimburgo en Escocia. El personal destinado al Centro de Apoyo Diplomático de Bagdad, a la embajada de Estados Unidos en Mogadiscio, Somalia, y a los consulados de Montreal y Halifax, Canadá, se reduciría al mínimo imprescindible.
En línea con el esfuerzo de la administración Trump por desmantelar USAID, la circular interna también recomienda poner fin a las contribuciones presupuestarias a numerosas organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, la OCDE o la OTAN. Dentro del Departamento de Estado, Marocco había sido uno de los principales artífices del cierre de USAID.
7 — Trump ha aplicado un tercio de las recomendaciones del Proyecto 2025, yendo aún más lejos
Durante la campaña presidencial, Donald Trump se distanció en varias ocasiones del Proyecto 2025, un documento programático elaborado por la Heritage Foundation en colaboración con varias decenas de organizaciones conservadoras y, en algunos casos, extremistas.
Según el observatorio alimentado y actualizado por la periodista independiente Adrienne Cobb, Donald Trump ya ha aplicado 97 de las 312 medidas del Proyecto 2025 recopiladas por Cobb, y 62 estarían en fase de implementación. La administración republicana ha tomado numerosas medidas, en particular en el Departamento de Estado y en el Departamento de Justicia, ha realizado importantes recortes de personal federal mediante el despido de funcionarios y la suspensión temporal de las contrataciones, así como en la Casa Blanca.
Si bien Trump ha respetado y aplicado el «espíritu» del Proyecto 2025, también ha ido más allá del documento en algunos ámbitos.
La retirada del Acuerdo de París sobre el clima, el fin de las iniciativas DEI en el gobierno federal, la exclusión de atletas transgénero de los equipos deportivos femeninos, la obligación de las agencias y departamentos federales de utilizar el sexo biológico de las personas en sus documentos o la aplicación de una «política de máxima presión» contra Irán son todas medidas recomendadas por la Heritage.
Sin embargo, en lugar de ofrecer únicamente a los empleados de la CIA una compensación a cambio de su dimisión, Trump ha ampliado esta oferta a todo el gobierno federal. Del mismo modo, el presidente ha iniciado el desmantelamiento total de USAID, mientras que el Proyecto 2025 recomendaba «reorientar la ayuda exterior de Estados Unidos hacia los intereses nacionales estadounidenses y los principios de buen gobierno».
Si bien Trump ha respetado y aplicado el «espíritu» del Proyecto 2025, también ha ido más allá del documento en algunos ámbitos.
Marin Saillofest
8 — La presidencia de Trump contribuye a que Estados Unidos sea un destino cada vez menos atractivo para los turistas, lo que repercute en la economía estadounidense
Según datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, el número de visitantes internacionales fuera de Norteamérica que viajaron a Estados Unidos cayó un 11,6 % en marzo en comparación con 2024. En el caso de México, la caída es aún mayor: un 23 % interanual. Por su parte, menos de 1,5 millones de turistas canadienses cruzaron la frontera en coche el mes pasado, lo que supone un 31,9 % menos que en marzo de 2024.
Según las últimas previsiones de Tourism Economics, esta tendencia debería tener un impacto duradero en la economía turística estadounidense en 2025. En sus últimas previsiones del 3 de abril, el centro de investigación anticipa un descenso del 9,4 % en el número de turistas que deberían visitar Estados Unidos este año (lo que supondría casi 7 millones de turistas menos que en 2024).
Por su parte, el gasto de los turistas se contraerá un 5 %, lo que supone una pérdida neta de 9.000 millones de dólares para la economía estadounidense. Más de un tercio de esta pérdida (3.400 millones) se deberá al descenso del número de turistas canadienses (-20,2 % en el año). Sin tener en cuenta la ralentización del turismo internacional relacionada con la pandemia de coronavirus, el número de turistas que visitan Estados Unidos debería volver a los niveles de 2011-2012.
Más allá del impacto en la imagen y el soft power de Estados Unidos, el descenso del turismo internacional en el país también podría provocar la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo. La Agencia de Comercio Internacional de Estados Unidos estima que 40 visitas internacionales permiten crear un puesto de trabajo en Estados Unidos. Según las previsiones de Tourism Economics, la economía estadounidense podría perder hasta 170.117 puestos de trabajo a lo largo del año, con una caída de las visitas del 9,4 %.
El segundo mandato de Trump llega en un momento crucial para el sector turístico estadounidense. Estados Unidos acogerá varios eventos de alcance internacional de aquí a finales de la década, entre ellos la Ryder Cup en septiembre de 2025, la Copa Mundial de Fútbol en el verano de 2026 y los Juegos Olímpicos de Verano de Los Ángeles en 2028. La U.S. Travel Association prevé que estos eventos atraigan a 40 millones de visitantes internacionales y generen 95.000 millones de dólares para la economía estadounidense.
Con Trump, el número de turistas que visitan Estados Unidos debería volver a los niveles de 2011-2012.
Marin Saillofest
9 — La lucha contra los extranjeros está alterando profundamente el Estado de derecho en la democracia estadounidense
Desde la toma de posesión de Trump, el número de cruces ilegales de la frontera con México ha disminuido considerablemente en comparación con años anteriores.
En marzo, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos detuvo a 7.181 extranjeros en situación irregular que cruzaban la frontera, lo que supone un descenso del 95 % con respecto a marzo de 2024. Paralelamente, la Casa Blanca afirma haber expulsado a más de 149.000 migrantes en situación irregular desde el 20 de enero.
Además de reforzar los medios militares estadounidenses desplegados en la frontera y añadir alambradas, la administración de Trump ha puesto en marcha una serie de medidas destinadas a disuadir a los migrantes de cruzar la frontera: cierre de la aplicación CBP One, que permitía concertar citas con las autoridades y reducir así el tiempo de espera; restablecimiento de los protocolos de protección de los migrantes (la política « Permanecer en México», bloqueada por un juez el 16 de abril), fin de los programas de libertad condicional por reunificación familiar para algunos solicitantes de visados de inmigración cubanos, guatemaltecos, haitianos, colombianos y salvadoreños, cierre de oficinas de movilidad en América Latina…
El lunes 28 de abril, la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes dio a conocer un proyecto de ley que permitiría a la administración imponer una multa de 1.000 dólares a toda persona que solicite asilo en Estados Unidos. Esta medida, si se aplicara, podría constituir una violación del Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados, ratificado por Estados Unidos.
Según fuentes consultadas por el New York Times, Donald Trump también habría pedido al Departamento de Estado que elaborara una lista de países cuyos ciudadanos podrían ser objeto en breve de severas restricciones o de una prohibición total de viajar a Estados Unidos. La lista, que seguramente cambiará antes de su posible aplicación, indica un endurecimiento con respecto al primer mandato de Trump.
Durante su primer mandato, Donald Trump se centró desde su primera semana en la Casa Blanca en los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen) en el marco de un decreto que posteriormente se denominó «Muslim Ban» (prohibición musulmana). En esta ocasión, el presidente podría ampliar considerablemente las restricciones de acceso al territorio estadounidense, ya que las tres categorías establecidas por el Departamento de Estado suman, por el momento, 43 países.
El endurecimiento de la política migratoria emprendida por la administración de Trump también afecta a las personas con estatus legal, ya sea a través de un visado de estudiante, temporal o turístico para estancias de corta duración en Estados Unidos.
El 29 de enero, nueve días después de su regreso al poder, Donald Trump firmó un decreto presidencial en el que ordenaba a su administración «tomar medidas adicionales para combatir el antisemitismo» en Estados Unidos. Basándose en un decreto anterior firmado durante su primer mandato, en 2019, el presidente estadounidense se comprometió a centrarse especialmente en los estudiantes internacionales que hubieran participado en manifestaciones propalestina en los campus estadounidenses.
En un documento publicado al día siguiente en el que se precisaba el alcance de las medidas previstas, Trump declaraba: «A todos los residentes extranjeros que han participado en manifestaciones proyihadistas, les advertimos: en 2025, los encontraremos y los expulsaremos. También cancelaré rápidamente los visados de estudiante de todos los simpatizantes de Hamás en los campus universitarios, que se han visto infestados por el radicalismo como nunca antes».
El endurecimiento de la política migratoria emprendido por la administración de Trump también afecta a las personas con estatus legal.
Marin Saillofest
Invocando una disposición de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952, que permite al secretario de Estado expulsar a un ciudadano extranjero si las actividades que este tiene previsto realizar pueden tener «consecuencias potencialmente graves para la política exterior de Estados Unidos», la administración de Trump ya ha intentado expulsar a un activista propalestino que estudia en la Universidad de Columbia, Mahmud Jalil.
Otros estudiantes internacionales que residen legalmente en Estados Unidos o cuya autorización para permanecer en el territorio estadounidense ha expirado han sido desde entonces objeto de persecución por parte de las autoridades estadounidenses debido a su participación en las manifestaciones propalestinas que se organizan regularmente en los campus desde octubre de 2023.
La administración de Trump también ha expulsado a «enemigos extranjeros» hacia El Salvador, a pesar de la prohibición dictada por el juez federal de Washington James E. Boasberg, que había ordenado varias horas antes que se bloqueara temporalmente la expulsión. Kilmar Ábrego García, deportado «por error» por Trump y detenido en la megaprisión de Bukele, sigue en El Salvador.
Varios turistas extranjeros y académicos también fueron retenidos por las autoridades tras su entrada en territorio estadounidense. Una turista galesa, por ejemplo, fue esposada y trasladada a un centro de detención en Tacoma, en el estado de Washington, y una ciudadana alemana fue detenida en la frontera de San Ysidro a finales de enero tras intentar viajar de Tijuana, en México, a Los Ángeles. Las autoridades sospechaban que quería entrar a Estados Unidos para trabajar ilegalmente como tatuadora, basándose en el material que llevaba consigo.
Los primeros 100 días del segundo mandato de Trump se han caracterizado por numerosas violaciones flagrantes del Estado de derecho, desde la deportación de Kilmar Ábrego García hasta el bloqueo por parte del gobierno federal del desembolso de fondos asignados por el Congreso (cuya cuantía se estima en 430.000 millones de dólares), pasando por ataques contra la independencia del poder judicial, marcados en particular por la detención el 25 de abril de la jueza Hannah Dugan por agentes del FBI por supuestamente ayudar a un inmigrante indocumentado a escapar de la detención. Bajo la dirección de Pam Bondi, el Departamento de Justicia afirmó que investigaría a «cualquier funcionario local que no cooperara con las autoridades federales en materia de inmigración».
Más allá de estas detenciones y deportaciones, la interpretación muy amplia de algunos artículos de la Constitución por parte de la administración de Trump es el resultado de una estrategia deliberada para poner a prueba los límites de la teoría del ejecutivo unitario. Esta teoría, defendida y elaborada desde hace años por juristas y constitucionalistas conservadores, considera que la Constitución confiere al presidente un control casi absoluto sobre el gobierno federal. Según esta interpretación, que se basa en particular en una interpretación del artículo II, el poder del ejecutivo sería superior al del Congreso y no debería someterse a las decisiones de los tribunales.
En febrero, el vicepresidente J. D. Vance publicó en X: «Los jueces no están autorizados a controlar el poder legítimo del ejecutivo».
Las decisiones tomadas por Trump han dado lugar a 210 recursos judiciales hasta el 29 de abril, según el recuento realizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. La Casa Blanca espera que algunos de estos casos lleguen a la Suprema Corte y den lugar a sentencias favorables a la teoría del ejecutivo unitario, lo que daría una base constitucional al ejercicio del poder trumpista.
10 — De los primeros 100 días de una presidencia imperial centrada en el ejecutivo, Trump ha pasado 24 jugando al golf
Si bien Trump ha transformado profundamente el gobierno federal y la política estadounidense y ha puesto en tela de juicio el equilibrio del comercio mundial en solo tres meses, también pasa más tiempo jugando al golf que durante su primer mandato.
Al 30 de abril, el presidente estadounidense había pasado 24 de los 100 días jugando al golf.
El presidente republicano posee numerosas propiedades en Florida, el estado de Nueva York, Nueva Jersey y Washington D. C., donde juega al golf con frecuencia con miembros de su familia (como su nieta Kai, jugadora universitaria del equipo Miami Hurricanes, o su hijo Don Jr.), miembros del Congreso (en particular Lindsey Graham), de su administración o dirigentes extranjeros.
No es raro que los presidentes estadounidenses abandonen la Casa Blanca durante los fines de semana para regresar a su ciudad de residencia. Joe Biden, por ejemplo, mantuvo durante su mandato la costumbre que adquirió durante sus años en el Senado de regresar varias veces a la semana en tren a Wilmington, en Delaware, a 160 kilómetros de Washington.
Paralelamente al refuerzo de su poder ejecutivo, Trump pasa más tiempo jugando al golf que durante su primer mandato.
Marin Saillofest
Con sus frecuentes idas y venidas entre la capital federal y su residencia principal en Mar-a-Lago, Florida, Trump ha retomado, sin embargo, los hábitos adquiridos durante su primer mandato. Entre 2017 y 2021, las jornadas laborales del presidente republicano duraban una media de 6,03 horas entre su primera y última cita, lo que lo convierte en el presidente menos productivo desde al menos Franklin D. Roosevelt. Durante su primer mandato, el 60 % de las jornadas laborales de Donald Trump se dedicaban al «tiempo ejecutivo», un horario reservado para programas de televisión, lectura de periódicos y llamadas telefónicas.
Trump, por ejemplo, tomó un avión al día siguiente del anuncio de sus «aranceles recíprocos», el 2 de abril, para pasar el fin de semana en Florida, en su residencia de Mar-a-Lago. Por la noche, asistió a una cena con los dirigentes de LIV Golf, un circuito profesional de golf financiado por el fondo soberano saudí que ya ha organizado varias competencias en los campos del presidente estadounidense.
Al mismo tiempo, el S&P 500 se desplomaba, al igual que los mercados bursátiles de gran parte del mundo.