Hoy hace un año, el 10 de diciembre de 2023, Javier Milei se convirtió en el nuevo Presidente de Argentina tras ganar la segunda vuelta de las elecciones con casi el 56% de los votos. Aunque se presenta como un liberal-libertario anti-Estado y antisistema —conocido por sus frases provocadoras, entre ellas «soy el topo que está destruyendo el Estado desde adentro»—, la realidad es más compleja. Tras un año en el cargo, Milei ha conseguido mantener esta retórica y, al mismo tiempo, jugar con la maquinaria del Estado para acertar con sus políticas.

Es esta dialéctica en particular la que le ha permitido disfrutar de una imagen generalmente positiva entre la población argentina (similar a la de Macri y Fernández al final de su primer año de mandato) y de un grado de estabilidad política que no era una conclusión previsible dado que no tiene mayoría en el Congreso.

  • Aunque sus discursos son siempre muy virulentos contra la oposición, sus equipos consiguen negociar entre bastidores para lograr la aprobación de leyes. Milei consiguió aprobar una ley fundamental para su mandato —la «Ley Bases»— gracias a una coalición de circunstancias con diputados macristas, peronistas disidentes y radicales.
  • Su popularidad se debe también a la caída de la inflación gracias a su «el programa de shock más radical de la historia de la humanidad», al tiempo que ha evitado por el momento cualquier agitación social importante.
  • La oposición aún no ha conseguido reconstruirse y proponer un frente unido. Por el momento, la derecha tradicional de Macri parece estar dominada por el movimiento en el poder, por lo que el camino está despejado para que Milei siga avanzando.

¿Son estas medidas sostenibles a largo plazo?

Desde que llegó al poder, Milei ha recortado la financiación de las pensiones, la educación, la sanidad, la ciencia, la cultura y el desarrollo social hasta en un 74%. Ha cerrado 13 ministerios y despedido a unos 30.000 funcionarios. Al mismo tiempo, el país tiene ahora 5 millones más de pobres y se enfrenta a una recesión económica.

  • En un país cuya economía depende del valor de la moneda estadounidense, la imagen de estabilidad es posible gracias a la diferencia limitada y controlada entre el dólar oficial y el dólar azul (o paralelo).
  • Las medidas adoptadas por el Gobierno de Milei recuerdan a ciertos episodios de la historia argentina, como el del ministro José Alfredo Martínez de Hoz durante la dictadura militar. En aquel momento, la recuperación económica fue sólo temporal.
  • Es difícil saber a estas alturas, tras sólo un año en el cargo, si el programa de Milei y sus recortes masivos resultarán más eficaces.
  • En octubre de 2025 se celebrarán unas elecciones generales clave para la apuesta de Milei por la mayoría en el Congreso.

El regreso de Trump a la Casa Blanca, por su parte, dará a Milei aún más peso internacional: el presidente argentino se ha erigido en uno de los líderes extranjeros más cercanos al presidente electo, junto a Viktor Orbán en particular, y fue el primero en acudir a Mar-a-Lago para felicitarle tras su victoria. La semana pasada, Argentina también acogió en Buenos Aires la primera CPAC de su historia, la principal reunión anual de las fuerzas de la derecha nacional-conservadora aliadas del Partido Republicano.