China en el interregno
La invasión de Ucrania ha alterado el orden mundial hasta en China. En este texto, censurado por el partido y que traducimos por primera vez en español, Hu Wei explica las coordenadas de este giro. Resultado forzado de un dilema estratégico sin equivalente en su historia, la elección de Pekín dará forma al interregno.
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- El Grand Continent •
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- © RAMIL SITDIKOV, SPUTNIK, KREMLIN POOL PHOTO VIA AP
Este artículo, enviado por el autor en chino al sitio web US-China Perception Monitor, donde se publicó el 5 de marzo y se tradujo al inglés el 12 de marzo, ha sido muy debatido desde entonces. El autor, Hu Wei, es un académico chino con una posición especial en el ecosistema de las relaciones internacionales en Shanghai. Se le presenta como Vicepresidente del Centro de Investigación de Políticas Públicas de la Oficina del Consejo de los Asuntos de Estado, Presidente de la Asociación de Investigación de Políticas Públicas de Shanghai y Presidente del Comité Académico del Chahar Institute.
En este breve texto, Hu Wei presenta posibles escenarios para la continuación de la guerra, unos diez días después del inicio de la ofensiva rusa. Para él, el hecho de que la invasión de Ucrania desvíe la atención de Estados Unidos no debe tomarse con demasiado optimismo: China tiene interés en apoyar a Putin si gana, pero éste seguramente perderá esta guerra y aislará a Rusia aún más del resto del mundo. Para Hu, la consecuencia sería lineal: la hegemonía de Estados Unidos se ampliará, junto con su control sobre sus aliados europeos, que podrán despedirse de sus sueños de autonomía estratégica; China quedará aislada frente a un Occidente unido; y se instalará un « nueva cortina de acero », esta vez ya no limitada a Europa, sino separando las democracias de los regímenes autoritarios en todo el mundo.
Este resultado no sólo no desviaría la atención de Estados Unidos sobre China en el Indo-Pacífico, sino que reforzaría esta labor de « cerco », tanto militar (OTAN, Quad, AUKUS) como ideológica a través del sistema de valores occidental. Dramatizando esta secuencia como una elección histórica, Hu identifica una ventana de oportunidad de « una o dos semanas » en la que China tendrá que hacer una « elección estratégica »: en este caso, dejar de apoyar a Vladimir Putin.
Aunque no se debe dar demasiada importancia al autor en los círculos de la política exterior china, su texto ha sido censurado en China y no ha dejado de suscitar reacciones y respuestas que denuncian la « excesiva » atención prestada al artículo como una « psy-op » de Occidente para dividir a Rusia y China. Aunque no es seguro que China decida pronto abandonar su neutralidad o dejar de alimentar su ambigüedad estratégica –como revela el mapa de las reacciones mundiales a la invasión de Ucrania elaborado por el Groupe d’études géopolitiques-, la reunión entre Jake Sullivan y Yang Jiechi este lunes quizá desvele algunas incógnitas, mientras que Rusia habría pedido a Pekín ayuda económica y militar.
La guerra ruso-ucraniana es el conflicto geopolítico más grave desde la Segunda Guerra Mundial y tendrá consecuencias mundiales mucho mayores que los atentados del 11-S. En este momento crítico, China debe analizar y evaluar con precisión la dirección de la guerra y su posible impacto en el panorama internacional. Al mismo tiempo, para tratar de crear un entorno exterior relativamente favorable, China debe responder con flexibilidad y tomar decisiones estratégicas en función de sus intereses a largo plazo.
La « operación militar especial » de Rusia contra Ucrania ha generado una considerable controversia en China, con partidarios y detractores divididos en dos campos implacablemente opuestos. Este artículo no representa a ninguno de los dos bandos, sino que pretende ofrecer elementos de reflexión y un punto de referencia para el más alto nivel de decisión en China. Presenta un análisis objetivo de las posibles consecuencias de la guerra y de las opciones para contrarrestarla.
I. Predicción del futuro de la guerra ruso-ucraniana
1. Es posible que Vladimir Putin no pueda alcanzar los objetivos que se ha fijado, lo que pondría a Rusia en una situación difícil. El objetivo del ataque de Putin era resolver por completo la cuestión ucraniana y desviar la atención de la crisis interna de Rusia derrotando a Ucrania con una guerra relámpago, sustituyendo a sus dirigentes y alimentando un gobierno prorruso. Sin embargo, la guerra relámpago ha fracasado y Rusia no está en condiciones de sostener una guerra prolongada y los altos costes que conlleva. El estallido de una guerra nuclear pondría a Rusia en total antagonismo con el resto del mundo y, por tanto, no se podría ganar. La situación dentro y fuera del país también es cada vez más desfavorable. Incluso si el ejército ruso consiguiera ocupar Kiev, la capital de Ucrania, e instaurar un gobierno títere con un gran coste, esto no significaría la victoria final. En este momento, la mejor opción de Putin es terminar decentemente la guerra mediante conversaciones de paz, lo que requiere que Ucrania haga concesiones sustanciales. Sin embargo, lo que no se puede conseguir en el campo de batalla también es difícil de lograr en la mesa de negociaciones. En cualquier caso, esta acción militar es un error irreversible.
2. El conflicto puede intensificarse aún más, y no se puede excluir la posible participación de Occidente en la guerra. La escalada de la guerra sería costosa, pero es poco probable que Putin se rinda fácilmente dado su carácter y poder. La guerra ruso-ucraniana podría ir más allá de Ucrania, e incluso podría incluir la posibilidad de un ataque nuclear. Si esto ocurriera, Estados Unidos y Europa no podrían mantenerse al margen del conflicto, lo que desencadenaría una guerra mundial, si no una guerra nuclear. El resultado sería una catástrofe para la humanidad y un enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia. Esta confrontación final, ya que el poder militar de Rusia no puede rivalizar contra la OTAN, sería aún peor para Putin.
3. Aunque Rusia consiga apoderarse de Ucrania en una apuesta desesperada, seguirá siendo una « patata caliente » política. Rusia soportaría entonces una pesada carga y se vería desbordada. En estas circunstancias, independientemente de que Volodymyr Zelensky esté vivo o no, lo más probable es que Ucrania establezca un gobierno en el exilio para enfrentarse a Rusia a largo plazo. Rusia será objeto tanto de sanciones occidentales como de una rebelión en territorio ucraniano. El frente se alargará. La economía nacional será insostenible y acabará arrastrada. Este periodo no excederá de unos pocos años.
4. La situación política en Rusia puede cambiar o explotar en manos de Occidente. Tras el fracaso de la guerra relámpago de Putin, las esperanzas de una victoria rusa son escasas y las sanciones occidentales han alcanzado un nivel sin precedentes. Con los medios de subsitencia de la población gravemente afectados y las fuerzas antiguerra y anti-Putin reuniéndose, no se puede descartar la posibilidad de un motín político a gran escala en Rusia. Con la economía rusa al borde del colapso, sería difícil para Putin mantener una situación tan peligrosa, incluso excluyendo una derrota en la guerra ruso-ucraniana. Si Putin fuera expulsado del poder a causa de los disturbios civiles, un golpe de Estado o por cualquier otra razón, sería aún menos probable que Rusia se enfrentara a Occidente. Seguramente sucumbiría, o incluso se desmembraría aún más, y su estatus de gran potencia terminaría.
II. Análisis del impacto de la guerra ruso-ucraniana en el panorama internacional
1. Estados Unidos recuperaría el liderazgo en el mundo occidental y Occidente saldría más unido. En la actualidad, la opinión pública cree que la guerra de Ucrania significa el colapso total de la hegemonía de Estados Unidos, pero la guerra haría que Francia y Alemania, que querían separarse de Estados Unidos, volvieran a una arquitectura de defensa bajo la OTAN, destruyendo el sueño europeo de una diplomacia independiente y una autonomía estratégica. Alemania aumentaría drásticamente su presupuesto militar; Suiza, Suecia y otros países abandonarían su neutralidad. Si Nord Stream 2 queda en suspenso indefinidamente, la dependencia de Europa del gas natural estadounidense aumentaría inevitablemente. Estados Unidos y Europa formarían una comunidad más estrecha de futuros compartidos, y el liderazgo de Estados Unidos en el mundo occidental recibiría un nuevo impulso.
2. La « cortina de acero » volvería a caer, no sólo desde el Báltico hasta el Mar Negro, sino de forma más general en un enfrentamiento final entre el campo dominado por Occidente y sus competidores. Occidente trazará la línea entre las democracias y los Estados autoritarios, definiendo la división con Rusia como una lucha entre la democracia y la dictadura. La nueva cortina de acero ya no se dibujará entre los dos campos del socialismo y el capitalismo, y no se limitará a la Guerra Fría. Será una batalla a muerte entre los que están a favor y los que están en contra de la democracia occidental. La unidad del mundo occidental bajo la cortina de acero tendrá un efecto sifón sobre otros países: se consolidará la estrategia indo-pacífica de Estados Unidos y otros países como Japón se acercarán aún más a Estados Unidos, que formará un frente unido democrático de una magnitud sin precedentes.
3. El poder de Occidente crecerá significativamente, la OTAN seguirá expandiéndose y la influencia de Estados Unidos en el mundo no occidental aumentará. Después de la guerra ruso-ucraniana, sea como sea que Rusia logre su transformación política, debilitará significativamente las fuerzas antioccidentales en el mundo. El escenario que siguió a las convulsiones soviéticas y orientales de 1991 podría repetirse: las teorías sobre el « fin de la ideología » podrían resurgir, el resurgimiento de la tercera ola de democratización perdería impulso y más países del Tercer Mundo abrazarían a Occidente. Occidente ganaría más « hegemonía », tanto en términos de poder militar como de valores e instituciones. Su hard power y su soft power alcanzarán nuevas cotas.
4. En este contexto, China estaría más aislada. Por las razones anteriores, si China no toma medidas proactivas para responder, se enfrentará a una mayor contención por parte de Estados Unidos y Occidente. Una vez que caiga Putin, Estados Unidos ya no se enfrentará a dos competidores estratégicos, sino que sólo tendrá que encerrar a China en la contención estratégica. Europa se aislará aún más de China, Japón se convertirá en la vanguardia antichina, Corea del Sur caerá aún más en manos de Estados Unidos, Taiwán se sumará a la concordia antichina y el resto del mundo tendrá que elegir bando siguiendo una lógica de rebaño. China no sólo se verá rodeada militarmente por Estados Unidos, la OTAN, la Quad y la AUKUS, sino que también se enfrentará a los valores y sistemas occidentales.
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III. La elección estratégica de China
1. China no puede estar atada a Putin y debe desprenderse de él lo antes posible. En el sentido de que una escalada del conflicto entre Rusia y Occidente puede desviar la atención de Estados Unidos hacia China, ésta debería acoger la situación e incluso apoyar a Putin, pero sólo si Rusia no cae. Estar en el mismo barco que él tendrá un impacto en China si pierde el poder. A menos que Putin consiga ganar con el apoyo de China, una perspectiva sombría en este momento, China no tiene la influencia necesaria para apoyar a Rusia. Una de las leyes de la política internacional es que « no hay aliados eternos ni enemigos perpetuos », sino que « nuestros intereses son eternos y perpetuos ». En las actuales circunstancias internacionales, China sólo puede salvaguardar sus propios intereses, elegir el mal menor y deshacerse de la carga que representa Rusia lo antes posible. En la actualidad, se estima que hay una ventana de una o dos semanas antes de que China pierda su margen de maniobra. China debe actuar de manera decisiva.
2. Debe evitar jugar en los dos bandos al mismo tiempo, renunciar a ser neutral y elegir la posición dominante en el mundo. En la actualidad, China ha intentado no ofender a ninguno de los dos bandos y ha adoptado un punto intermedio en sus declaraciones y opciones internacionales, incluida la abstención de voto en el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin embargo, esta posición no satisface las necesidades de Rusia y ha enfurecido a Ucrania, sus partidarios y simpatizantes, poniendo a China en el lado equivocado de gran parte del mundo. En algunos casos, la neutralidad aparente es una opción sabia, pero no se aplica a esta guerra, en la que China no tiene nada que ganar. Dado que China siempre ha defendido el respeto a la soberanía nacional y la integridad territorial, sólo puede evitar un mayor aislamiento poniéndose del lado de la mayoría de los países del mundo. Esta posición también favorece la resolución de la cuestión de Taiwán.
3. China debe lograr el mayor avance estratégico posible y no quedar más aislada por Occidente. Separarse de Putin y abandonar la neutralidad ayudará a construir la imagen internacional de China y facilitará sus relaciones con Estados Unidos y Occidente. Aunque es difícil y requiere una gran sabiduría, es la mejor opción posible para el futuro. La opinión de que un conflicto geopolítico en Europa desencadenado por la guerra de Ucrania retrasará significativamente el pivote estratégico de EE.UU. de Europa a la región Indo-Pacífica no puede tratarse con excesivo optimismo. Ya hay voces en EE.UU. que dicen que Europa es importante, pero que China lo es más, y que el objetivo principal de EE.UU. es evitar que China se convierta en la potencia dominante en la región Indo-Pacífica. En estas circunstancias, la principal prioridad de China es realizar los ajustes estratégicos pertinentes, para cambiar las actitudes hostiles de Estados Unidos hacia ella y salvarse del aislamiento. La clave es evitar que Estados Unidos y Occidente impongan sanciones conjuntas a China.
4. China debe evitar el estallido de guerras mundiales y nucleares y hacer contribuciones insustituibles a la paz mundial. Como Putin ha pedido explícitamente a las fuerzas estratégicas de disuasión de Rusia que entren en un estado de preparación especial para el combate, la guerra ruso-ucraniana podría volverse incontrolable. Una causa justa atrae mucho apoyo, una causa injusta encuentra poco. Si Rusia instiga una guerra mundial o incluso una guerra nuclear, seguramente pondrá al mundo en vilo. Para demostrar su papel de gran potencia responsable, China no sólo no puede ponerse del lado de Putin, sino que debe tomar medidas concretas para evitar su eventual aventurerismo. China es el único país del mundo con esa capacidad y debe aprovechar al máximo esta ventaja única. Detener el apoyo chino a Putin pondrá probablemente fin a la guerra, o al menos evitará que se intensifique. Como resultado, China recibirá seguramente muchos elogios internacionales por mantener el mundo en paz, lo que podría ayudarle a evitar el aislamiento, pero también a encontrar una oportunidad para mejorar sus relaciones con Estados Unidos y Occidente.